Lo que podemos aprender al observar a 100 000 animales desde el espacio con un detalle increíble

Mediante el monitoreo simultáneo del movimiento, la salud y las condiciones ambientales de miles de animales, el Proyecto ICARUS espera resolver misterios científicos.

Por Sarah Gibbens
Publicado 9 dic 2025, 19:08 GMT-3
Los cosmonautas Oleg Artemyev y Sergey Prokopyev instalaron con éxito la primera antena experimental ICARUS en ...

Los cosmonautas Oleg Artemyev y Sergey Prokopyev instalaron con éxito la primera antena experimental ICARUS en el casco exterior de la Estación Espacial Internacional durante una caminata espacial de casi ocho horas en 2018.

Fotografía de ESA, eyevine, Redux

Un satélite lanzado recientemente al espacio por un cohete SpaceX supone un paso crucial para el seguimiento de la fauna silvestre con un nivel de detalle sin precedentes.

El proyecto ICARUS (siglas en inglés para: Cooperación Internacional para la Investigación Animal mediante el Espacio) supervisará miles de animales, desde mamíferos hasta insectos, en tiempo real. El lanzamiento marca una fase de prueba para un nuevo satélite más ágil desarrollado después de que el programa sufriera una pausa de tres años. En marzo se lanzará un segundo satélite en coordinación con la National Geographic Society, y hay planes para más lanzamientos en el futuro.

Los científicos que trabajan en el proyecto afirman que no solo les proporcionará más información sobre los movimientos de los animales, sino también sobre cómo estos movimientos pueden ayudar a predecir desde el clima hasta la propagación de enfermedades.

“Creo que necesitamos un nuevo sistema de observación de la Tierra para la vida misma”, considera Martin Wikelski, director del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal en Alemania y Explorador de National Geographic.

Wikelski está emocionado por encontrar respuestas a la larga lista de preguntas que le han intrigado durante mucho tiempo, como: ¿Qué pasó con los tres mil millones de aves cantoras que parecen haber desaparecido en América del Norte? ¿Y qué pueden percibir los animales que les alerta de un desastre inminente?

Aún más emocionantes, afirma, son las respuestas a las preguntas que él y sus colegas ni siquiera se han planteado todavía.

“Sabemos que proporcionará información increíble”, celebra.

Una bandada de palomas vuela sobre Bushwick, Brooklyn.

Una bandada de palomas vuela sobre Bushwick, Brooklyn.

Fotografía de George McKenzie Jr

ICARUS 2.0 se actualiza con un diseño más ligero y eficiente

La primera versión del Proyecto ICARUS tomó la forma de una antena a bordo de la Estación Espacial Internacional. Lanzada al espacio en 2020, fue una hazaña que llevó ocho años de preparación, dice Wikelski. En solo un año, la antena observó a cientos de animales de 15 especies diferentes. Los científicos descubrieron que las agujas café, un tipo de ave, pueden volar sin parar desde Centroamérica hasta Texas, y que los cucos, otra especie de ave, pueden sobrevolar el océano Índico desde la India hasta África.

Sin embargo, tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia en 2022, el Proyecto ICARUS se detuvo al finalizar un programa espacial colaborativo entre Alemania y Rusia.

“La guerra fue horrible y sigue siéndolo, pero al final hizo que nuestros ingenieros trabajaran muy duro en un nuevo sistema”, dice.

“La antena del lanzamiento anterior era un monstruo”, detalla el Explorador sobre su tamaño original. El nuevo sistema ICARUS mide solo 10 centímetros de largo.

Ahora está instalado en un satélite con forma de caja, llamado acertadamente CubeSat, que Wikelski describe como del tamaño de un refrigerador (un refrigerador compacto, aclara). Asegura que los futuros satélites serán aún más pequeños, del tamaño aproximado de una caja de zapatos.

Durante el periodo de prueba de este nuevo satélite, Wikelski y su equipo se asegurarán de que el satélite orbite alrededor de la Tierra por una trayectoria viable y se conecte eficazmente con las computadoras en tierra.

“Es casi como un escáner lineal. Va de polo a polo, escaneando cada rincón de la Tierra en aproximadamente un día”, explica el director del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal.

Si todo sale según lo previsto, su equipo tiene previsto lanzar otro satélite financiado por la National Geographic Society en unos seis meses. Para 2027, planean tener seis satélites ICARUS monitoreando animales.

Entonces, él y sus colaboradores comenzarán la laboriosa tarea de colocar a nuevos animales pequeñas etiquetas que envían señales de datos a los satélites en órbita.

(Descubre: La NASA detectó una bacteria que “finge estar muerta” y podría haber llegado a Marte)

Cómo monitoreará el proyecto a miles de animales

Los dispositivos alimentados con energía solar que llevan los animales, que envían datos al Proyecto Icarus, pesan entre tres y cuatro gramos, y se está desarrollando un dispositivo de un gramo, el peso de un clip. Además de registrar las coordenadas GPS de los animales, las etiquetas también pueden monitorear su salud detectando la temperatura corporal y las condiciones ambientales, como la humedad, la presión atmosférica y la aceleración.

Es fundamental contar con una etiqueta de monitoreo ligera y discreta. Si el peso o la forma de las etiquetas afectaran negativamente a los animales etiquetados, podrían enviar a los científicos información inexacta sobre la salud y los movimientos de una especie en particular.

“Llevamos entre 10 y 15 años realizando un seguimiento de mirlos y pájaros cantores [etiquetados], y sabemos que se reproducen bien”, apunta Wikelski. “Los que llevan la etiqueta sobreviven un poco mejor, aunque no sabemos por qué. Quizás a los depredadores no les gustan”.

El Explorador de National Geographic afirma que el año que viene él y sus colaboradores tienen previsto marcar y comenzar a monitorear de forma continua entre 5000 y 10 000 animales, con el objetivo final de marcar 100 000 animales.

Wikelski ve un potencial que va mucho más allá del simple conocimiento de las rutas y los plazos de las migraciones animales.

Por ejemplo, ¿podrían los buitres nivales que vuelan cerca de los picos de 8000 metros del Himalaya ayudar a monitorear las condiciones climáticas peligrosas para los escaladores del Everest? ¿Pueden las cabras que pastan en las laderas del volcán Etna, en Italia, detectar signos de una erupción inminente? ¿O podría el comportamiento de diferentes poblaciones de aves en todo el mundo ayudar a los epidemiólogos a rastrear la gripe aviar?

Todas estas son preguntas que el experto considera que esta nueva y ambiciosa tecnología podría responder.

“Creemos que la información será tan valiosa que las agencias de seguros gubernamentales confiarán en ella”, comenta Wikelski.

Espera quecuando veamos lo valiosos que son los animales para tantos sistemas de la Tierra, nos sintamos motivados para protegerlos mejor. “Si la gente comprende lo importantes que son los animales, los apreciará de una forma nueva”.

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