Estudios concluyen que peces e invertebrados consumen los microplásticos del océano

Por Laura Parker
Publicado 8 jun 2018, 16:24 GMT-3
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Un estudiante de ciencias medioambientales de la Universidad de Hong Kong sostiene un tarro que contiene una muestra de "microplásticos", fragmentos de menos de cinco milímetros de largo recogidos con una red de malla fina de la superficie del mar por Plastic Free Seas, una organización sin ánimo de lucro de Hong Kong que se trabaja para reducir la cantidad de plásticos que usa la gente, así como limpiar el ecosistema marino.
Fotografía de Alex Hofford, Epa, Redux

Las anchoas son más conocidas por ser un manjar muy popular, pero no muchos saben que ocupan un lugar crucial en la cadena trófica marina. Y ahora, un equipo de científicos ha confirmado un comportamiento perturbador entre estos diminutos peces forrajeros que podría tener consecuencias más graves para la salud humana: las anchoas se comen los diminutos pedazos de plástico del océano y a continuación, al ser devoradas por peces más grandes, las toxinas de dichos microplásticos pueden transferirse a los peces que consumimos.

Las anchoas confunden los microplásticos con comida porque huele como la comida, según afirma un estudio publicado en la revista científica Proceedings of the Royal Society B. Los hallazgos pertenecen a dos estudios que examinaron el impacto de los microplásticos sobre el ecosistema marino. El otro estudio, que aparece en la revista Science Advances, explica, en parte, cómo los microplásticos son transportados al océano profundo por diminutos invertebrados marinos conocidos como larváceos gigantes.

Los microplásticos se crean cuando la luz solar y la acción de las olas descomponen los desechos plásticos de mayor tamaño, convirtiéndolos en trozos del tamaño de un grano de arroz que pueden medir cinco milímetros o menos. Han convertido los océanos del mundo en lo que los científicos denominan una "sopa de plástico", pero su impacto sobre el ecosistema marino todavía no se entiende del todo. Un estudio de 2015 que intentaba medir la cantidad de microplásticos en los océanos del mundo confirmó dicha descripción de "sopa" cuando estimó que el número de partículas en 2014 iba de 15 a 51 billones de pedazos, con un peso de entre 93.000 y 236.000 toneladas métricas.

Sin embargo, todavía quedan dudas por resolver. Entre ellas: ¿cuánto tiempo tarda en degradarse el plástico en el océano y qué ocurre con sus toxinas cuando se descompone? Unas 700 especies comen plástico, un hecho cuyo impacto todavía se está investigando.

El número de investigaciones al respecto es cada vez mayor. Cuando Matthew Savoca, investigador de posdoctorado del Centro de ciencias pesqueras del suroeste de la NOAA en Monterrey, California, empezó su estudio sobre las anchoas, ya se habían documentado 50 especies de pez que comían microplásticos. Cuando concluyó su investigación dos años después, el número se había multiplicado por dos: 100 especies de peces.

"El interés científico en este problema se ha disparado enormemente en los últimos años", afirma Savoca. "A ojos del público, existe la idea de que todos los plásticos son pedazos grandes que podemos identificar. Cepillos de dientes, mecheros, bolsas de plástico. Pero la gran mayoría de plásticos en los océanos son estos pequeños fragmentos. Más del 90 por ciento tiene menos de 10 milímetros de largo. Es un material realmente diminuto", agrega.

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    Dos fragmentos de microplástico azul, probablemente procedentes de equipo de pesca desechado, rodeados de diatomeas en la pantalla de un iPad conectada a un microscopio. Han sido recogidos en una red re arrastre de malla fina durante una búsqueda realizada por estudiantes de ciencias medioambientales de la Universidad de Hong Kong y empleados de Plastic Free Seas, en el canal de Lamma, en Hong Kong (China), el 27 de febrero de 2016. Plastic Free Seas es una ONG medioambiental de Hong Kong centrada en reducir la cantidad de plástico que usamos a diario, así como en limpiar el entorno marino de los desechos plásticos existentes.
    Fotografía de Alex Hofford, Epa, Redux

    Olor a comida

    A medida que los pedazos de plástico más grandes se descomponen en el océano, también recogen algas y adoptan un olor similar al de los alimentos que consumen los animales marinos. La investigación de Savoca sobre las anchoas es similar a un estudio que publicó en 2016 y que demostraba que las aves marinas también confunden el plástico con comida debido a su olor.

    En el estudio sobre las aves, Savoca revisó datos históricos, aunque no puso a prueba su teoría en aves vivas. Para su estudio sobre las anchoas, sí que lo puso a prueba en los peces, pero se centró en la conducta de estos.

    A las anchoas no se les alimentó con microplásticos, sino que en su lugar Savoca dio a bancos de anchoas salvajes de California (Engraulis mordax), que viven en la bahía de Monterrey, dos tipos de soluciones con olor, una a partir de desechos plásticos y la otra a partir de plástico limpio. Las anchoas respondieron a los desechos plásticos con una conducta de forraje típica de sus prácticas alimenticias. Sin embargo, no respondieron al plástico limpio.

    Las anchoas son unas de las 700 especies de animales y peces que han consumido plástico del océano, según concluye el estudio. Savoca escogió las anchoas para su estudio debido a su papel en la cadena trófica.

    "Son un enlace importante en los sistemas marinos costeros", afirma él. "Comen krill (parecidos a pequeños camarones). Pero también son el alimento de las ballenas jorobadas, los leones marinos, las focas, las aves marinas e incluso de las personas", añade. 

    El filtro interno de un larváceo gigante, miembro del género Bathochordaeus.
    Fotografía de MBARI

    Cómo se desplaza el plástico

    El segundo estudio buscaba la respuesta a otro de los misterios sobre los microplásticos: cómo consiguen moverse por el ecosistema marino hasta partes incluso más remotas del mar, como el océano profundo y el hielo marino del Ártico.

    Kakani Katija, exploradora de National Geographic y científica marina en el Instituto de Investigación del Acuario de la bahía de Monterey, descubrió que los microplásticos son transportados al fondo del mar tras haber sido consumidos por un gran número de diminutos invertebrados marinos o de unos organismos que se alimentan por filtración conocidos como larváceos. Para este estudio, también desarrollado en la bahía de Monterey, en California, se usaron vehículos operados a distancia para saber cómo los larváceos filtraban los microplásticos de la columna de agua y los ingerían.

    A continuación, el plástico se quedaba "empaquetado" en sus bolitas fecales o en las "casas" elaboradas a partir de mucosidad excretada donde viven los larváceos y que se hunden rápidamente en el océano, transportando el plástico en ellas. Los científicos no fueron capaces de calcular qué cantidad de microplásticos se mueve por el océano de esta forma, según Katija. Sin embargo, la presencia de microplásticos a mayores profundidades es un indicador más de la magnitud del problema. Además de proporcionar transporte, los larváceos también son consumidos por un amplio abanico de grandes animales marinos, extendiendo así los microplásticos más profundamente en la cadena trófica marina.

    "Se lleva pensando muchos años que los plásticos eran sobre todo un problema superficial", explica Katija. "Sin embargo, los estudios recientes han revelado depósitos de plástico en sedimentos del fondo oceánico allí donde los científicos los han buscado". ¿Cómo llegan ahí los plásticos? ¿Cómo de rápido viajan estos plásticos al fondo del mar? 

    "Como otros organismos consumen larváceos, sus bolitas fecales y sus hogares de mucosidad, existen muchas formas diferentes en las que los microplásticos y sus composiciones químicas pueden entrar en las cadenas tróficas marinas y potencialmente acabar en nuestros platos", concluye.

    * Artículo originalmente publicado el 16 de agosto de 2017.

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