Ausentes durante mucho tiempo de la Patagonia argentina debido a la caza excesiva, los pumas han ...

Los pumas regresaron a la Patagonia y se encontraron con pingüinos: lo que sucedió después sorprendió a los científicos

Un experimento natural en un parque nacional de la Patagonia muestra cómo el regreso de un gran depredador puede remodelar un ecosistema.

Ausentes durante mucho tiempo de la Patagonia argentina debido a la caza excesiva, los pumas han regresado y han comenzado a cazar pingüinos de Magallanes locales, que normalmente no forman parte de la dieta de los grandes felinos. Un nuevo estudio muestra cómo esta tendencia está moldeando el comportamiento de los pumas.

Fotografía de Mitchell Serota
Por Meghie Rodrigues
Publicado 19 dic 2025, 17:13 GMT-3

Durante décadas, los pumas cazaban ovejas de los campos situados a lo largo de la costa argentina, y los ganaderos los cazaban sin piedad. Los pumas desaparecieron del paisaje. Luego, en 2004, los conservacionistas establecieron el Parque Nacional Monte León en la región. Como era de esperar, una vez que cesó la caza, los grandes felinos regresaron. Y cuando regresaron, encontraron un nuevo habitante en su antiguo territorio: los pingüinos de Magallanes.

Lo que los científicos no previeron fue que los pumas no solo cazarían pingüinos, sino que la llegada estacional de estas aves reorganizaría la forma en que estos famosos felinos solitarios se mueven, interactúan y cazan en el paisaje. Un nuevo estudio publicado en diciembre en la revista Proceedings of the Royal Society B documenta por primera vez este cambio en el comportamiento de los pumas y cuestiona nuestras suposiciones sobre lo que sucede cuando los grandes depredadores regresan a un ecosistema.

“Cuando comenzamos a renaturalizar la tierra, las especies que regresan pueden encontrar un sistema un poco diferente al que habitaban hace 100 años, y se adaptan a él”, explica Emiliano Donadio, director científico de la Fundación Rewilding Argentina y coautor del estudio.

Las cámaras trampa revelan la depredación de los pumas

En un principio, los investigadores no se propusieron estudiar esta relación única entre depredador y presa. El autor principal y ecólogo Mitchell Serota, entonces en la Universidad de California en Berkeley, colaboraba con la Fundación Rewilding Argentina para estudiar cómo responde la fauna silvestre cuando se eliminan las presiones humanas de las antiguas tierras ganaderas. “Fui a la Patagonia para comprender los resultados de la restauración en términos generales. Los pingüinos no eran en absoluto el objetivo original”, señala.

En 2023, Serota y sus colegas informaron de que los grandes felinos se alimentaban en realidad de estas aves. “Se conocía esa interacción, pero pensábamos que era menor”, reconoce. “Quizás solo afectaba a un puñado de individuos”.

El equipo instaló 32 cámaras trampa en todo el parque y rastreó a 14 pumas adultos (Puma concolor) con collares GPS entre septiembre de 2019 y enero de 2023. Al combinar esos datos con las observaciones de campo, los investigadores se dieron cuenta rápidamente de que los pumas se alimentaban de pingüinos con mucha más frecuencia de lo esperado.

“Detectábamos repetidamente pumas en las inmediaciones de la colonia de pingüinos”, recuerda Serota. “Fue entonces cuando quedó claro que no se trataba de una anécdota sin importancia. Era algo que determinaba cómo estos animales utilizaban el paisaje”.

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Se forma una nueva red trófica en la Patagonia

Dado que los pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus) pasan gran parte de su vida en el mar, son una presa inusual para un gran carnívoro terrestre cuya dieta se compone principalmente de mamíferos terrestres, como ciervos, guanacos y liebres. Pero durante su temporada de reproducción, aproximadamente de septiembre a abril, estas aves marinas se agrupan en tierra en grandes cantidades. En Monte León, más de 40 000 parejas reproductoras anidan a lo largo de una costa de unos dos kilómetros de longitud.

Para un puma, cuyo territorio puede abarcar cientos de kilómetros cuadrados, esto crea una situación extrañauna fuente de alimento extremadamente abundante, concentrada en un área muy pequeña y disponible solo durante parte del año. El equipo descubrió que la densidad de población se mantenía similar (alrededor de 13 felinos por cada 100 kilómetros cuadrados) independientemente de la presencia o ausencia de pingüinos. Por lo tanto, los pingüinos no provocaron un aumento en el número de pumas, sino que reorganizaron la forma en que estos felinos comparten el espacio.

Resulta que los pumas que se alimentan de pingüinos se comportan de manera muy diferente a los que prefieren otras dietas en la Patagonia. El estudio descubrió que los grandes felinos que se alimentan de aves compartían la misma zona con mucha más frecuencia que los que no lo hacen y no se atacaban entre sí tan a menudo como cabría esperar. “En otras palabras, los pumas que se alimentaban de pingüinos eran bastante tolerantes con la presencia de los demás”, detalla Donadio, que también es Explorador de National Geographic.

Esta tolerancia fue una sorpresa, dado el estereotipo solitario de los pumas. En la Patagonia, estos grandes felinos viven al aire libre, ya que son los principales depredadores. 

“A diferencia de África, no necesitan agruparse para derribar presas que duplican o triplican su tamaño. Y a diferencia de Norteamérica, no hay osos pardos, osos negros ni lobos, por lo que estos felinos no se esconden entre los árboles por la noche", afirma Jim Williams, que trabajó durante décadas como biólogo en Montana Fish, Wildlife and Parks y escribió sobre la relación entre las aves marinas y los grandes felinos en su libro Path of the Puma.

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    En Monte León, los pumas suelen visitar la colonia de pingüinos por las tardes para cazar.

    En Monte León, los pumas suelen visitar la colonia de pingüinos por las tardes para cazar.

    Fotografía de Gonzalo Ignazi

    Hasta cierto punto, tiene sentido que los pumas se abalanzaran sobre la nueva fuente de alimento, ya que los pingüinos son presas de bajo riesgo. “Los grandes felinos (leones, panteras, pumas) siempre cazan las fuentes de alimento más abundantes y vulnerables disponibles”, indica Williams, que no participó en el estudio actual. “Eso no es sorprendente desde el punto de vista ecológico ni es un comportamiento natural, pero sí lo es para las personas que no saben que los pingüinos y los pumas conviven”, añade.

    Sin embargo, los cambios de comportamiento son sorprendentes. “Tendemos a pensar que los pumas son extremadamente agresivos e intolerantes”, dice Donadio. “Pero cuando la comida es abundante y está concentrada, no hay necesidad de defenderla. Se vuelven más tolerantes socialmente”, añade.

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    Preguntas sin respuesta sobre el nuevo comportamiento de los pumas 

    Donadio agrega que, hasta ahora, los estudios sugieren que la colonia de pingüinos se ha mantenido estable o incluso ha aumentado desde la creación del parque. Lo que sigue sin estar claro es cómo los cambios en el comportamiento de los pumas provocados por los pingüinos se propagan por el resto del ecosistema, especialmente a los guanacos, los herbívoros dominantes de la Patagonia y la principal presa tradicional de los pumas.

    A pesar de los cambios de comportamiento documentados en el estudio, siguen sin resolverse algunas cuestiones importantes. Los investigadores aún desconocen cuántos pingüinos mata cada pumalo que dificulta evaluar el impacto a largo plazo de la depredación en la colonia, aunque el número de pingüinos en Monte León parece estable o en aumento hasta ahora. Tampoco pueden determinar aún si la alta densidad de pumas es una característica temporal o a largo plazo del ecosistema.

    Además, los investigadores aún tienen que averiguar las consecuencias ecológicas más amplias de los cambios en el comportamiento de los pumas provocados por los pingüinos. “Sabemos que la colonia de pingüinos ha cambiado dónde, cuándo y cómo los pumas obtienen su alimento, pero el siguiente paso es comprender las implicaciones ecológicas de ese cambio”, subraya Serota.

    Por ahora, los hallazgos sobre el comportamiento de los pumas demuestran que, cuando se le da espacio a la naturaleza, esta no siempre mira atrás, sino que improvisa. ”La restauración no significa volver a una instantánea histórica”, aclara Serota. “Las especies están regresando a ecosistemas que han cambiado drásticamente. Eso puede crear interacciones completamente nuevas”.

    La organización sin fines de lucro National Geographic Society, comprometida con dar a conocer y proteger las maravillas de nuestro mundo, financió el trabajo del explorador Emiliano Donadio.

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