Los intensos incendios de Australia traerán grandes problemas con el agua potable

Cuando grandes cantidades de ceniza sean arrastradas hacia los ríos, las represas y, finalmente, el mar, es posible que contaminen las reservas de agua y maten la fauna acuática.

Por John Pickrell
Publicado 14 ene 2020, 09:00 GMT-3
Durante varias semanas, se han acumulado en las costas de Nueva Gales del Sur, Australia, cenizas, ...
Durante varias semanas, se han acumulado en las costas de Nueva Gales del Sur, Australia, cenizas, hollín y vegetación ennegrecida producida por los incendios forestales intensos, las cuales frenaron las olas y se solaparon en la marea.
Fotografía de Saeed Khan, AFP/Getty Images

Como consecuencia de los enormes incendios que han arrasado con gran parte de Australia, un país golpeado por las sequías, los científicos temen que, cuando llegue la lluvia, esta arrastre los restos carbonizados a los ríos, las represas y el océano, lo que le provocará la muerte a la vida acuática y hasta contaminará los suministros de agua potable de las principales ciudades, como Sídney.

Durante varias semanas, se han acumulado cenizas, hollín y hojas de eucalipto ennegrecidas en las costas de las playas de Sídney, frenando las olas y solapándose en la marea. Originados en los incendios en las áreas forestales del oeste, estos desechos han sido transportados en el aire junto con el penetrante humo que cubrió a la ciudad más grande de Australia durante casi todo el mes de diciembre.

Pero lo que ha llevado el viento es solo una muestra de las grandes cantidades de desechos que es probable que lleguen a los ríos una vez que comiencen los chaparrones fuertes. Al cierre de esta edición, más de 10 millones de hectáreas—un área más grande que Portugal—se han quemado, la gran mayoría en el sudeste del continente. Eso incluye áreas de tierra conocidas como captaciones de agua, también denominadas cuencas, donde el agua de lluvia comienza su camino terrestre hacia ríos, lagos y represas.

Es un desastre ecológico sin precedentes en la historia de Australia e implica un problema para los suministros de agua potable, los ecosistemas costeros y los ríos de agua dulce que dan sostén a la icónica vida silvestre australiana, como el ornitorrinco. 

“Es casi seguro que un altercado de esta magnitud va a impactar en la diversidad biológica. Estoy extremadamente preocupado por los efectos en los ecosistemas de agua dulce”, señala Ross Thompson, ecólogo especialista en agua dulce de la Universidad de Canberra.

“Dada la gravedad de los incendios, no hay casi nada [en los lugares quemados], así que una de las mayores cuestiones es que, cuando llueva, muchas de esas cenizas y porquerías van a ir a parar a las captaciones de agua y no vamos a poder frenarlo”, agrega Ricky Spencer, conservacionista y ecólogo de la Universidad del Oeste de Sídney en Nueva Gales del Sur (NSW, New South Wales).

Floración de algas y mortandad de peces

Una de las preocupaciones más grandes es que la repentina afluencia de los nutrientes en las vías navegables pueda ocasionar “eventos de agua negra” provocados por la floración de algas verde-azuladas, también denominadas cyanobacteria. Luego, el oxígeno puede hacer caer los niveles de vida acuática peligrosamente y es posible que los peces mueran de forma masiva y que afecte a otras especies como las tortugas de agua dulce.

En los ríos del oeste de NSW el pasado verano, la floración ocasionada por la escorrentía en las tierras agrícolas y la sequía constante provocaron la muerte de millones de peces, principalmente de la perca dorada y el bacalao de Murray, dos importantes especies de pesca recreativa en Australia. Es probable que, este año, las floraciones de algas se hayan dado en vías navegables afectadas por la sequía, pero Spencer teme que puedan ser exacerbadas por los incendios forestales.

“Estas [floraciones] podrían ser constantes hasta que comencemos a ver algún tipo de crecimiento en los sistemas fluviales”, menciona.

Algunas investigaciones también demostraron que el fuego moviliza el mercurio en la escorrentía, agrega Katherine Dafforn, científica especialista en medioambiente tanto en la Universidad Macquarie en Sídney como en el Instituto de Ciencias Marinas de Sídney.

“Las altas concentraciones de mercurio se han encontrado en los peces que provenían de lagos con captaciones quemadas comparadas con las captaciones de referencia”, cuenta, con potenciales efectos para la salud humana si se comen los peces que se encuentran en la cima de la cadena alimenticia.

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    Los incendios forestales provocaron la muerte de esta gran cantidad de peces en el río Darling en Nueva Gales del Sur y es una de las mortandades más grandes que pueda recordarse en la región.
    Fotografía de Mike Bowers, Eyevine, Redux

    La floración de algas en las represas podría resultar en problemas significativos de suministro de agua en las principales ciudades, tales como Sídney y Melbourne. La represa de Warragamba, al oeste de Sídney, proporciona agua potable a 3,7 millones de personas. Sin embargo, los amplios incendios forestales en y alrededor de su área de captación han quemado más de 60.000 hectáreas de bosque.

    Los bosques han quemado alrededor del “80 al 90 por ciento de las partes significativas de la captación”, indica Stuart Khan, ingeniero de la Universidad de Nueva Gales del Sur (University of New South Wales, UNSW) en Sídney quien estudia los contaminantes en los procesos de tratamiento del agua.

    Agua contaminada

    En 2006, un incendio forestal en la captación fue, probablemente, la causa de una floración de algas que se mantuvo en la represa por varios meses durante 2007, y los incendios forestales actuales son mucho más extensos.

    Las floraciones de algas en el suministro de agua potable son problemáticas por varias razones. La deoxigenación resultante puede causar mortandad de peces, pero también hace que el hierro y el manganesio se vuelvan solubles, lo que le da al agua un sabor, un olor y un color pobre. La cyanobacteria también puede producir químicos que le dan al agua un gusto a lodo o a tierra.

    En casos excepcionales, las floraciones producen cyanotoxinas peligrosas, que “requerirán mucha atención y se deberá observar qué está creciendo en esos reservorios”, agrega Khan. Mientras piensa que los problemas de salud pública son improbables en Sídney, sí se preocupa por mantener funcionando las plantas depuradoras.

    “No estamos acostumbrados a tener grandes cantidades de cyanobacteria y cenizas en las plantas... Y los procesos de depuración podrían ralentizarse significativamente”, agrega.

    Dada la reciente sequía, los suministros de agua de Sídney ya están desbordados y se necesita utilizar una desalinizadora. Si la tasa de producción de agua tratada de Warragamba disminuye, podría ocasionar escasez temporal pero importante, y restricciones de sequía graves. En todo el sudeste de Australia, las zonas forestales que constituyen las captaciones han sido incineradas y es probable que la crisis de fuego continúe varios meses, así que es posible que, para fin del verano, los suministros de agua de muchos centros urbanos en todo el sudeste se vean afectados.

    El ornitorrinco siente el calor

    Es probable que los incendios forestales tengan aún más efectos graves en los sistemas fluviales australianos, lo que podría exacerbar los peligros para el ornitorrinco con pico de pato. La pérdida de vegetación espesa alrededor de pequeños arroyos y estanques en los que habita el ornitorrinco puede aumentar la temperatura del agua a niveles intolerables para el animal, normalmente cualquier temperatura por encima de los 28 grados Celsius.

    “Los ornitorrincos son criaturas pequeñas y extrañas, ya que no tienen forma de deshacerse del calor. Su única respuesta al agua cálida es sentarse en sus madrigueras y esperar que se vaya”, menciona Thompson. Y agrega que, hace 20 años, durante la terrible sequía del Milenio, muchos ornitorrincos simplemente se retiraron a sus madrigueras y murieron allí. 

    La sequía de este año es aún peor; la semana pasada, el Bureau de Meteorología australiano informó que el 2019 fue el año más seco y más cálido de los 120 años registrados. Es posible que el ornitorrinco se extinga localmente en partes del norte y el este de la cordillera oriental australiana, algo que la investigación de Thompson sugirió que ya estaba previsto con el cambio climático.

    “Se está convirtiendo en una muerte segura”, dice. “La sequía del Milenio le dio un duro revés a nuestra biota de agua dulce. En muchos casos, no se ha recuperado del todo y ahora tenemos estos incendios a gran escala... Es una preocupación real y, sin duda, podemos perder muchas especies”.

    El océano en la mira

    Al final, las cenizas, el hollín y los sedimentos que viajan por los ríos llegarán al mar, pero los efectos de los incendios forestales en la vida marina no se han estudiado demasiado y son de lo más inciertos.

    “La escala de estos incendios no tiene precedentes, y las imágenes que estamos viendo de olas de cenizas y hollín en nuestras playas indican que hay una densidad muy alta en la columna de agua, así que es probable que tengamos efectos localizados en aquellas áreas”, indica Emma Johnston, ecóloga marina de UNSW.

    Los detritos no tienen que ser necesariamente tóxicos para causar problemas dado que las pequeñas partículas pueden obstruir las branquias de los peces y el aparato alimenticio de quienes se alimentan por filtración, como los mejillones, las esponjas y los corales.

    Mientras que algunos estudios han echado un vistazo al impacto del carbón y de la ceniza en los organismos marinos y las posibles toxinas generadas por los incendios forestales, es ciertamente posible que sean perjudiciales, agrega Johnston, y el influjo de nutrientes en el océano también podría causar floraciones de algas allí.

    Afortunadamente, la Gran Barrera de Coral australiana todavía no ha sido afectada ya que, hasta ahora, el foco de los incendios ha estado más al sur y las corrientes del océano trasladan el agua en dirección sur, lejos del arrecife.

    Lenta recuperación

    Aunque todavía se sabe muy poco sobre los efectos del hollín y las cenizas en la vida marina, podría haber una variedad de consecuencias si los niveles de exposición son lo suficientemente altos, afirma Andrew Negri del Instituto de Ciencias Marinas Australianas en Townsville, Queensland, quien ha estudiado los efectos negativos del polvillo del carbón proveniente de la minería en la Gran Barrera de Coral.

    Por ejemplo, el humo que tapa el sol limita la luz que puede llegarle a las plantas marinas, lo que entorpece su crecimiento. O las partículas podrían contener metales, azufre y químicos denominados hidrocarburos aromáticos policíclicos que pueden disolverse en agua de mar y volverse tóxicos para las especies marinas.

    No importa cuán grande sea el daño a los ecosistemas marinos y de agua dulce de Australia, se podría tardar décadas en corregirlos.

    “Los sorprendente es cuánto durarán los efectos de estos incendios”, señala Thompson. “El tiempo que tardan estos sistemas en recuperarse, particularmente en términos de suministros de agua, es, aproximadamente, una década. Eso es importante porque las captaciones de Sídney y Melbourne han sido afectadas seriamente por los recientes incendios”.

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