Comercio ilegal de pájaros cantores en los bosques de Miami

Las fuerzas de orden público han descubierto un próspero negocio clandestino con estas aves. El objetivo es tenerlas como mascotas y hacerlas competir en concursos de canto.

Por Dina Fine Maron
FOTOGRAFÍAS DE Karine Aigner
Publicado 30 jul 2019, 11:21 GMT-3
En Florida capturan miles de aves cantoras migratorias cada año para suministrar un mercado ilegal pujante. Antes de que las autoridades pongan en libertad a las aves incautadas, las trasladan a una pajarera durante varias semanas para que aprendan a volar y a encontrar comida de nuevo.
Fotografía de Karine Aigner, National Geographic

Cuando tres oficiales armados se acercaron a la pequeña jaula de madera, su ocupante continuó cantando impávido. Se trataba de un joven azulejo índigo (Passerina cyanea), y su canto era agudo y simple. Si bien era demasiado joven como para pronunciar melodías más complejas, el ave cantaba con entusiasmo.

Lázaro Enamorado (32 años), el dueño del pájaro, escuchaba de cerca, con los brazos cruzados y la cara seria. "Ay Jesucristo", murmuraba, mirando hacia otro lado mientras los oficiales de la Fish and Wildlife Conservation Commission (Comisión de Conservación de la Vida Silvestre y la Pesca) de Florida se preparaban para trasladar al vehículo a su cantor y otras dos aves cantoras. Enamorado miraba la escena con ojos llenos de lágrimas.

El oficial René Taboas y sus colegas de la Comisión de Conservación de la Vida Silvestre y la Pesca de Florida empacan aves confiscadas, trampas y jaulas después de una operación secreta en una casa donde un hombre tenía aves ilegales, entre estas, este azulillo sietecolores (Passerina ciris).
Fotografía de Karine Aigner, National Geographic

En la naturaleza, los azulillos sietecolores (Passerina ciris) y muchas otras aves cantoras recorren enormes distancias durante las migraciones de primavera y otoño, desde las zonas de reproducción en el sur de Canadá a las zonas de invernación en América del Sur, y suelen detenerse para descansar en Florida. Vuelan principalmente por la noche, bajo las estrellas y, a medida que avanzan, los machos jóvenes aprenden canciones de las aves más viejas que los acompañan.

Pero este joven pájaro, cuyo paseo se vio interrumpido por un trampero en Florida, terminó con Enamorado en su vecindario de Miami. La cara bronceada y azul iridiscente mostraba las cicatrices que el alambre de una trampa le había dejado mientras luchaba por recuperar su libertad.

Eso no debería haber ocurrido. Los emberízidos ​​y otras aves cantoras migratorias se encuentran protegidas por la Ley del Tratado de Aves Migratorias, una ley estadounidense de 1918 que prohíbe capturar, matar o poseer cualquiera de estas aves. La pena puede ser una multa e incluso encarcelamiento por hasta seis meses. En caso de venta o contrabando de estas aves, la pena corresponde a delitos graves y pueden derivar en un encarcelamiento más extenso.

Sin embargo, el U.S. Fish and Wildlife Service (Servicio de Vida Silvestre y Pesca de EE. UU) informa que se atrapan unas 40 especies de aves protegidas en Florida de forma constante, en su mayoría aves cantoras, pero también búhos y halcones. De acuerdo con Rene Taboas, agente encubierto (a quien tuvimos permiso de nombrar) que dirige las investigaciones sobre aves cantoras de la Comisión de Conservación de la Vida Silvestre y la Pesca de Florida, casi todas las aves se atraparon en parques nacionales y en tierras estatales y propiedades privadas alrededor de Miami. De acuerdo con los oficiales de Florida que rastrean el comercio, la actividad la realizan, en gran parte, personas nacidas en Cuba, donde tener aves cantoras es parte de la cultura, o nacidos en los Estados Unidos de ascendencia cubana.

"También hemos visto problemas en otros estados", afima David Pharo, agente del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos encargado de la aplicación de la ley en el sureste de Florida, Puerto Rico y las Islas Vírgenes. Sin embargo, sostiene que, hasta el momento, Florida sigue siendo un punto principal de captura porque los pájaros cantores son abundantes y hay una gran demanda.

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    Lázaro Enamorado tenía encerrado de forma ilegal, en una pequeña jaula en su patio en Miami, a este azulejo índigo (“Passerina cyanea”),confiscado por el oficial de vida silvestre René Taboas. Luego de una inspección exhaustiva, Taboas descubrió habían arrancado los ojos del ave. Enamorado sostuvo que el pájaro se había quedado ciego de viejo y que así estaba cuando lo recibió. (No fue acusado de ningún delito por esta alteración).
    Fotografía de Karine Aigner, National Geographic
    Taboas y su equipo se preparan para liberar a los azulillos sietecolores que había sido confiscados.Algunas aves están demasiado heridas o enfermas y, por lo tanto, deben ser criadas en cautiverio.
    Fotografía de Karine Aigner, National Geographic

    Los motivos varían. "Vemos de todo, hay razones comerciales, propósitos religiosos de sacrificio, entusiastas de las aves que los quieren para su colección personal, y personas que los quieren para las competencias de canto", afirma Pharo.

    Según las autoridades estatales de Florida, las personas atrapan y venden tal vez miles de aves cada año por su colorido plumaje y sus canciones llamativas. Desde abril de 2017, los oficiales de la Comisión de Conservación de Pesca y Vida Silvestre de Florida han registrado cientos de delitos de captura o posesión de aves cantoras. La comisión también está trabajando en casos más grandes, de más largo plazo: a principios de este año, por ejemplo, la policía descubrió que un hombre tenía 75 aves protegidas en jaulas en su propiedad privada. 

    Es probable que muchos de los delitos de pájaros cantores en Florida pasen desapercibidos. De no ser por los agudos ojos de Taboas, Enamorado nunca habría sido atrapado. A pesar de la alta reja blanca que rodeaba la propiedad de Enamorado en una tranquila calle residencial en Miami Gardens, Taboas vio a los pájaros cantores enjaulados mientras patrullaba el área.

    Entre la pequeña colección en el patio trasero de Enamorado había otro azulejo índigo, que, según el infractor, se había quedado ciego con la edad y un picogrueso pechirrosa (Pheucticus ludovicianus), un ave preciada cuya canción suena similar a la de un petirrojo, aunque un poco más dulce y melodiosa. Les contó a los oficiales que había adquirido los dos pájaros seis meses antes a cambio de tres jaulas. Sin embargo, para obtener el picogrueso pechirrosa (su "bebé"), tuvo que intercambiar dos azulejos índigos y pagar, además, unos US$ 150.

    Enamorado, quien llegó a Florida desde su Cuba natal en 2005, afirmó que, durante su juventud en La Habana, los pájaros cantores eran parte de la vida cotidiana. Los artesanos hacían trampas de alambre y madera para atrapar pájaros, y jaulas de madera adornadas para exhibirlas. Los camachuelos cubanos y los azulillos sietecolores eran, y siguen siendo, muy populares. La gente los quiere como mascotas y para hacerlos competir en concursos de canto.

    "En los 23 años que estuve viajando y trabajando en Cuba, he visto un aumento alarmante de capturas de aves silvestres", afirma Gary Markowski, fundador y director ejecutivo de Caribbean Conservation Trust, una ONG que promueve la protección de aves en Cuba y países vecinos. "Si no se aplican las sumamente ambiguas leyes cubanas, supuestamente diseñadas para evitar esta actividad, no hay consecuencias para los cazadores furtivos y los comerciantes en el mercado nacional". Y afirma que ese comercio robusto, facilitado gracias a los vuelos más baratos entre los países, tiene un efecto dominó en las personas de origen cubano que viven en Estados Unidos. (Recientemente, el gobierno de Trump ha puesto restricciones a estos viajes). El Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba no respondió a una solicitud de informe sobre sus políticas de protección de aves y leyes.

    En la comunidad cubana de Florida, tener un azulillo sietecolores o un azulejo índigo puede ser un símbolo de estatus. Más de un centenar de las aves capturadas por los funcionarios del estado de Florida durante los últimos dos años fueron azulillos sietecolores, aves conocidas por sus distintivos cantos y colores: pechos rojos, cabezas azules y alas verdes. La palabra francesa para este pájaro, nonpareil, significa "sin igual"; Los cubanos los llaman mariposa.

    El furor de los azulillos sietecolores, sumado a la pérdida de hábitat en los EE. UU. y México, probablemente contribuyó a una disminución de aproximadamente el 60 por ciento en EE. UU. entre 1966 y 2003, según el conteo periódico de la población de aves norteamericanas.

    El interés de Enamorado por las aves cantoras, y por atraparlas, continuó después de llegar a los Estados Unidos. Hace tres años, él y su esposa decidieron que era hora de terminar con eso. Acababan de tener a su primer hijo y él había leído demasiadas noticias sobre arrestos de personas o multas por atrapar pájaros cantores. Pero, según admite Enamorado, era muy difícil cortar con eso, a pesar de que sabía que la captura o posesión de estas aves era ilegal. Si solamente tenía pájaros en su jardín y no capturaba ninguno él mismo, creía que sería poco probable que lo pudiesen atrapar.

    El 11 de abril de 2019, aproximadamente un mes después de que se le confiscaran las aves, Enamorado se presentó ante un juez en el Tribunal del Condado de Miami-Dade, acusado de tres delitos menores, uno por cada ave. Como parte de un acuerdo de culpabilidad, se le ordenó pagar US$ 615,50 en concepto de costos judiciales, hacer una donación de US$ 250 a un centro local de rehabilitación de vida silvestre y completar un curso educativo de US$ 150 sobre peces y vida silvestre de Florida supervisado por una agencia judicial sin fines de lucro. Se tomaron las huellas dactilares de Enamorado y ahora tiene antecedentes penales.

    Aves cantoras a la venta

    Capturar aves silvestres y tenerlas como mascotas no es ninguna novedad. Hay un montón de relatos sobre coleccionistas de aves enamorados de sus canciones. Según el escritor de la naturaleza Jerry Dennis, hace 5.000 años, los sumerios (la civilización que guarda registros escritos desde hace más tiempo) incluso tenían una palabra para describir jaula de pájaros: subura.

    Eglis González, un trampero novato nacido en Cuba, recoge una de sus dos trampas de pájaros cantores bajo la atenta mirada del investigador encubierto René Taboas. González se hizo amigo de Taboas en una tienda de mascotas en Miami el invierno pasado y luego se enviaron mensajes de texto durante dos semanas, intercambiando consejos sobre la captura ilegal de aves, antes de que Taboas revelara su identidad y emitiera citaciones por delitos menores para cada ave que González tenía en un su poder.
    Fotografía de Karine Aigner, National Geographic

    Hoy en Miami, me di cuenta de que es bastante fácil conseguir pájaros cantores sin tener que colocar trampas en el bosque. En una tienda de mascotas que visité con Pharo, quien estaba vestido con ropa de civil, un camachuelo cubano estaba en exhibición. Los camachuelos cubanos no son originarios de los EE. UU., por lo que esta ave solo pudo haber sido importada de forma ilegal o criada de un progenitor importado ilegalmente.

    Le pregunté al empleado que trabajaba en la recepción por un tomeguín de la tierra (Tiaris olivaceus), un ave protegida por la Ley del Tratado de Aves Migratorias. Hizo una llamada telefónica rápida, y me dijo que, sí, que podía conseguir tomeguines de la tierra de inmediato: US$ 200 por un macho adulto o US$ 150 por uno joven. Dije que lo pensaría y nos fuimos.

    En otra tienda cercana, comprobé que no había aves protegidas en exhibición, pero un cliente mencionó un grupo cerrado de Facebook llamado Palomeros de Miami, donde supuestamente podía publicar sobre pájaros cantores que estaba buscando u otras listas de aves ilegales.

    A partir del invierno pasado, cuando Eglis González se cruzó con Taboas en una tienda de mascotas en el área de Miami, su vida comenzó a verse en aprietos. Se había acercado a Taboas para recomendarle la mejor semilla para mantener saludables a los azulillos sietecolores. Taboas, como González, es cubano-estadounidense, y al parecer, González asumió que ambos eran miembros de la comunidad cubana clandestina que atrapan aves.

    Los hombres se pusieron a hablar de los pájaros cantores que se pueden atrapar en Miami y alrededores. Intercambiaron números de teléfono y en las semanas que siguieron se enviaron mensajes de texto con frecuencia para conversar sobre las aves. A veces, Taboas enviaba fotos de pájaros que él y sus colegas habían capturado de otras personas que estaban atrapando pájaros cantores en Miami, afirmando que los había atrapado él mismo.

    "Fue demasiado fácil", recuerda Taboas. "¿Si me siento mal por este chico? ¿Si me siento culpable? La verdad que no".

    Los fines de semana por la mañana, cuando los tramperos están más activos, Taboas suele explorar los bosques y humedales alrededor de Miami. Una mañana, González le facilitó el trabajo al enviarle un mensaje de texto para decirle que saldría a revisar sus trampas en un lugar de caza furtiva en el este de los Everglades.

    Taboas decidió reunirse con él allí e invitó a la fotógrafa Karine Aigner y a mí para que vinieran también. Cuando los tres nos detuvimos detrás de la camioneta Dodge blanca de González poco después de las 8:30 a.m., Taboas se preguntó en voz alta si el hombre de pelo oscuro que tenía delante, con una camisa verde y pantalones cortos azules, lo reconocería. Y sí, lo reconoció: González saludó calurosamente a Taboas en español cubano.

    Pero cuando Taboas salió del vehículo, con la insignia de oficial bien visible, González casi se desmaya. Y enseguida confesó que había colocado dos trampas en el bosque y accedió a llevarnos hasta allí.

    En lugar de colocar las trampas cerca de la ruta en una zona de arbustos iluminada por el sol, que Según Taboas, es el hábitat de las aves cantoras, González las había escondido en las profundidades del bosque. Caminamos detrás de González sobre un terreno fangoso lleno de pozos que te podían esquinzar los tobillos y que ni se veían con el pasto a la altura de los hombros. "Cuidado con las serpientes", advirtió Taboas. "No, en serio, no es broma".

    Después de atravesar varias corrientes pequeñas utilizando troncos estrechos como mini puentes, encontramos la primera trampa. González se acercó hasta una rama de árbol y desenganchó el cable que sostenía la trampa de madera.

    En la jaula había un pequeño pájaro verde claro, que podría haber sido un azulillo sietecolores hembra o un macho joven que todavía no mostraba sus colores más intensos de adulto. Gonzalez explicó que el ave era un cebo para que otro pájaro cantor aterrizara en la puerta de la trampa y quedara atrapado allí.

    Luego de confesar que tenía otra jaula no muy lejos de allí, González nos llevó a ella, y, afortunadamente, el camino fue mucho más accesible. También admitió que tenía cinco pájaros cantores en su casa. Otro oficial luego acompañó a González para confiscar las aves; dado que todas eran especies protegidas, Taboas elevó cargos contra González y le informó que pronto le llegarían notificaciones por correo para presentarse en la corte.

    Meses más tarde, cuando consulté a Jay Marvin, el jefe de Taboas, me dijo que los fiscales estatales habían decidido no continuar con el caso de González. "Esto es muy común", explicó Marvin. “En las áreas metropolitanas donde hay una gran carga de denuncias, a veces eligen no procesar algunos de los delitos menores, y no siempre son casos de pájaros cantores”. Me puse en contacto con la oficina del Fiscal del Estado de Miami-Dade para obtener más detalles, pero no recibí respuesta.

    Marvin explicó que es probable que un simple cambio regulatorio a través del sistema de reglamentación del estado haga que los casos se cierren más rápido, y ayudaría a disuadir el tráfico de pájaros cantores. El cambio prohibiría incluso la posesión de trampas para aves, que se puede comprar en tiendas de mascotas del área por aproximadamente US$ 40. Hoy tener una trampa no es un delito, a menos que en él se encuentre un ave de una especie protegida. Entonces, según Marvin, la responsabilidad recae exclusivamente en los agentes de la ley, que deben atrapar a un trampero en el acto, y eso es realmente muy difícil. "Lo más importante entonces es prohibir las trampas".

    Operación Ornery Birds

    Si hablamos de actividades delictivas que involucran a los pájaros cantores de Florida, González y Enamorado entra en la categoría de aficionados amateurs, ellos solo capturan y se quedan con las aves para uso propio o para intercambiarlas con amigos u otros aficionados. Para ellos, coleccionar aves era su pasatiempo favorito. Desde abril de 2017, cuando Marvin decidió concentrarse en estos delitos cotidianos y ocuparse de ellos, los oficiales de vida silvestre de Florida han comenzado a elevar cientos de cargos por delitos menores.

    La Fish and Wildlife Conservation Commission de Florida tiene un cobertizo lleno de jaulas y trampas de aves confiscadas, lo que subraya la magnitud del negocio de captura ilegal en Miami.
    Fotografía de Karine Aigner, National Geographic

    Los funcionarios federales, por el contrario, se ocupan de los delincuentes de aves cantoras a gran escala, como los seis hombres del sur de la Florida que ​​en abril de 2018 fueron detenidos como parte de una investigación llamada Operación Ornery Birds. Esta es una investigación continua de varios años llevada a cabo por varias agencias, incluida la U.S. Fish and Wildlife Service y Fish and Wildlife Conservation Commission. de Florida.

    Los seis individuos ​​fueron acusados ​​colectivamente en un tribunal federal por capturar, vender, contrabandear o intercambiar a más de 400 aves migratorias. Hasta la fecha, Ornery Birds constituye el ejemplo más grande de la aplicación de la ley con respecto a la captura de aves cantoras en los Estados Unidos. Entre las aves incautadas había azulillos sietecolores, azulillos grande y tomeguines de la tierra.

    En uno de los casos de Ornery Birds, el acusado Reynaldo Mederos se declaró culpable de vender y ofrecer vender aves migratorias después de haberle confesado a un agente encubierto que capturaba entre 50 y 60 azulillos al año y también vendió algunas aves protegidas a agentes encubiertos. Le dieron dos años de libertad condicional. Los documentos judiciales detallan dos casos más relacionados con el tráfico de aves migratorias desde Cuba. (A las autoridades federales les preocupan las aves de contrabando porque los animales no controlados pueden transmitir enfermedades a las aves de corral y las aves silvestres domésticas).

    Alberto Irán Corbo Martínez, acusado en uno de los casos, trató de ocultar pájaros cantores en rizadores de pelo que pegó a sus piernas y cubrió con pantalones holgados. En julio de 2018, en la corte federal del sur de la Florida, a Martínez se le dio una sentencia de tres meses de prisión y un año de libertad bajo supervisión por contrabando de mercancías a los Estados Unidos. También ese mes, el acusado Hovary Muniz, quien fue arrestado por traer pájaros cantores de Cuba en un Fanny Pack y luego, mientras estaba en libertad condicional a causa del contrabando, continuó vendiendo aves migratorias protegidas, recibió una sentencia de un total de 15 meses en prisión.

    Luego de confiscar las aves, los oficiales de la vida silvestre deben averiguar qué hacer con ellas. Por lo general, las liberan en un bosque donde esperan que no las vuelvan a capturar. Pero al estar encerradas en jaulas durante meses o años, las aves pierden la fuerza necesaria para volar, y deben recibir rehabilitación antes de poder ser liberadas en la naturaleza. También puede ocurrir que tengan lesiones o infecciones que podrían dificultar su supervivencia. El ave que Enamorado tenía en su hogar, por ejemplo, no podría sobrevivir por sí solo, por lo que deberá vivir en cautiverio.

    Los funcionarios del orden público rehabilitaron y finalmente liberaron cientos de especímenes de la Operación Ornery Birds. Según los documentos judiciales, las otras aves murieron antes de que los seis hombres fueran capturados. Uno de los acusados, Juan Carlos Rodríguez, dejó a las aves que capturó encerradas en redes, y estas acabaron siendo víctimas de perros y gatos salvajes. Para capturar a sus presas, colocaba una red en un campo y usaba un camión para asustar a los pájaros y lograr que entraran engañados en la red.

    La operación Ornery Birds subraya que los tramperos se están volviendo más sofisticados, están aprendiendo unos de otros y haciendo uso de la tecnología. El acusado Miguel Loureiro había colocado trampas cerca de su casa que utilizaban sistemas electrónicos para emitir cantos de pájaros. Fue condenado a nueve meses de prisión por tramar un plan para capturar aves migratorias con la intención de vender o trocar. 

    Pharo explica: "Hasta hace tres años, ninguna trampa venía con  un dispositivo de audio. Es triste ver que las cosas se salen de control".

    Cantar por dinero

    Los concursos de pájaros cantores son un fenómeno global, que se desarrolla en todas partes, desde Indonesia hasta España. En los EE. UU., donde la posesión de pájaros cantores migratorios es ilegal, las personas no suelen confesar que participan en estos concursos y, por lo tanto, no pude ver ninguno de estos.

    Taboas me confirmó que se llevan a cabo en el área de Miami, aunque afirmó no haber estado nunca en uno de ellos. Había oído que las competiciones de alto nivel son eventos exclusivos a los que solo puedes asistir con una invitación, por lo general, si eres hombre y tienes una cartera con miles de dólares. "Una gran cantidad de muchachos me confesó haber sido parte de estos eventos o haberlos visto. Tengo un informante ahora mismo que me confirma que esto sigue sucediendo".

    El ornitólogo Eduardo Iñigo-Elias, científico visitante del Cornell Lab of Ornithology que ha trabajado en estrecha colaboración con los gobiernos de Cuba y México en la protección de las aves cantoras, ha asistido a competencias en Cuba y sostiene que sus colegas cubanos le comentaron que hay otros similares en el sur de Florida.

    Iñigo-Elias explica que entrenar a los pájaros cantores silvestres para competir implica, en un principio, mantener a los machos jóvenes aislados en la oscuridad. Esto los hace más dóciles y receptivos a aprender canciones. (Según el experto, las hembras tienen notas más cortas y son más difíciles de entrenar). Mientras tanto, las canciones registradas de otras aves se reproducen una y otra vez, con el objetivo de enseñar a las aves a imitar canciones largas, elaboradas y, según esperan sus propietarios, dignas de recibir un premio. A veces, se juntan diferentes especies para que aprendan a cantar canciones extensas e híbridas.

    Durante las competiciones, se organiza a los pájaros machos por especies, lo que desencadena su instinto territorial, que los lleva a cantar. El pájaro que canta la canción más larga y compleja gana.

    Según Iñigo-Elias, en Cuba, el primer premio para los cantantes en competiciones de élite podría ser de US$ 5.000, y del doble en Florida.

    Aves desechadas

    Iñigo-Elias comenta que muchos pájaros cantores nunca llegan a una competencia. Pueden morir de insuficiencia cardíaca por el estrés de vivir en los confines del cautiverio, por las lesiones sufridas al intentar escapar, o por intentar golpear las jaulas que tienen a otros machos. Afirma que ha visto numerosas aves cantoras muertas en México y Cuba, que se descartan casi "a diario" durante el pico de la migración de primavera, cuando se coloca la mayor parte de las trampas". Cuando las aves mueren, simplemente se las dejan así tiradas.

    Los domingos por la mañana, los cubanos a menudo se reúnen en el A.D. Barnes Park en Miami para socializar y mostrar sus aves, algunas de las cuales no son legales. Este pájaro cantor migratorio, un tomeguín de la tierra, es una especie protegida.
    Fotografía de Karine Aigner, National Geographic

    Rene Taboas sostiene que los tramperos en Florida suelen dejar que las aves muertas se descompongan en los patios traseros, cerca de las jaulas con aves vivas. (Vi dos de estas aves muertas cuando acompañé a Taboas a observar los sitios).

    Los pájaros cantores no son las únicas víctimas del furor coleccionista. Los documentos judiciales de la Operación Ornery Birds revelan las medidas extremas que tomó el comerciante de aves cantoras Miguel Loureiro para proteger sus bienes. Loureiro se filmó a sí mismo matando a un alcaudón, una especie migratoria protegida conocida por atacar a los pájaros cantores, con la justificación de que estaba amenazando a sus pájaros. De acuerdo con sus documentos judiciales, para anunciar la noticia, publicó las imágenes y las fotografías en el grupo de Facebook Palomeros de Miami (el grupo que me habían mencionado en una tienda de mascotas). Loureiro lanzó repetidamente el alcaudón contra una cerca de madera, según indicaban los documentos de la corte, que también señalan que clavó otro alcaudón en una cruz de madera con un cartel que decía “Por Comer Pájaros”.

    Aunque ya se había horrorizado con estas atrocidades, Taboas comenta que no dejó de sorprenderse con lo que descubrieron poco después de salir de la casa de Lázaro Enamorado. Taboas se había detenido para liberar algunas de las aves capturadas ese día, y cuando echó un vistazo más de cerca al pájaro de Enamorado, vio que el pájaro no tenía ojos, como si se los hubiesen arrancado, y notó que había un pasador de seguridad con cuentas rojas y negras atado al borde de la jaula, que podría haber sido utilizado para cegar a un pájaro. (Enamorado le había dicho a Taboas que había obtenido el pájaro así, ciego. Y no lo acusaron de desfigurar al ave).

    Según Taboas, este tipo de desfiguración en nombre de la santería, una religión afrocubana con elementos católicos romanos que generalmente involucra sacrificios de animales. Un practicante de la santería informó luego que el cegamiento de las aves es una práctica marginal, no representativa de la religión. (La Corte Suprema de los EE. UU. dictaminó en 1993 que es constitucional que los fieles de la santería maten animales para sacrificios rituales).

    Iñigo-Elias se sorprendió muchísimo cuando le mencioné el incidente. Dijo que había oído hablar de sacrificios de pájaros y ceremonias en las que morían gallos y colibríes, pero nunca uno relacionado con azulejo índigo o el cegamiento de un pájaro.

    Cantar en el bosque

    "Los pájaros no nacieron para vivir en una jaula".

    Eso es lo que dijo Michelle Davis cuando nos encontramos antes del amanecer en un estacionamiento de Cracker Barrel, aproximadamente a una hora al sur de Miami. Davis es el director de Cape Florida Banding Station, cuyos voluntarios están capacitados para atrapar aves y atarles una banda de aluminio del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos alrededor de los tobillos. Las bandas, que llevan números de identificación únicos, ayudan a los voluntarios a monitorear los hábitos de salud y migración de las aves.

    Cada año capturan miles de aves cantoras migratorias en Florida para suministrar un mercado ilegal pujante. A veces tienen que someter a las aves cantoras confiscadas a semanas de rehabilitación para fortalecer las alas de forma que puedan volver a volar. En esta foto, el teniente Antonio Domínguez de la Comisión de Pesca y Conservacion de Especies Silvestres de Florida pone en libertad a unos picogruesos pechirrosados.
    Fotografía de Karine Aigner, National Geographic

    Davis me llevó a un pequeño parque estatal cerca del Parque Nacional Everglades donde se realizan avistamientos de aves. Para la ocasión, ella había llevado binoculares de alto calibre conectados a su vestimenta. Pero enseguida noté que ella podía identificar fácilmente un ave solo a partir de un fragmento de canción o un fragmento de color, sin necesidad de aumentar la visión.

    En un par de horas, había señalado docenas de azulillos sietecolores, azulejos ​​índigos, palomas, cardenales (y un cocodrilo, a una distancia segura). Nos encontramos con algunos otros madrugadores que, como verdaderos aficionados, enseguida comenzaron a comparar avistamientos e intercambiaron información sobre aves que podían verse en los árboles cercanos.

    Cuando regresamos a su auto, Davis habló sobre la captura ilegal en el área de Miami, moviendo la cabeza con frustración. Y reconoció que hay otros problemas que cobran mayor importancia. Es probable que “la trampa ilegal no pueda detener otras amenazas como el cambio de uso de la tierra y el cambio climático, pero puede hacer mella en la población local", afirmó con un suspiro.

    Davis se detuvo y señaló a dos azulejos índigos que habían aterrizado en un cable telefónico ahí cerca. Tal vez compitiendo por territorio, los pájaros cantaban, un fragmento entrecortado se superponía con otro. Sus melodías pasaron por el bosque, y nos quedamos en silencio, contentos de mirar y escuchar sus canciones, al menos unos instantes.

    Wildlife Watch es un proyecto de investigación entre National Geographic Society y National Geographic Partners que se centra en los delitos y la explotación de la vida silvestre. 

    Karine Aigner es fotógrafa que colabora con National Geographic

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