Enrique VIII no quedó impresionado con la verdadera apariencia de Ana de Cleves después de ver ...

De Napoleón a Ana de Cleves, estos 5 retratos causaron sensación a lo largo de la historia

La imagen oficial del rey Carlos III está dando que hablar, pero no es ni mucho menos la primera que lo hace. A lo largo del tiempo, los retratos han sido a menudo fuente de controversia, mezclando realidad y ficción.

Enrique VIII no quedó impresionado con la verdadera apariencia de Ana de Cleves después de ver su retrato, y anuló su matrimonio a los pocos meses. Es uno de los muchos retratos cuyas historias pasaron a la posteridad.

Fotografía de ART Collection, Alamy
Por Melissa Sartore
Publicado 8 jun 2024, 09:02 GMT-3

En el nuevo retrato oficial del Rey Carlos III, el monarca aparece en medio de un mar de rojo con una mariposa cerca del hombro. Su estreno suscitó debates en todo el mundo: ¿Era el llamativo color una referencia a su legado? ¿Una declaración sobre el pasado de la Corona? ¿Es el maximalismo una estratagema para distraer a sus súbditos?

Abundan las especulaciones, pero esta reacción no es nada nuevo. Desde que existen los retratos y las imágenes, se han creado con propósito y simbolismo, invitando a la controversia y a los problemas.

El retrato que pintó de Ana de Cleves supuestamente ayudó a convencer a Enrique VIII de Inglaterra para que se casara con ella, su cuarta esposa, el 6 de enero de 1540. 

En 1539, Enrique VIII envió un séquito al Ducado de Cleves (en la actual Alemania) para reunirse con el hermano de Ana, el duque Guillermo. El Rey, que necesitaba un aliado político, deseaba casarse con la hermana de Guillermo, pero quería ver el aspecto de su futura esposa.

Junto al famoso retrato de Holbein, el consejero de Enrique, Thomas Cromwell, fue informado de que Ana era hermosa y al Rey se le dijo que era ideal para darle más hijos dada su “conveniente edad, saludable temperamento, elegante estatura... y otras gracias”. 

Cuando Ana llegó a Inglaterra, Enrique no estaba nada contento.  “No es nada hermosa. Su persona es buena y atractiva, pero nada más", dijo, añadiendo que no se habría casado con ella si no hubiera viajado a Inglaterra y si no temiera que se casara con uno de sus enemigos. 

Aunque se casó con Ana, la relación duró solo unos meses. Como su matrimonio nunca llegó a consumarse, fue anulado el 9 de julio de 1540

Winston Churchill

Visitantes admiran el retrato de Karsh en la Galería Nacional Húngara.

Fotografía de Ritter, Ullstein Bild, Getty Images

Quizá sea la foto más famosa jamás tomada de Winston Churchill, y la que desató la ira del primer ministro. Cuando Churchill se encontraba en Canadá en 1941, el fotógrafo Yousuf Karsh tuvo la oportunidad de retratar al estadista británico. 

Según el fotógrafo, “el puro de Churchill estaba siempre presente. Le tendí un cenicero, pero no quiso deshacerse de él”. Karsh volvió a su cámara y esperó a que Churchill se quitara el puro de la boca de buena gana.

Al cabo de unos instantes, Karsh se acercó a él y, “sin premeditarlo, pero con mucho respeto, le dije: ‘Perdóneme, señor’, y le arranqué el puro de la boca. Cuando volví a mi cámara, parecía tan beligerante que podría haberme devorado. Fue en ese instante cuando tomé la fotografía”.

Al final, la foto captó a Churchill en un momento que lo definió para siempre.

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    En este grabado, la cabeza de Abraham Lincoln se superpone a la figura y el fondo de un grabado anterior de A.H. Ritchie de John C. Calhoun.

    Fotografía de Composite Print by William Pate

    Ha tenido que pasar un siglo para que se descubriera que el famoso retrato de Abraham Lincoln de 1852 no era en realidad el del 16º presidente de Estados Unidos. En medio de los modernos debates sobre la manipulación fotográfica por parte de la inteligencia artificial, el retrato de Lincoln ofreció una perspectiva sobre la facilidad con la que se puede cambiar una imagen.

    Resulta que la cabeza de Lincoln estaba fijada al cuerpo de John C. Calhoun, uno de los mayores defensores de la esclavitud en la política estadounidense de mediados del siglo XIX.

    Como explica Harold Holzer, coautor de The Lincoln Image: Abraham Lincoln and the Popular Print (La imagen de Lincoln: Abraham Lincoln y la prensa popular), “el retrato de John C. Calhoun que se transformó en un retrato de Lincoln, con toga y todo, unionista sustituyendo a secesionista” fue uno de los muchos “grabados de este tipo [que] elevaron a Lincoln a la categoría de deidad estadounidense”.

    Leopoldo I

    Leopoldo I, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (1640-1705), en este cuadro pintado por Benjamin von Block en 1672.

    Fotografía de Pictorial Press Ltd, Alamy

    Aunque no es tan evidente en muchos de los retratos de Leopoldo I, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, como en los de sus parientes, el soberano de los Habsburgo tenía la mandíbula por la que se conoce a su familia: ahora conocida como prognatismo, la mandíbula inferior sobresale en una mordida extrema. 

    En lugar de resaltar lo que podría haber sido un rasgo físico desagradable (que durante mucho tiempo se ha atribuido a la endogamia), los retratos de Leopoldo lo presentan glamuroso y distinguido

    Hay aspectos distintivos del aspecto de Leopoldo en los que es difícil no fijarse. Su gran melena castaña cae en cascada por sus hombros, dirigiendo inmediatamente la mirada hacia la boca del gobernante de finales del siglo XVII. 

    En el retrato de Benjamin von Block, sus labios carmesíes y carnosos se ven realzados por el fondo rojo y la capa que lo envuelve. Por mucho que lo intentó, von Block no pudo ocultar todos los rasgos de Leopoldo que le valieron el apellido de “Hogmouth”.

    Napoleón Bonaparte

    Primera versión de Napoleón cruzando los Alpes, de Jacques-Louis David.

    Fotografía de Artepics, Alamy

    El uso de la imagen de un gobernante con fines propagandísticos no comenzó con Napoleón Bonaparte, pero es posible que su panegirista artístico, Jacques-Louis David, dominara el oficio. Su pintura, de la que se hicieron cinco versiones entre 1801 y 1805, muestra a Napoleón sobre un noble corcel con el traje de general apuntando hacia arriba. La capa que lleva sobre los hombros cambia de un cuadro a otro, así como el color del caballo, pero la glorificación del emperador mientras cruza los Alpes se mantiene constante

    Napoleón cruzando los Alpes se inspiró en obras de arte asociadas a personajes como Pedro el Grande, evocando su destreza militar con una sola mirada. El militar se negó a posar para el retrato, diciéndole a David: “nadie sabe si los retratos de los grandes hombres son parecidos: basta con que el genio viva”. Al final, el líder francés tenía razón. El legado de sus logros ha mezclado sin duda realidad y mito, influido en última instancia por la obra de artistas como David. 

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