Cecilias: los datos más curiosos de este anfibio sin patas de vida subterránea

Una cecilia mexicana (Dermophis mexicanus) en el zoológico de Saint Louis (Estados Unidos). Las cecilias son anfibios sin patas, en su mayoría ciegos.

Fotografía de Joël Sartore NATIONAL GEOGRAPHIC PHOTO ARK
Por Reference

Nombre común: Cecilia

Nombre científico: Gimnophiona

Dieta: Carnívora

Promedio de vida: Desconocido

Tamaño: Desde 9 centímetros hasta casi 1.5 metros

Las cecilias pueden parecer gusanos o serpientes, pero estas criaturas largas y ágiles pertenecen a un grupo de anfibios sin patas. Hay casi 200 especies conocidas por la ciencia, que van desde el Idiocranium russell, que habita en Camerún y mide aproximadamente de 9 centímetros de largo, hasta el gigante de casi 1.5 metros de largo conocido como Caecilia thompsoni, nativo de Colombia.

Las cecilias tienden a tener ojos muy pequeños, por lo que se cree que solo pueden detectar diferencias entre la luz y la oscuridad. En algunas especies, los ojos están completamente cubiertos por la piel, una forma de adaptación para desarrollar una vida casi completamente subterránea. Un par de diminutos tentáculos químicamente sensibles en sus rostros pueden detectar comida y posiblemente ayudar a los animales a navegar.

Si bien los anfibios no poseen brazos ni piernas, son excavadores poderosos que usan un cráneo fuerte y músculos que recorren la longitud de su cuerpo para atravesar la tierra y el barro como un pistón en el motor de un automóvil.

Las cecilias vienen en una variedad de colores, desde grises y negros hasta azules brillantes. Algunas especies son de dos tonos, con la parte superior morada y la parte inferior rosada. Otros cuentan con decenas de rayas verticales, como una serpiente de coral.

La piel de esta especie es suave y viscosa, y los investigadores señalan que atrapar una puede ser como tratar de agarrar bien una barra de jabón. Algunas, como la Siphonops paulensis de América Central y del Sur, tienen glándulas en la piel que secretan toxinas que pueden dañar los glóbulos rojos en algunos animales. Se cree que los brebajes tóxicos evolucionaron para repeler a los depredadores.

Hábitat y comportamiento

A pesar de alcanzar longitudes gigantescas, la gente rara vez ve a estos animales. La mayoría de las especies pasan la mayor parte de su vida bajo tierra o navegando por las aguas de arroyos poco profundos. Las cecilias se pueden encontrar en áreas tropicales y neotropicales de todo el mundo, desde América Central y del Sur hasta África Central y el Sudeste Asiático.

En lo alto de los bosques nubosos de Ecuador, solo se sabe que la cecilia gigante conocida como Caecilia pachynema sale a la superficie por la noche y durante las lluvias torrenciales.

Las cecilias no son peligrosas para los humanos, aunque las criaturas poseen una boca llena de impresionantes dientes en forma de aguja. Las filas de colmillos ayudan a los animales a capturar presas, como lombrices de tierra, que luego se tragan enteras. También comen insectos y otros invertebrados.

Reproducción

Como anfibios, algunas de ellas ponen sus huevos en agua o suelo húmedo, similar a la reproducción de ranas y salamandras.

Curiosamente, algunas cecilias han desarrollado una forma especial de cuidar a sus crías una vez que nacen. En lugar de proporcionar leche, como hacen los mamíferos, o capturar presas y devolverlas al nido, como hacen las aves, las hembras de la especie keniana Boulengerula taitana permiten que sus crías raspen y se coman una capa de su propia piel.

Un estudio publicado en Nature en el año 2006 descubrió que las hembras incubadoras de esta especie tienen una piel que es hasta dos veces más gruesa que las hembras sin crías, y que las propias células de la piel pueden cambiar de calidad para ofrecer a los pequeños más proteínas y grasas. Las jóvenes cecilias también vienen equipadas con un juego especial de dientes temporales diseñados para marcar y levantar la epidermis de su madre fuera de su cuerpo sin lesionarla en el proceso.

También hay especies que dan a luz crías vivas. Y en algunas de estas cecilias, los científicos han descubierto que las crías comenzarán a alimentarse de su madre antes de nacer mordiendo el revestimiento inflamado de su oviducto. Los científicos llaman a esto matrifagia.

 

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