Una compañía de ballet ucraniana que sigue actuando desde el exilio

El Ballet Ciudad de Kiev se encontraba de gira por Francia cuando inició la invasión rusa en su país de origen. Sus integrantes viven ahora en un teatro de París y las autoridades locales les han prometido vivienda y empleo.

Por Madeleine Schwartz
Publicado 29 mar 2022, 00:00 GMT-3, Actualizado 29 mar 2022, 10:55 GMT-3
Bailarinas de la compañía de ballet Ciudad de Kiev interpretan la Danza del Hada de Azúcar durante ...

Bailarinas de la compañía de ballet Ciudad de Kiev interpretan la Danza del Hada de Azúcar durante una actuación el 13 de marzo. Se encuentran entre los artistas desplazados tras la invasión rusa de Ucrania. El conflicto también ha sido destructivo para el patrimonio cultural del país.

Fotografía de Monique Jaques, National Geographic

PARÍS, FRANCIA. El arte del ballet proviene de la concentración, la disciplina y la consistencia: los mismos movimientos, repetidos en la barra y en el suelo; un lenguaje de pliésrelevés jetés que se ha mantenido estable durante cientos de años.

Pero el ensayo del Ballet Ciudad de Kiev del 16 de marzo fue inusual en casi todos los sentidos. Los bailarines practicaron en una pequeña sala llena de reporteros tomando fotos y videos. Había muy poco espacio en la barra para todos los bailarines, por lo que algunos usaron sillas o el costado de un piano para hacer sus ejercicios. 

Mientras saltaban por el recinto en pequeños grupos, el paso de un bailarín fue demasiado ancho para la sala y éste terminó rebotando contra la puerta. Otro cayó torpemente sobre sus pies; parecía haberse lastimado el tobillo.

Ekaterina Kozlova, quien dirige la compañía con su esposo Iván Kozlov, osciló entre supervisar a sus súbditos y observar a los periodistas, algunos de los cuales habían estado incomodando a los bailarines con sus preguntas.

Julia Kuzmich y Volodymr Bukliev, solista de la compañía de ballet Ciudad de Kiev, ensayan con otros bailarines antes de lo que debería haber sido una de sus últimas performances en Francia. Se suponía que tenían que regresar a Ucrania, pero la guerra los convirtió en desplazados al igual que a otros artistas. A partir de la próxima semana, la compañía comenzará la gira por Francia nuevamente.

Fotografía de Monique Jaques, National Geographic

Esta fotografía reciente muestra a los bailarines y las bailarinas del Ballet Ciudad de Kiev ensayando bajo la dirección de Ekaterina Kozlova en Nantes, Francia.

Fotografía de Monique Jaques, National Geographic

Una compañía de ballet que vive en un teatro

“Tratamos de ser especialmente amables con los bailarines en este momento, porque todos están muy estresados, todos están bajo tanta presión”, cuenta Kozlova.

“Son las llamadas desde casa, el flujo constante de noticias. Debido a la tecnología, estamos mucho más en contacto. Nuestros bailarines saben minuto a minuto lo que está pasando. Siempre están con sus teléfonos tratando de mantenerse actualizados. Y creo que muchos están agotados”.

El grupo, que tiene su sede en Kiev, la capital de Ucrania, partió hacia Francia el 23 de febrero para una gira planificada de dos semanas para interpretar una versión infantil de El Cascanueces.

El 24 de febrero, el presidente ruso Vladimir Putin inició la invasión de Ucrania. El conflicto ha matado a miles y desplazado ya a más de tres millones de personas.

Actualmente, los bailarines y las bailarinas están viviendo en el Théâtre du Châtelet, en París, por un período cuyo final parece cada vez más lejano.

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    Los bailarines y las bailarinas del Ballet Ciudad de Kiev entran en calor antes de una actuación de El Cascanueces. La compañía había viajado a Francia para interpretar una versión infantil de la mencionada obra de Chaikovski. Pero la guerra ha cambiado sus planes, incluso hasta la logística más básica.

    Fotografía de Monique Jaques, National Geographic

    Vladyslav Dopshinskyi precalienta sus pies mientras Julia Kuzmich elonga durante los últimos minutos antes del inicio del espectáculo.

    Fotografía de Monique Jaques, National Geographic

    Julia Kuzmich, una bailarina solista que interpreta a Clara en El Cascanueces, asumió el papel ya que los bailarines principales no pudieron hacer la actuación debido al cierre del aeropuerto de Kiev, en Ucrania, a causa de la invasión rusa.

    Fotografía de Monique Jaques, National Geographic

    “No estábamos preparados para esto”, lamenta Kozlova. La compañía solamente trajo suficientes trajes para los espectáculos que estaban programados originalmente. Más allá de eso, agrega Kozlova, “no trajimos nada. No tenemos música, videos, documentos, todo lo que tenemos quedó en Kiev. Básicamente nos despedimos psicológicamente de todo lo que tenemos”.

    Las bailarinas de ballet Aelita Shevchuk (a la izquierda) y Diana Potapenko esperan su turno para salir al escenario durante una actuación en Nantes, Francia.

    Fotografía de Monique Jaques, National Geographic

    La cultura frente a la invasión rusa de Ucrania

    La agresión rusa en Ucrania ha sido particularmente destructiva para el patrimonio cultural del país.

    “La cultura es un objetivo específico de la estrategia de guerra rusa”, dice Sebastian Majstorovic, quien con dos colegas dirige Saving Ukranian Cultural Heritage Online (Salvando el Patrimonio Cultural Ucraniano Online, SUCHO, por sus siglas en inglés), un grupo de unos 1.200 profesionales del patrimonio cultural que busca salvaguardar los archivos digitales y los datos de las instituciones ucranianas.

     “Si borras todo lo que supuestamente hace que (Ucrania) sea única”, dice, “entonces realmente cumples la misión que Putin ha diseñado”.

    Desde 2014, cuando Rusia ocupó y anexó Crimea, “los funcionarios rusos han retirado artefactos, demolido tumbas y cerrado iglesias en Donbás y Crimea”, dijo en un comunicado el Departamento de Estado de los Estados Unidos. 

    La actual guerra ya ha destruido o dañado una serie de monumentos, incluido el Museo Histórico y Etnográfico de Ivankiv, y ha dañado el histórico monasterio de Svyatohirsk. “Este es un patrimonio cultural insustituible y representa una profunda pérdida para todos nosotros”.

    Anna Hrechykha posa para un retrato en el Théâtre du Châtelet. Hrechykha, quien baila hace 12 años, es de Mariúpol, Ucrania, y hace dos semanas que no puede contactarse con su familia.

    Fotografía de MONIQUE JAQUES, National Geographic

    Ksenia Lytvynenko, de 19 años, vivió en Kirguistán y luego se mudó a Ucrania para estudiar danza. Después de la invasión, llegó a París a través de Polonia para unirse a la compañía.

    Fotografía de MONIQUE JAQUES, National Geographic

    Mikola Varvaliyk, de Kiev, posa para un retrato. Baila desde los 4 años.

    Fotografía de MONIQUE JAQUES, National Geographic

    Cómo es la vida en París de la compañía de ballet de Kiev

    La mayoría de los 38 bailarines del Ballet Ciudad de Kiev que están en París tiene entre 18 y 22 años. Formados en gran parte en la misma escuela, muchos se conocen de casi toda la vida. 

    Mientras ensayan, van hablando ruso y ucraniano. También hablan inglés con frecuencia o usan el francés para el vocabulario específico del ballet.

    Este grupo representa solo una parte de los 70 integrantes que conforman la compañía. Varios de los otros bailarines actualmente se encuentran en la República Checa.

    Ksenia Lytvynenko, de 19 años, llegó a París hace solo dos días. Su madre y su hermano todavía están en Polonia. No suele hacer giras con la compañía de ballet, pero preguntó si podía unirse al grupo, que incluye a cuatro de sus antiguos compañeros de clase de Kiev.

    A través del ballet, dice, “puedo expresarme, y puedo expresar a la gente lo que está sucediendo en este momento en mi país”.

    Vladyslava Vasilieva, solista, se prepara para una actuación.

    Fotografía de Monique Jaques, National Geographic

    Los miembros del Ballet Ciudad de Kiev descansan entre los calentamientos mientras otros esperan salir al escenario para los ensayos.

    Fotografía de Monique Jaques, National Geographic

    Ivan Koslov, quien dirige la compañía de Ballet Ciudad de Kiev con su esposa, instruye a los bailarines desde los asientos de un teatro en Nantes, Francia. La compañía no es el único grupo de artistas ucranianos desplazados por la guerra.

    Fotografía de Monique Jaques, National Geographic

    Los bailarines están tratando de trabajar y actuar lo mejor que pueden. Uno dice que el conflicto siempre está en su mente. Otro asegura que lleva dos semanas sin noticias de sus padres desde Mariúpol. “Es muy difícil para nosotros hacer frente a todo esto logísticamente”, relata Kozlova. Pero, comenta, “somos muy afortunados al tener tanto apoyo”.

    Los funcionarios parisinos esperan poder proporcionar no solo vivienda, sino también un lugar para que los bailarines trabajen. Pronto comenzarán a tomar clases en la Ópera de París y a menudo asisten a actuaciones por la noche. 

    La compañía ha recibido donaciones de medias y leotardos (prendas elásticas y ceñidas al cuerpo que usan los y las bailarinas) y según fue informado al momento de realizar este reportaje, se prevé que el Ballet Ciudad de Kiev retomaría esta semana las giras por Francia.

    (Más información sobre la invasión rusa de Ucrania: Los refugiados de Ucrania comparten sus desgarradoras historias)

    Olga Posternak habla con Mykhaylo Shcherbakov antes de una performance de El Cascanueces.

    Fotografía de Monique Jaques, National Geographic

    París se prepara para albergar a más artistas ucranianos

    El Ballet Ciudad de Kiev no es el único grupo de artistas ucranianos desplazados en París. El Teatro Monfort en el 15° arrondissement (o distrito), al sur de París, espera recibir a otros 15 artistas, algunos con sus familias.

    Otros teatros se están preparando para recibir a más artistas ucranianos, según Carine Rolland, quien como vicealcaldesa a cargo de la cultura ha estado coordinando acciones con teatros de toda la ciudad.

    Todavía no sabe cuántas personas se espera que lleguen, pero está comprometida a encontrar espacios para que vivan y trabajen.

    “La cultura debe ser apoyada en estos momentos de gran dificultad y los artistas de los países oprimidos también, en particular de Ucrania, porque son la voz de la resistencia”, dice. “Aquellos que puedan hablar deben hacerlo dondequiera que estén”.

    Lada Romanova durante la performance de la Danza del Hada de Azúcar en Francia.

    Fotografía de Monique Jaques, National Geographic

    Taras Titarenko saltando durante la escena final de El Cascanueces.

    Fotografía de Monique Jaques, National Geographic

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