Vinculan la contaminación atmosférica al trastorno bipolar y a la depresión

Un nuevo estudio arrojó resultados que demuestran una relación entre la polución y las enfermedades mentales.

Por Sarah Gibbens
Publicado 26 ago 2019, 15:42 GMT-3
Un hombre pesca cerca de una central de carbón de DTE en Detroit.
Un hombre pesca cerca de una central de carbón de DTE en Detroit.
Fotografía de Ami Vitale, Nat Geo Image Collection

La contaminación atmosférica hace mucho daño a nuestra salud. La Organización Mundial de la Salud la asocia a enfermedades mortales como cáncer de pulmón y derrame cerebral, y una nueva investigación sugiere que, en las regiones contaminadas, se dan más casos de trastornos neurológicos como depresión y trastorno bipolar

Según la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por su sigla en inglés), haciendo una comparación con el promedio nacional, los científicos hallaron que los condados estadounidenses con peor calidad de aire sufrieron un incremento del 27 por ciento en casos de trastorno bipolar y un aumento del 6 por ciento en casos de depresión. 

Andrey Rzhetsky, autor del estudio y genetista de la Universidad de Chicago, aclaró que el estudio no demuestra categóricamente que la contaminación atmosférica causa enfermedades mentales, pero dice que pone en evidencia dónde es que las personas están más en riesgo.

Estudios similares, realizados en Londres, China y Corea del Sur, también han descubierto una conexión entre los lugares contaminados y las enfermedades mentales.

Rzhetsky señala que su estudio demuestra que los trastornos neurológicos están pasando factura en aquellos condados de Estados Unidos que sufren contaminación.

Un mapeo de la polución

Para establecer el vínculo, los investigadores tuvieron en cuenta datos de Estados Unidos y Dinamarca.

En Estados Unidos, primero analizaron datos de 11 años, provistos por seguros de salud, sobre 151 millones de personas que entablaron demandas por cuatro trastornos psiquiátricos: trastorno bipolar, trastorno depresivo mayor, trastorno de la personalidad y esquizofrenia. También estudiaron casos de epilepsia y Parkinson.

Luego analizaron datos de la EPA sobre calidad de aire, agua y tierra por condado, y observaron dónde es que las demandas de salud y los intensos niveles de polución se solapan. Los resultados sugieren que la mayor superposición se da entre contaminación atmosférica y trastorno bipolar.

A fin de replicar los hallazgos de Estados Unidos, los investigadores también colaboraron con científicos daneses para estudiar los efectos de la polución en Dinamarca. A diferencia de Estados Unidos, los datos daneses no apuntaban a un análisis regional sino a los niveles de contaminación del aire a los que se expone un individuo durante la niñez. De manera similar a los hallazgos en Estados Unidos, la exposición a la contaminación atmosférica se asoció a mayores tasas de trastorno bipolar y depresión.

“Estos hallazgos suman a la evidencia arrojada por estudios anteriores respecto de una posible conexión entre la contaminación atmosférica y los trastornos psiquiátricos”, indica Ioannis Bakolis, epidemiólogo del King’s College de Londres quien no participó del estudio.

Sin embargo, dice que la confianza que deposita el estudio en datos a nivel de condado se enfrenta a demasiadas variables como para concluir que la contaminación atmosférica podría estar causando trastorno bipolar y depresión. 

Efectos sobre el cuerpo humano

Mucho de lo que los científicos saben sobre cómo la contaminación atmosférica afecta al cerebro deriva de estudios realizados en perros y roedores. Un estudio del 2002 se centró en los efectos de la contaminación causada por el tráfico vehicular sobre perros salvajes. Se observaron daños pulmonares, nasales y cerebrales. 

“Lo que sucede en el cerebro se asemeja a una inflamación”, menciona Rzhetsky. “Y los resultados son síntomas que parecen depresión [en los perros]”. 

En una investigación publicada el año pasado, científicos de Beijing descubrieron que el hecho de inhalar material particulado dañaba la inteligencia de la gente, conllevando a resultados más bajos en pruebas de lengua y matemáticas. 

En ese entonces, Xin Zhang, autor del estudio, especuló que la polución estaba dañando la materia blanca del cerebro.

Tu cerebro al aire libre

En Inglaterra, los científicos están monitoreando cómo la calidad del aire urbano podría estar afectando a 250 niños. Los niños usarán mochilas fabricadas por Dyson para monitorear el aire, que indicarán dónde y cuándo se enfrentan a mayor polución.  

Los funcionarios públicos señalan que esta información los ayudará a mejorar la salud pública.

Rzhetsky también espera que los factores de riesgo ambientales sean tomados en serio por los profesionales encargados de la salud mental que tratan trastornos neurológicos.

Menciona que utilizar un medioambiente limpio para tratar dichos trastornos sería el “santo grial”.

Mientras los científicos se dedican a establecer firmemente un nexo entre la polución y los problemas mentales, el beneficio psicológico de estar al aire libre sí que ya se estableció con firmeza: cuando pasamos tiempo al aire libre, ya sea en la más pura naturaleza o en un parque local, le hacemos un favor a nuestro cerebro sobrestresado. 

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