
¿Existe una forma “saludable” de beber alcohol? La ciencia revela por qué el riesgo aumenta incluso con el consumo moderado
Los científicos están replanteándose qué significa realmente “beber con moderación” y qué cantidad es realmente segura.
Durante décadas, la idea de "beber con moderación", como una copa de vino con la cena o unos cócteles el fin de semana, se ha considerado parte de un estilo de vida saludable, un ritual que incluso podría proteger el corazón. Sin embargo, las investigaciones demuestran que no existe realmente un nivel "seguro" de consumo de alcohol.
"A pesar de que nos gustaría que fuera así, ningún estudio ha demostrado nunca que el alcohol tenga un efecto protector o beneficioso", explica Patricia Molina, investigadora de fisiología del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad Estatal de Luisiana, cuya investigación se centra en el impacto que el alcohol tiene en el organismo.
Eso no significa que cada sorbo conlleve el mismo riesgo, pero sí plantea una nueva pregunta: ¿qué significa realmente "beber con moderación" y cuánto es demasiado? Aunque ninguna cantidad de alcohol está totalmente libre de riesgos, hay niveles de consumo que causan menos daño, y reducirlo, aunque sea ligeramente, puede suponer una diferencia apreciable.
"Si quieres cambiar tu comportamiento para reducir el riesgo de padecer diversas enfermedades crónicas, reducir el consumo de alcohol puede ser una forma muy fácil y modificable de hacerlo", indica Andrea Weber, psiquiatra y especialista en adicciones de la Universidad de Iowa. "Incluso reducir el consumo por debajo del nivel actual puede tener un efecto positivo general".
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¿Qué efectos tiene el alcohol en el organismo?
En el momento en que el alcohol entra en el torrente sanguíneo, el hígado comienza a descomponerlo. Al hacerlo, produce acetaldehído, un compuesto altamente reactivo y conocido carcinógeno responsable de gran parte del daño que causa la bebida. "Cuando tomamos alcohol, todas y cada una de las células de nuestro cuerpo, todos y cada uno de los órganos de nuestro cuerpo, están expuestos", detalla Molina. "Eso explica por qué tantos órganos que normalmente ni siquiera pensamos que se ven afectados por el alcohol sufren consecuencias".
El consumo de alcohol está relacionado con más de 200 afecciones de salud, entre ellas enfermedades cardíacas, demencia, pérdida muscular, osteoporosis y varios tipos de cáncer, incluido el de mama. Además de contribuir a diversos problemas de salud, "en realidad puede acelerar el proceso de envejecimiento", afirma Molina. "Es casi como una carga adicional para nuestro cuerpo, que hace que muchos de nuestros sistemas orgánicos empiecen a mostrar un fenotipo envejecido a una edad más temprana".
Para algunas personas que tienen una mutación en un gen que procesa el acetaldehído, el riesgo de desarrollar problemas de salud relacionados con el alcohol es aún mayor, ya que su cuerpo tarda más tiempo en procesarlo. "Si tienes estas variantes genéticas, cuando bebes alcohol, tienes esta respuesta de enrojecimiento", explica Iona Millwood, epidemióloga de la Universidad de Oxford. "Es realmente desagradable. Te pones rojo como un tomate. Tu corazón comienza a latir más rápido. No te sientes bien porque no estás metabolizando el alcohol adecuadamente y este metabolito tóxico persiste en tu circulación".
Esta mutación es más frecuente entre las personas de ascendencia asiática oriental y las expone a un riesgo mucho mayor de desarrollar enfermedades relacionadas con el alcohol, como el cáncer, si deciden beber. "El umbral de riesgo de cáncer es mucho más bajo", afirma Che-Hong Chen, investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, cuya investigación se centra en el estudio de estas variantes genéticas.
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¿Cuáles son los riesgos del consumo moderado de alcohol?
Históricamente, la mayoría de los estudios que analizan los efectos del alcohol en la salud lo han hecho preguntando a las personas sobre sus hábitos de consumo y luego siguiéndolas durante un período de años o décadas para ver qué tipo de resultados de salud experimentan.
En estos estudios, los investigadores han observado lo que se denomina una curva en J. Las personas que bebían con moderación parecían vivir más tiempo que los bebedores empedernidos y los abstemios. Esto parecía sugerir que una pequeña cantidad de alcohol podría ser beneficiosa para la salud.
Sin embargo, "no se trata necesariamente de una relación causal, ya que el alcohol suele estar correlacionado con muchos otros factores relacionados con la salud", como el tabaquismo, las afecciones médicas preexistentes, el estatus socioeconómico o los hábitos alimenticios, enumera Millwood.
Estos factores de confusión pueden hacer que el alcohol parezca más saludable de lo que es. Por ejemplo, las personas con problemas de salud suelen dejar de beber debido a su estado de salud, lo que puede crear lo que se conoce como efecto de causalidad inversa, en el que es el problema de salud lo que lleva a dejar el alcohol, y no la falta de éste lo que causa los problemas de salud.
El consumo moderado de alcohol, que solía considerarse un nivel saludable, suele estar asociado a otros factores que contribuyen a un estilo de vida saludable, como unos ingresos más altos, una dieta más nutritiva y un mayor acceso a la atención médica, lo que puede ayudar a enmascarar el daño que la bebida le causa al organismo.
El consumo moderado también puede ser difícil de investigar, ya que los patrones de consumo de una persona pueden cambiar de un día a otro o de un año a otro. "El grupo moderado es probablemente el más heterogéneo de todos los grupos de bebedores, ya que pueden ser bebedores empedernidos al año siguiente o bebedores ocasionales los demás años", reconoce Carolin Kilian, epidemióloga de la Universidad del Sur de Dinamarca.
Una vez que los investigadores han podido tener en cuenta estos factores de confusión, han encontrado un patrón claro de riesgos para la salud asociados al alcohol, con una mayor probabilidad de desarrollar problemas de salud crónicos a medida que aumenta el consumo.

Durante mucho tiempo se ha creído que un vaso de vino tinto al día tiene algunos beneficios para la salud, pero nuevas investigaciones ponen en duda esta teoría y los expertos sostienen que los riesgos superan a los beneficios.
Incluso el consumo moderado puede aumentar considerablemente el riesgo
Cuando se trata del alcohol, el peligro no aumenta gradualmente, sino que se acelera. Las investigaciones demuestran que, a medida que aumenta el consumo, también lo hace la probabilidad de desarrollar problemas de salud, desde cáncer hasta enfermedades cardíacas y hepáticas.
Y el punto de inflexión se produce antes de lo que la mayoría de la gente cree. Como han demostrado dos importantes informes gubernamentales, en el caso de la mortalidad por todas las causas, es decir, la muerte por cualquier causa relacionada con el alcohol, este aumento del riesgo se produce justo en torno a la marca de una bebida al día, pasando el riesgo de morir por una causa relacionada con el alcohol de 1 entre 1000 a 1 entre 100.
El informe Guidance on Alcohol and Health Report (Guía sobre el alcohol y la salud) de Canadá, publicado en 2023, estima que este aumento del riesgo se produce cuando se pasa de dos bebidas a la semana a entre tres y seis a la semana. El estudio Alcohol Intake and Health Study (Consumo de alcohol y salud), realizado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos utilizando una metodología similar, estima que este aumento del riesgo se produce cuando se pasa de siete bebidas a la semana a nueve a semanales.
"El riesgo aumenta muy rápidamente", advierte David Streem, psiquiatra y director médico del Centro de Recuperación de Alcohol y Drogas de la Clínica Cleveland.
Beneficios para la salud de reducir el consumo de alcohol
Dado que los efectos aumentan con cada trago, incluso pequeñas reducciones en la cantidad que se bebe pueden tener beneficios cuantificables. Reducir el consumo no solo disminuye el riesgo de padecer enfermedades, sino que también puede ayudar al cuerpo a comenzar a repararse a sí mismo.
Para ayudar a comprender cómo el consumo de alcohol contribuye a la salud en general, la Guía sobre el alcohol y la salud de Canadá desarrolló una herramienta que calcula el riesgo de morir por causas relacionadas con el alcohol a lo largo de la vida y estima el impacto de cada bebida en la esperanza de vida general.
"Se calcula que, para una persona que bebe una copa al día a lo largo de su vida, cada una de esas copas le resta unos cinco minutos a su esperanza de vida", detalla Tim Stockwell, investigador y director del Instituto Canadiense de Investigación sobre el Consumo de Sustancias de la Universidad de Victoria.
Este riesgo disminuye si la persona reduce su consumo. Las directrices canadienses estiman que dos bebidas a la semana tienen un impacto casi insignificante en la salud general y la esperanza de vida de una persona.
En cuanto al desarrollo del cáncer, el riesgo aumenta con un mayor consumo. Sin embargo, este riesgo puede moderarse. "Muchas enfermedades relacionadas con el alcohol o el riesgo de cáncer son reversibles", afirma Chen, señalando que algunos estudios demuestran que, una vez que se deja de beber, el hígado y el cerebro pueden recuperarse, mientras que el riesgo de cáncer disminuye.
En el caso de otras enfermedades crónicas, como las cardiopatías, las enfermedades hepáticas o la diabetes, reducir el consumo puede tener un efecto beneficioso, especialmente si se hace en una fase temprana. "Reducir el consumo antes de desarrollar la enfermedad es realmente clave", insiste Mike Ren, médico de familia del Baylor College of Medicine.
Para las personas que padecen afecciones de salud asociadas al consumo de alcohol, como enfermedades cardíacas o diabetes, reducir su consumo puede facilitar el control de su afección. "Cuando se añade el alcohol a las afecciones existentes, se empeora la situación", completa Molina.
Según la experiencia de Weber, iniciativas como Dry January (Enero sin alcohol) o Sober October (Octubre sobrio) tienen la ventaja de ofrecer una excusa socialmente aceptable para intentar dejar de beber. "El alcohol forma parte de nuestra cultura hasta tal punto que la gente ni siquiera se da cuenta de que puede tener amigos, compañeros de trabajo o familiares que están luchando contra su consumo", afirma Weber.
Como han demostrado algunos estudios, las personas que dejan de beber alcohol durante un mes suelen beber menos una vez finalizado ese periodo, incluso si no deciden dejarlo por completo.
"Muchas personas que han probado el “enero sin alcohol” quizá no tenían un problema de alcoholismo, pero se dieron cuenta de cuánto mejor se sentían, cuánto mejor dormían, cuánta más energía tenían y cuánta más fuerza tenía", dice Streem. "Simplemente se sienten mejor cuando lo dejan durante un mes".