10 lugares que merecen más visitantes

Apártese de los tradicionales recorridos turísticos y explore estos sorprendentes destinos.

Por Tara Isabella-Burton
Publicado 4 ene 2018, 19:28 GMT-2
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Monasterio de Tatev, Armenia
Fotografía de Florian Neukirchen, Alamy Stock Photo

ARMENIA

El contexto: Desde la caída de la Unión Soviética, Armenia, el pequeño país del Cáucaso, ha estado asociado con el conflicto. La guerra Nagorno-Karabakh contra Azerbaiyán por el reclamo mutuo de un territorio de 4400 km2 concluyó con un cese al fuego en 1994, y Armenia quedó, técnicamente, bajo control militar sobre el territorio étnico armenio, que actualmente existe como una república autoproclamada, en gran parte no reconocida. A pesar de las escaramuzas ocasionales en la zona fronteriza de Karabaj, Armenia hoy es un país seguro, con una infraestructura turística floreciente, enfocada principalmente en B&B familiares y alojamientos tipo agroturismo, ideales para atraer a mochileros aventureros que quieren conocer un país asombroso, con una belleza natural y arquitectónica a menudo desconocida.

Motivos para ir ahora: Pocas personas saben que Armenia fue el primer país del mundo en adoptar el cristianismo como religión de estado, en el año 301 a. C. Las iglesias de la Armenia antigua, enormes complejos de ruinas enclavadas en los cañones verdes y en las cumbres de zonas rurales, se encuentran entre las mejor conservadas del mundo. Mientras algunas iglesias cristianas se encuentran decoradas con frescos, muchos de los cuales se han desvanecido o han sido destruidos, los leones tallados en piedra del Monasterio de Geghard situado entre acantilados y las ricamente talladas khachkars (monumentos de piedra) de Sanahim, son testimonio de la creatividad de uno de las civilizaciones más antiguas del mundo, aunque de las menos proclamadas. Las iglesias de Armenia no son el único atractivo de sus paisajes. Las colinas y valles salpicados de flores silvestres, mucho más accesibles que los caminos montañosos de Georgia, se encuentran llenos de templos paganos como Garni, muy cerca de las afueras de Ereván, y ciudades adoquinadas, “spa towns” como Dilijan, apodada “la Suiza de Armenia”.

No se puede perder: La mayoría de los turistas concentran sus actividades en torno a Ereván, la capital soviética y que más cambios tuvo. A medio día de viaje en auto desde Ereván ($50 con un taxista de confianza), está la ciudad de Goris, situada entre cuevas y acantilados en el sur de Armenia, rodeada de los paisajes verdes más espectaculares del país. Sinuosas caminatas a través del histórico pueblo lo conducen hasta los pueblos de cuevas de la antigua ciudad de Khndzoresk. Un viaje corto en autobús lo lleva al monasterio de piedra Tatev, del Siglo IX, enclavado en la cima de la montaña, alguna vez capital de la cultura y el aprendizaje de Armenia, accesible mediante uno de los teleféricos más largos del mundo. En el corazón de Goris, a cargo de un excéntrico montañés, se encuentra el B&B de Khachik, ($20 por noche con comidas), un hospedaje con comidas caseras preparadas todas las noches, con guarnición de hierbas frescas, además de poder gozar de la vista a la parte antigua de Goris desde una terraza.

Consejo Práctico: Si bien la violencia en la frontera de Nagorno-Karabakh no es común, un estallido ocasional podría ser fatal, por lo tanto, es fundamental que conozca bien la situación y el contexto antes de viajar hacia el sur, especialmente a Goris o Tatev, ambos situados cerca de la frontera. Si tiene pensado visitar Azerbaiyán después de Armenia, tenga en cuenta que en el control fronterizo podrían juzgar sus viajes previos e incluso le podrán sugerir que se deshaga de fotografías (o guías) consideradas ofensivas. Si los oficiales de Azeri sospechan que ha estado de visita en Nagorno-Karabakh, también se le podría negar el acceso al país por completo.

Bahía de San Juan del Sur, Nicaragua
Fotografía de Pablo Castagnola, Anzenberger, Redux

NICARAGUA

El contexto: Delitos menores. Secuestro de vehículos. Asaltos. Drogas. La reputación de América Central no ha sido de las mejores en los últimos años, y el tráfico de drogas tanto desde México como desde América del Sur ha puesto a la región en un punto central de violencia vinculada a los narcóticos. Este estereotipo no dista mucho de algunos vecinos de Nicaragua, como es el caso de Honduras y Guatemala, que se encuentran entre los países más violentos del mundo, mientras que países estadísticamente más seguros como lo son Costa Rica y Panamá, han experimentado un alza en el índice de homicidios en esta última década. Pero Nicaragua, a pesar de estar entre los países más pobres de América Latina, es igualmente uno de los más seguros. Su tasa de homicidios es de apenas 11 por cada 100 mil habitantes (comparada con los 82 de Honduras). En cierto modo, Nicaragua, al tener pocos casos de violencia relacionada con bandas, es ideal para conocer la cultura centroamericana.

Motivos para ir ahora: Nicaragua ha sido un destino atractivo para turistas que buscan sol y playa (y parrandas) debido a que el país limita con el océano Pacífico y el mar Caribe. El gobierno ha invertido recientemente en infraestructura, como una nueva autopista, en la menos conocida región rural del río San Juan, lo que ha convertido a la provincia en un destacado destino de ecoturismo. Se pueden observar tucanes aleteando entre los helechos en la Reserva Biológica Indio Maíz, un parque natural colorido y poblado por jabalíes, guacamayos, e incluso manatíes; además, en el jardín del alojamiento Río Indio Adventure Lodge (por $185 por persona), uno de los tantos albergues ecológicos recientemente inaugurados en la zona, se podrán observar los monos atentos a la mesa del desayuno.

No se puede perder: Aunque muchos consideran que la comida de América Central se limita a arroz y porotos, la cocina nicaragüense comienza a ser renombrada por su fusión de influencias españolas, criollas y sudamericanas. No se vaya de Nicaragua sin probar el vigorón, una suave yuca cocida cubierta con piel de cerdo frita y crujiente y ensalada de repollo (que se come con los dedos) o los nacatamales, la variación nicaragüense del tamal: hojas de plátano rellenas de harina de maíz, carnes, arroz y achiote en polvo de color rojo brillante.

Consejo Práctico: Si bien la tasa de delitos en Nicaragua es muchísimo más baja que la de sus países vecinos, es importante estar atento, especialmente en Managua, la capital de Nicaragua. Los turistas que se alejan de las zonas más concurridas pueden ser víctimas de delitos; si puede, contrate un guía local, alguien lo suficientemente inteligente y conocedor que lo pueda guiar por las zonas urbanas poco conocidas o resolver fácilmente cualquier situación hostil que pudiera ocurrir. El instituto Viva Spanish School en Managua, que también brinda enseñanza oficial en español para los empleados de la Embajada de Estados Unidos, ofrece varios programas de guía y tours, desde excursiones de todo el día a las reservas naturales hasta visitas matutinas al mercado Roberto Huembes, por apenas $20.

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    Circuito de los Annapurna en Nepal
    Fotografía de Tyler Metcalfe, National Geographic Creative

    NEPAL

    El contexto: A pesar de que Katmandú y Nepal han atraído a viajeros aventureros durante mucho tiempo, el terremoto ocurrido en abril de 2015, que dejó 8000 víctimas fatales y daños por $10 mil millones (la mitad del PIB de Nepal), causó un enorme perjuicio a la industria del turismo del país. La Plaza Durbar de Katmandú, un complejo de palacios del Siglo X, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, fue parcialmente destruida, como también así una estructura icónica de Katmandú: la Torre Dharahara del Siglo XIX.

    Un año más tarde, sin embargo, la situación de Nepal es mucho más estable, si bien no llega a ser lo que alguna vez fue. Aunque muchas de las construcciones más famosas turísticamente de Katmandú han sido dañadas o destruidas por el terremoto, otras, como el Templo Pashupatinath del Siglo V y la reliquia que contiene la estupa de Boudhanath, actualmente en restauración, en su gran mayoría se mantienen intactas.

    Motivos para ir ahora: Es posible que no haya siempre corriente eléctrica (tampoco rutas pavimentadas) pero para los viajeros que están dispuestos a sacrificar un grado de confort por un poco de aventura, Nepal sigue siendo un excelente destino. La economía nepalí se sustenta en gran medida en el comercio que genera el turismo y necesita más que nunca visitantes. Aunque el terremoto haya dañado las estructuras construidas por los humanos en Nepal, sus caminos de montaña (incluyendo el legendario circuito del Annapurna a través de la sombra nevada del Himalaya) todavía son accesibles. Solo dos de los 35 senderos existentes han tenido que ser rediseñados debido a los daños causados por el terremoto, y el verano pasado todos los puentes de los senderos del Annapurna pasaron exitosamente las pruebas de seguridad.

    No se puede perder: Si no está como para una caminata de 7 días en las áreas silvestres del Himalaya, Katmandú tiene para ofrecer una amplia gama de actividades mucho más tranquilas. La tradición de los cuencos del Himalaya, unos recipientes tipo campana que históricamente se hacen sonar antes, durante y después de los períodos de práctica de meditación budista, proviene de tiempos ancestrales en Nepal. Los centros culturales como el Kathmandu Center of Healing ofrece talleres intensivos de tres días sobre cuencos tibetanos (desde $300) en el que podrá aprender el arte de hacerlos “sonar”.

    Consejo práctico: Si bien el senderismo no se vio muy afectado en Nepal después del terremoto, el turismo extremo no está ajeno al peligro. El mal de altura es un verdadero riesgo en el circuito de Annapurna que llega a los 5400 metros de altura sobre el nivel del mar. Panifique teniendo en cuenta los aumentos de altitud y tomando días de descanso para aclimatarse. Si bien leves reacciones al aumento de altura son normales, los casos más graves pueden ser fatales. Debe descender de inmediato si siente síntomas graves del mal agudo de montaña, como falta de aire mientras descansa, disminución del estado de conciencia o expectoración con sangre.

    Persépolis, ciudad antigua de Irán, cerca de Shiraz
    Fotografía de Sylvain Dossetto, Alamy Stock Photo

    IRÁN

    El contexto: Hasta hace muy poco, visitar Irán era irrealizable para cualquier estadounidense. Las frías (o inexistentes) relaciones diplomáticas, entre otras el embargo comercial, y el resultado de las manifestaciones del 2011 llevaron a Iran a ser un lugar inaccesible y relativamente peligroso; los ciudadanos estadounidenses podían obtener una visa para Irán a través de un proceso largo y costoso y únicamente en una empresa de un operador turístico o guías registrados.

    Pero este año, gracias al acuerdo nuclear celebrado entre Estados Unidos e Irán, los turistas estadounidenses tendrán más acceso que nunca a este país. Si bien las reglas de visado siguen siendo estrictas, por lo que tendrá que seguir viajando con guías, el gobierno está mostrando señales de flexibilidad: se espera que en algunos países este año comience a realizarse la visa electrónica, y el tiempo de una visa normal de turista se ha extendido de 15 a 30 días. En virtud del acuerdo nuclear, Irán está publicitando una batería de proyectos de infraestructura para fomentar el turismo y la inversión extranjera, entre ellos, el desembarco de las cadenas hoteleras Ibis y Novotel.

    Motivos para ir ahora: A partir del acuerdo nuclear con Estados Unidos, los 19 emplazamientos iraníes declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO son más accesibles que nunca; desde las ruinas de Persépolis, antiguamente la capital del Imperio Persa Aqueménida, hasta el Palacio de Teherán, excavado con meticulosidad en piedra en el siglo XVIII, además de los jardines de rosas y las fachadas de azulejos meticulosamente pintadas de la capital del Siglo XVI Isfahán. La antigua sede de algunas de las dinastías más ilustres del Medio Oriente y Asia Central está llena de esplendor arquitectónico y belleza natural. Si bien los estadounidenses siguen siendo una rareza (3400 visitantes en 2014, un aumento con respecto a los 1800 del 2013), su originalidad podría redundar en un beneficio: Además, la cultura iraní es muy hospitalaria, ya que casi siempre ofrecen una bienvenida (y grandes cantidades de comida) a visitantes desconocidos.

    No se puede perder: De acuerdo con generaciones de novias iraníes (quienes han elegido como el mejor destino romántico para pasar su luna de miel), el destino más romántico de Irán es Yazd, una de sus extensiones de “ciudades desiertas” a solo 4 horas de autobús desde Isfahan. Una ciudad construida en el siglo IV y alguna vez capital del zoroastrismo, Yazd es un laberinto de casas de piedra y de emplazamientos persas preislámicos, como por ejemplo las Torres del Silencio, propias de la religión Zoroastriana, y el Atash Kade, un templo de fuego cuya llama eterna se ha mantenido prendida desde el año 470.

    Consejo práctico: Si bien Irán se ha convertido en un destino receptivo para los viajantes de todas las etnias y religiones, las costumbres en la vestimenta, especialmente para las mujeres en público, siguen siendo islámicas, afortunadamente mucho menos costosa que la vestimenta tradicional de países como Arabia Saudita. Las mujeres deben cubrir parte de su cabello (un pañuelo es perfectamente aceptado) y vestir ropa suelta que cubra piernas y brazos (pantalones o polleras que no sean ajustadas al cuerpo también son aceptadas).

    Pistas de esquí de Brezovica, Kosovo
    Fotografía de Benny Islami, T​he New York Times, Redux

    KOSOVO

    El contexto: Kosovo, el país más reciente de Europa (recién declaró su independencia en 2008), es un destino poco visitado. Kosovo fue el escenario de conflictos violentos y tensión política durante los 80 y los 90 entre serbios y albanos kosovares, que finalizaron con la Guerra de Kosovo de 1998-1999, y fue durante casi una década un protectorado de la Naciones Unidas. Sin embargo, hoy, Kosovo, nuevo estado independiente, es uno de los destinos más emocionantes y económicos para hacer turismo de aventura en Europa.

    Motivos para ir ahora: Se ha escrito mucho sobre la floreciente cultura del café en su eternamente bohemia capital, Pristina, aún estéticamente lúgubre, pero el verdadero atractivo de Kosovo se encuentra en el sur del país. Prizren es una ciudad medieval ubicada en una colina coronada por un castillo en la que se pueden encontrar “hammams” (baños turcos otomanos) y basílicas del Siglo XIV. Esta es la base perfecta desde la que se empieza a caminar (o esquiar) por las montañas Sar de Kosovo o simplemente recorrer la ribera arbolada que se encuentra tras el cerro de la fortaleza. El distrito histórico de Prizren, bien conservado y no tan estéril como las ciudades viejas de otros países balcánicos como Sarajevo, es un laberinto de tejados de terracota, minaretes y cafés llenos de sombrillas rojas.

    No se puede perder: Contrate (si no habla albanés, hay muchos jóvenes kosovares que hablan algo de inglés y las personas más grandes tienen alguna noción del alemán) un viaje en taxi de casi una hora (alrededor de $20) para ir desde Prizren hasta Brod, una pueblo abandonado de casas de piedra (y una sola panadería) en el corazón de las montañas Sar. El corazón del territorio de la comunidad ecuestre goraní (se decía que había más caballos que autos), Brod no tiene hotelería para ofrecer (si pregunta por ahí, tal vez encuentre al conocido viejo Billigap, que alquila a los viajeros en su segunda casa llena de polvo una cama por U$20), pero sí es fácil alquilar unos caballos alocados (y guías, muy recomendados). Los senderos, tanto para caminar o andar a caballo por Brod cambian de verde a dorado intenso según la estación.

    Si lo rústico no es lo suyo, aún tiene la opción del Hotel Arxhena, un alojamiento estilo chalé, incompatible con el entorno, ubicado a tan solo 40 minutos de caminata o a 10 minutos en auto hacia las montañas. Ofrece una experiencia tipo resort, incluye acceso a las pistas de esquí por $43 y la posibilidad de observar una increíble bandada de pavos reales en el jardín.

    Consejo práctico: Si bien el senderismo fuera de circuito sigue siendo uno de los mayores atractivos, tenga cuidado de no alejarse demasiado. Como tantos otros territorios de los Balcanes, en las tierras alejadas de Kosovo aún quedan minas terrestres activas enterradas desde el conflicto bélico, especialmente a lo largo de la frontera entre Kosovo y Albania. No se desvíe de los senderos señalizados.

    Mezquita Poi Kalan en Bukhara, Uzbekistán
    Fotografía de Thomas Linkel, Laif, Redux

    UZBEKISTÁN

    El contexto: Como muchos otros estados de la antigua Unión Soviética de Asia Central, Uzbekistán (gobernada por el brutal dictador Presidente Islam Karimov) ha sufrido durante largos años una combinación de aislacionismo dictatorial y amenazas terroristas intermitentes. Pero, a pesar de ello, y tal vez producto de la excesiva vigilancia de Karimov, Uzbekistán es extremadamente seguro para los viajeros. Antiguo epicentro de la Ruta de la Seda, Uzbekistán es uno de los lugares históricamente más ricos de Asia Central. Aquellos viajeros que están dispuestos a apartarse del recorrido turístico tradicional encontrarán no solo naturaleza extraordinaria y bellezas arquitectónicas, sino también un alegre y acogedor desorden. Una cena tranquila en el tren interurbano nocturno de estilo soviético que une a Tashkent con Bukhara podría tal vez convertirse en una alegre fiesta en la que completos extraños brindan con vodka.

    Motivos para ir ahora: Los principales centros históricos de Uzbekistán, los extraordinarios complejos de caravasares de azulejos azules en Bujará y Samarcanda, han sido renovados durante los últimos años, mientras que el gobierno transformaba ruinas del siglo XIV en hermosos y relucientes palacios; después de décadas de trabajos de restauración, el año pasado se terminó la renovación de la Plaza de Registán. Aunque los críticos denuncian que se trata de una restauración excesiva, Bujará y Samarcanda son dos de los ejemplos más impresionantes de arquitectura urbana del mundo islámico y a través de ellos se pueden evocar los siglos en los que las estepas de Asia Central estaban llenas de ciudades que eran centros de aprendizaje, arte y comercio.

    No se puede perder: Evite los restaurantes más turísticos de Uzbekistan con arquitectura tipo “palacio” viejo y bailarinas del vientre, promocionadas en inglés. Los mejores lugares para probar los aromáticos platos de cordero caliente plov (pilaf) en el lado oeste y fideos lagman en la parte este bajo influencia China son los cafés a los costados de la ruta y en los bazares anárquicos influenciados por los soviéticos. En el corazón del New Bazaar, en Burkhara, lejos de los charlatanes que venden bordado de terciopelo por $100 en una campera en el centro histórico, los simples cafés sin tanta decoración sirven distintas recetas familiares de plov en calderos gigantes, colocados en la entrada para atraer clientes por el olor. La combinación de cordero, zanahorias, sumaque color terracota y arroz, a veces elaborado con huevos de codorniz, dientes de ajo o, incluso carne de caballo, es decadente, y hasta somnífera.

    Consejo práctico: Si bien es poco probable que la situación política de Uzbekistán lo afecte directamente (a los viajeros extranjeros se los suele desplazar por caóticos puestos de control militar entre las provincias o las estaciones de tren), no es prudente comprometer a los lugareños en las discusiones sobre el hombre eufemísticamente conocido como “primer y último presidente” de Uzbekistán. El temor al servicio de seguridad nacional al estilo de la KGB está justificado, y el disenso político en Uzbekistán sigue siendo castigado con tortura o muerte. Viajar a países políticamente restrictivos puede ser un importante acto de intercambio cultural, pero tenga en cuenta que los efectos de su visita pueden persistir mucho después de haber abordado el avión a casa.

    Patrimonio Mundial en Butrint, Albania
    Fotografía de Age Fotostock, Alamy Stock Photo

    ALBANIA

    El contexto: Durante décadas, Albania ha sido uno de los lugares menos visitados y menos accesibles de los países del sudeste de Europa. Una verdadera fortaleza bajo las estrategias aislacionistas del dictador comunista Enver Hoxha (quien se pasó cuatro décadas construyendo 700 000 innecesarios y, por lo general inútiles, búnkers defensivos en todo el país), Albania se sumergió en el caos con la muerte de Hoxha en 1985 y la posterior caída de la Unión Soviética.

    Sin embargo, Albania hoy no es menos segura que sus muchos más pisoteados vecinos del Adriático. Una floreciente industria turística, centrada en sus meticulosamente preservados pueblos otomanos listados por la UNESCO, Berat y Gjirokastra entre otros, y la franja de tierra que ahora se conoce como la Riviera albanesa, ya atrae a casi 3,5 millones turistas al año.

    Motivos para ir ahora: Las playas del Adriático en Italia y Croacia se han transformado mayoritariamente en complejos hoteleros hipermodernos y llenos de turistas. En cambio, las playas de Albania, salpicadas de ruinas de anfiteatros grecorromanos e iglesias ortodoxas colmadas de imágenes, son de los pocos lugares europeos en los que todavía es posible estirarse junto al mar, incluso durante la temporada alta. Al sur de Vlorë, el centro costero del país, los pueblos étnicamente griegos como Dhërmi, Vuno y Himarë, llenos de terrazas, pescadores de calamar y callecitas peatonales angostas, están plagados de B&B familiares, accesibles por tan solo $25 la noche. Los viajeros de fuera de los Balcanes son poco frecuentes, pero siempre bienvenidos. No se sorprenda si los dueños del B&B lo llevan en un tour en moto por la costa o si lo retan a una competición de beber rakia, un licor similar al brandy.

    No se puede perder: El desarrollo relativamente nulo de Albania ha sido una bendición para los sitios que son Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, entre ellos, el enorme complejo arqueológico de Butrint, uno de los más extensos y mejor conservados de las ciudades grecorromanas de Europa. Ubicada a solo 20 minutos de autobús desde la ciudad costera de Saranda, cerca del límite entre Grecia y Albania, Butrint es como Éfeso en Indiana Jones: casi desierta, con una colección de anfiteatros y columnatas, baptisterios de los antiguos cristianos, basílicas bizantinas y mosaicos romanos. A mitad de camino entre Saranda y Butrint, no se pierda el restaurant de playa tipo choza de Albiori en el pueblo Ksamil, en donde una familia emplata un balde de langostinos con ajo: la parada perfecta para un almuerzo espectacular.

    Consejo práctico: A pesar de contar con un sistema de autobús aparentemente amplio, casi nada funciona a horario en Albania, aún cuando diga lo contrario. Tome los horarios impresos por las principales compañías de autobuses y abrace la cultura anarquista y sudorosa del furgón o el minibús compartido, especialmente al sur de Vlorë. Estas furgonetas blancas, que viajan con poca regularidad a lo largo de una ruta fija, recogiendo y dejando pasajeros a voluntad en todo el trayecto, pueden no pasar a horario, pero casi siempre lo dejan cerca de donde usted quiere ir. Mientras tanto, siéntese en uno de los populares cafés de la estación a disfrutar de un café albanés asombrosamente fuerte (no lo llame “turco” a menos que esté preparado para intenso debate) y aprenda a interpretar el encogimiento de hombros de resignación: “tarde o temprano llegaré”.

    Cabo Fatucama, Timor Oriental
    Fotografía de Design Pics Inc, Alamy Stock Photo

    TIMOR ORIENTAL

    El contexto: Durante la mayor parte de los últimos siglos, Timor Oriental, también conocido como Timor-Leste, de un millón de habitantes, una franja étnicamente distinta de la isla Timor, otra parte del archipiélago de Indonesia, fue una colonia portuguesa. En los años 70, Timor buscó independizarse de Portugal, pero en 1975 pasó a formar parte de Indonesia.

    En 1999 los habitantes de Timor Oriental votaron su independencia a través de un referéndum, pero la última década y media ha estado caracterizada por una guerra civil sangrienta y por ser un país bajo la administración de las Naciones Unidas. Sin embargo, a partir de 2012, las tropas de las Naciones Unidas finalmente se retiraron del país, y quedó constituida la República Democrática de Timor Oriental (nombre oficial del país), con estabilidad y abrazando una floreciente identidad como un destino inesperado para el turismo aventura en el Sudeste Asiático.

    Motivos para ir ahora: Debido a la actual estabilidad en el país, Timor Oriental atrae cada vez más a viajeros intrépidos, atraídos por su belleza natural: en especial por sus más de 160 kilómetros de redes de arrecifes de coral, que se encuentran junto a sus extensas costas vírgenes: es toda una rareza en una parte del mundo donde la construcción frenética amenaza a la mayor parte de la vida coralina. Es uno de los mejores lugares del mundo para practicar buceo y snorkeling, ya que es una de las áreas con mayor diversidad marina de peces y arrecifes en todo el planeta, y también se pueden contratar excursiones terrestres y en barco desde Dili y Tutuala por apenas $45 por día.

    No se pierda: Visite Timor a principios de primavera cuando tiene lugar la bulliciosa y multitudinaria temporada de Carnaval. El Carnaval es una incorporación bastante reciente al calendario cultural de Timor (las festividades se organizaron en 2010 por el incipiente Ministerio de Turismo del país), y es sin duda una oportunidad única para vivir en un solo lugar la diversidad musical y en la danza que tiene el país, sin mencionar la variedad vertiginosa de los superiores trajes típicos ofrecidos. La ciudad entera de Dili se paraliza durante la época de Carnaval, que tiene lugar en los meses de febrero o marzo; la música y el baile dura hasta el amanecer.

    Consejo Práctico: Si bien Timor Oriental es actualmente relativamente estable, aún sigue siendo uno de los países más pobres del mundo y no está ajeno a los delitos menores. El turismo es aún relativamente raro en este lugar, y los turistas extranjeros no pasan desapercibos. Evite exponerse lo más posible: evite tener a la vista cámaras costosas, iPhones u otros elementos de valor (tampoco deje pertenencias en un auto cerrado). Las mujeres particularmente deben tener mayor cuidado después que oscurece o si viajan solas.

    Distrito de Abanotubani en la antigua ciudad de Tiflis.
    Fotografía de Mikhail Japaridze, TASS via Getty Images

    GEORGIA

    El Contexto: Revolución, caos, revolución, guerra, conmociones. Desde el derrumbe de la Unión Soviética, no todos los años han sido buenos para Georgia, este país templado, de la región caucásica y salipicado de viñedos que alguna vez hizo las veces de destino artístico de Grand Tour para la élite literaria de Rusia. Tras la breve y devastadora guerra de 2008 con Rusia, las oleadas de inversión extranjera, sólo ligeramente obstaculizadas por la elección de 2012 de un gobierno nacionalista que se inclinaba por la derecha, han transformado a Georgia en un modelo de desarrollo frenético.

    Sus montañas, que alguna vez estuvieron pobladas de bandidos, ahora están inundadas de nuevas pistas de esquí (y chalés de estilo suizo); las fachadas de estilo Art Nouveau desmoronadas del puerto Batumi en el mar Negro han sido meticulosamente, y a veces un poco estridentemente, restauradas. Y con su arte activista floreciente (y la vida nocturna), Tiflis, la capital, se ha convertido en una de las capitales culturales más innovadoras de Europa del este.

    Motivos para ir ahora: Los caminos sinuosos de tierra y los palacios colapsados del Tiflis de principios del siglo XXI podrían haber dado paso a una ciudad mucho más cosmopolita y refinada, pero el espíritu anárquico y bohemio de Tbilisi todavía impregna sus distritos históricos, donde existían arañas del siglo XIX ahora cuelgan pinturas realizadas con los dedos en bares de estilo clandestino como el Café Linville. Sin embargo, las construcciones que se asoman de complejos turísticos estéticamente discordantes, y en expansión, incluyendo el complejo Panorama, un proyecto de mascotas del multimillonario ex primer ministro Bidzina Ivanishvili, van contra el encanto del casco antiguo de Tbilisi, tarde o temprano llegará.

    No se puede perder: A dos horas en auto desde Tbilisi, las montañas dan paso a los viñedos en la región del vino de Georgia, Kakheti. Hoteles boutique, como el funky Chateau Mere (¿en dónde más se pueden encontrar roperos del siglo XIX, una piscina, una réplica del Coliseo en el jardín, y fotos de las estrellas de Fellini en las paredes del restaurante?) son el punto panorámico perfecto para comenzar la caminata por los monasterios medievales de la colina o para beber vinos georgianos artesanales por tan solo $2 dólares la botella.

    Consejo práctico: Beber en Georgia puede ser una propuesta riesgosa, en particular para los hombres, que pueden desconcertar o incluso ofender a los anfitriones bien intencionados si rechazan cada bebida ofrecida. La cultura de la hospitalidad aquí puede rozar lo agresivo (piense en extraños llevándolo a la fuerza a una mesa de restaurante e insistiendo para que tome 10 o más copas de aguardiente), así que prepárese para ponerse firme y correr el riesgo de desaprobación si su intención es volver a su hotel sin tropiezos. Beber y conducir es también muy común aquí, evite conducir por la noche, especialmente después de que las supra (fiestas) hayan terminado, o aceptar si ofrecen llevarlo.

    La costa mediterránea en Monastir, Túnez
    Fotografía de Andrey Kekyalyaynen, Alamy Stock Photo

    TÚNEZ

    El contexto: En los comienzos de la Primavera Árabe, Túnez, con el derrocamiento del presidente Zine el Abidine Ben Ali de enero de 2011 que desató una ola de levantamientos en todo el norte de África, no ha tenido la transición más fácil. Aunque en comparación con otros países de la región (Egipto, Libia y Siria, por ejemplo) Túnez ha tenido un camino menos caótico hacia la democracia (su primer presidente electo democráticamente desde el levantamiento, el secularista Beji Caid Essebsi, sigue en el poder), un número de ataques terroristas de pequeña escala, incluido el asesinato de 38 personas en un balneario de Sousse en junio de 2015, ha amenazado la estabilidad del país.

    Sin embargo, los ataques a gran escala del año pasado, incluso en París y Bruselas, sirven como un poderoso recordatorio de que la tragedia puede ocurrir en cualquier lugar. Viajar a Túnez sigue siendo en gran medida seguro, particularmente para los viajeros independientes que buscan explorar el país en lejos de las áreas más visitadas y de los resorts congestionados.

    Motivos para ir ahora: Con sus ciudades imperiales en ruinas (la vasta extensión de Cartago, el antiguo gran rival de Roma en el norte de África, se encuentra a una corta distancia de la capital del país, Túnez) y lugares de peregrinación islámica como Kairuán (capital del aprendizaje islámico Suní durante el siglo VII, bajo el califato Olmeya), Túnez es la capital cultural e histórica que permanece sin descubrir en el norte de África. Su combinación de lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y ciudades resort frente al mar como las amuralladas Sfax y Hammamet hacen de este un destino con el equilibrio ideal para el viajero más intrépido. Y aunque los recuerdos del ataque de Sousse, antigua capital de playa de Túnez, permanecen en las mentes de algunos viajeros, la industria turística del país está luchando para mitigar estas preocupaciones, aumentando las patrullas de seguridad en las playas y en los hoteles más grandes.

    No se puede perder: Si lo que busca es evitar la congestión y el estrés de la península, la isla mediterránea de Yerba, a la que se puede llegar en avión y en una combinación de autobús nocturno y ferri desde Túnez, ofrece la cultura tunecina con un estilo distintivo de la isla. Con sus casas encaladas y sus reservas naturales pobladas de flamencos, Djerba se inclina por los más jóvenes y bohemios. Visite “Djerbahood”, una serie de instalaciones de arte callejero en la deslucida ciudad de Hara Sghira Erriadh, para ver cómo los jóvenes tunecinos e artistas internacionales invitados han transformado una ciudad tunecina en un laberinto de arte viviente.

    Consejo práctico: Los ataques a Túnez del 2015 y su cercanía con Libia hacen que viajar al país siga siendo intimidante para algunos viajeros. Si bien es imposible garantizar la seguridad en cualquier parte del mundo, evitar sitios muy visitados como el Museo del Bardo, un lugar que sufrió una situación de rehenes en 2015, en horas pico, y buscar opciones de alojamiento más pequeñas, que sean operadas por familias como el complejo de la Cabaña Diar Abou Habibi cerca de la ciudad oasis de Tozeur en lugar de complejos turísticos de gran escala generalmente frecuentados por extranjeros, puede disminuir sus posibilidades de ser visto como un objetivo potencial.

    Artículo publicado el 9 de junio de 2016.

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