Incendios en Argentina: las pérdidas, sus causas y la destrucción masiva de biodiversidad
El fuego llegó al Parque Nacional Iberá afectando a la fauna silvestre. En la imagen, un venado de las Pampas es fotografiado mientras su hábitat se incendia el 23 de febrero de 2022.
En Argentina, el fuego parece no dar tregua. Desde hace años, los incendios avanzan por todo el territorio nacional avivados por la sequía, y arrasan con la biodiversidad y el desarrollo de las comunidades locales.
Los focos de incendios activos en la provincia de Corrientes, durante las últimas semanas, recrudecieron el escenario nacional por las quemas masivas de pastizales correntinos, pero también por la llegada del fuego al segundo humedal más importante de Sudamérica: los Esteros del Iberá.
Los Esteros del Iberá conforman el segundo humedal más importante de Sudamérica. El avance del fuego alcanzó estos valiosos ecosistemas que fueron declarados Sitio Ramsar por la Convención sobre los Humedales.
Incendios en Corrientes: cuántas hectáreas se quemaron en la provincia y en el resto del país
Según detalla el “ 4°Informe técnico: Evolución de las áreas quemadas en Corrientes según coberturas vegetales” realizado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Corrientes y compartido públicamente este viernes, la cobertura vegetal afectada por el fuego al 21 de febrero, alcanza ya las 934.238 hectáreas, lo que equivale al 11 por ciento de la superficie de Corrientes.
“Es una situación inédita la que estamos viviendo. Nunca en esta época se habían registrado tantos focos de incendios. Estamos hablando de 6.055 (focos) sólo durante enero y febrero. Normalmente estos son meses estivales donde, por lo general, llueve”, dijo en entrevista telefónica a National Geographic, el Doctor en Ciencias Agrarias y actual Jefe del Grupo de Trabajo de Recursos Naturales del INTA Corrientes, Ditmar Kurtz.
Mapa del INTA Corrientes confirma 934.238 hectáreas quemadas al 21 de febrero de 2022.
A pesar del drama que muestran las imágenes y videos que llegan del nordeste argentino, los incendios son noticia desde hace cinco años por su mayor frecuencia pero, también, por su creciente intensidad.
Siguiendo el reporte del INTA Corrientes, sólo en los dos primeros meses del 2022 se quemaron más hectáreas que en todo el 2021, lo que coloca en un estado de extrema vulnerabilidad a la biodiversidad del país, especialmente a la fauna de los ecosistemas de pastizales y humedales correntinos que ya estaban bajo amenaza.
Según comunica en su página web el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF) perteneciente al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación (MAyDS), del 1 de enero al 15 de febrero del 2022 en todo el país, se contabilizaron 258.794,3 hectáreas incendiadas. Tal es la gravedad de la situación que, en enero de este año, el Gobierno argentino declaró, mediante decreto, la emergencia ígnea en todo el territorio nacional.
Sin embargo, la información del SNMF no sólo no contempla lo reportado por el INTA Corrientes sino que la información resulta, muchas veces, incompleta.“El SNMF recibe información de los reportes de las provincias ya que es responsabilidad de ellas hacer el seguimiento de sus recursos naturales. El problema es que muchas provincias, como Corrientes, no están reportando su superficie quemada. Nosotros sólo gestionamos la información”, aclaró a National Geographic, a través de mensaje de audio, el director de Planificación y Prevención del SNMF, Jorge Heider.
El funcionario mostró a este medio un mapa que pidió el SNMF por fuera de lo reportado por Corrientes, sobre los datos entregados por imágenes satelitales de enero hacia adelante, que constata unas 632 mil hectáreas quemadas aproximadamente.
Mapa del SNMF sobre la superficie quemada en Corrientes.
¿Cuántas hectáreas se quemaron en 2021?
Por su parte, según el análisis comparativo que realizó el SNMF con base en reportes oficiales informados por las provincias y presentado el 4 de enero del corriente año en la página web del MAyDS, “en 2021 se registró la menor cantidad de hectáreas afectadas por incendios forestales de los últimos cinco años, las que llegaron a ser aproximadamente 330 mil hectáreas. Esto representa una reducción de más del 70% con respecto al 2020, 800 mil hectáreas menos”.
Pero esa curva que venía en caída volvió a ascender con el acumulado de focos en los dos primeros meses del 2022 siendo Corrientes, Misiones, Río Negro, Chubut y Neuquén las provincias más afectadas.
Incendios en la Argentina: hubo récord de focos en 2020
Más atrás, en el 2020, los incendios alcanzaron un récord de focos activos en el país. Según los reportes del MAyDS para dicho año se quemaron en total 1.151.931,054 hectáreas, es decir, casi un 0,29% de la superficie total de Argentina. En dicho informe, se revela que el 57% de la superficie quemada pertenecía a los montes nativos de Córdoba y la región del Delta de las provincias de Entre Ríos, Buenos Aires y Santa Fe.
Además, el informe oficial destacó que “el 95% de los incendios forestales son producidos por intervenciones humanas”.
En el desglose de causas, se encuentra, en primer lugar, el uso del fuego para la preparación de áreas de pastoreo. “Otras causas que prevalecen son el abandono de tierras, las fogatas y las colillas de cigarrillos mal apagadas. Los factores climáticos, como la falta de precipitaciones, las temperaturas elevadas, el bajo porcentaje de humedad, las heladas constantes y los vientos fuertes, también inciden en la propagación del fuego”, destacó el reporte de MAyDS.
El 2019 se caracterizó por los incendios en América Latina y el Caribe. En aquel entonces, la Amazonía brasileña sufrió un récord de incendios. Según detalla el monitoreo de áreas quemadas del Instituto Nacional de Investigación Espacial (INPE) de Brasil en su archivo web, sólo en agosto de ese año, se quemaron 2,5 millones de hectáreas en la Amazonía, lo que es equivalente a la superficie total de la provincia de Tucumán.
Asimismo, el INPE revela en sus datos que, entre enero y agosto del 2019, los focos de incendios incrementaron un 89 por ciento respecto al mismo periodo del 2018. También Bolivia, México y Paraguay sufrieron incendios ese mismo año.
“Es una situación inédita la que estamos viviendo. Nunca en esta época se habían registrado tantos focos de incendios”
Los incendios de los Esteros del Iberá ponen en peligro al ecosistema
Según describe la Convención sobre los Humedales en su ficha informativa Ramsar sobre "Lagunas y Esteros del Iberá", publicada el 21 de febrero del 2020 en su sitio web, “el Macrosistema del Iberá tiene una extensión aproximada de 1.300.000 hectáreas y constituye una compleja asociación de ambientes leníticos y lóticos desdibujados en extensas superficies de interfaces".
"Los humedales más destacables corresponden a lagunas de diversas superficies dispuestas a lo largo del eje mayor de la cuenca. Las lagunas se articulan entre sí y con los esteros a través de canales de variado desarrollo, para finalmente resolverse en un difuso sistema de avenamiento en las nacientes del río Corriente”, detalla la Convención.
Asimismo, la ficha informativa destaca: “Los esteros tienen una importancia vital para los recursos hídricos y la hidrología de la región, además de ser hábitat de importantes poblaciones de especies raras o en peligro de extinción, entre ellas, la nutria neotropical ‘lobito de río’ (Lontra longicaudis) y venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus) –casi amenazado según IUCN– y el ciervo de los pantanos (Blastocerus dichotomus) –vulnerable según IUCN-”.
Según el desglose del informe que presentó el INTA sobre las hectáreas quemadas por los diversos focos de incendios en Corrientes, “en valores absolutos, la cobertura vegetal más afectada detectada son los esteros (y otros bañados) donde se duplicó el área afectada pasando de 245 mil ha a más de 275 mil ha. Los pastizales del nordeste fueron muy afectados; el área quemada se duplicó pasando de 18 mil ha a 40 mil ha”.
“Hoy tenemos buena parte de los focos activos dentro de la Reserva del Iberá. Recientemente, el INTA actualizó los datos y estamos hablando de 900 mil hectáreas quemadas en el último mes, lo que representa alrededor del 11 por ciento de la superficie de Corrientes. Es de una magnitud impresionante”, relató en una videollamada con National Geographic, Emilio Spataro, Licenciado en Gestión Ambiental, Doctorando en Geografía, miembro de la Red Nacional de Humedales y fundador de la organización Guardianes del Y'Vera.
Según detalló el especialista, “si bien el fuego forma parte de la dinámica del ecosistema en los pastizales y en las sabanas, los disturbios actuales son muy profundos, con fuegos muy intensos, que abarcan kilómetros y kilómetros y un daño inconmensurable en la biodiversidad”.
En este sentido, Spataro agregó: “Aunque lo más impactante son las imágenes de los animales calcinados como afectados directos, me preocupa la pérdida de hábitat de las especies que ya estaban en una situación de retracción muy fuerte, porque si bien el Iberá es conocido como un humedal con importante presencia de agua, también alberga ambientes de pastizales que han ido perdiendo superficie a lo largo del siglo en toda la Argentina y donde distintas especies animales han encontrado refugio. Se trata de especies como el aguará guazú (Chrysocyon brachyurus), el venado de las Pampas (Ozotoceros bezoarticus), el cardenal amarillo (Gubernatrix cristata) o el yetapá de collar (Alectrurus risora) que no son fácilmente encontradas en otros lugares, que tienen distintos riesgos o vulnerabilidad de extensión y que hoy están perdiendo sus hábitats”.
Además de las especies afectadas mencionadas por Spataro, las diversas imágenes y videos difundidos por las comunidades aledañas a través de las redes sociales, mostraron la masiva mortandad de especies como Yacarés (caiman latirostris y caiman yacare), Monos (Alouatta caraya), zorros (Cerdocyon thous), carpinchos, también conocidos como capibaras, (Hydrochoerus hydrochaeris), lobitos de río (Lontra longicaudis), corzuelas (Mazama gouazoubira), osos hormigueros (Myrmecophaga tridactyla), y distintas especies de anfibios y aves que murieron calcinados por el fuego, intoxicados por el humo o bien atropellados en las rutas al intentar huir.
Corrientes se caracteriza por sus ecosistemas de pastizales y humedales. En la imagen se muestra cómo el fuego avanza, afectando a la biodiversidad nativa del Parque Nacional Iberá el 23 de febrero de 2022.
La fauna silvestre es la principal víctima de los incendios desencadenados el 23 de febrero en el Parque Nacional Iberá. Según los científicos, aunque algunas especies logran sobrevivir al impacto directo del fuego, las consecuencias son muchas y diversas, entre ellas, la falta de acceso a la comida, los altos niveles de estrés y los problemas de convivencia entre especies hacinadas en un mismo hábitat.
Incendios en Corrientes: cómo es la destrucción masiva de biodiversidad
El Doctor Martin Kowalewski es investigador del CONICET y director de la Estación Biológica Corrientes (CECOAL-CONICET-UNN) y viene investigando particularmente al mono carayá, una especie que, a fines de noviembre, fue declarado por la Legislatura provincial como monumento natural de Corrientes.
Según relató el científico a National Geographic vía zoom, en el 2020, su área de trabajo concentrada en el Parque Provincial San Cayetano (ubicado en la localidad del mismo nombre en el municipio de Riachuelo, a 20 km de Corrientes Capital), sufrió dos grandes incendios que “quemaron el 90 por ciento del parque y otra área alrededor”.
“Allí pudimos cuantificar la pérdida de biodiversidad, lo cual es difícil porque no hay un registro previo de lo que había. En este caso, todo lo que es herpetofauna, es decir reptiles y anfibios, la pérdida fue del 100 por ciento. Este tipo de animales tienen poca posibilidad de escape porque se mueven más lentamente”, contó el especialista.
Además de la herpetofauna, y según describió Kowalewski sobre las consecuencias de los devastadores incendios del 2020, “tuvimos mortandad total de yacarés, carpinchos, y demás; y los mamíferos que por ahí tienen posibilidad de escape como un zorro o un guazuncho, cuando se van de un área protegida, son víctimas de cacería, o de depredación por perros o se acercan a rutas y hay caminos que son cortafuegos naturales y ahí son atropellados”.
“El impacto sobre la biodiversidad es tremendo, en primer lugar, de forma directa a través del fuego mismo y, en segunda instancia, porque los animales quedan encerrados por área de fuego y mueren por dos factores: o porque se les queman las vías nasales o por intoxicación por humo”, profundizó el investigador.
Otro hallazgo de la investigación que lleva adelante Kowalewski es que, por ejemplo, los monos que sobrevivieron a los incendios, “durante el primer año, no tuvieron crías”.
“Las consecuencias sobre la biodiversidad son trágicas porque cuando se destruye un ecosistema no hay forma de que se reconstruya tal como era antes. Y, después, porque quedan consecuencias indirectas como lo son la dificultad para acceder a la comida que ya no está, o por quedar con niveles de estrés alterado, o porque al juntarse muchas especies en un mismo lugar se ve afectada la convivencia”, agregó.
Respecto a la irrupción del fuego al Parque Nacional Iberá, el investigador destacó que “para poder calcular las pérdidas, primero hay que controlar el fuego, luego salir a recorrer, evaluar los daños y después tiene que haber una política de Estado global que nos involucre a todos los investigadores para proyectar qué áreas vamos a querer recuperar y cómo”
Los incendios en el Parque Nacional Iberá ocurridos durante el 23 febrero de este año, impactaron sobre especies de animales cuya conservación ya estaba bajo amenaza.
Según los investigadores, la herpetofauna (anfibios y reptiles) son las especies más afectadas por los incendios del 23 de febrero en el Parque Nacional Iberá ya que su andar es más lento.
Cuerpo calcinado de un mono carayá durante los incendios del 2020 en el Parque Provincial San Cayetano, en Corrientes.
Las causas de los incendios en Argentina
La magnitud y la frecuencia de los incendios en todo el territorio nacional tiene una multiplicidad de causas y, al mismo tiempo, una combinación de ellas.
“En primer lugar es importante precisar que estamos refiriéndonos a incendios de vegetación y no forestales, ya que que ocurren en pastizales, humedales como en el Delta o en los Esteros del Iberá, arbustales como en la Estepa Patagónica y todo tipo de ecosistema terrestre que tenga en su estructura biomasa vegetal”, aclaró vía mail a National Geographic, el investigador principal del CONICET y actual director del Centro de Investigación Esquel de Montaña y Estepa Patagónica (CIEMEP), Guillermo Defossé.
“Los incendios son, desde el punto de vista ecológico, “disturbios” que afectan de manera drástica la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas en los que ocurren”, definió el especialista.
Según precisó sobre lo ocurrido en Corrientes, “en algunas regiones de Argentina, la combinación de altas temperaturas, períodos prolongados de sequía, y humedades relativas bajas, predisponen a que el material vegetal (biomasa) se encienda rápidamente ante la presencia de una fuente de ignición (rayo, descuidos, fogones mal apagados, etc.). Ese fuego “incipiente” se transforma rápidamente en un incendio si las condiciones meteorológicas (vientos, temperaturas altas, sequía previa excepcional) son predisponentes a su rápida propagación. Esto es lo que ocurrió en la provincia de Corrientes”, explicó el científico.
Para Defossé, “hay casos de otras provincias donde los incendios ocurren de manera recurrente y suceden en ecosistemas que tienen normalmente períodos de sequía climatológica, como la región Andino Patagónica, cuyo clima de tipo mediterráneo, tiene un período natural de lluvias (de abril a septiembre) y otro de sequía estacional, desde octubre a marzo”.
En el caso de Córdoba (afectada gravemente en el 2020), y según relató el científico, “el período de sequía ocurre normalmente en invierno, coincidiendo con la temporada de incendios”. Sin embargo, reflexiona, “en los últimos tiempos, los efectos del cambio climático acentúan los períodos de sequía que traen como consecuencia los incendios que estamos padeciendo”.
La ciudad de Bariloche, en la Patagonia Argentina, sitiada por los incendios durante enero del 2022.
Por su parte, Emilio Spataro coincidió: “Es una situación sobre la que se tenía presunción. Estamos frente al período de sequía producto del fenómeno climático La Niña pero también, en un contexto de cambio climático donde sabemos que los fenómenos extremos con la Niña o el Niño se repiten más seguido. Esta Niña ya lleva casi 24 meses. Entonces, la acumulación de vegetación seca, combustible para los incendios en prácticamente todos los ecosistemas de la Argentina es sabida”.
El especialista añadió: “Ya se han prendido fuego los bosques serranos en Córdoba, bosques andinos patagónicos, humedales del delta entrerriano y santafecino y ahora le toca a los humedales de la provincia de Corrientes. Sólo se corre detrás del fuego y no se trabaja de forma anticipada”.
Por su parte, Kowalewski reflexionó: “Está claro que los pastizales como ecosistemas en sí mismos, que ocupan mucho espacio en el norte de Corrientes hasta el sur de Misiones, son paisajes que se manejan con fuego, es decir, naturalmente se queman y vuelven a regenerarse. Pero, la frecuencia natural de incendios en estos ecosistemas no es la que hay ahora, y ahí está el problema”.
Según el científico, la responsabilidad también es producto del uso tradicional del suelo ganadero que consiste en quemar para obtener pastura fresca. “La masividad de quemas sobrepasa a la adaptación natural del ecosistema”, dijo el científico, y señaló como ejemplo la masiva plantación de pinos que "funcionan como papel y ayudan a secar toda el agua de los humedales”.
Para los especialistas, registrar la pérdida de biodiversidad dependerá del control del fuego y de la posterior clausura de las áreas para la su restauración natural. En la foto, la fauna nativa del Parque Nacional Iberá, la principal víctima de los incendios del 23 de febrero de 2022.
Las claves para controlar los incendios
Mientras las lluvias llegan a cuentagotas a Corrientes, las comunidades trabajan junto a los bomberos voluntarios, organizaciones rescatistas y el recurso que llega desde todas las provincias para controlar los incendios.
Sin embargo, hacia adelante, la propuesta de Guillermo Defossé es “tratar de investigar y entender cómo funciona el fuego en la naturaleza”.
“No se trata de un enemigo al que hay que vencer, sino de un disturbio natural que estuvo, está y va a continuar estando presente en los ecosistemas vegetales del mundo independientemente de los recursos y esfuerzos que pongamos para controlarlo. Lo importante es primeramente comprender su rol en la naturaleza (que tiene reglas y tiempos que son distintos a los que tenemos los humanos), y evitar en lo posible su ocurrencia en áreas donde la vegetación es proclive a quemarse”, profundizó el científico.
Cómo prevenir los incendios
Para Defossé, la clave es la prevención. "Hay que trabajar en acciones preventivas, que son mucho más económicas que las tareas de supresión, aunque mucho menos visibles”, manifestó.
“En las áreas de interfaz urbano rural, es necesario disminuir la cantidad de biomasa vegetal alrededor de viviendas, construir con códigos que tengan en cuenta la vulnerabilidad del entorno en caso de incendio, y tomar todas las medidas de prevención que minimicen el riesgo de incendio, y si éste ocurre, que se pueda actuar a tiempo con los recursos disponibles para suprimir rápidamente”, aseguró el investigador.
Según concluyó, “la mejor estrategia para manejar el fuego es adoptar los medios preventivos necesarios para evitar que éste ocurra de manera indeseada, y a su vez para que, en caso de ocurrencia, esa situación no desemboque en un final impredecible, costoso, y de difícil solución como el que está padeciendo ahora la provincia de Corrientes”.
La restauración: el después de los incendios
Por su parte, Spataro pidió que, una vez que se apaguen los incendios, se dé lugar a la restauración del ambiente y a la recuperación lo más rápido posible de los hábitats naturales.
”Prácticamente todas las especies de pastizal que se encuentran en Corrientes y en los Esteros del Iberá están siendo vulneradas en su conservación”, manifestó, y añadió: “El primer paso para restaurar es garantizar que no haya una transformación del uso del suelo. Muchos de estos fuegos, lamentablemente, se producen con una expectativa de aprovechar la sequía para transformar ambientes. Lo más importante es que ahora se clausuren esos suelos para dar lugar a la restauración natural del ecosistema el tiempo que sea necesario”.
Sin embargo, y según destacó Spataro, “los pastizales tienden a recuperarse más rápido pero necesitan, por lo menos cinco años, para reconstruir su estructura y funcionalidad previa al incendio, mientras que para los humedales ese período de recuperación puede extenderse a 10 años ya que dependen de la disponibilidad de agua y hoy continuamos con fuertes períodos de sequía”.