Rescatan a casi 5.000 tortugas marinas de las frías aguas de la isla de Texas

Paralizadas por el agua helada en South Padre Island, las tortugas marinas llegan a las costas de a cientos. Allí, sin energía ni calefacción, los voluntarios se unen para salvarlas.

Por Natasha Daly
Publicado 22 feb 2021, 11:14 GMT-3

Los voluntarios Irving A. Hernandez, David Daniel Barrera y Robert "DJ" Lerma cargan una tortuga verde de 27 kilogramos en estado comatoso desde una bahía cerca de South Padre Island, Texas. En la última semana, los residentes de South Padre han rescatado más de 4900 tortugas marinas de las gélidas aguas del mar.

Fotografía de Sandesh Kadur

Mientras las temperaturas heladas dejaron sin energía y congelaron las tuberías de los hogares en South Padre Island, Texas, en el golfo de México, los residentes se embarcaron en una misión de rescate que requirió de todas sus fuerzas: salvar a las tortugas marinas heladas.

Al menos a 4.900 de ellas.

Una tortuga marina paralizada por el frío en una costa rocosa de South Padre Island. Las tortugas marinas utilizan el calor del ambiente para regular la temperatura de su cuerpo y, cuando el agua cae por debajo de los 45 grados Celsius (algo extraño en Laguna Madre, el estuario de la isla), la frecuencia cardíaca de las tortugas marinas baja; esto las paraliza, aunque siguen conscientes.

Fotografía de Sandesh Kadur

Según Donna Shaver, coordinadora de Sea Turtle Stranding and Salvage Network (Red para salvar a las tortugas marinas varadas), que forma parte de National Oceanic and Atmospheric Administration (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, NOAA por su sigla en inglés), estamos frente al mayor acontecimiento helado que se haya documentado en Estados Unidos desde que la agencia comenzó a llevar registro de los mismos en 1980. Y señala que, en todo el estado, se han registrado más de 7.000 tortugas paralizadas por el frío. 

Un extraño frente helado proveniente del Ártico llegó a Texas a finales de la semana pasada, lo que provocó que las temperaturas cayeran bastante. Los animales de sangre fría, como las tortugas marinas, utilizan el calor del ambiente para regular la temperatura de su cuerpo y, cuando el agua cae por debajo de los 45 grados Celsius (algo extraño en South Padre Island), la frecuencia cardíaca de las tortugas marinas baja; esto las paraliza, aunque siguen conscientes.

Un voluntario de Sea Turtle, Inc., organización de conservación, transporta una tortuga verde hacia el Centro de convenciones de South Padre Island. Cerrado por las restricciones de la pandemia por coronavirus, el centro se ha convertido temporalmente en la sede para los rescates de las tortugas y, hoy, es el refugio de 4200 de ellas.

Fotografía de Sandesh Kadur

"Saben que deberían mover sus aletas y subir las cabezas para respirar. El instinto está, pero su cuerpo no cumple con su instinto", señala Wendy Knight, directora ejecutiva de Sea Turtle, Inc., una organización sin fines de lucro comprometida con la educación, la rehabilitación y la conservación de la isla que está dirigiendo el rescate de las tortugas marinas.

Hoy, hay tortugas marinas rescatadas de varias edades y tamaños por todos lados. "Por todos lados", enfatiza Knight. "Tenemos tortugas del tamaño de un plato de ensalada, otras del tamaño de un plato principal y algunas del tamaño de una piscina infantil". 

Y hay alrededor de 500 que siguen sin moverse en las lonas del centro de rescate. Están en todos lados, hasta en la tienda de regalos. Otras 4.400 (en su gran mayoría, tortugas lora y tortugas boba) se encuentran en el centro de convenciones de la isla, otorgado por la oficina de turismo debido a la gran cantidad de ejemplares rescatados. "Tenemos al menos un campo de fútbol y medio repleto de tortugas" en el recinto, indica Knight.

DeeOnda Ahadi identifica a las tortugas verdes rescatadas en el centro de convenciones. El equipo de Sea Turtle, Inc. pone una etiqueta en cada tortuga con la fecha de llegada al centro con el fin de monitorear cuánto tiempo han estado en tratamiento. 

Fotografía de Sandesh Kadur

Knight explica que, sin el rescate, la población de tortugas de la isla podría haberse diezmado a causa del frío, y hubiese destruido cuatro décadas de trabajo de conservación para proteger a las tortugas amenazadas de la región, que también se enfrentan a otros peligros como ser golpeadas por las embarcaciones o quedarse enredadas en las redes de pesca.

En un principio, el desafío de cuidar a tantos animales se vio agravado por el hecho de que el centro de rescate y el centro de convenciones se quedaron sin luz por varios días, como muchos otros lugares de Texas. Por suerte, Knight informa que es fundamental calentar a las tortugas paralizadas gradualmente. Aunque los edificios no tuviesen calefacción, estar adentro sobre una lona les permitió tener significativamente más calor que en el agua. 

Las tortugas marinas paralizadas descansan en lonas en el centro de convenciones. La paralización masiva le ha dado al equipo de Sea Turtle, Inc. una idea de la población de tortugas marinas verdes locales, explica Amy Bonka, directora general de conservación de la organización. "Solo en estos eventos, vemos estas cantidades de tortugas marinas verdes", menciona.

Fotografía de Sandesh Kadur

Una misión de rescate descomunal

El rescate comenzó en el océano. Durante todo un fin de semana, los navegantes de las embarcaciones y botes comerciales patrullaron las aguas gélidas y recogieron cientos de tortugas paralizadas que habían flotado hacia la superficie

Para el martes, las tortugas comenzaron a llegar a la costa. Aunque para los conservacionistas puede ser difícil decidir cuándo intervenir para ayudar a la vida silvestre, este no fue el caso de esta semana, indica Knight: las tortugas de la isla no descansan en la playa por diversión. Si alguna de ellas está en la costa, es una clara señal de que no se encuentra bien.

Gina McLellan, una antigua voluntaria de Sea Turtle, Inc., fue a la playa y cargó docenas de tortugas en su camioneta rural para llevarlas al centro y que las atendieran. Docenas de otros residentes hicieron lo mismo. Se necesitaron al menos 10 hombres para levantar y poner una tortuga en una camioneta pickup; pesaba más de 180 kilogramos y tenía, por lo menos, 150 años. McLellan cuenta que, el martes a la tarde, había una fila de autos de casi 400 metros fuera del centro de convenciones, cada auto traía una o varias tortugas. 

"Esa fila no paró hasta las seis de la tarde. No importaba si tenían una tortuga o 200, simplemente esperaban", indica McLellan. Una niña de cinco años junto a su familia dejó las tortugas y regresaron al día siguiente para llevar lonas y otras provisiones.

Knight señala que la sorprende la avalancha de apoyo de los residentes de South Padre. "Algunas personas no tuvieron ni agua ni energía en sus hogares por tres o cuatro días y, a pesar de esto, trabajaron de 15 a 18 horas diariamente para salvar a las tortugas. Las gasolineras se quedaron sin combustible y las tiendas ya no tienen agua, pero las personas siguen llegando para ayudar. Eso te dice algo sobre cómo es la comunidad".

Los voluntarios descargan las tortugas paralizadas de los camiones y las colocan en unas plataformas móviles para ingresarlas al centro de convenciones. Casi tres cuartos de los hogares de South Padre Island se quedaron sin energía durante la tormenta de invierno. A pesar de tener estos desafíos en casa, los residentes llegaron masivamente para ayudar a las tortugas marinas.

Fotografía de Sandesh Kadur

Nuevos desafíos

Antes del rescate masivo, los tanques en Sea Turtle, Inc., tenían 38 tortugas marinas como pacientes y 5 tortugas residentes, entre ellas Allison, una tortuga verde, y Fred, una tortuga boba, ambas con solo una aleta. El lunes a las 2 a.m., cuando el centro se quedó sin luz, la temperatura del agua en los tanques cayó. El equipo tuvo que sacarlas del agua y ponerlas en contenedores y en lonas, un calvario estresante para los animales, explica Knight.

Los ingenieros de la instalación cercana de SpaceX en Boca Chita entraron en acción. Llegaron al centro de rescate pasada la medianoche del miércoles "con el generador más grande que haya visto en mi vida", señala Knight. "Y, a la 1:30 a.m., me senté en el estacionamiento y los observé encender las luces". 

El equipo es optimista y cree que sus pacientes sobrevivirán, pero sigue trabajando para lograr que el agua de los tanques tenga la temperatura correcta. El corte destruyó los diez calentadores utilizados para regular la temperatura del agua y la organización está recaudando fondos para remplazarlos. 

Miles de tortugas paralizadas descansan en lonas y cubetas en el suelo del centro de convenciones. El equipo y los voluntarios de Sea Turtle Inc. monitorean a todas las tortugas; las mantienen limpias y les ponen gotas en los ojos para mantenerlos lubricados.

Fotografía de Sandesh Kadur

Mientras el equipo y los voluntarios siguen monitoreando las miles de entradas nuevas, el frío prolongado los sigue preocupando. "El peor error que podemos cometer es liberarlas antes de que el agua esté lo suficientemente caliente", señala Knight. Los científicos están monitoreando la temperatura del agua en la isla y van a esperar que esté entre los 12,7 y los 18,3 grados.

Mientras tanto, algunas de las tortugas paralizadas más pequeñas (que suelen congelarse más rápido, pero también se recuperan más rápido) están comenzando a despertarse. "Es la etapa en la que nos enorgullecemos de nuestro trabajo", señala Knight sobre observar a las pequeñas revivir. 

"Es muy tierno hoy, pero puede no serlo por mucho tiempo", agrega. Mientras las tortugas están en estado comatoso, las funciones del cuerpo (comer, moverse, defecar) se suspenden; pero vuelven apenas la criatura se recupera.

Su conclusión es: "necesitamos que el clima mejore, o tendremos alrededor de 4.700 tortugas... despiertas".

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