Siete hallazgos arqueológicos imperdibles de 2015

De un tesoro hundido a enterramientos ceremoniales de linces: es momento de mirar hacia atrás a los más grandes hallazgos del año.

Por Kristin Romey
Publicado 13 dic 2017, 12:26 GMT-2
Descubrimiento_arqueologico_2015
Anna Cohen, una estudiante graduada de antropología de la Universidad de Washington, documenta un alijo de más de 50 artefactos descubiertos en la selva. Según el protocolo científico, no retiraron objetos del sitio. Los científicos esperan poder montar una expedición pronto para documentar y excavar más el sitio antes de que los saqueadores encuentren el lugar.
Fotografía de Dave Yoder, National Geographic

El 2015 fue un año en el que la arqueología ocupaba frecuentemente los titulares de todo el mundo, pero, por desgracia, su gran frecuencia se debía al mismo motivo terrible. Este fue el año en que ISIS (Estado islámico) lanzó su furia destructiva en sitios y monumentos culturales antiguos a lo largo de Siria e Irak.

Pero este también fue el año en el que los arqueólogos triunfaron en el campo. Los investigadores han hecho del 2015 un año espectacular para la arqueología, desde sumergirse profundamente en las selvas tropicales de América Central en busca de nuevas civilizaciones hasta alterar nuestra comprensión de la conducta humana con tan solo re inspeccionar el contenido de polvorientos archivos de museos. 

El escaneo de radar en el interior de la tumba de Tut ha reforzado la teoría de que dos cámaras más pueden estar ocultas detrás de puertas selladas.
Fotografía de Brando Quilici, National Geographic Channels

Cámaras ocultas en la tumba de Tut

Lo que suena como una trama de una película con éxito de taquilla fue en realidad un hallazgo realizado en una pantalla de computadora: dos posibles cámaras ocultas dentro de la tumba del faraón egipcio Tutankamón, selladas durante miles de años y pasadas por alto por Howard Carter cuando excavó el sitio en el Valle de los Reyes en la década de 1920. El egiptólogo Nicholas Reeves vio lo que parecían ser puertas que daban a las cámaras cuando examinaba los escaneos láser de la tumba. El radar de escaneo y las imágenes térmicas iniciales sugirieron la presencia de espacios vacíos que respaldarían la teoría de Reeves. Él cree que la cámara funeraria de la ilustre reina Nefertiti se encuentra detrás de una de las paredes.

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    El 2016 será otro gran año para la tumba de Tut, predice Fredrik Hiebert, miembro de arqueología de la National Geographic Society. Los investigadores planean investigar las cámaras, posiblemente mediante la perforación de pequeños agujeros en las paredes y la inserción de una cámara de fibra óptica para examinar los contenidos. “La evidencia de las cámaras selladas es realmente convincente\, comenta Hiebert. “Todo el mundo está muy ansioso por descubrir qué hay dentro. Todavía quedan muchas cosas sobre el Valle de los Reyes que  desconocemos”.

    Las elaboradas esculturas en la selva tropical hondureña pueden ayudar a los arqueólogos a entender mejor una civilización prácticamente desconocida.
    Fotografía de Dave Yoder, National Geographic

    La civilización perdida que se descubrió en la selva tropical hondureña

    Investigadores machetearon su camino en la inmaculada selva tropical en Honduras para confirmar lo que la teledetección aérea (LIDAR) ya había sugerido: los restos de una cultura prácticamente desconocida que prosperó en la región oriental de Mosquitia hace mil años.

    Los arqueólogos han comenzado a estudiar solo una de las varias ciudades identificadas, repleta de plazas, esculturas elaboradas y una pirámide. El presidente de Honduras se comprometió a proteger el área de los madereros y saqueadores ilegales, y los investigadores piensan regresar en el año 2016, a pesar del hecho de que casi la mitad del equipo padeció leishmaniasis durante la expedición de 2015.

    Los restos del Homo naledi han provocado fuertes discusiones de exactamente cómo se ajusta a nuestro árbol genealógico de la evolución.
    Fotografía de Mark Thiessen, National Geographic

    Homo naledi: una “desconcertante nueva rama en el árbol genealógico”

    A los paleoantropólogos, que trabajan millones de años hacia atrás hasta los albores de la evolución humana, nada les resulta más fascinante que un buen argumento, y el 2015 les dio el regalo del Homo naledi. Espeleólogos recreativos descubrieron inicialmente los restos de más de 15 individuos en Sudáfrica en 2013, pero tal descubrimiento recién lo hizo oficial Lee Berger, un paleoantropólogo de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo, Sudáfrica, hace unos meses atrás: estamos observando una nueva especie del género Homo.

    El Homo naledi es inesperado en el sentido que, en muchos aspectos, no tiene sentido. ¿Por qué un homínido con un cerebro tan pequeño tiene un cuerpo tan grande? ¿Cómo explicamos la confluencia de características muy “simiescas” y más primitivas que las que se hallaron en los Australopithecus notoriamente relacionados con Lucy y elementos mucho más modernos? ¿Cómo fue que los restos terminaron tan escondidos en un complicado sistema de cavernas? ¿Fueron deliberadamente depositados allí en un ritual, algo que hasta ahora solo se reconoce como un comportamiento en los humanos modernos y los Neandertales? Y la pregunta más importante: ¿cuántos años tienen estos fósiles?

    Lo que sí sabemos es que podemos esperar años de investigación y análisis sobre cómo encaja exactamente el Homo naledi en nuestro árbol genealógico. ¡Manténgase informado!

    Cuatro hombres que jugaron un papel importante en el desarrollo de Jamestown, el asentamiento permanente más antiguo de Gran Bretaña en América, fueron identificados de manera concluyente en 2015.
    Fotografía de James Di Loreto

    Arqueólogos identifican los cuerpos de líderes perdidos de Jamestown

    En 2010, los arqueólogos que estudiaban una serie de cuatro entierros masculinos en Jamestown, Virginia, utilizaron la localización de los restos para identificar de manera concluyente el primer gran edificio de la iglesia británica en Norteamérica, donde Pocahontas se casó con John Rolfe en 1614. Encontraron los restos humanos en lo que se sospecha que era la zona del presbiterio de la iglesia, donde antiguamente estaba el altar y donde habrían sido enterrados los miembros de élite del primer asentamiento permanente de Gran Bretaña en Norteamérica.

    Cuando se descubrieron los cuerpos, los investigadores solo podían adivinar quiénes eran, en función del estatus y las fechas de defunción de los hombres\u2019: el reverendo Robert Hunt, primer capellán de Jamestown; Sir Ferdinando Wainman, un artillero maestro para el Fort James; Capitán Peter Winne, un sargento mayor de la fortaleza; y el capitán Gabriel Archer, miembro del primer consejo gobernante de la colonia.

    Lograron descifrar a tres de los cuatro. Este año, con el análisis genealógico y químico, los arqueólogos determinaron que los restos pertenecían al Capitán Archer, a Sir Wainman, al reverendo Hunt y al Capitán William West, un pariente de Wainman.

    “Estos individuos fueron muy importantes para la fundación de Estados Unidos como hoy la conocemos”\, expresa el antropólogo forense Douglas Owsley, quien dirigió el equipo que identificó a los hombres. “Realmente nos interesan sus vidas e historias”.

    Un lince joven adornado con un collar de conchas y dientes de oso y enterrado en un montículo de origen nativo estadounidense es el primer entierro de un gato salvaje adornado en aparecer en el registro arqueológico.
    Fotografía de Kenneth Farnsworth

    Entierro ceremonial de un lince en los montículos de Hopewell

    Durante décadas después de la excavación de un túmulo de la era de Hopewell, estos huesos languidecieron en el depósito del museo del estado de Illinois en Springfield, en una caja etiquetada como “entierro de cachorro”. Pero cuando la zooarqueóloga Angela Perri examinó el cráneo se dio cuenta de que estaba observando otra cosa: el único entierro decorado que se conoce de un gato salvaje en el registro arqueológico.

    El joven lince fue enterrado hace unos 2000 años en el más grande de los 14 montículos de la era de Hopewell que miran desde arriba al río Illinois a unos 80 kilómetros (50 millas) al norte de St. Louis. Lo enterraron junto a los restos de 22 personas, que fueron sepultadas en un anillo que rodea una tumba central con los restos de un bebé.

    Cuando los arqueólogos desenterraron la sepultura a principios de la década de 1980, se sorprendieron al encontrar los restos de un pequeño animal con lo que parecía ser un “collar” hecho de conchas marinas y dientes de oso. Si bien los miembros de la cultura Hopewell sepultaban perros, solo lo hacían en sus aldeas los túmulos estaban reservados para los entierros humanos.

    Entonces, ¿cómo explicar el entierro deliberado de un felino salvaje? Según Perri, el lince joven (lo más probable es que haya tenido entre cuatro y siete meses de edad) no fue sacrificado sino colocado deliberadamente en su tumba con el “collar” ornamental y las garras juntas. Mientras que Perri sostiene que el entierro es evidencia de la domesticación de gatos, otros investigadores, quienes señalan que los animales nunca son deliberadamente enterrados en los montículos de Hopewell, sugieren que el entierro del lince podría tener un significado cosmológico.

    Los arqueólogos hicieron un hallazgo de solo una vez en décadas con el entierro intacto de un guerrero de 3500 años de antigüedad repleto de objetos funerarios inusuales y una espada con una empuñadura de marfil.
    Fotografía de Department of Classics, University of Cincinnati

    Descubren en Grecia la tumba inviolada de un guerrero rico

    La especulación frenética a principios del año sobre la posibilidad de que una tumba griega sea el lugar de descanso de Alejandro Magno resultó ser solo eso una especulación. Pero el hallazgo de una tumba inviolada de un guerrero al suroeste del Peloponeso no solo resultó ser el hallazgo arqueológico más importante del año para Grecia continental, sino también el hallazgo de décadas.\

    El guerrero masculino fue descubierto en el sitio de Pilos, que cuenta con los restos de un palacio micénico construido alrededor de 1300 a. C. El guerrero fue enterrado casi dos siglos antes, en un pozo funerario rodeado de aproximadamente 1400 objetos, incluida una espada de bronce con una empuñadura de marfil.

    Los arqueólogos estaban sorprendidos por la cantidad de objetos de sepultura “femeninos” que había enterrados con el guerrero, entre ellos, peines, cuentas y un espejo. “El hallazgo de tantas joyas preciosas junto a un guerrero líder desafía la creencia común de que solo enterraban joyas con mujeres ricas”, expresa la arqueóloga Sharon Stocker de la Universidad de Cincinnati que trabajó en las excavaciones. .

    El San José, que se hundió frente a la costa de Colombia en 1708, puede contener más de mil millones de dólares de tesoro que una vez estuvo destinado a las arcas de la colonia española.
    Fotografía de Ministerio de Cultura de Colombia

    El tesoro en el galeón español hundido podría ser el más grande de todos los tiempos

    El tesoro en el galeón español hundido podría ser el más grande de todos los tiempos. Es probable que se considere “el descubrimiento más valioso de un naufragio de todos los tiempos” un galeón español de principios del siglo XVIII repleto con aproximadamente mil millones de dólares en gemas y metales preciosos. Pero lo probablemente hace que este descubrimiento sea especialmente interesante es la guerra legal que se está preparando en torno a la propiedad de los restos del naufragio.

    El presidente de Colombia recientemente tuiteó que su país ha localizado el San José, un barco español hundido por los británicos en 1708 frente a la costa de Cartagena. Sin embargo, la firma privada de rescate estadounidense Sea Search Armada afirma que encontró los restos del naufragio hace más de 30 años. Luego está España, que muy probablemente presentará un reclamo sobre este barco y sobre los restos de casi 600 de sus tripulantes que se hundieron junto con él. “España ha tenido bastante éxito en la corte cuando se trata de recuperar sus buques de guerra, independientemente de quién los encuentre”, agrega Hiebert. “Me sorprendería saber que no den una gran pelea por el San José”.

    Artículo publicado el 28 de diciembre de 2015.

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