El grave problema del film plástico

El film transparente puede ser muy útil para envolver un sándwich, pero lo cierto es que contamina el planeta. ¿Existen alternativas?

Por Sarah Gibbens
Publicado 24 jun 2020, 14:12 GMT-3
Consumidores de todo el mundo pueden comprar film transparente hecho de PVDC, PVC, polietileno y algodón encerado.
Fotografía de Hannah Whitaker, National Geographic
Artículo creado en colaboración con la National Geographic Society.

El resbaladizo film transparente de plástico surgió en la década de 1940 como un error de la química: un residuo que se aferraba tenazmente al fondo de un vaso de precipitados. Originalmente, el ejército lo utilizó para revestir botas y aviones. En la actualidad, nosotros y los supermercados donde hacemos nuestras compras podemos escoger entre más de cien marcas de esta sustancia resistente al agua.

El film transparente es muy popular en los Estados Unidos. Un grupo de investigación industrial determinó que, en los seis últimos meses, unos 80 millones de estadounidenses utilizaron al menos un rollo de film transparente, y más de cinco millones de estadounidenses gastaron más de 10 millones de cajas. Los usos comerciales en supermercados y en envíos representan los tres millones de toneladas de plástico adicionales que los fabricantes esperan fabricar en 2019.

Este envoltorio portátil y barato conserva las sobras por más tiempo, pero tiene varios inconvenientes: contribuye a la crisis de contaminación por plástico, es difícil de reciclar y está compuesto de sustancias químicas potencialmente perjudiciales, sobre todo al descomponerse en el medio ambiente.

“Si retrocedemos a los años 50, cuando no existían envases de alimentos tan eficaces como los que hay ahora, podemos entender su gran popularidad”, afirma Leah Bendell, ecotoxicóloga marina de la Universidad Simon Fraser.

“Hace 70 años, no teníamos plástico, y después en el auge de posguerra aparecen los químicos que nos abrirían las puertas de este nuevo mundo. Los pesticidas, los herbicidas y los plásticos serían una parte importante de él”, afirma.

El origen del film

Ralph Wiley descubrió el policloruro de vinilideno (PVDC) en el laboratorio de física de Dow Chemical en Midland, Míchigan, y lo llamó “eonita” por el material ficticio e indestructible de la tira cómica “Little Orphan Annie”.

Su trabajo era crear un producto nuevo a partir de hidrocarburos y cloro, los dos subproductos de la fabricación del percloroetileno.

National Geographic se compromete a reducir la contaminación de los plásticos. Obtén más información sobre nuestras actividades sin fines de lucro en natgeo.org/plastics. Aprende lo que puede hacer para reducir tu propio consumo de plásticos de un solo uso, y asume tu compromiso.

La nueva sustancia química era tan resistente al agua que, tras enjuagarla, quedaba fija en el matraz. Las moléculas de PVDC están tan unidas que son casi impenetrables para las moléculas de oxígeno y agua. Dichas propiedades convirtieron al film transparente en un material muy atractivo en la guerra y en las cocinas americanas.

En los años 60, la empresa australiana GLAD creó su propia versión —menos pegajosa— del film transparente a partir de polietileno. Hoy en día, el producto también se fabrica con polietileno, ya que los consumidores comenzaron a preguntarse si ingerir comida que ha estado envuelta en un plástico fabricado con cloro no afectaría a su salud.

En la actualidad, consumidores de todo el mundo tienen a disposición marcas de film transparente hechas de PVDC, PVC y polietileno.

El plástico en el medio ambiente

Es muy difícil reciclar las delgadas y endebles bolsas de plástico, ya que, sin equipo especializado, terminan obstruyendo la maquinaria. Y aunque se recurra al reciclado, cuesta más que utilizar materiales vírgenes. Según la Organización Mundial de la Salud, cuando acaban en vertederos o incineradores, tanto el PVC como el PVDC pueden liberar unas sustancias químicas muy tóxicas llamadas dioxinas.

En ecosistemas marinos, el film transparente contribuye a la crisis de contaminación por plástico, y los científicos han determinado que, a diferencia de otros plásticos, el PVC y el PVDC capturan muy bien bacterias y metales. Estos fragmentos de microplásticos contaminados pueden perjudicar a los peces que los confunden con comida.

Aunque los activistas medioambientales suelen defender el abandono total del uso de este producto, los fabricantes apuntan a la infraestructura poco actualizada.

Scott Defife, vicepresidente de asuntos gubernamentales de la Asociación de Industrias del Plástico de Estados Unidos, afirma que los films plásticos podrían reciclarse fácilmente si la infraestructura de recolección de residuos no fuera tan deficiente.

“Queremos que el gobierno federal invierta en esto”, afirma. “Deberían considerarlo un servicio público fundamental, como las carreteras y los puentes”.

La Asociación de Industrias del Plástico promociona el film transparente como una forma eficaz de reducir el desperdicio de alimentos, ya que permite conservar la comida en buen estado.

“Cada uno de estos materiales se desarrolló por una razón”, afirma Defife.

Cuestiones de seguridad

El PVC y el PVDC presentan una pequeña diferencia en cuanto a su composición de cloro en cada molécula. Según Bendell, el film transparente contiene algo de cloruro de vinilo, normalmente un 13 por ciento, y ambos suelen tener aditivos tóxicos. La FDA estadounidense regula ambos materiales y prohíbe que se filtre en los alimentos una fracción mayor al 1 por ciento de los films transparentes de PVC y PVDC. Con ese nivel de exposición, es muy poco probable que alguien resulte envenenado.

“Si tu plato se fabricó con PVC, ¿supone eso algún riesgo? Probablemente no”, afirma Rolf Halden, científico medioambiental del Biodesign Institute de la Arizona State University. “Pero si estamos frente a PVC y ftalatos, estos pueden filtrarse o rezumar de los productos. Y esto constituye una exposición indeseada”.

Ramani Narayan, ingeniero químico de la Michigan State University, explica que para fabricar plásticos más blandos, flexibles y transparentes, suelen mezclarse con plastificantes, sobre todo en los envases de los alimentos. Una clase habitual de plastificantes es un grupo de moléculas denominado ftalatos —una categoría que contiene carcinógenos—, aunque el film transparente de PVC ya no los contiene. Pero sí contiene un plastificante llamado DEHA, o di(2-etilhexil)adipato, pero no está del todo claro cómo afecta a la salud humana.

Por ejemplo, Stretch-Tite fabrica un film transparente que contiene PVC. En un correo electrónico, indicaron que su producto no incluye sustancias químicas cancerígenas como BPA ni ftalatos y sostienen que las preocupaciones por la seguridad del film transparente no se basan en conocimientos científicos sólidos.

Halden afirma que “a diferencia de los patógenos infecciosos, los efectos de la exposición a sustancias químicas tóxicas pueden tardar décadas en manifestarse”. Y resultaría difícil vincular directamente el incremento de las tasas de cáncer, por ejemplo, a las sustancias químicas del film plástico.

Buscar alternativas

Décadas antes de que el film transparente proliferara en las góndolas de los supermercados, el papel de cera era el material más común. Y hoy existe una forma reutilizable del papel de cera que ofrece una alternativa a los plásticos desechables.

Bee’s Wrap se fabrica revistiendo una capa de algodón con cera de abeja, aceite de jojoba y resina vegetal. El calor de las propias manos lo vuelve más plegable y adherente.

Steve Reble, copropietario de la empresa emergente Etee, afirma que se inspiró en los envoltorios de las momias de los antiguos egipcios para crear un envoltorio de alimentos reutilizable revistiendo una fina capa de algodón con una barrera cerosa.

Aunque son empresas relativamente nuevas —Bee's Wrap se fundó en 2012 y Etee, en 2017—, han captado a una población de consumidores que busca alternativas a los plásticos de un solo uso.

Reble afirma que los envoltorios de alimentos de Etee han podido eliminar más de 92 metros cuadrados de film transparente en los dos últimos años. Katie Flagg, representante de Bee’s Wrap, afirma que la empresa creció un 87 por ciento el año pasado.

El grupo de investigaciones de mercado Nielsen calcula que los consumidores estadounidenses gastarán 150.000 millones de dólares en una amplia variedad de productos sostenibles para 2021.

“Nos estamos volviendo cada vez más sensatos a la hora de interactuar con nuestros recursos”, afirma Flagg.

loading

Descubre Nat Geo

  • Animales
  • Medio ambiente
  • Historia
  • Ciencia
  • Viajes
  • Fotografía
  • Espacio
  • Video

Sobre nosotros

Suscripción

  • Regístrate en nuestro newsletter
  • Disney+

Síguenos

Copyright © 1996-2015 National Geographic Society. Copyright © 2015-2024 National Geographic Partners, LLC. Todos los derechos reservados