Gatos naranjas: ¿Son realmente los más traviesos? La genética podría tener la respuesta
Los mejores datos científicos sobre el comportamiento de los felinos pelirrojos sugieren que, sí, puede que tengan algo especial.

Se dice que los gatos naranjas tienen personalidades raras. ¿Es eso cierto?
Colgarse de las lámparas, salir catapultado de las encimeras, molestar al perro, morderte las piernas inesperadamente... hay muchos comportamientos extravagantes asociados a los gatos naranjas, a menudo captados en redes sociales, cuyos dueños juran que son bobos, descuidados y, sin embargo, también amigables hasta el extremo.
Pero, científicamente hablando, ¿son los gatos naranjas realmente diferentes de los felinos de otros colores?
Para empezar, los gatos naranjas no son una raza, como los británicos de pelo corto o los siameses. Gatos de muchas razas, desde Maine Coons y munchkins hasta bobtails americanos y siberianos, pueden tener coloraciones naranjas. Por eso resulta tan extraño que muchas personas afirmen que su comportamiento trasciende la raza.
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A principios de este año, los científicos identificaron el gen responsable de la coloración naranja del pelaje de los gatos. Se llama ARHGAP36. Pero se sabe mucho menos sobre si la coloración naranja va acompañada de una serie de comportamientos o rasgos de personalidad.
En 2015, un pequeño estudio publicado en la revista Anthrozoös utilizó una encuesta anónima en línea para descubrir que la gente era al menos más propensa a atribuir el rasgo “amabilidad” a los gatos naranjas que a otros colores de gatos. Y un estudio más amplio publicado en la revista Journal of Veterinary Behavior ese mismo año también encontró cierto apoyo a la idea de que los gatos naranjas son únicos.
“Descubrimos que la mayoría de las diferencias están relacionadas con la raza, pero también con el color del pelaje”, comenta Carlo Siracusa, científico clínico de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad de Pensilvania y autor principal del estudio.
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Los gatos de color lila, por ejemplo, eran más juguetones y más propensos a sufrir ansiedad por separación. Los pintos, o con manchas blancas, presentaban una menor vocalización. Y los gatos de color carey eran menos agresivos con los perros.
Pero, ¿los gatos naranjas?
“Es interesante que menciones que los naranjas son más extrovertidos y sociables, porque en realidad, descubrimos lo contrario”, dice Siracusa. “Eran más propensos a mostrar agresiones relacionadas con el miedo hacia personas desconocidas”. Los gatos naranjas también mostraron un mayor interés por las presas.
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Profundizando en la ciencia de los gatos naranjas
Aunque la investigación de Siracusa puede ser una de las mejores que tenemos a la hora de atribuir cualquier comportamiento a los colores de los gatos, se apresura a matizar los resultados.
"Nuestra evaluación se hizo a través de preguntas enviadas a los propietarios. No se hizo mediante observación directa", detalla. “Cada vez que se utiliza un cuestionario, se asume el riesgo de sesgo, porque se pregunta a la gente lo que piensa sobre algo”.
Por lo tanto, puede que la idea de que los gatos naranjas son más atrevidos sea tan prominente que el sesgo esté apareciendo en los estudios.
Pero incluso sabiendo esto, Siracusa afirma que los prejuicios suelen basarse en la experiencia. Y como alguien que está con gatos con regularidad, tiene sus propias creencias basadas en la experiencia, como que los machos son más extrovertidos que las hembras.
“Mi percepción en sí misma, en este punto, es un prejuicio”, se ríe.
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Lo que la ciencia ha descubierto sobre el comportamiento de los gatos naranja
Incluso sin un estudio concluyente que relacione el color naranja de un gato con su personalidad, hay indicios de una relación biológica.
¿Recuerdas el gen ARHGAP36 que proporciona la coloración naranja? Pues está ligado al cromosoma X. Esto explica por qué los gatos naranjas tienen más probabilidades de ser machos, informan los autores en el estudio publicado en Current Biology.
Las gatas tienen dos cromosomas X. Y eso significa que deben poseer dos copias del gen para producir la coloración naranja. Pero los machos, que tienen cromosomas XY, solo necesitan una copia del ARHGAP36 para desarrollar coloraciones anaranjadas. Quizá sea esta la verdadera respuesta a la rareza de los gatos naranjas: Siracusa tiende a pensar que, en general, los gatos macho son más extrovertidos.
Pero aquí es donde las cosas se ponen interesantes.
A medida que los científicos aprenden más sobre los genes y cómo influyen en el desarrollo, se han dado cuenta de que un gen determinado suele estar relacionado con una serie de rasgos posteriores. Por ejemplo, las personas pelirrojas tienen una variante del gen del receptor de melanocortina-1 (MC1R), que también puede estar relacionado con una mayor tolerancia al dolor y una menor eficacia de la anestesia.
Ahora, en estudios realizados en humanos y ratones, el gen ARHGAP36 se expresa en el cerebro y en las glándulas hormonales. Y lo que es aún más interesante, las células que dan color al pelo o a la piel, conocidas como células pigmentarias, comienzan su desarrollo en las células de la cresta neural de un embrión.
Estas células también pueden “diferenciarse en neuronas y células endocrinas que producen catecolaminas, conocidas por controlar la actividad y la excitabilidad”, explica Hiroyuki Sasaki, profesor emérito y genetista de la Universidad de Kyushu (Japón), en un correo electrónico.
“Por tanto, parece posible que la mutación del ADN en el gen pueda causar cambios en el temperamento y el comportamiento”, señala Sasaki, autor principal del estudio. “Me gustaría subrayar, sin embargo, que se trata sólo de una especulación”.
Los gatos también son individuos
Aunque existiera algún fundamento científico para el comportamiento de los gatos naranja, subrayan los científicos, siempre habría excepciones a las reglas.
“Esto es lo que vemos en las clínicas todos los días”, dice Siracusa, que comenta que los clientes le dicen con frecuencia que eligieron una mascota de determinada raza o color por su comportamiento prescrito. “Y luego tienen un animal que se comporta de forma totalmente opuesta, y se quedan impactados”, sostiene.
Con casi 74 millones de gatos de compañía solo en Estados Unidos, cabe preguntarse cómo es posible que algo siga siendo un misterio sobre estos animales de compañía.
Pero las cuestiones que no están relacionadas con problemas urgentes de salud humana o animal a menudo se pasan por alto y no reciben suficiente financiación, reconoce Sasaki.
“Nuestro mundo sigue lleno de misterios, y hay tantas preguntas sin respuesta a nuestro alrededor, incluidas las que pueden parecer muy sencillas”, finaliza el genetista.
