Se extinguió un pez que podía “caminar”. ¿Se salvarán sus parientes?

El pez mano liso ha sido declarado extinto. Se trata del primer pez marino moderno que desaparece, y otros peces mano podrían correr la misma suerte.

Por Douglas Main
Publicado 1 sept 2020, 10:27 GMT-3
El pez mano moteado en peligro crítico habita en el estuario del río Derwent cerca de ...

El pez mano moteado en peligro crítico habita en el estuario del río Derwent cerca de Hobart, Tasmania, y sufre la amenaza del calentamiento de las aguas y la contaminación. Su pariente, el pez mano liso, en mayo fue declarado extinto.

Fotografía de Alex Mustard, Minden Pictures

Por primera vez en la historia moderna, se declara extinta una especie de pez marino. El pez mano liso (Sympterichthys unipennis), habitante del fondo de aguas poco profundas, no se ha visto desde 1802, cuando el biólogo francés François Péron ayudó a recoger uno cerca de la costa de Tasmania para llevarlo al Museo de Historia Natural de París.

Durante muchos años se han realizado búsquedas intensas, pero no se logró ver ningún otro pez mano liso. En mayo, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), una organización mundial de científicos que establece los estados de conservación de las especies, lo declaró oficialmente como especie extinta.

Es probable que todavía haya otras trece especies de pez mano, llamadas así porque se apoyan en el lecho marino sobre aletas que parecen manos pequeñas y que funcionan como pies. Sin embargo, desde el 2000 o antes, no se han vuelto a ver siete de estas especies. Todas ellas menos una se consideran en peligro de extinción, en peligro crítico o con "datos insuficientes", lo que significa que no hay suficiente información disponible para decidir su estado.

La desaparición del pez mano liso pone de relieve la vulnerabilidad de esta familia de peces frente a las alteraciones ambientales como el cambio climático, la destrucción del hábitat y la contaminación, porque el pez mano liso era una especie abundante cuando los científicos lo documentaron por primera (y última) vez, más de 200 años atrás. Los científicos afirman que este acontecimiento sirve para advertir lo que podría suceder con otras especies de pez mano y otras especies vulnerables y localizadas en lugares como Tasmania.

“Estos peces representan una señal de alarma”, expresa Neville Barrett, ictiólogo del Instituto de Estudios Marinos y Antárticos de Tasmania.

Al igual que otros peces mano, el pez mano rojo tiene aletas pectorales que le permiten "caminar" por el fondo marino. Solo quedan dos pequeñas poblaciones de esta especie.

Fotografía de Fred Bavendam, Minden Pictures

Peces hogareños y coloridos

"Si nunca antes has visto un pez de mano, imagina que sumerges un sapo en pintura de colores brillantes, le cuentas una historia triste y lo obligas a usar guantes dos tallas más grandes", dice la descripción del pez del Handfish Conversation Project, dirigido por un grupo de investigadores del gobierno australiano e instituciones académicas dedicadas a la conservación de los animales.

El autor de esa descripción no se conoce, pero ha logrado que permanezca vigente, dice Jemina Stuart-Smith, ecóloga marina del Instituto de Estudios Marinos y Antárticos de la Universidad de Tasmania, Instituto de Estudios Marinos y Antárticos de la Universidad de Tasmania y la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth.

Por lo general, el pez mano no mide más de 15 cm, y se cree que la mayoría vive solo en los mares alrededor de Tasmania. Incluso dentro de esas aguas, se encuentra en un número de sitios muy reducido.

Además, son hogareños. El pez mano no suele alejarse mucho de su hogar y sus crías no atraviesan una fase de amplio desplazamiento como muchos otros tipos de peces. "Tienen una estrategia que funciona de manera excelente en un entorno estable", explica Barrett.

Conjunto de amenazas

No se sabe exactamente cuál fue el conjunto de factores que acabó con la especie, pero las costumbres hogareñas de los peces mano, los rangos geográficos limitados y la preferencia por el agua fría los hacen especialmente vulnerables a los cambios ambientales.

Cerca de Hobart, Tasmania, por ejemplo, la escorrentía y la contaminación por metales pesados ​​de diversas industrias han degradado la calidad del agua en los estuarios a lo largo de la costa, el principal hábitat del pez mano moteado y otras especies de pez mano, explica Graham Edgar, biólogo marino del Instituto de Estudios Marinos y Antárticos de la Universidad de Tasmania. “Esto es muy preocupante para los investigadores porque si se van de un área determinada, es probable que no regresen", agrega.

Es probable que el dragado histórico para capturar vieiras, la destrucción de los arrecifes de ostras y la introducción de especies no autóctonas en las aguas de Tasmania hayan afectado el número de peces de mano.

Este es el único ejemplar conocido de pez mano liso (Sympterichthys unipennis), recogido y llevado a Francia por el biólogo François Péron en 1802.

Image by CSIRO Australian National Fish Collection

Pero la mayor amenaza está dada por el calentamiento de las aguas. Cuando el clima era más fresco, el pez mano supo andar por un área mucho más grande, comenta Barrett. Hoy, el calentamiento ha reducido la población de muchas especies que necesitan del frío como el pez mano, algunos crustáceos, algas marinas y muchos otros organismos marinos. Tasmania es un punto de acceso para el pez mano porque sus aguas, si bien están más cálidas, son más frías que las del norte.

Sin embargo, como la corriente del este de Australia arrastra el agua desde Brisbane hasta Sydney, ha estado llevando agua más caliente hacia el sur, explica Barrett. Las temperaturas del océano en Tasmania han subido casi 2°C desde 1900, según el Met Office Hadley Center for Climate Science and Services (Centro Hadley de Ciencia y Servicios Climáticos de la Met Office).

“Ha sido un conjunto de diferentes amenazas", expresa Edgar, que derivó no solo en la extinción del pez mano liso sino en una "pérdida catastrófica de biodiversidad" en Tasmania, con una enorme reducción de las poblaciones y áreas de distribución de varios peces, bivalvos, crustáceos, algas y otros organismos marinos.

Esa disminución hoy puede pasar inadvertida, pero puede ser catastrófica en el fututo, porque sus hábitats están bajo el agua, y no sé ven, y porque hay una gran escasez de datos sobre sus poblaciones, como en el caso del pez mano liso.

Datos insuficientes

Se han elaborado planes de conservación solo para tres especies: el pez mano rojo en peligro crítico, el pez mano moteado y el pez mano de Ziebell. El pez mano rojo recibe actualmente una atención particular porque solo hay dos poblaciones conocidas, ambas cerca de Hobart, y se cree que quedan menos de cien adultos, comenta Stuart-Smith. 

Los planes para estas especies se centran en la recopilación de una mayor cantidad datos, la prevención de la destrucción del hábitat y, en algunos casos, la introducción de sustratos artificiales para que los peces pongan sus huevos, para reemplazar las algas marinas y las ascidias (alimentadores de filtro en forma de tubo), destruidas por estrellas de mar invasoras y erizos de mar.

“Del resto de las especies, no disponemos de información ni recursos necesarios para poder implementar estrategias de conservación”, explica Stuart-Smith.

Debido a que muchas especies de peces de mano son raras y difíciles de encontrar, su estudio resulta complicado. No obstante, los investigadores continúan buscándolos, utilizando nuevos métodos como el rastreo de fragmentos de su ADN en el mar. También continúa vigente la investigación sobre la cría en cautividad, aunque nadie ha se ha logrado que completen un ciclo de vida en cautiverio.

"A pesar de ser un pececito tan carismático y peculiar ... sabemos muy poco acerca de ellos", sostiene Stuart-Smith.

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