Un hongo mortal con orígenes misteriosos amenaza al mundo

El Candida auris, que se está extendiendo por todo el planeta, es difícil de detectar y aún más difícil de tratar. Esto es lo que dice la ciencia sobre él.

Por Sarah Gibbens
Publicado 17 abr 2023, 08:28 GMT-3

En un laboratorio de Wuerzburg (Alemania), un científico sostiene una placa de Petri que contiene Candida auris. Identificado por primera vez en Japón, este hongo es ahora un patógeno mundial.

Fotografía de Nicolas Armer picture alliance, Getty Images

En 2009, se descubrió un nuevo hongo en Tokio, extraído de la oreja de una mujer. En 2016, se detectó por primera vez en Estados Unidos, en un hospital de Nueva York. La semana pasada, se ha encontrado en 28 estados y en el Distrito de Columbia. En 2019, Johanna Rhodes, especialista en enfermedades infecciosas del Imperial College London (Reino Unido), le aseguró a la BBC que ya se conocían brotes en distintos países, incluida España y varios países de Sudamérica, desde hacía varios años.

Candida auris infectó a algo más de 2300 personas en Estados Unidos el año pasado y se ha ido extendiendo a un "ritmo alarmante", según los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). 

Las primeras investigaciones sugieren que el aumento de las temperaturas globales, un subproducto del cambio climático, puede haber contribuido a su evolución para vivir dentro del cuerpo humano. Pero los orígenes del hongo siguen siendo un misterio: aún no está claro dónde surgió ni por qué lo hizo de repente.

"En estos momentos no tenemos ninguna prueba concluyente", sostiene Luis Ostrosky, jefe de enfermedades infecciosas y epidemiología de UTHealth Houston y Memorial Hermann (Estados Unidos). Pero el cambio climático, añade, es "una teoría probable".

En este artículo, los científicos explican lo que saben sobre Candida auriscómo el cambio climático puede haber provocado su aumento de los casos hospitalarios y por qué puede que no sea el último de su especie.

 Algunas infecciones fúngicas son comunes, como el pie de atleta, pero las infecciones por Candida auris son más raras y comienzan en el interior del cuerpo, multiplicándose en la sangre o supurando en una herida preexistente.

Las infecciones se producen principalmente en personas inmunodeprimidas y que reciben tratamientos médicos regulares en los que pueden entrar en contacto con algo como una vía infectada.

"No vas a contraer Candida auris en el gimnasio, y tus hijos no van a contraerla en la escuela, pero si eres un paciente con contacto frecuente con el sistema sanitario, debes estar en alerta", advierte Ostrosky.

Lo que hace que el Candida auris sea tan preocupante es que es difícil de detectar y aún más difícil de tratar. Los análisis de sangre estándar, la forma más común de detectar la infección, no detectan el hongo el 50% de las veces, dice Ostrosky. En Estados Unidos, los hospitales y universidades más grandes y orientados a la investigación disponen de pruebas más recientes que pueden detectar material genético del hongo en la sangre, pero Ostrosky afirma que estas pruebas son difíciles de encontrar en otros lugares.

Cuando se detecta, suele ser resistente a los tratamientos antifúngicos, y las esporas pueden vivir en superficies fuera del cuerpo durante semanas. Esto significa que aunque se elimine el hongo, puede volver a infectarse. Los CDC calculan que entre el 30% y el 60% de las personas infectadas por este hongo han fallecido, pero señalan que muchas de las víctimas también padecían enfermedades preexistentes.

Ostrosky cree que el reciente aumento de estas infecciones puede deberse a la escasez de personal y suministros durante las oleadas de COVID-19, cuando algunos hospitales tuvieron que tomar medidas como reutilizar el equipo de protección.

(Lee más: Estos son los hongos más peligrosos para los humanos)

Cómo influye el cambio climático en la evolución del nuevo hongo

El cuerpo humano suele ser demasiado caliente para que los hongos sobrevivan. Pero a medida que el cambio climático provoca el aumento de las temperaturas medias y las olas de calor se vuelven más frecuentes y extremas, los hongos podrían ser capaces de evolucionar para soportar temperaturas más altas en el medio ambiente y, por tanto, tener más probabilidades de sobrevivir en nuestro interior. Esa es la teoría que tienen los científicos sobre cómo la Candida auris puede haber surgido aparentemente de la noche a la mañana.

Un artículo publicado en 2019 planteó la hipótesis de que el hongo surgió como una amenaza para la salud humana simultáneamente en tres continentes diferentes.

Arturo Casadevall, experto en enfermedades infecciosas en Johns Hopkins sugiere que el denominador común es el calentamiento de las temperaturas en todo el mundo.

"Propusimos que puede ser el primer patógeno fúngico que surgió del cambio climático", dice.

Otro artículo de 2019 escrito por científicos de los CDC sugería que el cambio climático era una explicación plausible de la aparición de Candida auris, pero que no podía confirmarse sin más investigación.

En agosto de 2022, investigadores de Austria instaron a una "acción global concertada" en respuesta al brote. "Estos desafíos son un serio recordatorio de nuestra persistente vulnerabilidad frente a las enfermedades infecciosas y, sin duda, tendremos que afrontar y manejar amenazas comparables en el futuro", escribieron.

El primero, pero no el último

Los científicos llevan años advirtiendo de que el cambio climático alterará los patrones meteorológicos y elevará las temperaturas de forma tan drástica que es probable que aparezcan nuevas enfermedades.

En los años transcurridos desde que Candida auris se detectó por primera vez en Japón, los científicos han documentado más pruebas de infecciones fúngicas en particular que se propagan debido a un clima más extremo.

El huracán Harvey, un gran huracán cuyas lluvias extremas fueron sobrealimentadas por el cambio climático, azotó Houston (Estados Unidos) en 2017 y expuso a los residentes, incluidos aquellos que estaban inmunocomprometidos, al moho mortal que quedó creciendo en los escombros empapados de la tormenta.

En la costa oeste de Estados Unidos, una infección fúngica conocida como fiebre del valle se está extendiendo hacia el norte. Las condiciones más secas causadas por la megasequía de la región están ayudando a transportar las esporas fúngicas más lejos.

"La posibilidad de mayores mutaciones en respuesta al estrés térmico es una preocupación real", afirma Asiya Gusa, genetista molecular de la Universidad de Duke. "Los hongos ambientales que más nos preocupan son los que respiramos en nuestros pulmones como esporas en el aire".

En una investigación que ella y sus colegas publicaron en enero, Gusa estudió el Cryptococcus deneoformans, un hongo que suele encontrarse en el suelo y cuya infección puede provocar una meningitis potencialmente mortal en el cerebro o una neumonía en los pulmones. El equipo de Gusa observó que cuando el hongo se calentaba de 30 a 36 grados, los genes que se encuentran en el ADN del hongo eran más propensos a saltar y mutar, movimiento que apunta a una capacidad de adaptación.

Aunque el estudio daba un primer pantallazo sobre cómo se comporta el hongo en un laboratorio, Gusa dice que los resultados podrían ser una advertencia con implicaciones más amplias

"[El estudio] sugiere que los hongos podrían adaptarse más rápidamente a temperaturas más cálidas de lo que preveíamos. Fue realmente alarmante", reflexiona Gusa.

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