Submarino perdido: qué le sucede al cuerpo ante la falta de oxígeno

El cerebro es uno de los órganos más sensibles a la falta de oxígeno, por lo que todas las funciones corporales se ven afectadas. Este punto es el que más preocupaba en relación a la salud de los tripulantes del submarino que fueron hallados sin vida.

Por Redacción National Geographic
Publicado 22 jun 2023, 18:00 GMT-3

El perfil del RMS Titanic.

Ilustrado por NICK KALOTERAKIS

Luego de incesantes búsquedas, la tripulación del submarino Titán de OceanGate fue encontrada sin vida, según confirmó la empresa estadounidense mediante comunicado oficial. El sumergible había desaparecido cerca del lugar donde naufragó el Titanic en el Atlántico Norte, y se enfrentó a una serie de factores que dificultaron cualquier rescate. 

Aunque se estima que la muerte fue producto de una implosión catastrófica, la falta de oxígeno era una de las mayores preocupaciones ya que los cinco tripulantes disponían de un máximo de 96 horas de aire de emergencia cuando se sumergieron por primera vez.

Según las estimaciones de los guardacostas estadounidenses, esta reserva de oxígeno era suficiente para los cinco pasajeros hasta hoy 22 de junio. 

Además, según un artículo publicado por National Geographic US, aunque existía la posibilidad de que el submarino llegase a la superficie (ya que el Titán cuenta con una serie de medidas de seguridad que le permitirían regresar automáticamente en caso de avería), el fin del oxígeno de emergencia en el interior del sumergible afectaba las posibilidades de supervivencia de los pasajeros.

(Lee también: Cómo se hundió el Titanic y cuándo fue redescubierto)

¿Qué le ocurre al cuerpo humano cuando le falta oxígeno?

Según la Biblioteca Nacional de Medicina de EE.UU. (NIH, por sus siglas en inglés), el cuerpo humano puede quedarse sin oxígeno debido a varios factores, ya sea por accidentes o enfermedades que afectan a las vías respiratorias e interrumpen el suministro de oxígeno

Cuando el oxígeno no está disponible en cantidades suficientes para los tejidos corporales, el cuerpo humano entra en un estado que se denomina hipoxia, explica la NIH. Cuando esto ocurre, las células no pueden mantenerse en condiciones estables para realizar sus funciones y puede dar lugar a un aporte insuficiente de oxígeno a los órganos. 

La hipoxia puede variar en intensidad de leve a grave y generar respuestas diferentes en cada parte del cuerpo: mientras que algunos tejidos pueden tolerar ciertas formas de hipoxia durante un periodo más prolongado, otros resultan gravemente dañados por los bajos niveles de oxígeno, informa la NIH. 

Uno de los órganos más sensibles a la falta de oxígeno en el cuerpo es el cerebro. Según la NIH, la hipoxia cerebral puede causar la muerte de células cerebrales, lo que provoca daños en el órgano y, en casos más graves, la muerte.

Los síntomas de la hipoxia cerebral leve son:

  • Dificultad para prestar atención.
  • Juicio y toma de decisiones inadecuados.
  • Pérdida de memoria.
  • Dificultad para controlar los movimientos.
  • Cambio en el color de la piel y/o de los labios.

Sin embargo, cuando el cerebro permanece con niveles bajos de oxígeno durante más de cinco minutos, la persona puede caer en coma, que es un estado profundo de inconsciencia, tener convulsiones o sufrir muerte cerebral, una afección que se produce cuando no hay actividad medible en el cerebro. 

¿Es posible recuperarse de la falta de oxígeno en el cuerpo?

Asimismo, NIH indica que el tratamiento de la hipoxia consiste en restablecer el flujo de oxígeno al organismo, dependiendo de lo que haya causado esta interrupción. Deben utilizarse medidas de soporte vital básico, como ventilación mecánica; administración de medicamentos para mantener la presión arterial y la frecuencia cardíaca; así como medicamentos para suprimir las convulsiones

Sin embargo, cuanto mayor sea el tiempo sin oxígeno, mayores serán las probabilidades de muerte o muerte cerebral, y menores las posibilidades de una recuperación significativa. La privación prolongada de oxígeno puede provocar efectos a largo plazo como problemas de visión, dificultad para tragar y hablar, alteraciones del pensamiento y el juicio, cambios de personalidad y pérdida de memoria

En estos casos pueden aparecer anomalías psicológicas y neurológicas como amnesia, alucinaciones, pérdida de memoria, espasmos y contracturas musculares. Por tanto, el tiempo es esencial para recomponer el flujo de oxígeno en el organismo y aumentar las posibilidades de una recuperación sin secuelas graves. 

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