¿Realmente hubo vida en Marte? El hallazgo científico que ofrece nuevos indicios sobre el pasado del planeta rojo

El rover Perseverance de la NASA encontró posibles indicios de vida antigua en rocas de Marte, lo que mantiene a los científicos despiertos por las noches.

Por Elizabeth Landau
Publicado 11 sep 2025, 11:04 GMT-3
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El rover Perseverance de la NASA tomó esta selfie el 23 de julio de 2024. A la izquierda del rover, cerca del centro de la imagen, se encuentra la roca con forma de punta de flecha apodada “Cheyava Falls”. La inspección preliminar de la roca sugirió que podría contener moléculas orgánicas, consideradas los componentes básicos de la vida. El rover perforó una muestra del núcleo de esa roca y ahora los científicos afirman que su composición química sugiere que Marte pudo haber albergado microbios antiguos. 

Fotografía de Composite NASA, JPL-Caltech, MSSS

El geólogo Michael Tice nunca había perdido el sueño por una roca marciana. Eso cambió cuando se sumergió en los datos de la formación rocosa Bright Angel de Marte, ubicada en un antiguo valle fluvial llamado Neretva Vallis.

Esta formación rocosa contiene la evidencia más convincente hasta la fecha de la posible existencia de vida antigua en el planeta rojo, según un nuevo análisis de las rocas exploradas por el rover Perseverance de la NASA publicado el 10 de septiembre en la revista Nature.

El resultado “es lo más cerca que hemos estado de descubrir vida antigua en Marte”, sostuvo Nicola Fox, administradora asociada de ciencia de la NASA, en una conferencia de prensa.

Se necesitan más investigaciones para confirmar que realmente existió vida allí, pero para científicos como Tice y su colaborador Joel Hurowitz, las rocas de Bright Angel plantean la posibilidad de que hace unos 3500 millones de años prosperaran microbios en el lodo submarino.

“Es bastante alucinante”, considera Tice, investigador científico de la Universidad Texas A&M y coautor del nuevo estudio. “Cuando Joel y yo empezamos a considerar seriamente la posibilidad de que la vida pudiera haber intervenido en la formación de estas cosas, esa noche me costó dormir”.

Las rocas de Bright Angel, en el extremo occidental del cráter Jezero, probablemente se depositaron en el fondo de un lago o río cuando el agua fluía libremente en un planeta que ahora está seco. Las pistas químicas encontradas en una roca apodada Cheyava Falls (o cataratas Cheyava, en español) sugieren que se produjo un tipo específico de reacción que, en la Tierra, suele estar relacionada con la vida microbiana.

“Es la primera vez que se observan procesos químicos compatibles con un origen biológico, aunque no sean una prueba definitiva”, explica Christian Schröder, físico del Instituto Max Planck de Investigación del Sistema Solar, que no participó en el estudio.

Qué encontró el rover Perseverance en Bright Angel 

A lo largo de Bright Angel, el Perseverance encontró motas verdosas que a los científicos les gusta llamar semillas de amapolanódulos” incrustadas en lutita rojiza. En esas motas destaca el mineral vivianita, que contiene fosfato de hierro.

Las cataratas Cheyava también contienen pequeñas formaciones anulares llamadasmanchas de leopardo”. El rover perforó una fina muestra de roca, apenas del tamaño del dedo meñique de un adulto, y utilizó su conjunto de instrumentos científicos para obtener más información. 

Los datos de la muestra, bautizada como Sapphire Canyon, revelan ahora que los bordes alrededor de las manchas también están formados por minerales oscuros de fosfato de hierro, y que las zonas interiores más claras están formadas por un mineral de sulfuro de hierro llamado greigita.

Lo más emocionante para la búsqueda de vida habría ocurrido a una escala aún más pequeña que las moléculas. En una reacción de oxidación-reducción o “reacción redox”, el material orgánico cedió electrones al hierro del lodo y dejó atrás estos otros minerales, la vivianita y la greigita.

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    Las cataratas Cheyava se encontraron en un antiguo lecho fluvial dentro de la región Bright Angel del cráter Jezero de Marte. Sus “manchas de leopardo” fueron noticia en 2024. Ahora, una muestra del núcleo recogida por Perseverance revela más información sobre la composición química de la roca.

    Fotografía de NASA, JPL-Caltech, MSSS

    En la Tierra, los microorganismos provocan reacciones como esta al consumir la materia orgánica y capturar la energía liberada en el proceso redox, con minerales formados como subproductos. Es algo parecido a cómo los humanos comen alimentos para obtener energía y también generan desechos.

    “Los lugares donde vemos que eso ocurre en la Tierra, en entornos sedimentarios a temperatura ambiente, esas reacciones suelen estar impulsadas por microbios”, detalla Hurowitz, geólogo de la Universidad de Stony Brook.

    Si los resultados de Cheyava Falls finalmente conducen a la prueba de la existencia de vida antigua en Marte, señala Tice, eso significa que dos planetas diferentes albergaron microbios que obtenían su energía por los mismos medios aproximadamente al mismo tiempo en un pasado lejano. Eso podría sugerir que la vida primitiva aprende a sobrevivir de esta manera independientemente de dónde se originó. “Creo que eso podría decirnos algo realmente profundo sobre cómo evoluciona la vida”, afirma.

    Cómo demostrar que se trataba de vida en Marte

    Demostrar que se ha encontrado de forma definitiva un signo de vida, o lo que los científicos denominan una biofirma, es una tarea científica enorme. Requiere múltiples líneas de evidencia, procedentes de diferentes instrumentos científicos, y una investigación exhaustiva del contexto geológico en el que podría haberse producido la señal biológica. Antes de llegar a una conclusión tan revolucionaria, se llevaría a cabo un enorme escrutinio y debate.

    La primera pregunta obvia es: ¿puede una fuente no biológica producir el mismo resultado?

    Las mismas reacciones redox descritas en el artículo sobre las rocas marcianas, con los mismos subproductos, pueden producirse sin la presencia de vida, pero solo en condiciones de alta temperatura. Una erupción volcánica podría explicar teóricamente algo así, sin necesidad de vida. Pero los autores del estudio creen que las condiciones no eran lo suficientemente calientes en este lugar concreto cuando las rocas parecen haber estado bajo el agua.

    “Si se tomara el lodo y la materia orgánica y se cocinaran, se podría obtener el mismo conjunto de minerales”, dice Hurowitz. “Pero hasta ahora, utilizando todas las herramientas a nuestro alcance, no vemos ninguna evidencia de que estas rocas se calentaran hasta las temperaturas necesarias para que se produjera esa reacción”.

    Es más, Tice señaló que si un flujo de lava masivo hubiera creado las manchas de leopardo, estas solo aparecerían en una sola capa, en lugar de en múltiples capas de la muestra del núcleo.

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    El rover Perseverance de la NASA utilizó su instrumento Mastcam-Z para observar el área alrededor de la muestra recogida de la roca de Cheyava Falls.

    Fotografía de Composite NASA, JPL-Caltech, ASU, MSSS

    Los científicos subrayaron que, para saber con certeza si la vida microbiana antigua era responsable de las semillas de amapola y las manchas de leopardo en Sapphire Canyon, sería necesario traer muestras de rocas marcianas a la Tierra para que los científicos pudieran utilizarlas en equipos de laboratorio más sofisticados y estudiarlas más a fondo. Sin embargo, el destino del programa de retorno de muestras de la NASA sigue siendo incierto.

    Mientras tanto, el rover Rosalind Franklin de la Agencia Espacial Europea también podría impulsar la historia de la vida en MartePerforará más profundamente la superficie del planeta rojo y analizará muestras del mismo. Las muestras de las capas más profundas del subsuelo estarían mejor conservadas del duro entorno de la superficie, señala Schröder, que colabora en el proyecto. El rover de la ESA, que lleva el nombre de una colaboradora clave en el descubrimiento de la doble hélice del ADN, se espera que se lance en 2028. China también espera lanzar una misión de retorno de muestras por las mismas fechas.

    Para descartar otras explicaciones distintas a la vida, los científicos también deben explorar más entornos de la Tierra que tengan características similares a las del antiguo Marte, reconoce Hurowitz, para ver si hay ejemplos de reacciones químicas similares que se produzcan sin la intervención de la biología. Estos podrían incluir los fondos de lagos, estuarios y otras zonas donde las rocas están sumergidas en agua.

    ¿Es esta la primera prueba posible de vida en Marte?

    La NASA anunció por primera vez el descubrimiento de la roca con forma de punta de flecha Cheyava Falls, llamada así por la cascada más alta del Gran Cañón, en julio de 2024. Con vetas blancas de sulfito de calcio, la roca tenía marcas químicas y estructuras que, hace miles de millones de años, podrían haber sido forjadas por la vida. Entre ellas se encontraban moléculas basadas en el carbono, fundamentales para la biología, pero que también podrían provenir de fuentes no biológicas.

    No es la primera vez que un rover marciano encuentra posibles indicios de habitabilidad antigua y condiciones que podrían apuntar a la existencia de vida. El rover Spirit de la NASA, por ejemplo, encontró un antiguo entorno de aguas termales en el cráter Gusev antes de quedarse atascado en la arena y perder el contacto. El rover Curiosity, que sigue funcionando hoy en día en el cráter Gale, encontró compuestos orgánicos en las lutitas de ese lugar.

    Pero los indicios reveladores de reacciones redox elevan este nuevo hallazgo por encima de las pistas ambientales que han encontrado otros rovers marcianos, subraya Schröder.

    En cuanto a si Cheyava Falls es la roca más interesante fuera de la Tierra, Hurowitz duda, pero añade: “Si tus intereses específicos son la astrobiología y la geobiología, esta es una candidata muy buena para ser tu roca favorita”.

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