Se muestran dos serpientes de liga orientales. Los científicos están descubriendo que las serpientes exhiben más ...

Secretos bajo tierra: impactantes grabaciones de la RattleCam muestran la vida social oculta de las serpientes

Durante mucho tiempo, los científicos no creían que las serpientes se necesitaran entre sí. Una nueva investigación demuestra que estaban equivocados.

Se muestran dos serpientes de liga orientales. Los científicos están descubriendo que las serpientes exhiben más comportamientos sociales de lo que se pensaba anteriormente.

Fotografía de Eric Woodley
Por Asher Elbein
Publicado 14 nov 2025, 10:00 GMT-3

Imagina un animal que se acurruca con otros cuando está estresado, cuida a sus crías, pasa el tiempo con sus parientes y se reúne en grandes grupos cada año. ¿Te imaginaste una serpiente de cascabel? Durante mucho tiempo, los científicos no creyeron que las serpientes pudieran encajar en esta descripción.

“Existían dos grandes mitos”, comenta Noam Miller, quien estudia la cognición social animal en la Universidad Wilfrid Laurier. “Uno es que las serpientes actuaban principalmente por reflejo. El otro es que las serpientes no suelen agruparse, ya que las personas generalmente solo se encuentran con una serpiente a la vez. Así que existía la idea de que simplemente no eran animales sociales”.

Pero en los últimos años, investigadores como Miller descubrieron en experimentos de laboratorio y de campo que numerosas especies de serpientes, desde serpientes de cascabel hasta pitones, tienen vidas sociales sorprendentemente activas, lo que sugiere que los investigadores subestimaron durante mucho tiempo a un grupo de animales extremadamente incomprendido y amenazado.

Serpientes de cascabel de las praderas de Colorado se pueden ver en una transmisión en vivo ...

Serpientes de cascabel de las praderas de Colorado se pueden ver en una transmisión en vivo a través del Proyecto RattleCam.

Fotografía de Project RattleCam

¿Por qué es tan difícil estudiar a la serpiente? Desafíos revelados por la RattleCam

Las investigaciones revelaron que los cocodrilos y los lagartos tienen vidas sociales dinámicas, pero las serpientes recibieron poca atención en este sentido hasta hace poco. Parte del problema para estudiar el comportamiento social de las serpientes radica en que, incluso más que otros reptiles, son bastante reservadas. “La mayoría de las veces ni siquiera se las ve; se esconden en algún lugar”, afirmó Vladimir Dinets, especialista en comportamiento de reptiles de la Universidad de Rutgers.     

Las serpientes también llevan una vida muy diferente a la de la mayoría de los mamíferos y las aves, que suelen vivir a la intemperie, lo que facilita su estudio. En lugar de exhibiciones o vocalizaciones extravagantes, señaló Dinets, las serpientes pasan la mayor parte del tiempo escondidas y dependen en gran medida de su olfato. El mundo de una serpiente se compone principalmente de rastros y señales químicas, lo que hace que su perspectiva sea inaccesible para animales más visuales como los humanos. “Para nosotros, es muy difícil estudiarlas”. 

Esa es una de las razones por las que los investigadores interesados ​​en el comportamiento social de los reptiles tendieron a prestar atención a una serpiente en particular, explicó Miller: la culebra de liga de flancos rojos. Esta especie se encuentra desde el medio oeste estadounidense hasta Manitoba, Canadá, da a luz crías vivas en lugar de poner huevos e hiberna en grandes grupos durante el invierno. Cuando emergen en primavera, forman grupos de apareamiento de miles de serpientes

Para Morgan Skinner, estudiante del laboratorio de Miller, las culebras de liga parecían una especie idónea para observar más de cerca: “Eran el grupo que ya sabíamos que presentaba algún tipo de comportamiento social”. 
 

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    Dos serpientes del maíz (Pantherophis guttatus) comparten un refugio mientras una tercera serpiente se desliza cerca.

    Dos serpientes del maíz (Pantherophis guttatus) comparten un refugio mientras una tercera serpiente se desliza cerca.

    Fotografía de Maggie-Rose Johnston, Noam Miller
    Un par de serpientes de maíz (Pantherophis guttatus) trepan juntas a un árbol.

    Un par de serpientes de maíz (Pantherophis guttatus) trepan juntas a un árbol.

    Fotografía de Maggie-Rose Johnston, Noam Miller

    Los científicos comenzaron con experimentos para observar cómo aprenden las serpientes de liga orientales, pero se toparon con un problema: las serpientes son difíciles de motivar. "Prácticamente, no les importaban muchas de las tareas que les asignábamos", dijo Miller. 

    En lugar de eso, él y Skinner decidieron simplemente observar a las serpientes para ver qué hacían. Construyeron un recinto abierto con varios refugios diferentes y colocaron dentro 40 crías de culebra rayada oriental, cada una marcada individualmente. Al grabar a las serpientes y rastrear sus movimientos en el recinto, recopilaron datos sobre qué serpientes se congregaban entre sí

    En los resultados publicados, descubrieron que las crías no solo preferían agruparse, sino que también tendían a permanecer más tiempo en refugios ya bien ocupados y coordinaban sus salidas para explorar. Además, parecían preferir asociarse con otros individuos específicos, “lo que coloquialmente llamamos ‘amigos”, dice Miller.   

    “Aunque la gente sabía que las culebras de liga eran sociales en la medida en que cualquier serpiente lo es”, explica Miller, “la sofisticación de lo que ocurría socialmente no era, creo, ampliamente sospechada”. 

    Las culebras de liga no son las únicas especies que prefieren la compañía. Muchas especies de serpientes de cascabel norteamericanas, incluidas las cascabeles diamantinas occidentales, las cascabeles de cola negra y las cascabeles de las praderas, también dan a luz crías vivas y comparten madrigueras durante el invierno, comenta Emily Taylor, especialista en serpientes de cascabel de la Universidad Politécnica Estatal de California. 

    Si bien los avances en la tecnología de radiotelemetría permitieron a los investigadores comenzar a mapear los movimientos de las cascabeles en la década de 1980, la complejidad de su comportamiento social se está comprendiendo mejor ahora. Un estudio de 2004 sobre cascabeles de madera en cautiverio reveló que las hembras reconocían a sus hermanas y preferían relacionarse con ellas, mientras que un estudio de 2011 sobre cascabeles de cola negra descubrió que las madres solitarias cuidaban activamente a sus crías recién nacidas durante varios días, incluso ahuyentando a los depredadores.

    Culebras de liga orientales participan en un experimento para determinar si seleccionan refugios para socializar con ...

    Culebras de liga orientales participan en un experimento para determinar si seleccionan refugios para socializar con otras serpientes. Las serpientes tienen marcas de colores en la cabeza para su identificación.

    Fotografía de Morgan Skinner

    Captado por la RattleCam: las serpientes y su vida social inédita

    Algunos de los descubrimientos más fascinantes provienen del “Proyecto RattleCam”, una transmisión en vivo financiada con donaciones que Taylor y sus colegas instalaron para observar una enorme colonia de serpientes de cascabel de las praderas en Colorado, donde decenas de hembras preñadas se reúnen para dar a luz antes de hibernar juntas. Si bien las serpientes de cascabel, como la mayoría de las serpientes, son esquivas, esta reunión anual, que dura varios meses, brindó la oportunidad de observar “comportamientos sociales inesperados que desconocíamos”, afirmó Taylor.    

    Una de esas actividades inesperadas es el cuidado de las crías. “Hay cientos de crías en verano, y vemos que tienden a acurrucarse sobre o junto a un adulto”, asegura Taylor. “Pero ese adulto no siempre es la madre”. Dado que las hembras preñadas dan a luz en diferentes momentos, siempre hay adultos cerca para proteger a las crías de serpiente de cascabel de las aves y otros depredadores. Los jóvenes suelen permanecer en la colonia durante la hibernación invernal y hasta la primavera siguiente. 

    Estas guaridas no son meras alianzas por conveniencia. Si bien las serpientes aparentemente pasan gran parte del año solas, la guarida parece ser el centro de la sociedad de las serpientes de cascabel, explicó Taylor. En 2023, un equipo de investigadores demostró que las serpientes se estresaban menos ante las perturbaciones si tenían otra serpiente de cascabel con la que acurrucarse. Este año, según Taylor, finalizaron un estudio sobre la guarida de Colorado, utilizando la transmisión en vivo grabada para determinar qué serpientes pasaban más tiempo juntas.

    “Observamos indicios muy claros de que ciertas hembras parecen preferir estar juntas”, explicó Taylor, y añadió que las hembras preñadas generalmente prefieren la compañía individual de las demás. Los machos, que acudían a la guarida para luchar contra rivales, aparearse e hibernar, parecían mucho menos selectivos

    La cámara incluso captó lo que podría ser una extraña forma de comunicación, dijo Taylor: las serpientes de cascabel que se acercaban unas a otras a menudo movían la cabeza de un lado a otro en patrones rápidos y notorios; gestos cuyo significado el equipo espera descifrar algún día.

    En la transmisión en vivo del Proyecto RattleCam se observan serpientes de cascabel de las praderas ...

    En la transmisión en vivo del Proyecto RattleCam se observan serpientes de cascabel de las praderas agrupadas en Colorado. Las pequeñas serpientes grises son crías recién nacidas.

    Fotografía de Project RattleCam

    Reuniones de serpientes: hay más de una especie que prefiere estar agrupada

    Tanto las serpientes de cascabel como las culebras rayadas son inusuales entre las serpientes: habitan entornos más templados, hibernan en grupo y dan a luz crías vivas. En 2020, Skinner se preguntó cómo se comportaría una serpiente con una ecología muy diferente y sin comportamiento social conocido bajo observación directa. Skinner y Miller eligieron pitones bola, una pequeña pitón africana, aparentemente solitaria, popular en el comercio de mascotas.

    Como habían hecho con las culebras de liga, colocaron cinco grupos distintos de pitones jóvenes en el recinto, con suficientes terrarios de plástico para cada serpiente, y las dejaron allí durante 10 días con una cámara grabando. Para sorpresa del laboratorio, las seis serpientes se apiñaron rápidamente en el mismo refugio, pasando juntas más del 60 % del tiempo. Cuando el equipo retiró ese refugio para asegurarse de que no tuviera nada particularmente atractivo, las pitones eligieron otro. Skinner cambió repetidamente a las serpientes de refugio, las colocó a todas al aire libre y retiró sus escondites favoritos. Una y otra vez, las pitones jóvenes se congregaron.  

    Sorprendentemente, las pitones bola eran más sociables, y menos excluyentes, que las culebras de liga orientales, comentó Miller. “Lo que más tienden a hacer es apiñarse todas en el mismo refugio. Y por eso, ni siquiera podemos identificar si tienen compañeras o no”.   

    Cuando el equipo analizó los cerebros de las pitones tras una interacción social, explicó Miller, descubrieron que ciertas áreas cerebrales se activaban: las mismas que se encuentran en la denominada “red de toma de decisiones sociales” en el cerebro de aves y mamíferos, incluidos los humanos. Esto sugiere que, a la hora de reunirse en grupos, las serpientes utilizan un conjunto de herramientas cognitivas similar al de otros animales.   

    Aunque su comportamiento social sea más simple que el de muchas aves y mamíferos, según Miller, se basa en el mismo proceso cerebral. “Todo lo que hacen es muy similar a lo que hacemos nosotros”, afirma. “Simplemente les hemos añadido otras complejidades”. 

    El laboratorio de Miller ya realizó experimentos similares con serpientes hocico de cerdo, una especie de serpiente con hocico en forma de pala, supuestamente antisocial y que se alimenta de sapos, que se encuentra en América del Norte, y con serpientes del maíz; y aunque todavía no publicaron los resultados de estas investigaciones, el equipo encontró resultados similares, asegura Miller.

    Este tipo de observaciones probablemente sean solo el comienzo en lo que respecta al estudio del comportamiento social de las serpientes, afirma Dinets. Existen numerosas observaciones de socialización de serpientes en estado salvaje que no tuvieron seguimiento, en parte porque su estudio resultaría demasiado complejo. Las serpientes marinas de vientre amarillo, por ejemplo, se reúnen ocasionalmente en enormes grupos antes de desaparecer en la inmensidad del océano, mientras que algunas especies parecen, por el contrario, ser territoriales en torno a posibles zonas de alimentación, lo cual constituye una forma distinta de comportamiento social complejo.     

    Un entorno de laboratorio es inherentemente artificial, por lo que siempre existe la posibilidad de que las serpientes se comporten de manera diferente en los experimentos que en la naturaleza. Sin embargo, basándose en las propias observaciones de Dinets sobre el comportamiento social de los cocodrilos, afirma que es razonable suponer que muchas especies son, de hecho, menos sociables en cautiverio que en la naturaleza. En otras palabras, es probable que los experimentos de laboratorio capturen un nivel de comportamiento social menor que el que las serpientes muestran en sus hábitats naturales 

    “La idea de que los reptiles no son sociales es básicamente una conjetura”, indicó Dinets. “Cada vez que la gente empieza a estudiar a los reptiles, descubre que prácticamente todos son más sociales de lo que pensamos”. 

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