El lugar donde los jaguares se “matan a pedido” en el marco del comercio ilegal

Los inmigrantes emprendedores chinos de Surinam han establecido redes para cazar jaguares, procesar los cuerpos y enviar los productos a China de contrabando.

Por Rachael Bale
Publicado 26 sept 2018, 18:05 GMT-3
La caza furtiva y el tráfico de jaguares es un problema creciente en Surinam y a ...
La caza furtiva y el tráfico de jaguares es un problema creciente en Surinam y a través de Sudamérica.
Fotografía de Steve Winter, National Geographic Creative

A principios de este año, en un sitio web de noticias de Surinam, apareció un breve artículo titulado “Se hallaron dientes de jaguares luego de inspeccionar a viajeros que salían del país”. El artículo indicaba que tres hombres chinos fueron arrestados en enero por posesión de dientes, que son ilegales en Surinam, donde los jaguares son una especie protegida. Los hombres recibieron una “importante multa” y “fueron liberados”.

A pesar de un sinnúmero de consultas a diversos ministerios y a la oficina de la fiscalía, los detalles del caso aún no estaban disponibles; sin embargo, un representante del Ministry of Physical Planning, Land, and Forest Management (Ministerio de Planificación, Bosque y Ordenamiento Territorial), que supervisa los asuntos de la vida silvestre, expresó en un correo electrónico que en realidad los hombres no habían recibido ninguna multa y que se les permitió continuar con su viaje. No queda claro quién fue el responsable de tomar esa decisión.

En China, los dientes de jaguar podrían usarse como sustitutos de los dientes de tigre, para confeccionar collares que se usan como símbolos de estatus o por la creencia de que protegen del mal a quien los usa. Estos dientes fueron confiscados por la fuerza policial en Bolivia.
Fotografía de Christian Rodriguez

Si bien se conocen pocos detalles, es evidente que este caso es emblemático de una red mucho más grande y organizada de tráfico de jaguares, en la que los felinos se “matan a pedido” para convertirlos en joyas y en un producto medicinal denominado “pegamento”, y que se sacan de Surinam de contrabando en el equipaje de mano durante vuelos comerciales.

La oficina de Guyana del World Wildlife Fund (Fondo Mundial para la Naturaleza) puso de manifiesto por primera vez el problema en 2010. Ahora, una nueva investigación de la organización sin fines de lucro World Animal Protection (Sociedad Mundial para la Protección Animal) con sede en Londres, ha brindado detalles sobre quiénes son los traficantes, cómo trabajan y cuál es el daño que están causando.

Lo que está en juego para China en Surinam 

China ha estado invirtiendo mucho en Surinam, así como en el resto de Sudamérica. Una ola de inmigración china que comenzó hace aproximadamente 20 años ha traído a miles de personas que trabajan como madereros, mineros y propietarios de tiendas. Los chinos dirigen operaciones que abarcan desde grandes proyectos de caminos y edificios hasta importantes concesiones madereras o mineras en el interior de la selva.

Los caminos de acceso a las operaciones madereras o mineras han abierto regiones boscosas que antes eran inaccesibles, y los viajes de ida y vuelta de los expatriados chinos facilitan el traslado de bienes fuera de Surinam. Es en este marco en el que se ha desarrollado el comercio ilegal de los productos de jaguar.

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    Una fotografía de las redes sociales obtenida por un investigador muestra a un jaguar muerto, supuestamente asesinado por un minero en el interior de Surinam.
    Fotografía de World Animal Protection

    “Es muy probable que la afluencia de ciudadanos chinos haya expandido el mercado local para el comercio de partes de jaguar en Surinam”, comenta Pauline Verheij de la organización sin fines de lucro International Fund for Animal Welfare (Fondo Internacional para el Bienestar Animal). Verheij investigó el comercio de jaguares de Surinam a principios de 2018, antes de unirse al International Fund for Animal Welfare o IFAW, y ha encontrado evidencia de que los chinos compran partes de jaguares en Surinam desde por lo menos el año 2003. Agrega que, además de la ola reciente de inmigrantes chinos, Surinam tiene una comunidad considerable de chinos-surinameses nacidos y criados en el país, quienes también compran y usan productos de jaguares. Existe evidencia de que hay otros grupos que también lo hacen, pero a una escala mucho menor.

    “Se rumorea que los filipinos consumen la carne; luego otros vienen y compran los dientes y los colmillos de jaguar [para hacer joyas]. A veces los lugareños exhiben las pieles”, comenta Nicholas Bruschi, quien dirigió la investigación de la World Animal Protection. Sin embargo, “son los chinos quienes parecen estar en el comercio de grandes cantidades de productos”.

    Según la investigación, la mayor impulsora del comercio es la pasta de jaguar. Su nombre alternativo es “pegamento de jaguar” y se trata de una sustancia similar a la melaza que se consigue hirviendo el cuerpo del jaguar durante siete días. Se cree que ayuda a aliviar una diversidad de padecimientos, desde somnolencia excesiva hasta insomnio excesivo. “No existe ninguna evidencia en absoluto que indique que la pasta de jaguar cure alguna enfermedad”, explica Bruschi.

    Si bien se desconoce el origen de su uso, Bruschi cree que la pasta de jaguar es una adaptación de la pasta de tigre, un “medicamento” tradicional de Vietnam responsable, en parte, del gran comercio ilegal de tigres en el sudeste de Asia. Si bien la pasta de tigre es principalmente un producto vietnamita, parece que son chinos quienes preparan y venden la pasta de jaguar.

    En el idioma chino, la palabra para jaguar básicamente se traduce como “tigre americano”, y en Sudamérica, a los jaguares se los suele llamar “tigres”. No queda claro si los consumidores chinos están muy interesados en la pasta de jaguar particularmente, o si no saben diferenciarla de la pasta de tigre. También es posible que una vez que la pasta de jaguar ingrese en China, se etiquete falsamente como si fuera de tigre, según indica Bruschi.

    La cadena de suministro

    El proceso puede comenzar de una de dos maneras. A veces, un cazador se cruza con un jaguar o un ranchero encuentra a un jaguar acechando su ganado. Podrían matar al felino y venderlo a un intermediario a cambio de una buena cantidad de dinero. Este tipo de caza incidental generalmente se ve impulsada por el miedo o por la pérdida del hábitat del jaguar debido a la ganadería, la agricultura, la minería o la explotación forestal. Los felinos tienen menos espacio para cazar presas silvestres y, por lo tanto, es más probable que se vean tentados por el ganado, las gallinas y los perros de las áreas ocupadas por personas.

    Además de estas maneras oportunistas de cazar jaguares, existe el modo de “matar a pedido”, como lo llama Bruschi. Esto sucede cuando alguien en Paramaribo decide que necesita un jaguar y hace correr la voz entre sus contactos de las áreas rurales para que sepan que está interesado en comprar uno. La investigación descubrió que, a veces, la recompensa se publicita en las redes sociales o por teléfono, y puede ser más de lo que una persona rural gana en un mes de trabajo.

    La investigación también descubrió que matar a un jaguar puede requerir múltiples disparos y, a veces, muchas horas de acecho del animal herido antes de que el cazador pueda disparar la bala letal. Si el jaguar tiene un cachorro, es posible que se lo dé por muerto o que se lo venda en el comercio ilegal de mascotas.

    En Surinam, matar, transportar, comprar, vender o incluso poseer una especie protegida como el jaguar es ilegal y sancionable con una multa de hasta 134.000 dólares o con hasta seis años de prisión, según Nancy del Prado, abogada ambiental que vive en Paramaribo. Por eso, hacer que el cuerpo de un jaguar llegue a la capital, donde se lo procesará, implica un desafío de traslados, de automóvil en automóvil y de refugio en refugio. “Se lo mantiene en constante movimiento para frustrar los esfuerzos de la policía”, explica Bruschi.

    La industria minera en el interior de Surinam ha reducido el hábitat de los jaguares, lo que ha hecho que los felinos estén en contacto con los humanos con mayor frecuencia. Es posible que los mineros le disparen a un jaguar por miedo o para proteger a sus perros; o bien, para obtener la recompensa ofrecida por un traficante de jaguares.
    Fotografía de Edward Troon, Ap

    Una vez que el jaguar llega a Paramaribo, generalmente permanece en una tienda cuyo propietario es chino. “Estos negocios tienen menos probabilidades de ser investigados por la fuerza policial porque la comunidad china tiene mucha influencia”, explica Els van Lavieren, de la oficina de Surinam de Conservation International (Conservación Internacional), donde ha estado investigando el comercio durante los últimos dos años. “La comunidad china aquí dirige todas las tiendas. Todos los supermercados son dirigidos por chinos. Son importantes para la economía de Surinam”.

    El jaguar se cocina hasta obtener la pasta, que luego se coloca en recipientes pequeños que los contrabandistas empacan en equipajes de mano, a menudo junto a Bálsamo de Tigre, un ungüento de olor fuerte que usan frecuentemente los atletas para aliviar el dolor muscular. De acuerdo con la investigación de la World Animal Protection, el Bálsamo de Tigre despista a los perros rastreadores de los aeropuertos.

    “Muchas de las personas chinas que viajan a China desde aquí están involucradas en el contrabando”, comenta Lavieren. “Tienen que regresar de todos modos, así que se llevan algunos [productos de jaguar] para obtener dinero extra”.

    Bruschi comenta que, en China, la pasta de jaguar se vende dentro de las redes de amigos y familiares, aunque expresa que quiere trabajar más para comprender de mejor manera ese aspecto del comercio.

    Los dientes de jaguar (que son “sin dudas” la parte del cuerpo más valiosa, según Verheij) también son un componente importante del comercio. Se venden como collares principalmente a personas chinas, tanto en Surinam como en China. El comercio ilegal de colmillos de jaguar también se ha identificado en Bolivia y en el resto de los países de Sudamérica.

    El proceso completo, de principio a fin, es “muy sofisticado”, comenta un guardaparques surinamés que pidió permanecer en el anonimato para proteger su investigación en curso sobre el comercio. “Saben exactamente lo que están haciendo”.

    ¿Dónde está la fuerza policial?

    A Vanessa Kadosoe de la National Zoological Collection of Suriname (Colección Nacional Zoológica de Surinam), que está llevando a cabo una investigación sobre la cantidad de jaguares de Surinam, le preocupa lo que sucederá en los bosques si desaparecen los jaguares. Los jaguares, como depredadores alfa, controlan las poblaciones de herbívoros, como los ciervos y los agutíes, un tipo de roedor. Si los jaguares no cazan a los animales que se alimentan de plantas, la cantidad de estos podría proliferar y provocar que se eliminen especies de plantas, lo que podría llevar a que devoren las cosechas de los agricultores. “Si se eliminan los principales depredadores, todo el sistema se desmoronaría”, explica.

    Aún no existe una estimación confiable de la cantidad de jaguares que viven en Surinam, pero hay evidencia que sugiere que la caza furtiva está causando estragos. El guardaparques comenta que recibe una llamada de informantes sobre la caza de jaguares aproximadamente cada dos semanas, y aparecen fotografías en las redes sociales de jaguares muertos con cierta regularidad. Y Bruschi explica que, anecdóticamente, determinadas áreas están teniendo menos avistamiento de jaguares.

    “En función de diversas fuentes, mi evaluación es que la cantidad de jaguares que se matan en Surinam para obtener sus partes puede llegar a más de cien por año”, comenta Verheij. “No se necesita ser biólogo para comprender que esta cantidad es descomunalmente insostenible”.

    “La aplicación de la ley es una de las mejoras más importantes que podemos lograr, ya que en este momento hay tan poca exigencia que las personas no tienen miedo de publicar fotografías en Facebook con sus armas y con los jaguares que han matado”, explica van Lavieren.

    No queda claro cuántos arrestos se han hecho por cargos relacionados con la venta y el contrabando de partes de jaguares. En un correo electrónico enviado a National Geographic, el representante del Ministry of Physical Planning, Land, and Forest Management dijo que llevan estadísticas de arrestos y condenas, que los registros no están digitalizados y que “llevaría un tiempo extraer información específica sobre los jaguares”.

    En su revisión de informes de los medios sobre arrestos relacionados con los jaguares, Verheij descubrió que la mayoría de los infractores habían sido liberados con una multa (como fue el caso de los tres hombres chinos en enero) en lugar de que se les aplique todo el peso de la ley. También expresa que los controles aduaneros de las fronteras deben reforzarse y que el gobierno debe brindar una mejor subvención a la división de conservación de la naturaleza a fin de que tenga el personal, los recursos y el equipo necesarios para patrullar y dirigir investigaciones.

    Kadosoe está de acuerdo. Desea ver a los guardaparques con puestos en los caminos nuevamente para que realicen controles en los vehículos como solían hacer en la década de 1980. Un mayor control de ese tipo haría que las personas piensen bien antes de transportar ilegalmente un jaguar.

    Según el guardaparques, en la actualidad, él y sus colegas están incapacitados. Comenta que ni siquiera hay suficiente combustible para que patrullen, ya que generalmente se les asignan solo 30 litros (no llega a ser un tanque completo) para cada uno de los tres vehículos, y esa cantidad debe durarles todo el mes.

    “¿Qué se puede hacer con 30 litros de combustible en el bosque? Puedes conducir hasta el aeropuerto y regresar. No se puede ir más lejos para controlar a los cazadores, a los cazadores furtivos ni las áreas de explotación forestal”, explica. “Hago esto por mi cuenta”.

    El ministerio reconoce que los recursos son escasos, pero aclara que sí se llevan a cabo las patrullas. “Nuestros guardaparques de vida silvestre realizan patrullas regulares, pero hay un territorio enorme que deben cubrir y un presupuesto relativamente limitado con el que trabajar”, indica la declaración escrita. También reconoce que no existe una estrategia específica para lograr la conservación de jaguares en este momento, pero sí aclara que hay propuestas pendientes que abordarían específicamente la protección de los jaguares.

    La buena noticia es que, debido a que la mayor parte de Surinam es selva indómita, los jaguares aún tienen áreas naturales protegidas... al menos por ahora. Sin embargo, hace mucho tiempo que Surinam desea construir una carretera que atraviese la selva para conectar Paramaribo al norte con la frontera de Brasil al sur, lo que abriría franjas remotas de hábitats de jaguares.

    Una compañía china ya ha pavimentado una carretera que es parte del camino hacia allí.

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