Tus ingresos podrían determinar cómo percibes el tiempo

Estudios recientes sobre el procesamiento de los recuerdos sugieren que quienes tienen acceso a más experiencias nuevas podrían tener la sensación de haber vivido más tiempo.

Por Doug Johnson
Publicado 23 sep 2020, 09:56 GMT-3
En Nueva York, una mujer utiliza el servicio de manicura y pedicura a domicilio durante la ...

En Nueva York, una mujer utiliza el servicio de manicura y pedicura a domicilio durante la pandemia de coronavirus. Investigaciones recientes sugieren que el dinero que ganas puede determinar si tu cerebro crea más "códigos de tiempo" a medida que forma recuerdos, lo que, en retrospectiva, puede dar la sensación de haber tenido una vida más larga.

Fotografía de Natalie Keyssar, T​he New York Times, via Redux

Todos los relojes del mundo marcan por igual el paso de las horas, los minutos y los segundos. Pero para algunos, un dolor que objetivamente dura unos segundos, puede percibirse como media hora de sufrimiento, las horas en una fiesta pueden terminar en un abrir y cerrar de ojos, y una semana de trabajo pesado puede desaparecer por completo de la mente.

Factores como el placer, el dolor, el miedo, la edad e incluso la pandemia de COVID-19 pueden afectar el modo en que el cerebro percibe el tiempo. Aunque no hay demasiadas certezas con respecto a este "tiempo subjetivo", algunas investigaciones sugieren que hay otro factor que podría influir en cómo percibes el tiempo en tu vida: tus ingresos.

Los estudios sí confirman que, en promedio, las personas ricas tienen una vida más larga, biológicamente. Y hoy, con los estudios recientes, se sugiere que tener nuevas y variadas experiencias podría crear más "códigos de tiempo" en el cerebro humano a medida que éste va procesando y grabando recuerdos. Esto, a su vez, podría significar que las personas que pueden tomarse vacaciones y costear pasatiempos, y cuyos trabajos les resultan más estimulantes, recordarán haber vivido más tiempo.

"Aunque el tiempo vuela cuando te diviertes, el recuerdo de una experiencia divertida será más extenso que el de una experiencia aburrida", explica Jørgen Sugar, estudiante de posdoctorado del Instituto Kavli de Neurociencia de Sistemas de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología. Sugar pertenece a un equipo de científicos que investiga estos códigos de tiempo mentales.

La idea de que la novedad (una experiencia nueva que una persona recuerda) puede afectar la experiencia del tiempo parece ser compatible con las culturas que no miden el tiempo con relojes (muchas culturas se basan, más bien, en eventos celestiales, culturales y estacionales para marcar el flujo del tiempo). "Nuestra experiencia del tiempo varía según las circunstancias, y también según el ritmo de las actividades que realizamos", explica Chris Sinha, científico cognitivo que trabaja con la Universidad de Hunan y que ha estudiado el llamado "tiempo basado en eventos" en Tribus amazónicas y grupos con dialectos minoritarios en China.

Sin embargo, otros expertos no están convencidos de que eso sea así. Según Monica Capra, economista con experiencia en neuroeconomía en la Claremont Graduate University, no hay claridad científica acerca de cómo opera el tiempo subjetivo. Además, existen demasiados factores a tener en cuenta a la hora de analizar cómo el cerebro procesa el tiempo. Por ejemplo, según Adrian Bejan, profesor de termodinámica en la Universidad de Duke, la novedad de las experiencias divertidas simplemente puede disiparse.

De todos modos, existen muchos investigadores de diferentes campos interesados en desentrañar los misterios de la memoria y el tiempo subjetivo. Según Sugar, comprender cómo los humanos forman y recuperan recuerdos puede aportar mucha información acerca de diferentes elementos de una sociedad, como la ley, la educación y la atención médica, y tal vez incluso puede ayudarnos a comprendernos a nosotros mismos. “El cerebro humano es el sistema biológico más complejo que conocemos”, sostiene.

En busca de códigos de tiempo

El estudio del tiempo subjetivo tiene una larga historia. Según Valtteri Arstila, profesor de filosofía en la Universidad de Helsinki, las conversaciones acerca del tiempo subjetivo se remontan a los antiguos filósofos griegos. En la década de 1800, la cuestión se debatió más entre psicólogos y filósofos, comenta Dan Lloyd, profesor de filosofía y neurociencia en el Trinity College en Hartford, Connecticut, quien junto con Arstila coeditó un libro titulado Subjective Time: The Philosophy, Psychology, and Neuroscience of Temporality (Tiempo subjetivo: la filosofía, la psicología, y neurociencia de la temporalidad).

Con respecto a lo fisiológico, el campo tuvo un gran avance en la década de 1950, con un tratamiento común para la epilepsia que consistía en extirpar partes del cerebro de los pacientes. A Henry Molaison, uno de esos pacientes, le extirparon una parte significativa del lóbulo temporal medial. Y así curaron su epilepsia, pero nunca volvió a formar nuevos recuerdos a largo plazo. A partir de esto, se sugirió que el lóbulo temporal medial se relaciona con la formación de la memoria y la percepción del tiempo.

El equipo de Sugar cree que ha detectado una secuencia de neuronas que se activa cuando el cerebro crea recuerdos. Comenzaron el estudio utilizando ratas; les conectaron electrodos en la cabeza y diseñaron experimentos para activar la formación de la memoria. Para la primera prueba, los investigadores trasladaron las ratas de una caja donde podían moverse libremente a una "caja de descanso" donde permanecían quietas. Las ratas se movían libremente, y los investigadores confiaban en que comenzarían a usar su memoria para anticipar los cambios. En la segunda prueba, hicieron que las ratas corrieran de a una por un laberinto en forma de ocho. Cuando las ratas cumplían con la tarea en el turno que les correspondía, les daban una galleta como recompensa.

A la luz de los resultados, los investigadores notaron que las neuronas alojadas en la corteza entorrinal lateral, una parte del cerebro que pertenece al lóbulo temporal medial, nunca se activaron dos veces de la misma manera. Por el contrario, las neuronas de la corteza entorrinal medial (que los directores del grupo habían estudiado previamente en relación con el posicionamiento espacial del cerebro) se activaron de manera predecible. Este patrón tenía sentido, porque si bien uno puede ir al mismo lugar varias veces, los puntos reales en el tiempo nunca se repiten, explica Sugar. 

La actividad en esta región del cerebro también varió según el comportamiento de las ratas. Cuando se las dejó correr libres, nuevos códigos de tiempo se activaron más rápido que cuando estaban en reposo o habían atravesado el laberinto por enésima vez. Según Sugar, el cerebro no quiere perder tiempo memorizando momentos que son aburridos o no esenciales. Entonces, parece que las ratas crearon más recuerdos cuando sus acciones fueron libres, atractivas o variadas.

Extrapolando los hallazgos a los humanos, es posible que alguien que dispone de más dinero pueda acceder a más experiencias nuevas, y así generar más códigos de tiempo, aunque Sugar aclara que las personas no necesitan enormes cantidades de dinero para tener una vida dinámica e interesante.

Además, según explica Sugar, existe una diferencia entre la memoria a corto plazo que se experimenta en el momento y la memoria episódica a largo plazo que se piensa en retrospectiva. Por ejemplo, un estudiante universitario en una clase aburrida sentirá que la clase no termina más, mientras que el tiempo vuela para el estudiante que asiste a una clase interesante. Sin embargo, al recordar esos momentos, la clase aburrida que creó menos códigos de tiempo habrá desaparecido de la mente, mientras que la clase fascinante que pasó volando estará llena de recuerdos y, por lo tanto, se sentirá más larga en retrospectiva.

¿Podemos engañar al tiempo?

Según Sinha de la Universidad de Hunan, los seres humanos tienden a crear una idea propia sobre sí mismos, y es probable que, en retrospectiva, una vida llena de historias interesantes y variadas se considere más satisfactoria en comparación con una vida monótona y aburrida. Por lo tanto, hipotetiza que si uno tiene más control sobre su tiempo (algo factible si tienes dinero o dependes de un tiempo sin reloj basado en eventos) podría tener recuerdos más vívidos y una historia de vida más extensa.

Pero aun si los trabajos mejor pagos pueden garantizarte una mayor cantidad de experiencias nuevas, los ricos no necesariamente están invirtiendo el dinero de esa manera, argumenta Capra de Claremont Graduate University. “Un millonario, por ejemplo, puede gastar dinero en un reloj muy costoso, y es probable que esto no cambie su percepción del tiempo como lo harían unas vacaciones o incluso una simple caminata”, sostiene.

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    Además, no todo el mundo necesita o ansía tener vacaciones caras o trabajos espectaculares. Algunas personas disfrutan pintando casas o haciendo jardinería. Los padres de cualquier nivel socioeconómico suelen disfrutar simplemente estando con hijos; Los directores ejecutivos y otros trabajadores con cargos de jerarquía, que ganan mucho dinero, no disponen de este tiempo de calidad con la familia.

    La edad también constituye un factor importante e independiente del dinero a la hora de percibir el tiempo subjetivo. El año pasado, Bejan de Duke escribió un artículo que explica por qué el tiempo parece ir más rápido a medida que envejecemos. El profesor de termodinámica postula que los “movimientos de los ojos” juegan un papel fundamental en este fenómeno.

    Los ojos de los humanos experimentan sacudidas denominadas, formalmente, "movimientos sacádicos", en respuesta a un cambio en el campo de visión. Nuestros ojos escanean el entorno rápidamente y luego envían los datos al cerebro. Los ojos de los más jóvenes se mueven asiduamente para captar estímulos nuevos o desconocidos. A medida que vamos envejeciendo, los músculos oculares se vuelven más lentos y las vías entre el ojo y el cerebro se hacen más largas, más complejas o, en algunos casos, se dañan.

    Básicamente, esto significa que el cerebro recibe menos información a lo largo del día. Pero a una determinada edad, el cerebro se ha acostumbrado a una cierta cantidad de estímulos, y en una persona adulta mayor, la cantidad relativamente pequeña de estímulos que recibe da la sensación de que el día ha terminado demasiado pronto.

    Según Bejan, los ricos no tienen el poder de hacer que el tiempo pase más lento. Una persona rica que se va de vacaciones a Maui puede hacer que el tiempo se estire durante un cierto periodo, pero tarde o temprano, el hechizo se rompe: el tiempo vuelve a acelerarse y el rico quiere volver a la oficina. “Pero yo no sentiría lástima de los ricos y famosos”, expresa.

    Según Lloyd del Trinity College, el dinero en realidad podría obstaculizar la sensación de tener una vida más larga. Quizá, una persona rica, al tener más control sobre su entorno, tiene menos capacidad de sorpresa, y, por ende, menos sensación de tiempo más prolongado.

    Por su parte, Arstila sostiene que es posible que las personas con menos dinero tengan menos oportunidades y recursos para escapar del aburrimiento o la monotonía. "Por eso, creo que lo principal es que las personas adineradas tienen la opción de evadir sus rutinas diarias", sostiene, pero señala que la memoria es solo un aspecto del tiempo subjetivo.

    Los investigadores aún están estudiando y aprendiendo cómo el cerebro percibe el tiempo y los factores internos y externos que pueden afectar la forma en que lo hace. Las enfermedades, el mal estado físico y la malnutrición también pueden tener un efecto perjudicial en la memoria, explica Sugar. Su grupo de investigación se encuentra en las primeras etapas de análisis de códigos de tiempo, y están utilizando ratones, modificaciones genéticas y cámaras extremadamente pequeñas. Además, el trabajo con ratas también sugiere que la biología de cada sujeto puede tener una influencia determinada: en sus experimentos hasta la fecha, algunos individuos memorizaron mejor que otros.

    Por el momento, entonces, la idea del tiempo subjetivo tiene muchas cuestiones irresueltas, entre estas, el impacto de la memoria y los efectos de tener más dinero, si es que existen. Pero para muchos investigadores de diferentes campos, las complejidades del tiempo y el cerebro continúan siendo áreas de estudio muy interesantes. "Es una experiencia psicológica muy general y no sabemos muy bien cómo funciona", expresa Lloyd.

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