Impresionantes fotografías revelan cómo el plancton convive con el plástico

Oculto debajo de la superficie del océano, existe un mundo en el que minúsculas criaturas oceánicas deben desplazarse en una densa sopa de plástico.

Por Sarah Gibbens, Laura Parker
FOTOGRAFÍAS DE David Liittschwager
Publicado 31 ene 2019, 16:18 GMT-2, Actualizado 16 jun 2021, 16:30 GMT-3
Al tomar una muestra de la superficie del océano frente a las costas de Kiholo, Hawái, ...
Al tomar una muestra de la superficie del océano frente a las costas de Kiholo, Hawái, hallaron vida marina, como por ejemplo este ejemplar de Monacanthidae, y pequeños trozos de plástico. Por su tamaño, los científicos de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos) estiman que este pez tiene cerca de 50 días de vida.
Fotografía de David Liittschwager

 

Este artículo fue creado en colaboración con National Geographic Society
 

Las corrientes que convergen en la superficie del océano son el mejor lugar para hallar vida. Es allí en donde el plancton se junta – y, en donde hay plancton flotando, aparecen los hambrientos peces

Es allí también en donde los investigadores encuentran un nuevo, y ahora ubicuo, habitante del océano: el plástico

“Me resulta un poco impactante ver tanta cantidad en muestras relativamente pequeñas”, señala David Liittschwager, fotógrafo y Explorador de National Geographic. El pasado mes de julio, Liittschwager acompañó a un grupo de científicos que recolectaban muestras frente a las costas de Hawái, en donde las corrientes convergen y forman manchas llenas de plancton. Mediante el uso de redes, sacaron 400 metros cúbicos de agua de la superficie del océano, llenaron cinco cubetas de 4,5 litros cada una, y las llevaron a un laboratorio en Hawái. 

Además de fotografiar estas muestras de agua de Hawái, Liittschwager estudió muestras en un laboratorio en Plymouth, Inglaterra. Estas habían sido recolectadas en las cercanías del laboratorio, con cubetas arrastradas por grandes barcos.

En este par de imágenes, vemos vida marina por un lado (izquierda) y restos plásticos por el otro (derecha). Tanto el plancton como el plástico fueron sacados de una muestra de agua de 358 metros cúbicos tomada en Hawái, que se había formado por corrientes convergentes llamadas “slicks”. En estos “slicks” se suele hallar la mayor concentración de objetos pequeños que flotan en el agua.
Fotografía de David Liittschwager

Liittschwager extendió el agua en bandejas a fin de poder fotografiar el contenido de cerca. Sus fotos revelan un mundo en el que los movimientos del plancton y del plástico se entrelazan. Pequeñas larvas de pez flotan junto a pedazos de plástico y cordeles de pesca. Algunas imágenes son tan densas que se hace difícil discernir cuáles son los seres vivos.

Mientras que las imágenes en sí mismas parecen piezas coloridas de arte oceánico abstracto, estas muestras revelan una insidiosa y creciente amenaza. En todos los océanos del mundo hay microplástico (cualquier pedazo de plástico que mide menos de cinco milímetros). Flota a lo largo de ríos internos, y llega a las fosas más profundas en el océano. El microplástico es el resultado de los desechos plásticos que se parten en partículas aparentemente invisibles debido al desgaste y a la radiación ultravioleta.  

Los científicos están tratando de descubrir cómo es que el microplástico podría estar afectando a los seres humanos y a la vida marina. En el 2017, un estudio reveló que las anchoas confunden el plástico con comida, posiblemente atraídas por el olor de las algas que cubren la basura. Otros peces más grandes, que están por encima en la cadena alimentaria, se comen a estos pequeños peces, y por ende, a los científicos les preocupa que estos desechos puedan terminar en nuestros platos. Un estudio publicado en octubre de 2018 develó que el microplástico ya está presente, en un 90 por ciento, en la sal de mesa.

 “El plástico es un material asombroso”, señala Liittschwager. “Pero la idea de hacer algo con un solo uso es absurda”.

Lo ha movilizado el hecho de ver imágenes de plásticos que, durante las dos últimas décadas, han ido oscureciendo maravillas de la naturaleza. En 1994, fue una playa llena de basura en Hawái, en donde algunas de las costas reciben los últimos restos de basura provenientes del continente de plástico (la Gran Isla o Parche de Basura del Pacífico). Diez años después, fue a una isla remota de Hawái con un grupo de científicos que estaban investigando por qué las crías de albatros se morían a temprana edad. Una autopsia de los contenidos de sus estómagos reveló que contenían tapitas de botellas y otros pedazos de plástico.

Tal como los describe Liittschwager, su misión trata simplemente de documentar el mundo real.

 “Quiero que la gente vea lo que está pasando realmente”, menciona.

Peces jóvenes, entre los que vemos un ejemplar joven de dorado (centro), nadan rodeados de desechos como por ejemplo guantes de goma y cascos de plástico.
Fotografía de David Liittschwager

National Geographic Society le concedió una beca a David Liittschwager para financiar sus fotografías.


National Geographic está comprometido con la reducción de la contaminación plástica. Esta historia forma parte de  ¿Planeta o Plástico?— —nuestra iniciativa plurianual para crear conciencia sobre la crisis global de residuos plásticos. Aprende qué puedes hacer para reducir tu uso de plásticos desechables y asumir también el compromiso de cuidar el planeta.

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