Kenia: antiguas riquezas descubiertas en misterioso monumento funerario

Desde tocados de dientes de jerbo hasta anillos de marfil, el sitio ofrece un vistazo sin precedentes a una comunidad de pastoreo que data de hace 5 mil años.

Por Maya Wei-Haas
Publicado 23 ago 2018, 14:15 GMT-3
Los primeros pastores de África Oriental construyeron Lothagam North entre 5000 y 4300 años atrás. Megalitos, ...
Los primeros pastores de África Oriental construyeron Lothagam North entre 5000 y 4300 años atrás. Megalitos, círculos rocosos y mojones flanquean el principal montículo funerario que contiene cientos de individuos que fueron sepultados cuidadosamente.
Fotografía de Katherine Grillo

En el ondulado paisaje de piedra arenisca de un rojo vívido al noroeste de Kenia, cerca de las costas del lago Turkana, yace un misterioso montículo anidado entre dos crestas de roca volcánica oscura. Un anillo de peñascos delimita los bordes del montículo y pilares de roca demarcan su centro.

El montículo, conocido como el sitio del hito de Lothagam North, ha existido durante unos 5 mil años, y era un punto de referencia estable para los pastores nómades antiguos que se encontraban con un paisaje en constante cambio.

Ahora, un equipo internacional de investigadores ha podido observar de cerca, como nunca antes, la enigmática construcción del montículo y su contenido. Sus resultados, presentados en un estudio nuevo que se publicó en Proceedings of the National Academy of Sciences (Actas de la Academia Nacional de Ciencias), sugieren que es un cementerio planificado meticulosamente al que regresaban muchas generaciones de pastores nómades durante cientos de años para dejar a sus difuntos descansar allí.

Si bien los investigadores solo excavaron una fracción de los casi 700 metros cuadrados del montículo funerario por respeto a la santidad del monumento, el sitio ha brindado un valioso tesoro de alfarería, joyas y otras riquezas de la época. Es el cementerio monumental más grande y antiguo que se haya encontrado en la región hasta ahora.

“Este trabajo es completamente pionero”, comenta Fiona Marshall, arqueóloga de Washington University in St. Louis (Universidad de Washington en San Luis) que no participó en el estudio. Explica que los arqueólogos anteriores ignoraron este sitio durante mucho tiempo, y que ofrece un vistazo sin precedentes a la vida y la muerte de los pastores antiguos de África Oriental.

Pendientes y colgantes de piedras de tonos vibrantes y tallados de manera intrincada adornaban a muchos individuos en el cementerio comunal de Lothagam North, en Kenia.
Fotografía de Carla Klehm

Tocados de dientes de jerbo y brazaletes de colmillos de hipopótamo

En el marco de un grant de National Geographic Society, los investigadores recolectaron muestras de carbón y huevos de avestruz para datar el sitio. También utilizaron un georradar para echar un vistazo no destructivo a la estructura de la subsuperficie del montículo y luego excavaron un área de casi 4 metros cuadrados para documentar su contenido.

La excavación reveló que los pueblos antiguos habían despejado una extensión de arena, apenas más pequeña que el tamaño de una cancha de vóleibol en las costas del lago Turkana. Perforaron la cavidad de la sepultura con una profundidad de más de un metro hasta el suave lecho rocoso que se encuentra debajo. Se llevaron bloques de piedra arenisca para reforzar las paredes de la cavidad.

Se enterraba a mujeres, hombres, adultos jóvenes y bebés en fosos excavados en el lecho rocoso, aparentemente organizados sin distinción de edad ni posición en la comunidad, lo que demuestra la distribución equitativa de los bienes con los que eran enterrados. Los investigadores identificaron a 36 individuos solo en la pequeña región excavada. En función de este hallazgo, estiman que el montículo contiene unas 580 sepulturas.

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    Esta paleta de piedra, tallada con la forma de un animal bovino, era una de las muchas piezas fascinantes que se recuperaron del antiguo montículo funerario.
    Fotografía de Katherine Grillo

    Una variedad de riquezas adorna a cada individuo, lo que destacaba su singular talento, explica Katherine Grillo, profesora asistente de Antropología de la University of Florida (Universidad de Florida) y autora del estudio. Un individuo llevaba un collar de cuentas creadas con lo que la coautora del estudio, Elisabeth Hildebrand llama “hermosa amazonita verde”. Otro tenía brazaletes de colmillos de hipopótamo. Y otros llevaban anillos de marfil.

    Una de las piezas más llamativas es un tocado compuesto por 405 dientes de jerbo, cuya creación muy posiblemente haya requerido 100 animales. “No creo que se haya encontrado nada como esto antes, por lo que sabemos”, comenta Grillo. Los jerbos no se domesticaban en esa época, lo que significa que los pastores antiguos tuvieron que atrapar a una gran cantidad de roedores astutos, indica.

    El plan maestro

    Si bien hubo trabajos anteriores que indicaron que el sitio podría haber sido un cementerio antiguo, el estudio nuevo sugiere que Lothagam North era un cementerio estructuralmente complejo y sorprendentemente extenso. “Todo sobre este sitio indica que hubo un plan maestro para cada elemento arquitectónico”, expresa Hildebrand, profesora asociada de Antropología de la Stonybrook University (Universidad de Stonybrook). “Y ese plan maestro se ejecutó con esmero y éxito”.

    Misteriosamente, los pastores antiguos no llenaron la capacidad máxima de la cavidad de sepultura. Alrededor de 4300 años atrás, tomaron la decisión de llenar el espacio restante con tierra y crear el inmenso montículo, con sus laderas extendidas más allá de los límites de la cavidad.

    Los cementerios suelen desarrollarse sin planificación y con un modelo de incorporación, explica Hildebrand. Primero se entierra a una persona, y luego a algunas más. Con el tiempo, se crea un cementerio. Pero la complejidad de Lothagam North enfatiza la importancia del monumento para la comunidad antigua, que creó un lugar del que muchas generaciones podrían hacer uso.

    “Cuando pensamos en la monumentalidad en muchas otras partes del mundo, la asociamos con la inequidad social”, comenta Grillo. Por ejemplo, las pirámides egipcias o los monumentos mayas, que se construyeron con mano de obra de baja posición social para ocupantes de alta posición social. Pero ese no parece ser el caso en Lothagam North. La distribución equitativa de este impresionante ajuar funerario y la organización de todas las edades y sexos juntos sugiere que la sociedad no era jerárquica.

    Sin embargo, esta conclusión podría cambiar con excavaciones a gran escala, indica Peter Robertshaw, arqueólogo y profesor emérito de la California State University (Universidad Estatal de California) en San Bernardino, que no fue parte del estudio. Elogia el trabajo por su rigurosidad, pero aclara que excavar un área más grande de Lothagam North podría revelar patrones ignorados sobre el posicionamiento de las sepulturas o sobre la riqueza.

    Clima cambiante, sustentos variables

    Las fechas sugieren que los orígenes del montículo se remontan a 5 mil años, cerca del Período Húmedo Africano. Durante esta época, el lago Turkana tenía probablemente dos veces su tamaño actual, las precipitaciones eran abundantes y los lugareños vivían de la pesca, la caza y la recolección.

    Pero a medida que finalizaba el Período Húmedo Africano, los niveles del lago disminuyeron y la pesca se volvió más impredecible, explica Hildebrand. Los cambios dieron lugar a llanuras verdes que brindaban nuevas oportunidades para el pastoreo. Y las comunidades de pesca, caza y recolección dieron lugar a pastores nómades.

    “El paisaje a su alrededor se transformó ante sus ojos”, expresa Hildebrand. Las precipitaciones se volvieron más impredecibles y, según indica Marshall, la comunidad de pastoreo debía mantenerse en movimiento en busca de pastizales verdes.

    “Año tras año, los pueblos debían repensar las cosas”, agrega Hildebrand. “Pero es posible que Lothagam North haya estado allí [en el paisaje] como un faro; era el punto de referencia en el que las personas podían confiar realmente”.

    En general, el estudio nuevo desafía nuestras ideas sobre las conexiones entre programas de construcción monumental y la inequidad social, y enfatiza la complejidad de las sociedades antiguas. “Si deseamos observar el abanico completo de la experiencia humana, sitios como este nos abren la mente a otras posibilidades”, expresa Robertshaw.

    “Esta es realmente una historia conmovedora para que reflexionemos en la actualidad”, añade Hildebrand. Frente a los numerosos cambios económicos y ambientales, estos pueblos antiguos se unieron para crear algo colosal. “Probablemente llevó al surgimiento de comunidades más fuertes que tuvieron la capacidad de desempeñarse de un modo mucho más estratégico”, comenta. “Creo que estamos antes un mensaje más amplio para todos, ya sea que vivamos en Kenia o en América del Norte”, concluye.

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