
El asombroso hallazgo en Brasil que muestra cómo el cerebro de los pterosaurios creó una nueva forma de volar
Reconstrucción de un paisaje del final del Triásico (hace aproximadamente 215 millones de años) con un pterosaurio volando por los cielos.
Hasta la fecha, la biología solo ha encontrado tres grupos de animales vertebrados capaces de volar. Entre ellos se encuentran las aves, por supuesto, además de los murciélagos, que son mamíferos, y los pterosaurios, gigantes prehistóricos considerados por la ciencia como los pioneros en surcar los cielos, ya que vivieron en el planeta hace más de 220 millones de años.
Un nuevo estudio, publicado el pasado 26 de noviembre de 2025 en la revista científica "Current Biology", arroja luz precisamente sobre los pterosaurios para comprender cómo evolucionaron sus estructuras neurológicas para emprender el vuelo y explica cómo sus cerebros eran distintos a los de las aves, a pesar de que estas también vuelan.
Los pterosaurios ya volaban por la Tierra mucho antes de la aparición de los primeros "parientes de las aves", como el Archaeopteryx, hace unos 150 millones de años, explica el estudio. Gracias a estos antepasados conocidos, fue posible trazar el desarrollo de esta habilidad hasta las aves modernas. Pero, según el estudio, hasta ahora no estaba claro cómo se había desarrollado la capacidad de volar entre los pterosaurios.
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Un fósil descubierto en Brasil cambió lo que se sabía sobre los pterosaurios
"El gran avance de esta investigación es el descubrimiento de un antiguo pariente de los pterosaurios, un pequeño arcosaurio lagerpétido (animal miembro de la extinta familia Lagerpetidae) llamado Ixalerpeton", explica Mario Bronzati, biólogo posdoctorado por la Fundación Alexander von Humboldt en la Universidad de Tubinga, Alemania, doctor en Ciencias Naturales por la Ludwig-Maximilian-Universität de Múnich, también en Alemania, y autor principal del estudio.
"El fósil procede de rocas triásicas de 233 millones de años encontradas en Brasil, más concretamente en la ciudad de São João do Polêsine, en Rio Grande do Sul", detalla Bronzati.
El Ixalerpeton es un individuo del grupo de los reptiles basales que vivió en el período Triásico (hace unos 237 a 210 millones de años). El descubrimiento del cerebro de este nuevo pariente no volador de los pterosaurios, que data de hace 233 millones de años, mostró a los expertos que el pterosaurio desarrolló su capacidad neurológica para volar desde cero.

Reconstrucción artística de un pterosaurio (arriba) y un lagerpetito (abajo) del final del período Triásico (hace unos 215 millones de años).

El fósil del arcosaurio lagerpétido llamado Ixalerpeton fue encontrado en un yacimiento paleontológico en el interior de Rio Grande do Sul, en Brasil.
"Ya teníamos abundante información sobre las aves primitivas y sabíamos que habían heredado la configuración básica del cerebro de sus antepasados dinosaurios terópodos", añadió el coautor Lawrence Witmer, profesor de anatomía en la Facultad de Medicina Osteopática Heritage de la Universidad de Ohio.
"Pero los cerebros de los pterosaurios parecían surgir de la nada. Ahora, con la primera información sobre el cerebro de un pariente antiguo suyo, vemos que estos animales construyeron sus propios ‘ordenadores de vuelo’ prácticamente desde cero".
Los investigadores internacionales de este estudio utilizaron técnicas de imagen 3D de alta resolución para reconstruir las formas cerebrales de más de tres docenas de especies, incluidos los pterosaurios, sus parientes cercanos como el Ixalerpeton, además de los primeros dinosaurios precursores de las aves y los cocodrilos modernos.
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Cómo funcionaba el cerebro de un pterosaurio
El estudio detalla que los pterosaurios no heredaron "un cerebro listo" para volar. Los expertos creen que tuvieron que desarrollar esta habilidad neurológica. "En el caso de los pterosaurios, al analizar los lagerpetidos, sus parientes más cercanos, queda claro que el cerebro de estas dos especies es muy diferente", explicó Mario Bronzati en una entrevista exclusiva para National Geographic.
"Cuando estudiamos la evolución de cualquier parte del cuerpo de un animal, buscamos comprender cómo era esa estructura en los antepasados y cómo se fue transformando a lo largo del tiempo", dice el investigador. Siguiendo esta línea de investigación, ya se sabe que los lagerpetidos tenían un cerebro con características consideradas "básicas" para los reptiles.
"La forma del cerebro de estos animales era más alargada y regiones importantes, como los hemisferios cerebrales y el flóculo del cerebelo, aún estaban poco desarrolladas", continúa Mario. "En los pterosaurios, sin embargo, vemos algo completamente diferente: el cerebro se vuelve más redondeado y estas áreas son mucho más grandes y complejas", afirma Mario.
"Es decir, nada de esto estaba preparado en los antepasados; los pterosaurios realmente tuvieron que desarrollar este "ordenador de vuelo" prácticamente desde cero", añade.
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Las diferencias entre los pterosaurios y las aves
El biólogo también le dijo a NatGeo que esto contrasta con lo que ocurre en el linaje de las aves.
"Descienden de ciertos dinosaurios terópodos, y varios de estos dinosaurios ya presentaban estructuras cerebrales similares a las de las aves modernas, heredando de sus antepasados parte de la ‘base neurológica’ que sería útil para el vuelo, a diferencia de los pterosaurios, que tuvieron que crear estas adaptaciones desde el principio", dice Mario.
Según el biólogo brasileño, la principal diferencia neurológica entre los pterosaurios y las aves radica en el tamaño de una región del cerebro llamada flóculo, que forma parte del cerebelo y está relacionada con el control de la cabeza, los ojos y la estabilidad durante el vuelo. "En los pterosaurios, esta estructura estaba muy desarrollada, mucho más grande que la que vemos en cualquier otro reptil, y este aumento no tiene parangón conocido en la evolución de los animales", explica el especialista.
Además, las alas de los pterosaurios estaban formadas por una gran membrana que se extendía por gran parte de su cuerpo. "Es algo muy diferente a lo que ocurre con las alas de las aves, que están cubiertas de plumas y son estructuras menos sensoriales que la piel", explica Mario.

La ilustración relacionada con el estudio muestra al pterosaurio volando y al lagerpetito Ixalerpeton sobre una roca. El estudio del cerebro de estos dos animales indica cómo el pterosaurio desarrolló la capacidad de volar.
El biólogo brasileño afirma que esta membrana de los pterosaurios era muy sensorial, ya que era sensible a los cambios en el viento, por ejemplo, además de ayudar en la posición del cuerpo y la tensión durante el vuelo. "Esto significa que, mientras volaban, los pterosaurios recibían una enorme cantidad de información sensorial procedente de esta ala-membrana", cuenta.
"Para procesar todo esto, el flóculo se volvió crucial", dice. El investigador también indica que, en los animales actuales, el flóculo es responsable de coordinar los reflejos que estabilizan la cabeza, el cuello y los ojos. "Son reflejos que garantizan que la imagen en la retina permanezca nítida incluso cuando el cuerpo está en rápido movimiento", indica. "Los depredadores modernos suelen tener flóculos más grandes precisamente porque necesitan mantener una visión estable mientras persiguen a sus presas".
En el caso de los pterosaurios, el flóculo extremadamente expandido de sus cerebros les ayudaba a estabilizar la visión durante el vuelo, permitiéndoles mantener el enfoque incluso recibiendo tantas señales de la membrana alar.
"En otras palabras: cuanto más sensible era el ala, mayor era la necesidad de un sistema neurológico capaz de mantener una visión firme y clara. El flóculo cumplía exactamente esa función, garantizando que los pterosaurios pudieran volar con precisión y controlar bien su cuerpo en el aire".
¿Importa el tamaño del cerebro de los animales a la hora de volar?
Durante mucho tiempo se creyó que el vuelo requería un control neurológico muy complejo y que, por lo tanto, exigía un cerebro grande, cuenta Mario Bronzati. Pero este estudio refuerza que "eso no es cierto".

La imagen recrea el cráneo y el cerebro del Ixalerpeton, la parte coloreada de la imagen. El descubrimiento de este pariente del pterosaurio ayudó a comprender mejor cómo el pterosaurio desarrolló la capacidad de volar.
"Volar no requiere un nivel tan alto de coordinación neurológica como se imaginaba", dice.
"Los pterosaurios son un buen ejemplo de ello: eran excelentes voladores, pero tenían cerebros relativamente pequeños", continúa. Pero entonces, ¿por qué las aves tienen cerebros más grandes?
"En su caso, el mayor tamaño de sus cerebros, especialmente de los hemisferios cerebrales, región relacionada con funciones cognitivas como el aprendizaje y la toma de decisiones, no habría surgido a causa del vuelo".
En primer lugar, porque esta característica ya estaba presente en sus antepasados, advierte el investigador, ya que "algunos dinosaurios cercanos al linaje de las aves también tenían cerebros más grandes que los primeros dinosaurios".
En segundo lugar, porque el cerebro de mayor tamaño probablemente esté más asociado a comportamientos complejos de las aves, como "vivir en grupo, resolver problemas y desarrollar estrategias de supervivencia", detalla el biólogo.
Sin embargo, el investigador advierte que no se descarta la sospecha de que "un cerebro más grande también pudo haber ayudado a estos animales a controlar mejor el cuerpo en movimiento", dice. Pero este no habría sido el factor que hizo que estos órganos aumentaran de tamaño durante su "aventura evolutiva".