¿Hubo períodos de paz durante el Antiguo Egipto? La respuesta podría estar en la pareja real más poderosa
Durante casi cuatro décadas, Amenhotep III y su gran esposa real, Tiye, gobernaron juntos en una época de paz y prosperidad en el antiguo Egipto.

El largo reinado de Amenhotep III y su gran esposa real, Tiye, fue una época dorada para Egipto. Gobernando juntos durante 38 años, la pareja supervisó un vasto y próspero imperio desde aproximadamente 1391 hasta 1353 a. C., durante la XVIII dinastía egipcia. La riqueza llegaba a raudales desde Nubia y el Levante, financiando una nueva era de construcción de monumentos y expresión artística.
El reinado de Amenhotep III es uno de los mejor documentados del antiguo Egipto. Su padre, Tutmosis IV, le legó un reino rico y extenso en el apogeo de su poder e influencia. El imperio de Amenhotep se extendía a lo largo de 1900 kilómetros, desde el Éufrates, en la actual Siria, hasta la cuarta catarata del Nilo, en el actual Sudán.
Al principio de su reinado, Amenhotep llevó a cabo exitosas campañas militares contra Nubia, una tierra rica en oro; tras reclamar este nuevo territorio para Egipto, su reinado fue en gran medida pacífico, lo que permitió a Egipto enriquecerse y alcanzar el bienestar.

El gran templo de Amenhotep III en Luxor sigue siendo uno de los templos mejor conservados y más admirados de Egipto.
Este reinado plácido se convertiría en un regalo para los arqueólogos e historiadores actuales debido a la gran cantidad de documentos y registros que dejó. Los primeros años del rey quedaron documentados a través de una serie de escarabajos de esteatita que proclamaban los éxitos e hitos de Amenhotep.
Durante su reinado, Amenhotep III y Tiye construyeron hasta 250 estructuras gigantescas: palacios, complejos funerarios, templos y monumentos, todos ellos decorados con obras de arte atemporales que narraban la historia del reinado del rey. Las tres celebraciones del jubileo del rey quedaron documentadas con todo lujo de detalles.
La pareja real también llevó un registro minucioso de sus interacciones con potencias extranjeras. Los estudiosos se basan en las Cartas de Amarna, un rico tesoro de correspondencia que detalla las negociaciones y los asuntos entre Egipto y sus aliados. Gracias a estos relatos detallados, existe una imagen de esta época y este lugar más clara que la de casi cualquier otra del antiguo Egipto, y las vidas de Tiye y Amenhotep pueden verse con más claridad que las de cualquier otra pareja de la realeza egipcia.
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Una procesión transporta las figuras de Amenhotep III y la reina Tiye en trineos. Tumba del sacerdote Ameneminet, XVIII dinastía.
El ascenso al trono de Amenhotep III
Tras gobernar durante unos nueve años, el faraón Tutmosis IV consiguió valiosas alianzas que enriquecieron a Egipto antes de su muerte. Los estudiosos no se ponen de acuerdo sobre la edad exacta de Amenhotep III cuando sucedió a su padre como faraón; muchos creen que aún era un niño, de entre siete y doce años.
Como el nuevo faraón era tan joven, su madre, la reina Mutemwiya, segunda esposa de Tutmosis IV, actuó como regente. Más adelante en su reinado, Amenhotep mandaría tallar en las paredes del templo de Luxor la historia de su concepción divina: el dios Amón-Ra, en forma del faraón Tutmosis IV, visita a la reina Mutemwiya mientras duerme. Cuando ella se despierta, Amón-Ra anuncia: “Amenhotep, gobernador de Tebas, es el nombre del niño que he colocado en tu vientre. Él ejercerá bien la realeza en todo el país”.

Un escarabajo conmemorativo de piedra emitido por Amenhotep III difundió la noticia de sus exitosas cacerías de leones. Museo Británico, Londres
Los arqueólogos tienen la suerte de contar con muchos amuletos escarabajos producidos durante el reinado de Amenhotep para conmemorar acontecimientos especiales. Tallados en esteatita, muchos de estos objetos con forma de insecto presentan inscripciones que proclaman las grandes hazañas de Amenhotep III y también proporcionan información sobre los hitos de su reinado. Se han encontrado más de 200 en yacimientos de todo el imperio egipcio. Un conjunto de amuletos describe una exitosa caza de toros salvajes:
En el segundo año del reinado de Su Majestad, el Horus Viviente, el poderoso Toro, coronado con Maat, el establecedor de las Leyes, el Pacificador de las Dos Tierras, el Poderoso en el brazo (o en el muslo), el que golpea a los nómadas, el hijo de Ra, Amenhetep, gobernador de Tebas, dador de vida (la Mujer del Rey, la Grande, [siendo] Tiye, viviente como Ra, ocurrió algo maravilloso gracias a Su Majestad.
La vívida descripción de cómo el faraón y su ejército mataron a docenas de toros salvajes no solo transmitía un mensaje de su destreza y fuerza, sino también una sutil advertencia de que el nuevo rey aplastaría a cualquier estado vasallo que intentara rebelarse.

Amenhotep III (centro) y Tiye sentados mientras dos de sus hijas (derecha) agitan sonajeros. Placa de cornalina, XVIII dinastía.


Jarra de kohl con los nombres de Amenhotep III y Tiye. Museo del Louvre, París.
Los arqueólogos también han utilizado estos escarabajos para determinar cuándo se casaron Amenhotep y Tiye. Se crearon otra serie de amuletos solo para conmemorar el acontecimiento. Se han recuperado 56, y cada uno de ellos proclama la unión real con alegría y reverencia. En ellos se nombra a su padre, Yuya, y a su madre, Tuya.
Aunque los estudiosos siguen debatiendo las funciones y los orígenes exactos de los padres de Tiye, hay consenso en que eran una familia noble y que creció en la corte. Prometida al rey a una edad temprana, Tiye recibió una buena educación para prepararse para la vida como reina. Parece que era una persona culta y tenía su propia biblioteca.
La unión de toda la vida entre Amenhotep y Tiye dio lugar al nacimiento de al menos seis hijos: cuatro hijas, Sitamun, Henuttaneb, Isis y Nebetah; y dos hijos, Tutmosis y Amenhotep. Los escarabajos matrimoniales no indican el año exacto de la boda, pero los escarabajos con forma de toro muestran que la pareja se casó durante el segundo año de reinado de Amenhotep. También muestran que, poco después de la boda, Tiye fue nombrada Gran Esposa Real.
Tiye fue la gran esposa real
Los faraones egipcios podían tener muchas esposas, y la gran esposa real era la principal de ellas. Amenhotep construyó un harén, pero su relación con Tiye fue diferente desde el principio. Los historiadores han descubierto que ella ejercía una gran influencia en la corte, algo inusual para una mujer de la época. Su nombre aparecía en actos oficiales, incluido el anuncio del matrimonio de Amenhotep con una princesa extranjera.
En el décimo año de su reinado, Amenhotep había solicitado repetidamente una hija al rey de Mitanni, en el norte de Mesopotamia, y finalmente se envió a Egipto a una princesa cargada de regalos y con un gran séquito. Para conmemorar su llegada, se acuñó otra serie de escarabajos, uno de los cuales decía:
La gran reina Tiye... maravillas que fueron llevadas a su majestad, la hija de Suttarna, gobernante de Naharin [Mitanni]. Giluk(h)epa y las damas principales de su harén: 317 mujeres.
La reina Tiye anunció a la nueva esposa del rey, Gilukhepa. Aunque el faraón se casaría posteriormente con una princesa de Arzawa, dos de Babilonia y otras dos de Mitanni, ninguna de ellas alcanzó nunca el estatus ni el poder de Tiye.
A menudo, los nombres de estas princesas extranjeras se han perdido en los registros, mientras que la presencia de Tiye, la gran esposa real, se reitera en las fuentes, sin dejar lugar a dudas sobre qué mujer ostentaba el poder en Egipto. Un año después de la llegada de Gilukhepa, otro escarabajo anunció el importante regalo que el faraón había ofrecido a su gran esposa real, Tiye: un lago artificial construido cerca de su ciudad natal:
Amenhotep, gobernante de Tebas, dio vida a la gran esposa real Tiye, que viva, cuyo padre se llama Yuya y cuya madre se llama Tuya. Su majestad ordenó la construcción de una cuenca para la gran esposa real Tiye, que viva, en su ciudad de Djarukha.
Reparto del poder entre Amenhotep III y Tiye
El estudio de las obras de arte creadas durante el reinado de Amenhotep muestra cómo la influencia de Tiye fue creciendo con los años. Las primeras representaciones la muestran como una mujer menuda; en las posteriores, Tiye es más alta y su vestimenta más ornamentada. En las estatuas de la pareja real, ella y Amenhotep tienen la misma altura, lo que simboliza una relación de igualdad.

El faraón incluía a su esposa en los asuntos de gobierno, tanto nacionales como internacionales. Se han encontrado varios sellos, que se utilizaban para sellar papiros, con su cartucho real.
Los historiadores que estudian las Cartas de Amarna, una colección de correspondencia entre los líderes egipcios y sus aliados, han encontrado referencias de líderes extranjeros que mencionan a la reina Tiye por su nombre y reconocen su habilidad e intelecto. Los escritos de la reina demuestran que es posible que estudiara idiomas extranjeros; su correspondencia con el rey Tushratta de Mitanni parece indicar que sabía acadio.

A lo largo de sus 38 años de reinado, Amenhotep celebró tres jubileos e hizo que Tiye participara en estos rituales, que según los estudiosos representaban la unificación de Egipto y servían para reforzar el poder de los gobernantes. Tiye fue la primera reina en participar en estas celebraciones. A partir del año 30 del reinado de Amenhotep, las esculturas que los representan juntos los muestran a ambos notablemente jóvenes, lo que refleja el milagroso rejuvenecimiento que se cree que se deriva del jubileo.
La exitosa colaboración entre Amenhotep y su reina sentó las bases sobre las que el faraón encargó la construcción de grandes monumentos, templos, parques públicos y palacios.
Quizás el más magnífico fue su templo funerario, construido en la orilla occidental del Nilo, cerca de Tebas (la actual Luxor). Más grande que cualquier otro complejo faraónico, poco queda de la enorme estructura, que fue dañada por un terremoto aproximadamente un siglo después de su muerte. Los faraones posteriores saquearon el yacimiento de sus estatuas y piedras para construir sus propios monumentos, y las inundaciones del Nilo lo dañaron aún más.
Dos enormes estatuas de Amenhotep III siguen en pie en la antigua entrada del yacimiento, mientras los arqueólogos han iniciado nuevas excavaciones para revelar el antiguo esplendor del templo.

El poder compartido entre Tiye y su esposo se representa en un relieve en la tumba del mayordomo de Tiye, Kheruef, en El Assasif, parte de la necrópolis tebana. Tiye aparece junto al faraón sentado en una plataforma elevada; debajo se encuentran los pueblos sometidos de los estados conquistados por Egipto. La imagen pretende representar el poder supremo del faraón como monarca del universo. En los relieves laterales del trono de la reina, dos prisioneras aparecen esposadas para enfatizar la igualdad de la reina con su esposo y su gobierno compartido. Tiye incluso aparece en forma de esfinge aplastando a los enemigos de Egipto, un motivo clásico utilizado para representar a los gobernantes masculinos como triunfantes.
La muerte del rey y la reina
Amenhotep III murió en 1353 a. C. y su tumba (ahora identificada como WV22) se encuentra en el Valle de los Reyes. Tras su muerte, Tiye recibió cartas de gobernantes extranjeros, como Tushratta de Mitanni, expresando sus condolencias y asegurando sus lazos con el nuevo monarca, Amenhotep IV, hijo del difunto faraón y de Tiye, que más tarde cambió su nombre por el de Akenatón cuando impuso reformas religiosas en todo Egipto.
Tiye vivió más que su esposo, pero los estudiosos no saben por cuántos años. Su tumba no ha sido identificada, aunque sí lo han sido su momia y la de su esposo. La tumba de Amenhotep fue saqueada poco después de su muerte, pero los sacerdotes trasladaron su momia en la antigüedad para protegerla de los ladrones.
En 1898, los estudiosos encontraron la momia del faraón escondida en KV35, la tumba de su abuelo Amenhotep II. Allí también se escondían otras momias reales, entre ellas la de una mujer no identificada con el cabello suelto. Conocida hasta hace poco como la Dama Mayor, se ha confirmado mediante análisis de ADN que la momia es la reina Tiye, reunida en la muerte con su esposo.