Las teorías sobre la desaparición de Amelia Earhart, según el equipo que busca sus restos

Los miembros de la expedición en curso para encontrar a la famosa aviadora se preguntan qué hizo hace 82 años, y por qué lo hizo.

Por Rachel Hartigan
Publicado 26 ago 2019, 12:50 GMT-3
Amelia Earhart parada frente a su Lockheed Electra 10e en esta fotografía sin fecha.
Amelia Earhart parada frente a su Lockheed Electra 10e en esta fotografía sin fecha.
Fotografía de Alamy

ISLA NIKUMARORO, KIRIBATI - Summer Farrell contempla el horizonte en la isla de Nikumaroro desde la popa del barco E/V Nautilus. Piloto y operadora de vehículos controlados a distancia (Remote Control Vehicle, ROV), Farrell se preguntaba dónde podría haber aterrizado Amelia Earhart su Lockheed Electra 10e.

Nautilus llegó a la isla el día anterior como parte de una expedición patrocinada por National Geographic. Farrell, miembro de la tripulación de Nautilus, había sido instruida sobre la teoría que estaba explorando la expedición: si Earhart había aterrizado su avión en Nikumaroro en 1937 cuando no podía encontrar la siguiente parada en su viaje al mundo.

Ahora, Farrell está considerando la evidencia. El sol se estaba poniendo en el deshabitado atolón coralino, una franja de vegetación densa y verde enmarcada por una estrecha playa con un arrecife delante. Donde se disipaba la playa y el arrecife se ensanchaba, era posible ver una laguna turquesa en el centro de la isla.

Vista aérea de la isla Nikumaroro.
Fotografía de Rob Lyall, National Geographic

Farrell evaluó el arrecife y la laguna. El arrecife, aunque relativamente uniforme, estaba agujereado y era duro como piedra, mientras que la profundidad de la nubosa laguna sería indiscernible desde el aire. Earhart “tenía tren de aterrizaje retráctil, por lo que un aterrizaje en agua hubiese sido más seguro”, con un fuselaje uniforme, señaló Farrell, “pero, si la idea era aterrizar y despegar nuevamente, tal vez el arrecife hubiese sido mejor opción, en especial si tenía que hacer un aterrizaje forzoso”.

El naufragio del S.S. Norwich City, un buque de carga que encalló en 1929, divide el arrecife entre el extremo norte de la isla y la entrada a la laguna. “Solo necesitas 457 a 609 metros” de tierra, señala Farrell, haciendo gestos hacia el arrecife. “Eso es un tramo significativo”.

La especulación sobre la desaparición de Amelia Earhart es casi irresistible, en especial para aquellos que participan de la expedición para saber qué sucedió con ella. Los miembros de la tripulación se han preguntado, mientras realizaban trabajos que requerían esforzar la vista, como escanear imágenes ROV en busca de partes de aeronave o examinar a través de protuberantes corales en busca de protuberantes huesos blancos, qué hizo Earhart hace 82 años y por qué lo hizo.
 

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    Los oxidados restos del S.S. Norwich City, que encalló en Nikumaroro en 1929. The E/V Nautilus se encuentra en el fondo.
    Fotografía de Rob Lyall, National Geographic

    Sobre el extremo sudeste de la isla Nikumaroro, John Clauss y Andrew McKenna consideraron la cuestión del lugar de aterrizaje de Earhart a medida que se encontraban hasta los tobillos en cascotes de coral en la base de un árbol donde, hace dos años, perros forenses señalaron que alguien había muerto. Ambos son pilotos (McKenna es dueño de una escuela de aviación) y, durante mucho tiempo, han sido miembros del Grupo Internacional para la Recuperación de Aeronaves Históricas [International Group for Historic Aircraft Recovery (TIGHAR)], que ha promovido la hipótesis que establece que Earhart aterrizó en Nikumaroro y murió allí como náufraga.

    A lo largo de los años, TIGHAR ha reunido pruebas que sugieren que Earhart aterrizó en el arrecife al norte del naufragio del Norwich City. Un funcionario británico que exploraba la isla para un asentamiento colonial unos meses después de que la aviadora desapareció tomó una imagen que muestra un objeto que algunos analistas creen es un tren de aterrizaje. Y algunas personas que vivieron en el asentamiento de Nikumaroro cuando eran niños informaron encontrar partes de avión.

    Algunos analistas de inteligencia han afirmado que el objeto borroso a la izquierda de esta fotografía de la isla Nikumaroro, tomada justo unos meses después de la desaparición de Earhat, se asemeja al tren de aterrizaje de un Lockheed Electra.
    Fotografía de Jeff Glickman, TIGHAR

    Sin embargo, Clauss y McKenna tienen otras razones para creer que Earhart no aterrizó en la laguna. McKenna señala que, en ese momento de la historia de la aviación, los pilotos acostumbraban a aterrizar en lugares irregulares. “No había aeropuertos por todos lados”, señala. “Es por esto que tenía neumáticos gigantes”. Y una aeronave de tamaño similar había aterrizado exitosamente en un arrecife justo nueve meses antes. “Ella lo habría sabido”."

    Creo que no es justo cuestionar lo que hizo”, agrega Clauss. “Muy pocas personas recuerdan cómo era la aviación antes de la Segunda Guerra Mundial. Las cosas con las que lidiamos hoy (reglas, convenciones), todo vino después de la Segunda Guerra Mundial. Volar [antes de eso] era hacerlo en el lejano, lejano oeste”. En ese contexto, aterrizar en un arrecife rocoso con la marea baja es algo razonable.

    Los arqueólogos Dawn Johnson y Tom King buscan objetos y fragmentos óseos bajo un árbol en Nikumaroro donde, según una teoría, falleció Earhart.
    Fotografía de Gabriel Scarlett, National Geographic
    Un perro forense llamado Berkeley rastrea la isla. En 2017, un equipo de perros forenses en el que figuraba Berkeley alertó bajo este árbol, indicando la presencia de restos humanos.
    Fotografía de Gabriel Scarlett, National Geographic

    Sentado en la sombra de un cocotero en el lado de sotavento de la isla, Tom King, el miembro sénior de la tripulación y arqueólogo que trabajó anteriormente junto a TIGHAR, menciona una razón, que nada tiene que ver con la aviación, por la que es posible un aterrizaje en el arrecife. “Earhart no quería que esto fuese el final”, dijo King. “Quería despegar y terminar su vuelo por el mundo”. Pero si la teoría de TIGHAR es correcta, al aterrizar en el arrecife, la aviadora dañó su avión y posiblemente el tren de aterrizaje, por lo que no pudo despegar nuevamente.

    De nuevo en el Nautilus, Robert Ballard, el hombre que encontró el Titanic, está investigando las aguas de Nikumaroro en busca de restos del Electra. Pero esto no impide que, fuera de su horario laboral, siga especulando sobre dónde más podría haber aterrizado. ¿Podría haberlo hecho en el lado de barlovento de la isla o posiblemente en otra isla? En base a la cantidad de combustible que le quedaba, se preguntó: “¿qué otras islas tenía a su alcance, cuáles estaban deshabitadas y no se han investigado?”. Procesó los datos y la respuesta fue: muy pocas.

    La búsqueda de Amelia Earhart es un rompecabezas infinito, y un desafío que Ballard disfruta. Así como también lo hacen los otros miembros de la tripulación, quienes no encuentran respuesta al enigma de cuánto podría haber sobrevivido Earhart en la isla, qué podría haber comido, si los cangrejos de los cocoteros podrían haberla consumido, si su aeronave podría haber flotado intacta por el arrecife, si los rescatistas intentaron lo suficiente para encontrarla y, desde el lado emotivo y conmovedor, cómo la apasionada feminista y pacifista podría haber cambiado el mundo si hubiese vivido. Tal vez nunca conozcamos las respuestas a algunas de estas cuestiones, pero la especulación continuará en la medida que el misterio permanezca sin resolver.

    Earhart, derecha, y su copiloto Fred Noonan se preparan para ingresar a Electra en una parada en Puerto Rico durante su intento de volar alrededor del mundo en 1937.
    Fotografía de New York World-Telegram y the Sun Newspaper Photograph Collection/Library of Congress

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