
Berik Syzdykov, de 38 años, sentado en la mesa de la cocina en el piso que comparte con su madre en Semey, Kazajistán. Berik nació con defectos congénitos después de que su madre embarazada quedara expuesta a la radiación de los ensayos nucleares llevados a cabo por la Unión Soviética en el Centro de Ensayos de Semipalatinks en Kazajistán. Es ciego y se ha sometido a varias operaciones para reducir la hinchazón de su cara.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreLos soldados caminan por una carretera azotada por el viento en el límite de Semey.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreInterior de un antiguo edificio de la KGB en Kurchátov, Kazajistán.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreAlijan Imanbaev en su casa en Semey, Kazajistán. Alijan padece epilepsia y dificultades de aprendizaje.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreAyman Norgazinova, una técnico de laboratorio de 49 años, inspecciona una rata usada para investigación en la Universidad Médica Estatal de Semey, en Kazajistán Oriental. La plantilla investiga los efectos de la radiación sobre los órganos de las ratas. Los animales se expusieron a la radiación por las pequeñas partículas de manganeso que respiraron para simular el polvo radiactivo.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreUna familia camina entre bloques de apartamentos abandonados en la localidad de Kurchátov, Kazajistán. La población de la ciudad es la mitad de la que era al final de los ensayos nucleares.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreLas fotografías de archivo de nubes atómicas están expuestas en una pared del Museo del Centro de Ensayos de Semipalatinsk en Kurchátov, Kazajistán.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreZulfiya Tunkushgojine, de 35 años, en su casa, que comparte con su madre y hermanos en la aldea de Shakaman, en Kazajistán Oriental. Zulfiya nació con parálisis cerebral, algo que, según los médicos, se debe a los ensayos nucleares llevados a cabo en Semipalatinsk. Su madre vivió en Saryzal, cerca de los ensayos nucleares, hasta 1962.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreKazbek Kasimov, de 60 años, pastorea ovejas y cabras en Semipalatinks, al sur de Kurchátov, en Kazajistán. La zona se usó para 456 ensayos nucleares entre 1949 y 1989, y algunas áreas todavía están muy contaminadas con radiación.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreLa enfermera Marjan Kasenova juega con Kanat Rahimov, de 15 años, en un ala del Centro Infantil de Servicios Sociales Especiales de Ayagoz, en Kazajistán Oriental. Kanat nació con parálisis cerebral.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreCelebración de una misa en la catedral de Voskresenskij en Semey.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreUn estante para sostener contenedores de uranio en el banco de uranio poco enriquecido que se está construyendo en la planta metalúrgica de Ulba, en Ust’-Kamenogorsk, en Kazajistán Oriental. El banco, controlado por el Organismo Internacional de Energía Atómica, contendrá una reserva de uranio poco enriquecido para plantas nucleares, diseñada para reducir la necesidad de los países de enriquecer por sí mismos el combustible y reducir los riesgos de proliferación nuclear.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreUna mujer camina entre unos bloques residenciales de la época soviética en Semey.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreBalkiya Usabayeva, de 64 años, recibe tratamiento mediante un gotero en el Instituto de Radiación y Ecología en Semey, Kazajistán. Balkiya ha sufrido de dolencias cardíacas y tensión alta durante más de 10 años, y siempre ha vivido en Semey. Los médicos dicen que, aunque no estuvo expuesta directamente a los ensayos de Semipalatinsk, recibió una dosis crónica de radiación por vivir en Semey durante ese periodo.
Fotografía de Phil Hatcher-MoorePreparan a una paciente para un tratamiento con rayos gamma para el cáncer de piel en el Centro de Oncología de Semey, en Kazajistán Oriental.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreLos pasajeros se preparan para subir al tren en Semey.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreUn miembro del personal del gobierno municipal en Kurchatov muestra un vídeo sobre los ensayos nucleares realizados en la localidad durante la Guerra Fría.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreKairat Yesimhanov, de 35 años, en su casa en Sulbinsk, en Kazajistán Oriental. Kairat y su hermana pequeña, Aygul, sufren parálisis cerebral.
Fotografía de Phil Hatcher-MooreAnochece en Saryzhal, una aldea en el límite del Centro de Ensayos de Semipalatinsk. Durante la Guerra Fría, los científicos acudían a la aldea para medir los niveles de radiación. Los residentes recuerdan ver cómo muchos animales perdían el pelo tras los ensayos.
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