Tyrannosaurus rex: uno de los depredadores más feroces de todos los tiempos

Ficha de este feroz animal. Dieta, características, fortalezas y debilidades.

Por Amy McKeever

Un cráneo preservado del Tyrannosaurus rex en exhibición en el Museo de Historia Natural de Berlín.

Fotografía de Gerd Ludwig NAT GEO IMAGE COLLECTION

Nombre común: Tyrannosaurus rex

Nombre científico: Tyrannosaurus rex

Tipo: Animales prehistóricos

Dieta: Carnívora

Tamaño: De 12 metros de largo y 3.6 metros de alto

Peso: Entre 5.5 y ocho toneladas

El tyrannosaurus rex fue uno de los depredadores más feroces que jamás haya caminado sobre la Tierra. Con un cuerpo enorme, dientes afilados y mandíbulas tan poderosas que podrían aplastar un auto, este famoso carnívoro dominó los valles boscosos de los ríos en el oeste de América del Norte durante el período Cretácico tardío, hace 68 millones de años.

Aunque el T. rex es un nombre familiar, lo que sabemos sobre este tiranosaurio está en constante evolución. Las tecnologías mejoradas, como el modelado biomecánico y las imágenes de rayos X, han permitido a los científicos obtener una comprensión más profunda de cómo vivía este depredador del ápice.

Fortalezas

El Tyrannosaurus rex, cuyo nombre significa "rey de los lagartos tiranos", lo tenía todo para dominar su entorno. El cuerpo musculoso del dinosaurio medía 12 metros (aproximadamente el tamaño de un autobús escolar) desde el hocico hasta la punta de su poderosa cola. Con un peso de hasta ocho toneladas, el T. rex vagaba por su territorio sobre dos fuertes patas y la cabeza erguida. Estos dinosaurios probablemente cazaban animales vivos, consumían cadáveres y, a veces, incluso se alimentaban unos de otros.

La cabeza de un T. rex era inmejorable. Este feroz carnívoro evolucionó de forma ideal para triturar su comida, con un cráneo rígido que le permitía dirigir toda la fuerza de sus músculos a un solo mordisco, llegando a ejercer hasta seis toneladas de presión. Este dinosaurio utilizaba sus 60 dientes aserrados, de unos 20 centímetros de largo cada uno, para perforar y extraer la carne, lanzando a su presa al aire y tragándola entera. Para evitar el sobrecalentamiento al aplastar a las presas con sus poderosas mandíbulas, este gigantesco animal tenía aberturas en la cabeza para ayudar a enfriar su cerebro, similares a las de los caimanes.

El Tyrannosaurus rex también era experto en encontrar presas gracias a su agudo sentido del olfato. Aunque los científicos saben desde hace tiempo que gran parte del cerebro del dinosaurio se dedicaba a procesar el olor, los estudios han revelado recientemente que el T. rex poseía casi tantos genes que codifican receptores olfativos como un gato doméstico en la actualidad. Este hocico con sentidos agudos probablemente también ayudó al T. rex a encontrar parejas sexuales y a detectar otros depredadores.

Puntos débiles

Pero no todo en el Tyrannosaurus rex era feroz. Este dinosaurio tenía los brazos inesperadamente acortados, y la función de estas pequeñas extremidades es motivo de debate entre los científicos. Algunos creen que los brazos del animal eran un resto evolutivo (como los huesos de la pelvis en una serpiente) o que servían para fines no depredadores, como ayudar a sujetar a la pareja sexual. Otros sostienen que los brazos del T. rex pueden haber sido adaptados para un "fuerte desgarro" a corta distancia, teniendo en cuenta su capacidad para causar heridas profundas con garras de 10 centímetros.

Y aunque tenían muslos robustos, estos animales no eran rápidos. Solo alcanzaban velocidades máximas de hasta 19 kilómetros por hora, probablemente no lo suficientemente rápidas como para perseguir a un jeep a toda velocidad, como se muestra en la película Parque Jurásico. Utilizando modelos biomecánicos, los científicos supusieron que si estos pesados animales se movían más rápido, se romperían los huesos de las patas.

Breves periodos de crecimiento y extinción

El tiranosaurio rex tenía una esperanza de vida de unos 28 años. Estudios anteriores han sugerido que el animal pasó por un breve período de crecimiento en su juventud, pero hasta hace poco los científicos no sabían mucho sobre el proceso de crecimiento desde cachorro hasta convertirse en un poderoso depredador.

En enero de 2020, un estudio de los fósiles de Nanotyrannus (un tiranosaurio más pequeño que se cree que vivió en el mismo periodo que el T. rex) reveló que los huesos eran más probables de un T. rex joven que de otra especie. Si esto se confirma, el estudio sugiere que el ritmo de crecimiento del Tyrannosaurus rex variaba a medida que envejecía, y podía ralentizar el crecimiento en épocas de escasez de alimentos, una importante ventaja evolutiva.

A pesar de todas sus cualidades, el T. rex no sobrevivió al evento de extinción masiva que acabó con tres cuartas partes de la vida en la Tierra hace 66 millones de años. Este cataclismo se produjo cuando un asteroide o cometa del tamaño de una montaña colisionó con la Tierra y acabó con el Tyrannosaurus rex junto con el resto de los dinosaurios no avianos, lo que puso fin repentinamente al periodo Cretácico.

 

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