Los perros se parecen más a nosotros de lo que pensábamos

Un nuevo estudio revela que los perros evitan a las personas que son malas con sus dueños.

Por Maya Wei-Haas
Publicado 21 dic 2017, 14:01 GMT-2
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Un pescador de mosca y su Golden Retriever disfrutan del río Provo, en Utah. La investigación emergente sugiere que los perros son más parecidos a los humanos de lo que nunca imaginamos.
Fotografía de Cameron Lawson, National Geographic Creative

Lo más probable es que sea normal para los dueños de perros, pero la creciente investigación sugiere que el mejor amigo del hombre actúa a menudo más como humano que como canino.  

Tal como los estudios han mostrado, los perros pueden leer las expresiones faciales, comunicar celos, expresar empatía e incluso ver la televisión. Han adoptado estos rasgos humanos durante su evolución de lobos a mascotas domesticadas, lo que ocurrió entre 11.000 y 16.000 años atrás, según los expertos.

“En particular, el hecho de ‘prestarnos atención, llevarse bien con nosotros [y] tolerarnos’ ha dado lugar a características particulares que a menudo reflejan las nuestras”, manifiesta Laurie Santos, directora del Yale Comparative Cognition Laboratory.

Aquí tenemos algunos de los más recientes estudios que muestran el lado humano de nuestros compañeros caninos.

Un Pug mira a los niños en el Wrangell-Saint Elias National Park en Alaska. Una investigación reciente sugiere que los perros son muy observadores de las interacciones de sus dueños con otras personas.
Fotografía de Rich Reid, National Geographic

Caninos fisgones

Escuchar por casualidad (u observar a la gente) es primordial para la interacción social humana, ya que nos permite averiguar quién es bueno y quién es malo.

En un nuevo estudio, los científicos pusieron a prueba a 54 perros para que cada uno de ellos observara a su dueño luchar por recuperar un rollo de cinta de un recipiente. Los perros se dividieron en tres grupos: cooperadores, no cooperadores y de control.

En el grupo de cooperadores, el dueño solicitó la ayuda de otra persona para que sostuviera el recipiente. En el grupo no cooperador, el dueño pidió ayuda a una persona, que luego evitó ayudarle. En el grupo de control, la persona adicional les rechazó sin que se le haya pedido ayuda. En todos los experimentos, una tercera persona “neutral” se sentó en la sala.

Después de la primera ronda de experimentos, la persona neutral y el cooperador o no cooperador le ofrecieron golosinas al perro.

En el grupo no cooperador, los caninos aceptaban más frecuentemente la golosina de la persona neutra y evitaban al no cooperador. Sin embargo, en el grupo de cooperadores, los perros no aceptaron ni al ayudante ni a la persona neutral por sobre otra persona. Anteriormente, los científicos han observado resultados similares en los bebés humanos y en los monos capuchinos de cabeza dura.

¿Por eso los perros toman partido haciendo caso omiso de las personas que son malas para sus dueños? Solo las futuras investigaciones lo dirán.

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    Observación

    “Imitar lo que otro observa es instintivo para muchos animales (incluso para seres humanos, chimpancés, cabras, delfines, hasta para la tortuga de patas rojas) porque alerta a los animales de todo, desde amenazas inmediatas hasta de ‘un arbusto de bayas particularmente sabroso’”, expresa Lisa Wallis, una estudiante de doctorado en el Instituto de Investigación de Messerli en Viena, Austria.

    Anteriormente se pensaba que los perros imitaban lo que los humanos observaban solo cuando había alimentos o juguetes de por medio. Ahora, un nuevo estudio sugiere que los perros también imitan lo que los humanos observan de forma general, pero solo si no está entrenado.

    “Sabemos que deben ser capaces de hacerlo”, expresa Wallis, líder de la investigación publicada en agosto en la revista Animal Behaviour, “pero el entrenamiento era la ‘pieza del rompecabezas que faltaba’”.

    En experimentos recientes, Wallis y sus colegas reclutaron a 145 mascotas border collie dentro de un rango de niveles de formación y edades. Los investigadores querían ver si la edad, adaptación o formación influenciaba la tendencia del perro a imitar lo que un humano observa.

    Después, Wallis observó las reacciones de los perros mientras observaba una puerta. Sorprendentemente, solo los border collie sin entrenamiento imitaron su mirada, mientras que los animales entrenados la ignoraron. Esto puede deberse a que los perros entrenados aprenden a centrarse en la cara de una persona, y no adónde una persona está mirando.

    Cuando Wallis y sus colegas dedicaron tan solo cinco minutos a enseñarles a mirar a la cara a perros no entrenados, estos comenzaron a ignorar el instinto de seguir su mirada.

    Lo que es aún más sorprendente es que los perros no entrenados a menudo alternaban la mirada entre ella y la puerta, desconcertados ante lo que ella estaba observando. “El comportamiento, solo visto antes en seres humanos y chimpancés, se llama ‘verificación’ o ‘doble mirada’”, manifestó.

    “Es una lección para todos nosotros que siempre debemos examinar si el entrenamiento tiene un efecto en este tipo de estudios”, comenta Wallis.

    Próximos pasos en la investigación de perros

    En los seres humanos, el envejecimiento acelera el declive de la capacidad de la memoria a corto plazo y del razonamiento lógico, lo cual dificulta aún más el aprendizaje de nuevas tareas. Las investigaciones previas han encontrado declives similares en los perros, pero la memoria a largo plazo es un aspecto poco conocido de la biología de los perros.

    Por ello, Wallis y sus colegas están estudiando cómo memorizan tareas los perros jóvenes y viejos, y si pueden recordarlas meses después.

    Los resultados todavía están por verse, pero Wallis espera descubrir que es difícil, pero no imposible, enseñar trucos nuevos a los perros viejos.

    Artículo publicado el 20 de julio de 2015.

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