¡Ya somos 8000 millones de personas en el mundo!

En solo 12 años, la Tierra ha sumado mil millones de personas. Los desafíos e implicaciones para el planeta (y nuestro propio bienestar) dependen de cómo abordemos el cambio climático.

En la víspera de Diwali, la fiesta hindú de las luces, la gente abarrota un mercado de Bangalore. Este año, India se convertirá en el país más poblado del mundo, sustituyendo a China, que ha ocupado el primer puesto durante dos milenios. A medida que la población mundial alcanza los 8000 millones de personas, algunos países, como Nigeria, experimentan un rápido crecimiento, mientras que otros, como Japón, se reducen.

Fotografía de Manjunath Kiran AFP, Getty
Por Craig Welch
Publicado 17 nov 2022, 08:27 GMT-3

Desde la aparición del Homo sapiens, pasaron aproximadamente 300 000 años antes de que 1000 millones de personas poblaran la Tierra. Eso ocurrió alrededor de 1804, el año en que se descubrió la morfina, cuando Haití declaró su independencia de Francia y cuando Beethoven interpretó por primera vez su Tercera Sinfonía en Viena.

Hemos sumado nuestros últimos 1000 millones más solo desde el inicio del primer mandato del Presidente de Estados Unidos Barack Obama en 2010. Apenas una docena de años después de alcanzar los 7000 millones, es muy probable que el planeta supere los 8000 millones de personas a mediados de noviembre, según estimaciones de las Naciones Unidas basadas en sus mejores proyecciones demográficas.

Sin embargo, el momento real es incierto. En algunas partes del mundo, los datos del censo tienen décadas de antigüedad. Durante la COVID-19 fue prácticamente imposible para algunos países registrar todas las muertes. Incluso los modelos informáticos más sofisticados pueden tener un error de un año o más. Y es improbable que nadie vaya a hacer un recuento global persona por persona.

En este escenario, la ONU declaró el 15 de noviembre como el "Día de los Ocho Mil Millones", y no hay duda de la importancia de tan simbólico momento. Los seres humanos de todo el mundo viven más tiempo, gracias a una mejor atención sanitaria, agua más limpia y mejoras en el saneamiento, todo lo cual ha reducido la prevalencia de enfermedades. Los fertilizantes y la irrigación han aumentado el rendimiento de los cultivos y han mejorado la nutrición. En muchos países nacen más niños y mueren muchos menos.

Fumie Takino, de 89 años, es la fundadora y miembro más veterano de un equipo de animadores de Tokio llamado Japan Pom Pom. En 2010, la población de Japón alcanzó su cota máxima con 128 millones de habitantes. Ahora es de 125 millones y se prevé que disminuya en las próximas cuatro décadas. La población del país es la más envejecida del mundo.

Fotografía de Kim Kyung-Hoon Reuters

Por supuesto, los retos a los que nos enfrentamos a medida que la población mundial sigue aumentando también son importantes. La contaminación y la sobrepesca están degradando muchas zonas de los océanos. La fauna y la flora están desapareciendo a un ritmo alarmante, ya que los seres humanos arrasan con los bosques y otras zonas silvestres para el desarrollo, la agricultura y los productos comerciales elaborados a partir de los árboles.

Un clima cambiante impulsado por un sistema energético global que sigue siendo abrumadoramente abastecido por los combustibles fósiles se está convirtiendo rápidamente en la mayor amenaza de la historia para la biodiversidad, la seguridad alimentaria y el acceso al agua para beber y cultivar. Y todo esto está sucediendo solo con el número de personas que ya tenemos.

Los riesgos y las oportunidades de nuestro auge demográfico y la crisis paralela de los recursos dependen en gran medida de las decisiones que aún no hemos tomado. ¿Qué controlará más nuestro futuro: los miles de millones de bocas que tendremos que alimentar o los miles de millones de cerebros más que podremos emplear para hacerlo?

 

"Creo que las repercusiones exactas sobre la vida humana en el futuro están todavía por determinar", afirma Patrick Gerland, quien supervisa las estimaciones de población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas.

"Hasta ahora, la experiencia general demuestra que el mundo ha logrado adaptarse y ha encontrado soluciones a nuestros problemas", sostiene Gerland. "Creo que debemos ser algo optimistas".

Pero no tarda en reconocer que el cambio climático es una poderosa amenaza. "Mantener simplemente el statu quo y no hacer nada no es una opción. Nos guste o no, los cambios se producirán, y la situación no mejorará por sí sola. Es necesario intervenir en el presente y en el futuro", reflexiona.

Mientras tanto, nuestra explosión demográfica general oculta tipos de cambio demográfico muy diferentes que se están produciendo en todo el mundo. Y los principales demógrafos del mundo no se ponen de acuerdo sobre hacia dónde se dirige nuestra población.

Izquierda: Arriba:

En Lagos (Nigeria), Emmanuel y Nwakaego Ewenike llevan 11 años viviendo en una sola habitación con sus cuatro hijos. No tienen agua corriente y la electricidad es intermitente, una situación que Emmanuel califica de "muy mala". Más de un tercio de la población nigeriana vive en la pobreza extrema, la tasa más alta del mundo. La población del país podría cuadruplicarse a finales de siglo.

Fotografía de Yagazie Emezi National Geographic
Derecha: Abajo:

La tasa de natalidad de China ha seguido descendiendo. A medida que aumentan las oportunidades de educación y carrera, las mujeres optan por tener menos hijos. Aunque sus habitantes viven más tiempo, por término medio, que los de la mayoría de los países, la población china de 1400 millones de personas puede haber empezado ya a disminuir.

Fotografía de Justin Jin National Geographic

Los cambios de población varían drásticamente 

El mundo se enfrenta a la posibilidad de que se produzcan enormes explosiones y colapsos de población al mismo tiempo. Los más importantes, casualmente, están en lados opuestos del planeta.

Quizás este mismo año, por primera vez en dos milenios, China dejará de ser el país más poblado de la Tierra, ya que la India la superará finalmente. Incluso antes de la política china de un solo hijo, que entró en vigor en 1980, "los nacimientos en China han disminuido casi continuamente", afirma Gerland. Solo en la década de 1970, la tasa de natalidad se redujo a la mitad. Con el aumento de las oportunidades de mejorar la educación y las carreras profesionales, más mujeres retrasan el parto, y ya hay menos mujeres en edad de procrear.

Estas tendencias se aceleraron durante la pandemia. En 2020 nacieron un 45% menos de niños que en 2015. La tasa de natalidad de China es ahora muy inferior a la de Estados Unidos.

Incluso con una de las esperanzas de vida más largas del mundo, de 85 años, se espera que la población de China, de 1400 millones de personas, comience pronto a disminuir; de hecho, ese descenso puede haber comenzado ya. La población activa lleva una década disminuyendo. En la actualidad, apenas hay dos trabajadores por cada jubilado o niño. En el próximo cuarto de siglo, es probable que el país cuente con 300 millones de personas mayores de 60 años, lo que pondrá a prueba los recursos del Gobierno, según un informe publicado en Nature. Se espera que los costes de la atención sanitaria se dupliquen.

En África, en cambio, las tendencias van rápidamente en la otra dirección. En todo el Sahel, la población está creciendo rápidamente. La edad media de Nigeria es de solo 17 años, menos de la mitad que la de China. Las tasas de natalidad también están disminuyendo, pero siguen siendo 20 veces más altas que en China.

La seguridad alimentaria es ya una preocupación. Más de un tercio del país vive en la pobreza extrema, un número mayor que el de cualquier otro país, incluida India, que es seis veces mayor. En un tercio de los hogares hay un adulto que debe saltarse comidas en ocasiones para que la familia sobreviva.

Con 216 millones de habitantes en la actualidad, la población del país africano, según algunas estimaciones, podría cuadruplicarse a finales de siglo. Para entonces podría tener más gente que China, que tiene 10 veces más terreno. Pero todo depende de las tasas de natalidad. Todas estas proyecciones se basan en suposiciones, y la realidad podría ser muy diferente.

El mayor impulsor de la disminución de las tasas de natalidad es la educación, especialmente la de las niñas. Hace una década, los investigadores determinaron que aumentar el acceso a la educación podría frenar el crecimiento de la población mundial en 1000 millones de personas para mediados de siglo. El grado y la rapidez con que se amplíen esas oportunidades educativas en las próximas décadas son algunas de las preguntas importantes sin respuesta que determinarán cuántos de nosotros viviremos en la Tierra cuando nos acerquemos al año 2100.

Predecir la población mundial es complejo

Calcular la población a corto plazo no es muy controvertido. "La mayoría de las personas que vivirán en 2050 ya están vivas hoy", afirma Gerland.

La ONU, un grupo de investigadores de la Universidad de Washington en Seattle (Estados Unidos) y otros expertos en Viena (Austria) tienden a estar de acuerdo en lo que depara el próximo cuarto de siglo. Basándose en los acontecimientos pasados, al menos, pocos esperan otra pandemia mundial mortal tan pronto. A pesar de crisis como la guerra de Ucrania, los demógrafos tampoco prevén todavía una migración masiva en el planeta para mediados de siglo. La mayoría de los expertos consideran que la población superará los 9000 millones de habitantes aproximadamente para entonces.

Después, las proyecciones varían mucho. Hace unos años, la ONU estimó que para el año 2100 la población del planeta podría llegar a los 11 000 millones. A principios de este año, revisó esas estimaciones a la baja, a unos 10 400 millones, gracias a los avances en la reducción del número medio de niños nacidos por familia.

 En el Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA), en Viena, los investigadores proyectaron en 2018 que la población podría aumentar a 9700 millones en 2070 y luego retroceder a unos 9000 millones a finales de siglo. Utilizaron diferentes supuestos, en gran parte pidiendo la opinión de expertos mundiales. "La historia principal no es solo la de la fertilidad, sino la del progreso en la lucha contra la mortalidad infantil y juvenil", señala Anne Goujon, directora del programa de población del IIASA.

Por su parte, el Instituto de Métricas de la Salud de Seattle considera que la población alcanzará un máximo de unos 9700 millones de personas en 2064, pero que se reducirá a 8800 millones, posiblemente menos, a finales de siglo. La población podría reducirse a la mitad en casi dos docenas de países, incluidos Bulgaria y España. Gran parte de la diferencia se basa en un complejo método que los investigadores utilizan para estimar las futuras tasas de natalidad.

Además de las diferencias entre los modelos, todos los investigadores coinciden en que los esfuerzos realizados hasta ahora para incorporar el cambio climático a las proyecciones demográficas futuras han sido inadecuados. En parte, esto se debe a que el efecto potencial depende en gran medida de la rapidez con que el mundo reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero parte de la dificultad radica también en la evaluación de los impactos climáticos. El calor extremo podría hacer inhabitables partes de Oriente Medio, el África subsahariana y la India. Las tormentas podrían empeorar la seguridad alimentaria. ¿Cómo responderá la gente a la subida del nivel del mar en regiones costeras muy pobladas?

"Nadie está haciendo esto de forma correcta en este momento", cuestiona Stein Emil Vollset, quien supervisa las estimaciones de población del IHME.

Y aparte de las estimaciones de población mundial, el cambio climático y la política también influirán probablemente en gran medida en la migración entre países. La población de EE.UU. y Europa Occidental se ha mantenido en gran medida gracias a la inmigración, pero se ha convertido en un tema de actualidad política. Otros países con poblaciones en declive, como Japón, se han mostrado aún más reacios a acoger inmigrantes.

Sin embargo, las tendencias asimétricas, entre poblaciones en auge y en declive, exacerbadas por el cambio climático, aumentarán casi con toda seguridad la presión migratoria en casi todas partes.

"La única manera de salir de este desequilibrio demográfico es una colaboración internacional bien gestionada", concluye Vollset.

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