Avances en los esfuerzos por salvar al rinoceronte blanco del norte

Solo quedan dos rinocerontes blancos del norte en todo el mundo; las dos son hembras. Para preservar la subespecie, un grupo de científicos ha utilizado una serie de tecnologías reproductivas avanzadas.

Por Haley Cohen Gilliland
FOTOGRAFÍAS DE Ami Vitale
Publicado 27 ago 2019, 16:44 GMT-3
Najin es uno de los dos últimos rinocerontes blancos del norte que quedan en el planeta. ...
Najin es uno de los dos últimos rinocerontes blancos del norte que quedan en el planeta. Como parte de un proyecto para recuperar la subespecie, se recogerán sus óvulos para unirlos con el esperma de un difunto rinoceronte blanco del norte, por medio de la fertilización in vitro.
Fotografía de Ami Vitale

Un día helado de diciembre de 2009, cuatro rinocerontes blancos del norte fueron llevados desde el zoológico Dvůr Králové en la República Checa al aeropuerto de Praga, donde se los cargó en un avión Martinair 747. Los rinocerontes volaron a Kenia acompañados por un veterinario, dentro de cajas de madera especiales, construidas para soportar su peso -entre 1.700 y 2.400 kg. Allí, se los llevaron en camiones DHL hasta Ol Pejeta, una reserva de vida silvestre en el centro del país, que tiene tres veces el tamaño de San Francisco.

Zachariah Mutai, principal cuidador de Najin (izquierda) y Fatu (derecha) en Ol Pejeta Conservancy de Kenia, separa a las hembras para que los veterinarios puedan comenzar el proceso de extracción de óvulos.
Fotografía de Ami Vitale

Los cuatro individuos, dos machos llamados Suni y Sudán, y dos hembras llamadas Najin y Fatu, representaban la mitad de la población existente de rinocerontes blancos del norte, una subespecie de rinocerontes blancos que se distingue de los rinocerontes blancos del sur por sus orejas peludas y cuernos frontales más cortos.

Según Save the Rhino, un grupo activista, ya en 1960, quedaban unos 2.360 rinocerontes blancos del norte en Chad, la República Centroafricana, Sudán, la República Democrática del Congo y Uganda. Pero en 1984, la caza furtiva desenfrenada y los conflictos civiles redujeron la población a unos 15 ejemplares. 

Veinticinco años después, en 2009, solo se registraron ocho rinocerontes blancos del norte, todos en Dvůr Králové, República Checa, y en el zoológico de San Diego. Solo cuatro de ellos eran potencialmente fértiles. Los conservacionistas pensaron que si los transportaban a Ol Pejeta en su África natal, donde el clima era más cálido y los pastizales más extensos, los rinocerontes estarían más motivados para reproducirse y así recuperarían a la subespecie.

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    Fatu junto a sus cuidadores y el veterinario Stephen Ngulu. Luego de haberla anestesiado de forma parcial, la llevan lentamente a un lecho de arena donde le aplicarán anestesia total para poder realizar el procedimiento.
    Fotografía de Ami Vitale

    El cambio de escenario no resultó tan productivo como esperaban los conservacionistas. Aunque los cuidadores de los rinocerontes fueron testigos de varios intentos de apareamiento, Fatu y Najin siguieron estériles y, finalmente, se determinó que eran incapaces de tener crías. Mientras tanto, los pocos familiares que tenían, comenzaban a desaparecer. En 2011, en Dvůr Králové, murió Nesari, una hembra mayor. Luego murieron Suni, uno de los machos de Ol Pejeta, Angalifu, Nabire, Nola y, en la primavera de 2018, Sudán, el último rinoceronte blanco del norte que quedaba en la Tierra. Desde entonces, Fatu y Najin son los únicos representantes de su clase.

    Si bien las muertes fueron devastadoras, los científicos estaban preparados. Thomas Hildebrandt, jefe de gestión de reproducción del Leibniz Institute for Zoo and Wildlife Research, y su equipo llevaban años recolectando y congelando semen de varios rinocerontes blancos del norte, entre ellos, Sudán. En 2014, después de enterarse de que era probable que Fatu y Najin fueran infértiles, puso en marcha un equipo internacional en el que participaron el Dvůr Králové Zoo, the Kenya Wildlife Service, Ol Pejeta Conservancy, y Avantea, un laboratorio italiano de reproducción animal. El grupo ideó un esquema para regenerar la población de rinocerontes blancos del norte a través de la fertilización in vitro, un proceso a través del cual los óvulos y los espermatozoides se fertilizan fuera del cuerpo del animal.

    Ahora, el equipo anunció que ha conseguido avances significativos: el 22 de agosto, se obtuvieron los óvulos de Fatu y Najin, una hazaña que no se había intentado antes en rinocerontes blancos del norte. Después de años de investigación, preparación y práctica, este es un primer paso fundamental en lo que refiere a la reproducción de nuevos miembros de esta subespecie en peligro crítico.

    Extracción de los óvulos

    Antes de comenzar con el procedimiento en Fatu y Najin, el equipo perfeccionó sus habilidades de extracción ensayando con los óvulos de decenas de rinocerontes blancos del sur. Es un proceso delicado debido al riesgo que representa la anestesia y la presencia de grandes vasos sanguíneos en la zona de extracción. En 2018, Cesare Galli, de Avantea, un veterinario y embriólogo italiano famoso por haber clonado el primer caballo, puso en contacto algunos de esos óvulos con el semen de un rinoceronte blanco del norte para crear blastocistos híbridos o embriones tempranos. Esto demostró que el semen podría producir embriones transferibles.

    Fatu se somete al procedimiento que extraerá los óvulos de sus ovarios. Se trata de un procedimiento delicado por la presencia de grandes vasos sanguíneos en la zona de extracción. De izquierda a derecha, Robert Hermes, Thomas Hildebrandt, and Susanne Holtze, del Leibniz Institute for Zoo and Wildlife Research, encargados de llevar a cabo la tarea.
    Fotografía de Ami Vitale

    Finalmente, el jueves, el equipo determinó que ya era hora de poner la tarea en marcha. Anestesiaron a Fatu y Najin en sus recintos en Ol Pejeta y extrajeron sus óvulos, un proceso complicado en el que se necesita recorrer varios centímetros hasta llegar a los ovarios. Los veterinarios supervisores no querían que los rinocerontes estuvieran dormidos por más de dos horas, y cada tanto, les recordaban a los científicos cuánto tiempo les quedaba, comenta Elodie Sampéré de Ol Pejeta.

    Fatu después del procedimiento, una vez que se fue el efecto de la anestesia.
    Fotografía de Ami Vitale

    Luego de completar el procedimiento, el equipo llevó los óvulos extraídos a un laboratorio móvil construido a partir de un contenedor. Mientras examinaba las células a través de un microscopio, Galli pidió que todos guardaran silencio para poder concentrarse. Finalmente, contó diez ovocitos viables, cinco de cada rinoceronte. El equipo estaba muy emocionado.

    "Estuve aquí hace cinco años cuando descubrimos que Fatu y Najin no podrían reproducirse de forma natural, y nos dimos cuenta de que necesitábamos buscar medios artificiales", recuerda Jan Stejskal, director de proyectos internacionales en el zoológico Dvůr Králové. "Y ahora finalmente está sucediendo".

    Miembros del Kenya Wildlife Service transportan los 10 óvulos de Fatu y Najin y escoltan al equipo, entre los que se encuentran Hildebrand (centro) y Cesare Galli (izquierda), en su paso por inmigración en el aeropuerto.
    Fotografía de Ami Vitale

    Pero el equipo no pude disfrutar del logro por mucho tiempo. Los científicos empacaron cuidadosamente los óvulos en pequeñas heladeras y rápidamente los cargaron en un helicóptero, que los llevó al aeropuerto de Nairobi. Desde allí abordaron un vuelo comercial a Frankfurt, donde cambiaron a otro avión con destino a Italia.

    En el laboratorio de Galli en Cremona, el equipo ahora esperará para ver qué óvulos maduran y se fertilizarán con semen de rinoceronte blanco del norte congelado. Si los óvulos fertilizados se convierten en embriones, los científicos los criopreservarán hasta perfeccionar su técnica antes de transferirlos a un rinoceronte blanco del sur.

    Nuevos métodos

    Aunque este sea un paso significativo en la batalla para salvar a los rinocerontes blancos del norte, algunos advierten que aún es demasiado pronto para celebrar su recuperación. La inseminación artificial ha logrado reproducir crías de rinoceronte blanco, pero nunca antes se había completado la fertilización in vitro con rinocerontes. Lo máximo que han logrado los científicos es crear un embrión viable e intentar transferirlo.

    El guardabosques Zacharia Mutai consuela a Sudán, último rinoceronte blanco del norte macho, momentos antes de su fallecimiento el 19 de marzo de 2018, en Ol Pejeta Wildlife Conservancy en el norte de Kenia.
    Fotografía de Ami Vitale, Nat Geo Image Collection

    Además, los científicos anunciaron en un comunicado de prensa que la calidad del semen extraído de los rinocerontes blancos del norte es deficiente y proviene de unos pocos machos, aunque Stejskal señala a los blastocistos híbridos como prueba de su viabilidad.

    Incluso si la hembra de rinoceronte blanco del sur pudiera llevar a término un feto de rinoceronte blanco del norte, lo cual es incierto, es probable que las crías de rinoceronte blanco del norte no tengan una genética lo suficientemente diversa como para mantener una población.

    "Esta nueva metodología todavía está en pañales", sostiene Susie Ellis, directora ejecutiva de la International Rhino Foundation, una organización de conservación sin fines de lucro. "Llevará un largo tiempo hasta que la totalidad del procedimiento funcione; hay que lograr muchos objetivos, desde desarrollar un grupo de células que se convierta en embrión, conseguir un rinoceronte donde inyectar el embrión y luego lograr que prospere una manada de rinocerontes".

    El equipo de científicos también está trabajando en un enfoque alternativo, aunque igualmente desafiante. Utilizando muestras de piel preservadas de doce rinocerontes blancos del norte, los investigadores esperan producir gametos, o células de óvulos y espermatozoides, que luego puedan agregarse al proceso in vitro para diversificar el acervo genético. El año pasado, un estudio sugirió que los tejidos de muestra contienen suficiente diversidad genética como para poder mantener una población sana de rinocerontes blancos del norte.

    Jeanne Loring, investigadora de células madre en el Scripps Research Institute en La Jolla, California, quien trabaja a la vez en un proyecto similar, cree que estas técnicas finalmente producirán más rinocerontes. Loring afirma que "se han podido generar crías de ratones, y, por lo que hemos visto, todo lo que se puede hacer en ratones se puede adaptar a los humanos, y eso también significa que podrá adaptarse a los rinocerontes blancos".

    Es posible que Fatu y Najin mueran antes de que estas investigaciones prosperen. Pero los científicos confían en el material genético que han recabado, y consideran que sus muertes solo serán una pausa, no el fin de las subespecies.

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