2 frases célebres del filósofo René Descartes
Ilustración de la vista de la biblioteca del Château de Fontainebleau (Palacio de Fontainebleau), que sirvió como residencia de la familia real francesa desde la Edad Media hasta el siglo XIX.
Probablemente René Descartes (1596 - 1650) sea el pensador más influyente en toda la historia de Occidente, reflexiona Francisco de Jesús Ángeles Cerón, doctor en Filosofía, catedrático de la Universidad Autónoma de Querétaro y miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México.
El experto, que además es autor del libro Descartes y Pascal. El trasfondo espiritual de la filosofía moderna (2015) y del artículo Una poética del pensamiento (2018) sugiere que “nuestra forma de comprender el mundo e incluso lo que sabemos sobre cómo pensamos tiene como precursor más importante al pensamiento de René Descartes”.
En cuanto a su aporte a la filosofía, el experto señala la voluntad de Descartes por encontrar un camino para dirigir bien la razón con la autonomía de la luz natural del espíritu, y buscar una justa medida que respete el espacio de la fe y que asuma las posibilidades racionales del ser humano.
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¿Cuáles son las frases más destacadas de Descartes?
Ángeles Cerón considera que existen dos frases destacadas de este reconocido pensador: El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo y Pienso, luego existo.
La primera expresión forma parte de la obra El discurso del método y con ella el filósofo francés “subraya una premisa básica de su pensamiento: considerar que todo ser humano puede dirigir mejor su razón para distinguir lo verdadero de lo falso si evita la precipitación y actúa metódicamente en el análisis y la síntesis del problema que lo ocupa, pues el buen juicio es connatural de un entendimiento bien entrenado”.
Por otra parte, la afirmación Pienso, luego existo proviene del libro Meditaciones metafísicas. Para el catedrático mexicano, Descartes llega a ella tras haberse propuesto dudar de todo al menos una vez en la vida en el intento de buscar algo que fuera indudable. Cuando lo hace, el filósofo advierte que cada vez que piensa está existe. “Esto representa una certeza absoluta respecto de la cual nadie podría ser escéptico si emplea con atención la luz natural de la razón”.