Encuentran fósil de un dinosaurio joven de cuello largo al que apodan "Andrew"

El nuevo fósil podría revelar cómo vivían los gigantes más jóvenes.

Por Michael Greshko
Publicado 16 oct 2018, 09:52 GMT-3
Reproducción del joven "Diplodocus" "Andrew" en su entorno. Los dientes de Andrew eran diferentes a los ...
Reproducción del joven "Diplodocus" "Andrew" en su entorno. Los dientes de Andrew eran diferentes a los de un "Diplodocus" adulto, y sugieren que se alimentaba de una mayor variedad de tipos de plantas.
Fotografía de Andrey Atuchin

Hace unos 150 millones de años, en lo que hoy es Montana, un dinosaurio joven deambulaba por una tierra anterior al tiempo (moderno). Sin haber cumplido los cinco años, por algún motivo, la criatura de cuello largo terminó enterrada, luego de una inundación violenta que la congeló para siempre en la adolescencia.

Hoy los investigadores han liberado a este dinosaurio, que podría batir un récord con su descanso pedregoso. Después de desenterrar los restos, el jueves los  científicos publicaron un estudio en Scientific Reports, en el que argumentan que se trata del cráneo más pequeño que se ha encontrado de los diplodócidos, un grupo de dinosaurios de cuello largo. El pequeño incluso tiene un apodo: Andrew, en honor al barón del acero y filántropo Andrew Carnegie, quien financió la investigación paleontológica y ha inspirado a los científicos a clasificar una especie de diplodócidos con su nombre.

Lead author D. Cary Woodruff holds the fossil skull of Andrew, which is formally known as CMC VP14128.

Fotografía de John P. Wilson

Al observar que el cráneo medía solo 25 centímetros, los investigadores conjeturaron que Andrew era un joven Diplodocus —un hallazgo realmente poco común. Si bien se han descubierto más de cien especímenes de Diplodocus, los cráneos son mucho más difíciles de hallar. Hasta el día de hoy, se han encontrado menos de una docena. Si la interpretación de los investigadores es correcta, el cráneo de Andrew podría ser el cráneo más pequeño y más joven que jamás se haya encontrado, y esto podría aportar información sobre el desarrollo del dinosaurio.

"El cráneo más pequeño de un Diplodocus podría decirnos mucho acerca de cómo se desarrolló esta especie", explica el paleontólogo D. Cary Woodruff, estudiante de doctorado en la Universidad de Toronto y autor principal del estudio.

"Rienda suelta en la barra de ensaladas"

Andrew proviene del Mother´s Day Quarry, Montana, un lecho óseo que contiene por lo menos dieciséis dinosaurios jóvenes, con sus huesos desperdigados como en un juego de palitos chinos. Los restos están enterrados en barro salpicado de guijarros, lo que sugiere que es probable que una inundación haya arrasado con una manada de jóvenes diplodócidos. Por la disposición de los huesos en el barro, los investigadores creen que, más tarde, otros dinosaurios caminaron sobre los cuerpos.

Andrew surgió de estas rocas en 2010 durante una excavación dirigida por Glenn Storrs, coautor del estudio y paleontólogo del Cincinnati Museum Center. Storrs se contactó con Woodruff para examinar el fósil detenidamente.

Según Woodruff, el cráneo parecía de un Diplodocus, aunque sus características diferían mucho de las de los ejemplares maduros. En principio, Andrew tenía 13 dientes en su mandíbula inferior, algunos de los cuales tenían bordes en forma de cuchara para poder cortar plantas difíciles. En contraste, las mandíbulas inferiores de los  Diplodocus adultos tenían solamente 11 dientes tipo clavija, útiles para morder vegetación más suave. En segundo lugar, el hocico de Andrew era estrecho como el de un ciervo, mientras que los  Diplodocus adultos tenían hocicos más anchos, como los de una vaca.

Según Woodruff, estas diferencias se deben a que los dinosaurios cambiaban su dieta a medida que maduraban, idea que coincide con un estudio de otro cráneo de Diplodocus joven, publicado en 2010.  Los Diplodocus adultos cortaban la vegetación engullendo helechos y otras plantas suaves en grandes cantidades. Pero es probable que los Diplodocus jóvenes hayan sido más selectivos en su alimentación, aprovechando su variada dentadura para morder las mejores partes de diferentes tipos de plantas.

"Con tantos tipos de dientes, es como si hubiesen tenido una navaja suiza en la boca, ¿no? Podían elegir y comer todas las plantas que querían", explica Woodruff. "[Se daban] rienda suelta en la barra de ensaladas".

Un rompecabezas con piezas faltantes

Kristi Curry Rogers, paleontóloga del Macalester College en Minnesota, acepta el reciente trabajo, pero no está totalmente de acuerdo con sus hallazgos debido a la mala conservación del fósil. Según cree, al cráneo de Andrew le faltan partes de la mejilla, el paladar y la mandíbula inferior, y los fósiles están un poco aplastados. Esto dificulta la reconstrucción del cráneo, y más aún, la posibilidad de inferir el comportamiento del dinosaurio.

"Los autores no explican en detalle la deformación del cráneo o los componentes faltantes de la cara, los cuales podrían modificar las interpretaciones drásticamente", afirmó en un correo electrónico.

La falta de datos también pone en duda la clasificación de Andrew dentro del género Diplodocus. Cuando los investigadores trataron de identificar el lugar de Andrew en el árbol genealógico de los diplodócidos, su posición cambiaba según los rasgos del dinosaurio que los investigadores destacaban. "Esta es realmente la parte del trabajo que me pareció más interesante y relevante", comentó por correo electrónico la paleontóloga Kimberley Chapelle, estudiante de doctorado en la Universidad de Witwatersrand, Sudáfrica. Simplemente, la confusión quizá se vincule a los problemas en el desarrollo: es probable que los Diplodocus jóvenes y adultos hayan sido muy diferentes, y esto produjo dificultades a la hora de categorizarlos.

Por ahora, según Woodruff, la identidad más probable de Andrew es Diplodocus, pero no descarta que pueda ser una especie desconocida. Para contribuir a resolver el debate y aportar datos a futuras investigaciones, el cráneo de Andrew se está explorando en 3-D.

"Al fin y al cabo, de eso se trata la ciencia: un objeto, dos interpretaciones, múltiples hipótesis sujetas a comprobación", comentó Woodruff en un correo electrónico. "Y si más tarde comprobamos que la identidad era otra, no pasa nada. “Sea lo que sea, Andrew nos sigue ayudando a comprender la vida prehistórica".

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