¿Por qué es tan común el canibalismo entre los animales?

Muchas especies se comen a sus padres, hermanos y crías por diferentes motivos.

Por Liz Langley
Publicado 16 ene 2023, 12:15 GMT-3

Los renacuajos de rana común consumen otro renacuajo. Este comportamiento es más usual cuando los recursos son escasos.

 

 

Fotografía de Georgette Douwma, Nature Picture Library

El canibalismo tiene mala reputación, pero cuanto más aprenden los científicos al respecto, más descubren que es un proceso vital de la naturaleza.

La práctica de comerse a los de su propia especie es "muy común en todo el reino animal", afirma el biólogo Bill Schutt, autor de Cannibalism: A Perfectly Natural History y profesor emérito de Biología en la Universidad de Long Island (Estados Unidos). Es más frecuente en invertebrados y peces, pero el canibalismo ocurre en todos los grandes grupos animales.

Jay Rosenheim, entomólogo y nematólogo de la Universidad de California en Davis, añade que "durante mucho tiempo, la opinión generalizada entre los ecólogos era que el canibalismo era un comportamiento aberrante", provocado por el estrés del cautiverio o las condiciones antinaturales del laboratorio.

“Solo en las últimas décadas se ha visto como una estrategia adaptativa para la supervivencia y la reproducción”.

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Canibalismo en la familia

Muchas especies canibalizan a sus crías, normalmente cuando está enferma, es deforme o nace en condiciones en las que la madre no puede producir leche ni proporcionarle otros alimentos. Si una cría muere o es incapaz de sobrevivir, su cuerpo puede convertirse en una valiosa fuente de nutrientes para el progenitor. Esto se conoce como canibalismo filial.

Las especies que practican este tipo de canibalismo incluyen leopardos, leones africanos, macacos de Togian y muchas especies de peces.

Esta forma de canibalismo también puede ocurrir mucho antes, cuando las crías aún son huevos. El canibalismo de huevos puede ser fácil, nutritivo y requiere poco esfuerzo.

"Si eres un bacalao y estás poniendo cinco millones de huevos, ahí delante tienes una fuente de alimento que no es amenazadora y es nutritiva", expresa Schutt.

Las hembras de los peces cíclidos de África Central, llamados incubadores bucales de Burton, llevan los huevos en la boca. Sorprendentemente, un estudio reciente demostró que estas madres a veces consumen más de tres cuartas partes de sus propios huevos y crías.

Infanticidio canibal entre los animales

En otras especies, los machos matan a crías no emparentadas con ellos, un acto conocido como infanticidio. En estos casos, como ocurre con la ardilla roja norteamericana, los machos matan y se comen a las crías que no son suyas o cuya paternidad es incierta.

Al hacerlo, la hembra vuelve a estar en celo y lista para aparearse de nuevo rápidamente. El macho puede entonces protegerla de otras cópulas, asegurándose de que los cachorros son suyos. El infanticidio también se da en leones y chimpancés.

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En otras especies, los hermanos se enfrentarán entre sí por una oportunidad en la vida. Se sabe que los sapos de espuelas, por ejemplo, ponen huevos en estanques que pueden secarse rápidamente. En respuesta, a algunos renacuajos les crecen cabezas más grandes, bocas más anchas y dientes más afilados que a sus hermanos omnívoros. Luego, estos morfos caníbales se comen a sus congéneres, lo que les ayuda a madurar a gran velocidad.

De acuerdo a Rosenheim, es muy probable que el hacinamiento estimule el comportamiento caníbal.

"Cuando una especie tiene una densidad relativamente baja, hay suficiente comida para todos, no chocan unos con otros, tienen su propio espacio y no se transmiten muchas enfermedades, no se suelen ver muchos caníbales", afirma.

Algunas especies no esperan hasta nacer para empezar a comerse a sus hermanos.

Los tiburones hembra llevan cientos de óvulos en sus dos úteros. Se aparean con múltiples machos y tienen descendencia de múltiples padres. Dentro del útero, los tiburones en desarrollo se comerán los óvulos no fertilizados restantes y eventualmente a sus hermanos embrionarios, un comportamiento llamado canibalismo intrauterino. Finalmente, solo quedan dos tiburones por nacer, uno en cada útero.

Esto los convierte, en otras palabras, en cazadores natos.

Otros tipos de canibalismo

Las arañas emplean otra forma de canibalismo conocida como matrifagia, en la que los recién nacidos se comen a su madre.

En su acto final de maternidad, la araña de terciopelo disolverá sus propios órganos y los vomitará para que sus crías se los coman antes de que finalmente consuman todo su cuerpo.

Los últimos órganos que se licuan son el corazón y los ovarios, un mecanismo de seguridad para garantizar que, si una araña macho se come a su cría, pueda aparearse con él e intentarlo de nuevo. 

Muchos padres insectos o arácnidos no viven para ver a su descendencia. En un acto de canibalismo sexual, las hembras consumen todo o parte de sus parejas masculinas durante o después del apareamiento.

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    Los machos de la araña australiana de espalda roja suelen ser canibalizados por hembras más grandes y maduras. Algunos incluso retuercen sus cuerpos para acabar empalados en los colmillos de las hembras, lo que no solo proporciona una comida saludable a la futura madre, sino que también aumenta las posibilidades de que sobrevivan las crías que él engendró.

    No menos hambrientas son las hembras de los grillos Cyphoderris strepitans, que muerden las alas traseras de los machos durante el apareamiento y beben su sangre rica en nutrientes, conocida como hemolinfa. Con ello intentan que el macho no pueda volver a aparearse con otra hembra.

    Famosamente, las hembras de mantis religiosa europea arrancan la cabeza al macho de un mordisco antes incluso de que haya empezado a aparearse. Pero los machos se han adaptado para evitarlo. Aún sin cabeza, los movimientos sexuales de una mantis macho son controlados por el tejido de su abdomen. El sacrificio del macho contribuye a la salud de la hembra y al número de crías que engendra con ella.

    Para muchos animales, el canibalismo tiene beneficios. Pero Rosenheim señala que también tiene inconvenientes, como la propagación de enfermedades. Y comerse a un pariente no es la forma óptima de transmitir genes.

    “En igualdad de condiciones, evitar el canibalismo es una buena idea”, concluye.

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