A 37 años de Chernóbil y en primera persona: una sobreviviente cuenta qué ocurrió tras la explosión

La explosión en la central nuclear afectó a casi 8.4 millones de personas que quedaron expuestas a la radiación. En diálogo con National Geographic Lyudmyla Panasetska, que vivía a menos de dos kilómetros de la central, cuenta cómo vivió el accidente.

Terreno con manzanas sin recolectar. El consumo de esta fruta estaba prohibido porque estaban contaminadas con energía nuclear. Consecuencias del accidente de la planta de energía nuclear de Chernóbil, Ucrania.

Fotografía de Gerd Ludwig
Por Redacción National Geographic
Publicado 26 abr 2023, 15:47 GMT-3

Durante la madrugada del sábado 26 de abril de 1986 Lyudmyla Panasetska sintió un sismo. La vajilla que reposaba sobre la mesa chocó entre sí dando señales de un temblor pero ninguna alarma sonó. La noche continuó con normalidad y ella, embarazada de ocho meses, su esposo y su hijo de 2 años durmieron en su departamento ubicado a menos de dos kilómetros de la central nuclear de Chernóbil, en Prípiat, en la antigua Unión Soviética.

El sismo que Panasetska había percibido era en realidad el efecto de la explosión del reactor RBMK número cuatro de la central nuclear de Chernóbil. De acuerdo con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) dependiente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el reactor se descontroló durante una prueba a baja potencia y generó un incendio que demolió el edificio y liberó grandes cantidades de radiación a la atmósfera. 

Este 2023 se conmemora el 37° aniversario del accidente. En el Día Internacional de Recordación del Desastre de Chernóbil, celebrado el 26 de abril, conoce en primera persona cómo se desarrollaron los hechos tras la explosión. 

Qué sucedió la noche del 26 de abril

Tal como explica un artículo de National Geographic publicado en 2021, segundos antes de que explotara, la temperatura dentro del núcleo del reactor alcanzó los 4650 grados Celsius (la superficie del sol tiene 5500). La fuerza de la explosión, equivalente a 66 toneladas de trinitrotolueno (TNT) destruyó el techo del edificio de 20 pisos del reactor, todo el interior del núcleo y expulsó al menos 28 toneladas de escombros altamente radiactivos en los alrededores inmediatos. 

Un automóvil es revisado en busca de radiación de uranio luego de la explosión de Chernobyl. Kiev, Ucrania.

Fotografía de Steve Raymer

“También inició un incendio que ardió durante casi dos semanas y disparó una enorme columna de gases radiactivos y aerosoles a la atmósfera que viajó hacia el norte y el oeste con el viento. Decenas de sustancias cayeron a la tierra, a menudo arrastradas por la lluvia”, completa el artículo.

Tras el accidente, considerado el más grave en la industria de la energía nuclear, el reactor quedó destruido y “elementos radiactivos como el plutonio, el yodo, el estroncio y el cesio se esparcieron por una amplia zona. Además, los bloques de grafito utilizados como material moderador en el RBMK se incendiaron a alta temperatura al entrar aire en el núcleo del reactor, lo que contribuyó a la emisión de materiales radiactivos al medio ambiente”, señala la OIEA.

Datos publicados por la ONU en ocasión del Día Internacional de Recordación del Desastre de Chernóbil, explican que, tras el incidente, se propagó una nube radioactiva en gran parte de lo que fue la Unión Soviética y que ahora son los territorios de Bielorrusia, Ucrania y la Federación de Rusia, dejando expuestas a casi 8.4 millones de personas.

“Nadie sabía nada de la gravedad”

A pesar del fenómeno, los soviéticos no fueron advertidos sobre su magnitud. Pasaron 28 horas antes de que Panasetska y otras personas de su comunidad fueran evacuadas. “Nadie sabía nada de la gravedad”, recuerda en diálogo con National Geographic, a 37 años de aquel evento.

De hecho, la ONU señala que no se hizo público ningún informe hasta tres días después de la explosión. Entonces, las autoridades suecas dieron a conocer un mapa de los niveles de radiación aumentados en Europa en relación con la dirección del viento y anunciaron al mundo que había ocurrido un accidente nuclear en algún lugar de la Unión Soviética. 

Tal como informa el Parlamento Europeo, las alertas por radiación provinieron de Suecia. Específicamente de Forsmark, la segunda mayor planta nuclear de ese país. Un empleado pasó por delante de un detector de radiación y las alarmas sonaron. Sin embargo, las autoridades constataron que allí todo funcionaba correctamente y que la fuente de radiación había llegado desde unos 1100 kilómetros de distancia.

"La rápida detección en la planta de Forsmark fue clave para forzar a las autoridades soviéticas a informar sobre la catástrofe de Chernóbil de abril de 1986", asegura el Parlamento en su sitio web. 

“Antes de la declaración de Suecia, las autoridades soviéticas habían llevado a cabo operaciones de emergencia de extinción de fuego y de limpieza, pero habían decidido no informar totalmente del accidente o de su magnitud”, asegura la ONU. 

La entidad también reconoce que ninguna autoridad legítima pudo hacerse cargo de la situación inmediatamente y responder a preguntas de la población como si era seguro salir de las casas o si podían beber agua o comer los alimentos que tenían en sus hogares.

Ignorando la peligrosa contaminación radiactiva del suelo y los productos agrícolas, más de 700 evacuados regresaron a sus hogares después del accidente en la planta de energía nuclear de Chernobyl el 26 de abril de 1986. Kupovaty, Ucrania.

Fotografía de Gerd Ludwig

Cómo fue el momento de la evacuación 

Panasetska, que se volvió una narradora involuntaria del hecho, cuenta que el día posterior a la explosión transcurrió con normalidad para ella, aunque escuchó que sus vecinas hablaban de un posible accidente en Chernóbil. 

Por la mañana del sábado su esposo fue a trabajar a la estación de trenes Yaniv ubicada entre la ciudad de Prípiat y la central atómica. Pero al mediodía, al regresar a casa para el almuerzo, le contó que el cuarto bloque había explotado y que no era seguro salir de la vivienda.

Sin embargo, no fue hasta la noche del domingo cuando empleados del ferrocarril pasaron por los hogares pidiendo a los vecinos que evacuen la ciudad. En ese momento les dijeron que la eventualidad duraría tres días. “Hablamos con mi marido y, pensando en el embarazo, decidimos ir a casa de mis padres”, recuerda. 

Tomada la decisión, cerca de las 5 de la mañana ella y su familia tomaron un tren a la ciudad de Chernihiv en busca de asilo. “Salimos con dos bolsas: una bolsita con la ropa del niño y otra con algo para comer. Eso y los documentos, nada más. Cerramos la puerta y salimos de casa”.

Estimaciones del organismo de energía atómica dan cuenta de que toda la ciudad de Prípiat (alrededor de 50 000 personas) fue evacuada por completo 36 horas después del accidente y que 67 000 personas adicionales fueron evacuadas de áreas contaminadas durante las semanas y meses posteriores. En total, unas 200 0000 personas fueron reubicadas como resultado del accidente.

Lyudmyla Panasetska y su familia en la ciudad de Fastiv, Ucrania.

Fotografía de Lyudmyla Panasetska

Los efectos de Chernóbil en la salud

Según cuenta Panasetska, días después de arribar a Mena, el pueblo de sus padres, la contactaron para medir con un dosímetro cuánta radiación tenía sobre el cuerpo. Al constatar que aún contenía material radiactivo, le ordenaron enterrar toda la ropa y las pertenencias que había traído de su hogar para evitar el contacto con elementos contaminados.

El 24 de mayo esta joven de 25 años dio a luz a una niña. Su esposo, que continuaba prestando servicios y se desempeñaba como liquidador (trabajador de emergencia) cerca de la estación atómica, pudo visitarlas. Sin embargo, pronto recibió una carta pidiendo que volviera a su puesto y él cumplió con su deber. La pequeña, que en la actualidad es adulta y vive en la Argentina, desarrolló problemas cardíacos como consecuencia de la radiación.

Como ella, otros niños se vieron afectados. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona algunos datos como los relevados en 2011 por el Comité Científico de las Naciones Unidas sobre los Efectos de la Radiación Atómica (UNSCEAR, por sus siglas en inglés) a través del informe Efectos en la salud debido a la radiación del accidente de Chernóbil.

En ese documento, señala la OMS, se comenta que de los 600 trabajadores presentes en el sitio durante la explosión, 134 recibieron dosis muy altas y sufrieron enfermedad por radiación aguda. “De ellos, 28 trabajadores fallecieron en los primeros tres meses”.

“Entre los que sobrevivieron a la enfermedad por radiación, la recuperación tomó varios años. Muchos de ellos desarrollaron cataratas inducidas por la radiación en los primeros años después del accidente”, agrega la agencia sanitaria.

A su vez, “en los primeros meses después de la explosión, las exposiciones a la dosis de radiación en la tiroides recibidas fueron particularmente altas en niños y adolescentes que vivían en las regiones más afectadas y en aquellos que bebían leche con altos niveles de yodo radiactivo”, lo que, de acuerdo al informe de la OMS, fue vinculado con más casos de cáncer de tiroides.

“Además del dramático aumento en la incidencia de este tipo de cáncer entre las personas expuestas a una edad temprana, hay algunos indicios de una mayor incidencia de leucemia y cataratas entre los trabajadores”.

La organización mundial agrega: “La evacuación y la reubicación resultaron una experiencia traumática para muchas personas con un profundo impacto psicosocial debido a la pérdida de hogares y trabajos, la ruptura del tejido social de las comunidades y el estigma social asociado con Chernóbil”.

Según cita Naciones Unidas, 31 personas murieron en el momento y 600 000 liquidadores involucrados en las operaciones de extinción del fuego y de limpieza estuvieron expuestos a los altos niveles de radiación. 

Quiénes fueron los liquidadores y cuál fue su trabajo

Los trabajadores de emergencia, llamados liquidadores, fueron enviados a la zona del reactor nuclear y ayudaron a limpiar las instalaciones de la planta y sus alrededores. Eran en su mayoría empleados de la planta, bomberos ucranianos y muchos soldados y mineros de Rusia, Bielorrusia, Ucrania y otras partes de la antigua Unión Soviética, explica la OIEA en su sitio web.

Sus funciones eran diversas: trabajaron en la descontaminación y en grandes proyectos de construcción, incluida la creación de asentamientos y ciudades para los trabajadores de la central y los evacuados; también construyeron depósitos de residuos, presas, sistemas de filtración de agua y el "sarcófago" que sepulta todo el cuarto reactor para contener el material radiactivo restante.

“Se desconoce el número exacto de liquidadores porque no existen registros completamente exactos de las personas que participaron en la limpieza. Los datos rusos enumeran aproximadamente 400 000 liquidadores a partir de 1991 y aproximadamente 600 000 personas recibieron el estatus de ‘liquidador’", agrega el organismo internacional. 

El marido de Panasetska fue uno de los tantos hombres que pusieron el cuerpo a la situación y según recuerda ella, lo hizo con escasa protección: un par de guantes de tela y un gorro médico, por lo que recibió mucha radiación.

De acuerdo a su relato, incluso años después del accidente ella tenía radiación. Era común que los liquidadores la transmitieran a sus familias al llegar al hogar. “Platos, muebles y todo lo demás transmitía radiación", señala la mujer.

La sobreviviente cuenta que su esposo recibió una medalla por su trabajo, pero no quedó documentada su labor. “Cuando debía jubilarse fue a Ucrania y le dijeron que habían desaparecido todos los documentos y que habían aparecido personas con documentos falsos”.

Izquierda: Arriba:

El esposo de Lyudmyla Panasetska recibió una medalla por su trabajo como liquidador. La inscripción dice: “Participante en las secuelas del accidente-Estación Atómica de Chernóbil).

Derecha: Abajo:

Lyudmyla Panasetska y su esposo viajaron a la Argentina a finales de la década de 1990.

FOTOGRAFÍAS DE Lyudmyla Panasetska

Recomponerse tras el desastre de Chernóbil 

A fines de agosto Panasetska y su familia recibieron un departamento en Fastiv para vivir tras la tragedia. Como consecuencia del accidente habían tenido que abandonar sus pertenencias, por lo que la recuperación constó del esfuerzo de su trabajo, además de la ayuda de sus familias y dinero que recibieron de la Cruz Roja y del gobierno soviético.

Ella y su marido habían vuelto a trabajar, pero la salud de los niños seguía comprometida. A fines de la década de 1990 conversó con una amiga, la profesora de violín de sus hijos, sobre la idea de irse del país. Ella también tenía hijos pequeños y sus hijos tenían pocas defensas.

“Pensamos en quién nos esperaba”, recuerda. Entonces, una amiga de la profesora de violín, que hacía 7 años vivía en Argentina, viajó al país para visitar a sus padres y les contó que en la embajada de ese país latinoamericano podían recibirlas, aunque los cursos de idioma duraban dos semanas y no había garantías de recibir vivienda ni trabajo. 

El bienestar de los pequeños era más importante que cualquier otra cosa para estas familias. Por eso Panasetska vendió todas sus pertenencias a bajo costo. Dejó atrás sus libros de literatura clásica, sus alfombras e incluso el departamento, cuyas ganancias alcanzaron para comprar los pasajes. “Por la salud de mis hijos yo dejé todo y ni una vez me dolió el corazón por las cosas materiales”. 

Una vez en Argentina, comenzó a trabajar en una fábrica cosiendo cierres en fundas plásticas de ropa. “Por siete años yo no pude visitar mi país porque no tenía dinero para los pasajes”, rememora. Lo pudo hacer al cumplir 45 años, cuando se jubiló.

Izquierda: Arriba:

Lyudmyla Panasetska se desempeña como profesora de cerámica. 

Derecha: Abajo:

Una pieza de arte realizada por Lyudmyla Panasetska en Argentina.

FOTOGRAFÍAS DE Lyudmyla Panasetska

Actualmente vive en Buenos Aires, Argentina. Su esposo falleció en enero de 2023 tras pasar varios años con hidrocefalia. En este país también viven su padre, su hermana y su sobrina. Continúa trabajando como ceramista y como profesora para costear el alquiler y los gastos de salud de su padre. También sigue estudiando y continúa su sueño de ser artista. “Esa es mi vida, una lucha”, dice. 

Panasetska finaliza la entrevista contando que hoy, a 37 años del evento que le cambió la vida, sus hijos y sus nietos siguen siendo su motor. 

Cómo está Chernóbil en la actualidad 

De acuerdo con la OIEA, el 15 de diciembre de 2000 se apagó el último reactor en funcionamiento en el sitio de Chernóbil y se inició la fase de desmantelamiento, que implica la remoción y disposición de combustible y desechos, descontaminación de la planta y el área que la rodea. Hay tres reactores retirados que serán desmantelados en el sitio, un proyecto que se espera tome varias décadas.

En tanto, en 2019 finalizó la colocación del nuevo confinamiento seguro sobre el antiguo refugio. El mismo contiene el reactor destruido de la cuarta unidad de potencia y los restos de residuos nucleares, asegura la ONU.

Datos publicados en 2022 en un artículo informativo de la organización dan cuenta de que en Chernóbil trabajan 2700 personas actualmente. La mayoría de ellos viven en Slavutych, ciudad satélite de la central construida tras el accidente, a 50 kilómetros del epicentro de la catástrofe. Allí se reubicaron los trabajadores con sus familias, así como los residentes de la ciudad de Prípiat y de toda la zona a 30 kilómetros alrededor de la central afectada por la contaminación radiactiva. Aquí se encuentra ahora la oficina de la central nuclear de Chernóbil.

Desde que Rusia invadió a Ucrania, la OIEA ha expresado su preocupación por la seguridad de las instalaciones nucleares, en especial luego de que en marzo de 2022 se perdiera la comunicación con la central nuclear de Chernóbil. Por entonces, la central se quedó sin suministro eléctrico externo y fue necesario utilizar generadores diesel de emergencia durante varios días.

El 8 de diciembre de 2016, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución que designaba el 26 de abril como el Día Internacional de Recordación del Desastre de Chernóbil. En la misma, se reconoce que, incluso 30 años después, "las consecuencias a largo plazo persisten y las comunidades y los territorios afectados todavía tienen demandas en relación a este problema".

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