Descubren en Groenlandia un cráter causado por el impacto de un meteorito

El hallazgo del primer gran cráter bajo el hielo podría estar vinculado a una polémica teoría de extinción.

Por Brian Clark Howard
Publicado 16 nov 2018, 13:48 GMT-2
El glaciar groenlandés de Hiawatha, visto en una obra de colores pastel a partir de una ...
El glaciar groenlandés de Hiawatha, visto en una obra de colores pastel a partir de una imagen de un vuelo de la operación IceBridge de la NASA, alberga un desconcertante secreto y plantea nuevas incógnitas sobre el pasado reciente de la Tierra. ("Cuenca Hiawatha, Groenlandia", tonos pastel sobre papel, 2017).
Fotografía de Zaria Forman

Un equipo internacional de científicos ha descrito lo que consideran un enorme cráter de impacto que yace bajo el noroeste del glaciar Hiawatha, en Groenlandia. De confirmarse, sería el primer cráter de impacto descubierto bajo el hielo en la Tierra, según ha informado el equipo en la revista Science Advances. Con una anchura estimada de 30 kilómetros, se convertiría en uno de los 25 cráteres conocidos más importantes del mundo.

"Hasta 2015, nadie prestaba mucha atención a esta parte del planeta", afirma el coautor del estudio Joseph MacGregor, glaciólogo del Centro de vuelo espacial Goddard de la NASA, en Maryland. Pero ese año, los científicos empezaron a sobrevolar la zona con instrumentos de exploración muy sensibles, como láseres y radares, mediante la Operación IceBridge de la NASA.

Como con todos los datos de IceBridge, los escáneres se pusieron a disposición del público y un grupo de glaciólogos daneses observó algo interesante cuando revisó el material: en el lecho rocoso bajo el hielo, podía verse una gran depresión con forma de cuenco.

"Se preguntaron si sería un cráter de impacto", cuenta MacGregor. "Al principio se rieron. Pero después dijeron: bueno, quizá lo sea'".

Al analizarlo más minuciosamente, alguien del equipo señaló que un gran meteorito de la colección del Museo de Historia Natural de Dinamarca —cerca de donde aparcan sus bicis a diario— procedía de dicha región de Groenlandia.

´"Nos preguntamos si podrían estar vinculados", afirma el autor principal Kurt Kjær, geólogo glacial y conservador del Museo de Historia Natural de Dinamarca y la Universidad de Copenhague.

El hallazgo del cráter

Para obtener más información, los científicos daneses contactaron con MacGregor, científico jefe del proyecto IceBridge. Para obtener más escáneres de alta resolución del glaciar Hiawatha, el equipo también contó con la ayuda del Instituto Alfred Wegener, en Alemania, que organizó vuelos de reconocimiento en mayo de 2016 con instrumentos más nuevos y sensibles. También enviaron a un equipo sobre el terreno en julio de 2016 para cartografiar las estructuras circundantes en la superficie y recoger muestras de sedimentos que habían fluido desde la parte inferior del glaciar.

Con datos por radar precisos, el equipo fue capaz de averiguar la forma del cráter propuesto. Descubrieron que las paredes del borde circular se encuentran a unos 320 metros sobre el lecho del cráter. El equipo también identificó un área elevada de entre 50 y 70 metros de alto en el centro del cráter, que según Kjær es una formación esperada y el resultado de la fuerza del golpe.

En las muestras de sedimentos, los investigadores encontraron granos de cuarzo chocado, una rara forma de este mineral ubicuo que se ha deformado de una manera específica por fenómenos de energía elevada, como un gran impacto. Algunos de los granos también mostraban una coloración marrón conocida como tostada, otra señal de liberación intensa de energía. Otros minerales mostraban señales de metamorfismo de choque, llegando a convertirse en cristal.

Basándose en el tamaño del cráter, el equipo estima que el asteroide habría medido unos 1.200 metros de diámetro y habría pesado de 11 a 12 millones de toneladas cuando entró en la atmósfera. Y basándose en el análisis de los minerales, creen que era una roca espacial abundante en hierro, el mismo tipo de roca que el fragmento de meteorito del museo, aunque, según Kjær, deberán realizarse más pruebas para establecer un vínculo sólido.

Ahora que sabe que la depresión circular está ahí, Kjær añade que incluso puede ver su contorno circular en la superficie del hielo.

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    MacGregor está de acuerdo: "Tengo una taza de café con un mapa de Groenlandia de siete centímetros. Ahí puedo ver el glaciar Hiawatha. En realidad, está oculto a plena vista".

    Impacto gélido

    Por su parte, el experto en cráteres de impacto Ludovic Ferriere del Museo de Historia Natural de Viena, que no participó en el estudio, se muestra escéptico ante estas conclusiones.

    "Puedo afirmar que lo que presentan como cuarzo de choque es definitivamente cuarzo de choque", afirma Ferriere, que también es explorador de National Geographic. Pero advierte de que le gustaría que se analizaran más muestras de sedimentos, ya que no está seguro de que el cuarzo extraído de debajo del glaciar proceda necesariamente del presunto cráter de impacto.

    Kjær responde que todavía tienen muchas muestras que clasificar, grano a grano. Y basándose en la cartografía por radar del sistema de drenaje del glaciar, "¿de dónde podría proceder este material si no procede del interior del glaciar?".

    El glaciar Hiawatha es muy conocido, pero hasta hace poco apenas se había estudiado.
    Fotografía de John Sonntag, NASA

    Ferriere también afirma que la elevación documentada por el equipo es demasiado pequeña para lo que se esperaría en un cráter de impacto tan grande. O bien no es lo que sospechan, o bien la elevación está muy erosionada. Kjær responde que el impacto a través del casquete glaciar podría explicar la elevación central reducida, así como los desechos y los sedimentos que observaron con radares.

    Tanto Kjær como Ferriere están de acuerdo en que los próximos pasos consistirán en analizar aún más las muestras existentes, por ejemplo, mediante la datación por radioisótopos o la recopilación de más material. Los científicos afirman que lo mejor sería perforar el glaciar —que mide unos 965 metros de ancho sobre el cráter— y la roca subyacente. Una gran operación de perforación en un área tan remota sería difícil y cara, pero existen precedentes.

    "Creo que hay algo allí, pero llegan a conclusiones sólidas basándose en datos preliminares y muchos vacíos", afirma Ferriere. "Si perforan, podrían encontrar algo muy diferente". En su forma actual, Ferriere sostiene que su descubrimiento del cuarzo de choque "es como llegar a la escena de un crimen y encontrar a alguien ahí; no es necesariamente el asesino".

    ¿Un fenómeno capaz de cambiar el mundo?

    Los científicos tampoco cuentan con información suficiente como para asignar una antigüedad al posible cráter de impacto, pero han sugerido límites de la fecha de este acontecimiento basándose en su análisis. Por la estructura de la roca y el hielo que puede "leerse" con radares, el equipo cree que el glaciar estaba en aquel lugar en el momento del impacto, que hizo un agujero en el hielo y provocó una gran cantidad de deshielo y recongelación. Esto sugeriría que el impacto tuvo lugar en algún momento entre finales del Pleistoceno y hace unos 11.700 años.

    "Es probable que sea bastante reciente, en términos geológicos", afirma MacGregor. "Es probable que tenga menos de tres millones de años, pero también podría tener solo entre 12.000 y 15.000 años".

    Si el descubrimiento se sostiene, el cráter de Hiawatha podría ser una nueva prueba de una idea muy polémica. Esta idea, llamada hipótesis del cometa Clovis, sostiene que una especie de gran impacto tuvo lugar en el norte de Norteamérica hace entre 10.900 y 12.900 años, durante el periodo frío denominado Dryas Reciente. Este impacto, según la hipótesis, provocó grandes incendios en gran parte del continente que, a su vez, causaron la extinción de muchos grandes mamíferos de la glaciación, como mamuts y mastodontes, así como la cultura humana Clovis.

    Un inconveniente de esta hipótesis es la falta de un cráter de impacto debidamente grande. Si es real y las fechas coinciden, el cráter de Hiawatha podría ser una explicación plausible, según MacGregor: "Es una idea muy especulativa, pero si resulta ser [el vínculo], tendría un impacto sobrecogedor en la historia humana".

    "No lo mencionamos en el estudio, pero creo que es una posibilidad", añade Kjær. "Podría generar mucho debate y necesitamos averiguarlo. No lo sabremos hasta tener una datación adecuada".

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