
Pitones vs. anacondas: similitudes y diferencias entre las serpientes más grandes del mundo
Una serpiente pitón reticulada (Python reticulatus o Malayopython reticulatus, como también se la conoce) fotografiada en Misamis Oriental, en Filipinas, en el Sudeste Asiático.
Probablemente hayas oído hablar de serpientes que se comen caimanes, e incluso de especies que se han tragado a una persona. Estas situaciones se producen debido a las características únicas que poseen ciertos tipos de serpientes, y que les permiten alimentarse de grandes animales. Es el caso de aquellas que forman parte de la familia Pythonidae, como las pitones, y de las serpientes de la familia Boidae, como las diversas especies de anacondas.
Grandes y fuertes, se parecen en muchos aspectos, pero también tienen enormes diferencias que hacen de pitones y anacondas animales únicos.
Para saber más sobre estos enormes animales, National Geographic habló con Lucas Simões, biólogo y técnico en manejo de animales del Instituto Butantan (una institución brasileña de investigación científica que estudia reptiles, anfibios y otros animales desde 1901 y que pertenece al gobierno del estado de São Paulo).

En la foto, una anaconda verde (Eunectes murinus), especie muy común en la Amazonia, que se encuentra en otros países sudamericanos. Es considerada la serpiente más grande en masa corporal del mundo.
Conoce similitudes y diferencias entre pitones y anacondas
Las pitones pertenecen a la familia Pythonidae, que comprende varios géneros y especies ampliamente distribuidos por África, Asia y Oceanía. Algunos ejemplos notables son las siguientes especies: pitón reticulada (Python reticulatus), pitón de Birmania (Python bivittatus), pitón real (Python regius), pitón de alfombra (Morelia spilota) y pitón de labios blancos (Leiopython albertisii), entre otras, enumera la Enciclopedia Britannica, una plataforma de conocimiento.
Las anacondas, por su parte, pertenecen a la familia Boidae, que se encuentran más fácilmente en América. No son venenosas e incluyen géneros popularmente conocidos como las boas constrictoras (Boa constrictor) y las anacondas (género Eunectes), describe Britannica.
Entre estas serpientes, las anacondas destacan por su tamaño y masa muscular, con especies reconocidas como la anaconda verde (Eunectes murinus), la anaconda amarilla (E. notaeus), la anaconda boliviana (E. beniensis) y la anaconda de manchas oscuras (E. deschauenseei), entre otras.
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A continuación, conoce más detalles sobre lo que vincula y diferencia a estos reptiles gigantes de nuestro planeta.
1. Las pitones y las anacondas no son venenosas
El biólogo Lucas Simões explica que las pitones y las anacondas, a pesar de pertenecer a familias muy diferentes, tienen interesantes similitudes. “La principal similitud entre estos dos grupos de serpientes es el hecho de que ambas no son venenosas y tienen la capacidad de alimentarse de presas grandes”.
2. Tanto las pitones como las anacondas destacan por su gran tamaño
Además, Simões detalla que ambas especies se consideran grandes y se encuentran entre las serpientes más grandes del mundo en términos de longitud (pitones reticuladas) o masa corporal (en el caso de las anacondas verdes).
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Una pitón reticulada (Malayophyton reticulatus) ataca a un dragón de Komodo, un animal mucho más grande que ella, utilizando su método de constricción, en Phang Nga, Tailandia.
3. Las pitones y las anacondas pertenecen al grupo de las serpientes constrictoras
Una característica común entre estas especies es que ambas pertenecen a grandes familias de serpientes constrictoras (tanto la familia Pythonidae como la familia Boidae). En otras palabras, matan a sus presas por constricción.
Pitones y anacondas tienen similitudes físicas que les permiten matar y tragar animales grandes, incluidos mamíferos, aves y reptiles. Otras especies de estas familias también tienen esta capacidad, pero “las pitones reticuladas y las anacondas verdes son capaces de alimentarse de presas muy grandes, a menudo animales de un diámetro mucho mayor que el propio cuerpo de la serpiente”, dice Simões.
"Tras el golpe, enroscan rápidamente su cuerpo alrededor de la víctima y aplican una intensa fuerza muscular. Contrariamente a la creencia popular, el animal no muere por asfixia, sino principalmente por colapso circulatorio: la constricción interrumpe la circulación sanguínea, lo que provoca el paro cardíaco de la presa en pocos minutos", explica Simões.
Estas serpientes no tienen mandíbulas unidas como los mamíferos. En su lugar, "tienen los huesos mandibulares partidos, lo que les proporciona una abertura bucal extremadamente amplia. También hay un espacio considerable entre las costillas, que son flexibles, y entre las vértebras, lo que permite que el cuerpo se dilate significativamente al tragar la presa", describe el biólogo.

La anaconda verde (Eunectes murinus) es una serpiente no venenosa capaz de alimentarse de animales grandes como carpinchos e incluso caimanes.
4. Las pitones y las anacondas se reproducen de forma muy diferente
"Las dos especies presentan importantes diferencias taxonómicas, morfológicas y ecológicas. Las pitones tienen espolones pélvicos más prominentes y son ovíparas, lo que significa que ponen huevos", explica el experto.
“Las anacondas, en cambio, son ovovivíparas, lo que significa que incuban sus huevos durante siete meses y dan a luz a crías ya desarrolladas”, prosigue la fuente.
5. Las pitones y las anacondas habitan en lugares completamente distintos
Además, existe una clara separación geográfica: las especies de serpientes pitón no se dan de forma natural en Sudamérica. La pitón reticulada, por ejemplo, se encuentra más comúnmente en el sudeste asiático, en países como Indonesia, Vietnam y Papúa Nueva Guinea, según el sitio web Animal Diversity Web (ADW), una enciclopedia en línea mantenida por el Museo de Zoología de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos.
Por su parte, las anacondas son endémicas de Sudamérica, ocupando hábitats acuáticos como ríos, lagunas y llanuras aluviales, desde la cuenca del Orinoco en Colombia, pasando por la cuenca del Amazonas y el Pantanal en Brasil, hasta regiones de Venezuela, Perú, las Guayanas, Bolivia, Paraguay y Argentina.
