Descubren un nuevo tiranosaurio en Canadá: “el segador de la muerte”

El dinosaurio “caracortada” esclarece cómo se convirtieron en superdepredadores el Tiranosaurio Rex y sus parientes.

Por Maya Wei-Haas, Michael Greshko
Publicado 17 feb 2020, 14:57 GMT-3
Para el ojo inexperto, muchos tiranosaurios parecen idénticos. Pero el Thanatotheristes posee varios rasgos que lo distinguen del resto, como surcos prominentes a lo largo del hocico.
Fotografía de JULIUS CSOTONYI (ILUSTRACIÓN)

Jared Voris está acostumbrado a trabajar con la muerte. Para principios de 2018, este estudiante de máster de la Universidad de Calgary llevaba más de un año estudiando huesos en colecciones de museo para conocer cómo habían evolucionado los tiranosaurios. Durante una visita a las colecciones del Museo Real Tyrrel, encontró un armario con fósiles que no pudo identificar.

Tras dos años de ardua investigación, Voris y sus colegas acaban de describir un nuevo tiranosaurio canadiense, por primera vez luego de 50 años. El dinosaurio mide ocho metros de largo y su nombre es Thanatotheristes, que en griego significa “segador de la muerte”.

El Thanatotheristes degrootorum tiene 79,5 millones de años de antigüedad y se encuadra cerca de la base del ascenso al dominio ecológico por parte de los tiranosaurios. Los fragmentos de cráneo que se han desenterrado (entre estos, las mandíbulas superior e inferior, los dientes y un pómulo parcial) dan a conocer los orígenes de la condición de superdepredadores propia de los tiranosaurios, el subgrupo de tiranosaurios que incluye al T. rex.

“Procuré ser lo más meticuloso posible a la hora de identificar los rasgos distintivos. Tener la oportunidad de nombrar una nueva especie es muy interesante y espero que sigamos teniendo esta suerte”, afirma Voris, estudiante de doctorado en la Universidad de Calgary.

Por ahora, los fragmentos del cráneo son lo único que queda del “Thanatotheristes”. Es posible que haya habido más en los acantilados azulinos cerca del yacimiento donde se descubrieron, pero quizá las recientes inundaciones se llevaron los huesos restantes.
Image by Jared Voris

Cuando aparecieron los tiranosaurios hace unos 165 millones de años, no eran los tiranos que acabaron reinando durante el Cretácico en Asia y Norteamérica. Algunos eran diminutos — medían apenas un metro y medio de alto— y cazaban a la sombra de los carnívoros gigantescos de aquella época, como los alosauroideos y megalosauroideos.

Hace unos 80 millones de años, estos depredadores desaparecieron y los tiranosaurios tuvieron oportunidad de ascender hasta la cima de la cadena trófica y convertirse en máximos depredadores. Hace unos 66 millones de años, poco antes de que se extinguiera, el infame T. rex llegó a medir 12 metros de largo y a pesar más de nueve toneladas. Pero, según la publicación del Cretaceous Research del 23 de enero, el Thanatotheristes no parece haber sido tan grande ni corpulento como el T. rex, lo que pone de relieve la diversidad de la cima de la cadena trófica de este periodo.

"Parece que los tiranosaurios tuvieron una historia evolutiva dinámica", comenta vía e-mail Steve Brusatte, paleontólogo de la Universidad de Edimburgo que no participó en el estudio. "No todos eran superpredadores gigantescos como el T. rex, pero existieron muchos subgrupos con sus propios dominios y rasgos particularidades".

A la caza del segador

Es probable que no haya existido un gran número de tiranosaurios y aún menos de fósiles. Así y todo, resulta difícil determinar el cuadro evolutivo de este grupo a partir de los restos óseos. Sus compañeros herbívoros desarrollaron una variedad impresionante de crestas y adornos en el cuello que les permitían distinguir a miembros de su especie, a rivales y a posibles parejas. Pero los tiranosaurios carecían de estos rasgos distintivos.

Según Scott Persons, paleontólogo del College of Charleston que no participó en el estudio, cuesta determinar la aparición de una nueva especie en el registro fósil: “Debes ser increíblemente puntilloso, y agudizar tu visión taxonómica”.

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    Cada pieza ósea de tiranosaurio contiene pistas fundamentales, incluso las que fueron halladas por casualidad, como los restos del Thanatotheristes. John y Sandra De Groot encontraron los huesos en 2010, mientras recorrían las riberas del sur del río Bow en Alberta. La pareja se puso en contacto con el Museo Real Tyrrell, que enseguida envió paleontólogos para que recogieran los fósiles y buscaran más huesos. En honor a la familia, el equipo de Voris dio al Thanatotheristes el nombre específico de degrootorum.

    "Han sido un recurso invaluable. Y es una prueba de que no es necesario ser paleontólogo para contribuir a la paleontología", expresa Voris sobre los De Groots.

    Casi una década después de que se limpiaran, catalogaran y almacenaran, Voris y sus colegas empezaron a reunir las piezas de este rompecabezas paleontológico. El equipo se centró en las mandíbulas, cuyos bordes prominentes sugerían estructuras faciales perdidas; Además, en el corte transversal, el pómulo era ovalado, lo que lo diferenciaba de otros tiranosaurios emparentados.

    En otros sentidos, el Thanatotheristes era parecido a sus parientes, criaturas para nada amables. Los hocicos de los tiranosaurios suelen presentar las marcas de enfrentamientos pasados con otros dinosaurios, entre ellos, otros tiranosaurios. El Thanatotheristes no es la excepción. Presenta una cicatriz blanquecina de 10 centímetros de largo en la mandíbula superior derecha. “Es como Scarface”, afirma Persons.

    El territorio de los tiranosaurios

    Gracias al fósil puede examinarse en mayor profundidad la diversidad de los tiranosaurios de Norteamérica, muchos de los cuales vivieron y murieron a lo largo de las costas occidentales de un océano interior que ese extendía desde el océano Glacial Ártico hasta el golfo de México.

    El Thanatotheristes fue hallado en una formación rocosa poco estudiada y, al tener 79,5 millones de años de antigüedad, los fósiles aportan pistas para descubrir cómo fueron evolucionando los tiranosaurios primitivos. “Es el tiranosaurio más antiguo que se ha documentado en Norteamérica”, afirma la coautora Darla Zelenitsky, paleontóloga de la Universidad de Calgary y directora de tesis de Voris.

    Con el descubrimiento del Thanatotheristes, podría decirse que los tiranosaurios del oeste de Estados Unidos y Canadá forman dos linajes distintos: un grupo septentrional con hocicos largos y profundos y un grupo meridional con hocicos más cortos, como el del bulldog. Quizá esta división refleje dos estrategias de alimentación diferentes, determinadas por las presas y los ecosistemas variados de la región.

    Si bien no está claro el origen de este patrón en Norteamérica, una de las posibilidades es el tamaño de las presas. El grupo de tiranosaurios asiáticos de gran tamaño (del que finalmente descendió el T. rex) convivió con dinosaurios herbívoros enormes, como los saurópodos de cuello largo. Es posible que estos tiranosaurios hayan tenido que desarrollar enormes proporciones para derribar a presas tan gigantes.

    Todavía queda mucho por aprender acerca de este patrón. También quedan muchos vacíos en el registro fósil de los tiranosaurios, sobre todo para los Thanatotheristes. A excepción de un pequeño fragmento de mandíbula que fue encontrado en otro yacimiento de Alberta en 2018, los huesos del río Bow son los únicos fósiles documentados de este depredador. Lamentablemente, las investigaciones realizadas en el lugar donde los De Groots encontraron los huesos de Thanatotheristes no han sido exitosas, y es probable que las recientes inundaciones se hayan llevado los fósiles restantes.

    Si Voris tiene suerte, se agregarán más especímenes. Su plan es explorar la misma formación de roca en otras partes del sur de Alberta, con la esperanza de hallar más huesos de Thanatotheristes. A Voris, el segador no le da miedo, más bien, le apasiona.

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