
El hallazgo que demostró que este dinosaurio tenía 500 dientes y los reemplazaba cada dos semanas
El molde del cráneo del Nigersaurus. Su cráneo fósil fue uno de los primeros cráneos de dinosaurio reconstruidos digitalmente a partir de tomografías computarizadas.
¿Qué dinosaurio tenía 500 dientes y los reemplazaba todos cada 14 días? Con 15 veces más dientes que los 32 que tiene el ser humano, el Nigersaurus taqueti cortaba la vegetación baja con sus dientes como si fuera una cortadora de césped, explicó el paleontólogo y Explorador de National Geographic Paul Sereno a National Geographic pocos años después de que él y sus colegas lo describieran y nombraran por primera vez.
Con un peso similar al de un elefante africano adulto, este dinosaurio habría pesado unas dos toneladas y medido unos 9 metros de largo desde la nariz hasta la punta de la cola. Este herbívoro vagaba por las tierras bajas del oeste de África hace unos 105 millones de años, en lo que hoy es la República de Níger.
(Podría interesarte: Hay un 50 % de probabilidades de que la galaxia Andrómeda choque con la Vía Láctea)
El Nigersaurus fue una de las criaturas herbívoras más eficaces que jamás hayan existido. Esto es lo que hay que saber sobre él y su forma de vida.
Cuándo descubrieron al Nigersaurus taqueti, el dinosaurio que tenía 500 dientes
Los huesos del Nigersaurus llamaron la atención de los paleontólogos por primera vez a mediados del siglo XX. Entre 1965 y 1972, el paleontólogo francés Philippe Taquet utilizó informes fósiles anteriores para confirmar los supuestos yacimientos óseos en Níger. Su búsqueda reveló múltiples especies prehistóricas nuevas para la ciencia, como el dinosaurio Ouranosaurus, con lomo en forma de vela y pico de pato, y el cocodrilo Sarcosuchus, similar al gavial.
Un yacimiento, Gadofaoua, era especialmente prometedor y estaba repleto de huesos de grandes dinosaurios. Taquet no los describió en detalle ni les dio nombre, ya que había muchos otros fósiles en la zona que estudiar. Los huesos tendrían que esperar 30 años para que otro equipo de paleontólogos los excavara más a fondo.

Los científicos revelan el esqueleto reconstruido del Nigersaurus en el escenario durante una rueda de prensa en National Geographic. Descubierto en 1999, los huesos ensamblados muestran que era un extraño herbívoro. Los investigadores crearon una representación escultórica de cómo creen que era la cabeza distintiva del dinosaurio. Los científicos también hicieron moldes de las reconstrucciones de los huesos para ensamblarlos en la forma adecuada.
En 1997, un equipo de campo organizado por Sereno, que también es Explorador de National Geographic, redescubrió los huesos en Gadofaoua. “La localidad es bastante remota, y las temperaturas y las arenas movedizas hacen que sea un lugar difícil para trabajar”, sostiene el paleontólogo de la Universidad de Míchigan Jeff Wilson Mantilla, que ayudó a bautizar al Nigersaurus.
Cada fragmento óseo era extremadamente delicado. Algunos eran tan finos que la luz podía atravesarlos. Pero tras una cuidadosa excavación, preparación y estudio, quedó claro que el saurópodo de Taquet era un dinosaurio nuevo, diferente a todos los vistos hasta entonces.
En 1999, Sereno, Wilson Mantilla y sus colegas presentaron una descripción científica del herbívoro y lo bautizaron como Nigersaurus taqueti en honor a su país de origen y a Taquet. Los hallazgos realizados al año siguiente completaron aún más el esqueleto, lo que demostró que el Nigersaurus era un pariente muy inusual de dinosaurios como el Diplodocus.
Cómo era el Nigersaurus
Los expertos encontraron múltiples huesos de Nigersaurus en el yacimiento, incluidos huesos del cuello aún conectados entre sí y una mezcla de varios huesos del cráneo.
“Los huesos del cráneo tenían un aspecto tan extraño que era difícil identificar qué elemento estábamos viendo”, recuerda Wilson Mantilla.
Los paleontólogos han seguido estudiando el Nigersaurus y cómo vivía. Sus ojos estaban situados en la parte superior del cráneo, lo que puede haberle proporcionado al herbívoro campos visuales superpuestos para vigilar mejor a los carnívoros que lo acechaban. Un estudio de los huesos de las extremidades del dinosaurio indicó además que tenía paredes delgadas en comparación con los huesos de las extremidades de los grandes mamíferos.
Los sacos aéreos que invadían y rodeaban algunos de los huesos del Nigersaurus, similares a los que se encuentran en las aves y que hacen que sus huesos sean huecos, ayudaban a mantener al dinosaurio lo suficientemente ligero como para que no necesitara huesos voluminosos para soportar su peso, como ocurre con los grandes mamíferos.
Tener huesos huecos sostenidos por sacos aéreos fue una de las características clave que permitió a dinosaurios como el Nigersaurus alcanzar un gran tamaño.

Los dinosaurios Lurdusaurus y Nigersaurus aparecen en una recreación de África occidental hace unos 115 millones de años. Se sabe que el Nigersaurus se alimentaba de vegetación cercana al suelo.
Por qué este dinosaurio tenía tantos dientes
Aunque todos los dinosaurios reemplazan sus dientes a lo largo de su vida, el proceso del Nigersaurus era único. A medida que se forman los dientes de los dinosaurios, se marcan con pequeñas líneas que se forman cada día.
“Contar esas líneas indica la edad de los dientes”, explica Wilson Mantilla. El recuento en el Nigersaurus indicó que cada uno de sus dientes se sustituía cada dos semanas, señala, con siete sustituciones formándose detrás del diente expuesto en cualquier momento.
La forma de las mandíbulas del dinosaurio ofrecía una pista sobre su rendimiento dental superior. El hocico del Nigersaurus era cuadrado, como una aspiradora. Los hocicos cuadrados son comunes entre los animales que pastan cerca del suelo, lo que sugiere que el Nigersaurus también lo hacía.
“Su boca parece diseñada para mordisquear en lugar de masticar”, dijo Sereno en una entrevista con National Geographic en 2007. Los patrones de desgaste sugieren que los dientes del Nigersaurus se deslizaban entre sí como unas tijeras.
Las hierbas de crecimiento bajo suelen ser difíciles de comer. Las plantas como las colas de caballo contienen un material duro y cristalino llamado sílice, y la vegetación que crecía cerca del suelo también tendría mucha arena u otras partículas, detalla Wilson Mantilla. Alimentarse de tanta fibra habría desgastado los dientes del dinosaurio muy rápidamente, por lo que habría evolucionado para reemplazar sus dientes rápidamente.
Los expertos aún tienen mucho que aprender sobre el Nigersaurus y cómo evolucionó para diferenciarse de otros dinosaurios herbívoros. El estudio de este inusual animal podría ayudar a los expertos a comprender mejor cómo se extendieron por todo el planeta y prosperaron durante tantos millones de años. Con el tiempo, los huesos que comenzaron como misterios en el desierto podrían desvelar nuevos enigmas paleontológicos.
¿Cómo lograron los investigadores reconstruir el Nigersaurus?
Los paleontólogos descubrieron los huesos de muchos Nigersaurus individuales en Gadofaoua, pero ningún esqueleto completo. Sin embargo, gracias a la tecnología de vanguardia, Wilson Mantilla y sus colegas pudieron realizar escaneos digitales de los huesos de Nigersaurus recogidos en 2007 y ajustarlos a la misma escala para crear una reconstrucción. Fue una de las primeras veces que los paleontólogos utilizaron tomografías computarizadas para reconstruir la anatomía del cráneo de uno de estos animales antiguos.
Las tomografías computarizadas también revelaron la anatomía y la posición del oído interno del dinosaurio, lo que nos muestra cómo los animales mantienen la cabeza y equilibran el cuerpo. En el caso del Nigersaurus, el escaneo digital indicó que mantenía el hocico inclinado hacia el suelo. Los investigadores también descubrieron que la cavidad cerebral del Nigersaurus mostraba partes relativamente pequeñas del cerebro relacionadas con el olfato.
A partir de este descubrimiento, los investigadores pueden suponer que el Nigersaurus probablemente no era muy bueno para olfatear la presencia de carnívoros que se acercaban o para detectar dónde se encontraban las plantas más sabrosas. Pero eso no parece haber sido un problema para un dinosaurio que pasaba todo el día pastando.
La organización sin fines de lucro National Geographic Society, comprometida con dar a conocer y proteger las maravillas de nuestro mundo, financió el trabajo del Explorador de National Geographic Paul Sereno.
