El volcán más activo de Europa se desliza hacia el mar

Las primeras mediciones submarinas del movimiento del monte Etna indican que la gravedad está alborotando a la montaña de fuego.

Por Robin George Andrews
Publicado 12 oct 2018, 17:10 GMT-3
Explosiones de lava del monte Etna en Sicilia durante una impresionante erupción en 2013.
Explosiones de lava del monte Etna en Sicilia durante una impresionante erupción en 2013.
Fotografía de AM Design, Alamy Live News

Ubicado en el borde noreste de Sicilia, Italia, el monte Etna es un volcán hiperactivo capaz de producir un raudal de lava incandescente y un show de pirotecnia con explosión de luces. El monte se encuentra en constante movimiento hacia el mar Jónico, y un estudio reciente aporta nuevas pruebas para explicar este fenómeno.

Se sabe que el denominado “Techo del Mediterráneo” ha estado moviéndose desde hace tiempo. Si bien no se desplaza rápido -en promedio, se mueve a un ritmo varias veces más lento que el índice de crecimiento de las uñas-, los geólogos han estado buscando la causa exacta del desplazamiento del volcán, ya que podría ocurrir que la montaña de fuego sufriera un derrumbe catastrófico.

En las laderas del Etna, viven aproximadamente un millón de personas, y otros millones habitan las costas del mar Jónico. Si parte del volcán próximo a la costa se volviera inestable y cayera al agua, podría originar megatsunamis capaces de destruir las orillas del Mediterráneo Oriental.

"Un derrumbe total sería una tragedia para una área vasta y densamente poblada", comenta Boris Behncke, vulcanólogo del Observatorio de Etna en el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología de Italia, quien no ha intervenido en este reciente trabajo. 

La ladera resbaladiza del Etna

Para llevar a cabo el estudio, publicado en Science Advances, un equipo liderado por Morelia Urlaub en el Centro de Helmholtz para la Investigación Oceánica, Kiel, Alemania, colocó varios transpondedores submarinos en torno al flanco sureste del Etna –presuntamente, la parte más movediza de la montaña.

Los sensores de presión de los transpondedores registraron hasta el más mínimo movimiento del flanco sumergido. Los dispositivos también registraron las posiciones en relación con otras, lo que permitió que el equipo pudiera detectar el movimiento del flanco comparándolo con las partes más estables del terreno.

Según el equipo, los resultados indican que la gravedad es el principal causante del movimiento de este flanco. El ascenso de magma dentro del volcán también es importante, pero el equipo cree que tiene un efecto general menor sobre el costado del Etna junto al mar.

Los nuevos resultados "nos llevan por primera vez al emocionante mundo del monitoreo submarino del Etna", comenta John Murray, vulcanólogo de la Open University del Reino Unido, que no ha participado en esta investigación. Murray dirigió un estudio anterior, que también se centró en el desplazamiento del Etna, y explica que los nuevos datos coinciden con las observaciones de su equipo al afirmar que "las fuerzas magmáticas son menos importantes que la expansión gravitacional en el exterior del Etna".

Hasta hace poco, muchos expertos pensaban que las inyecciones de magma en el interior de la montaña de fuego eran las principales responsables del desplazamiento de este volcán. De hecho, durante algunas erupciones del Etna, los dispositivos de monitoreo registraron unos metros de movimiento. Suena coherente: el magma que sube puede hinchar partes de la montaña, añadir más peso en determinadas zonas, y así, provocar el debilitamiento de la estructura.

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    Pero el flanco suroriental del Etna tiende a moverse de manera intermitente, y ese movimiento no se atribuye completamente a la agitación de magma en el interior.

    Entre abril de 2016 y julio de 2007 se ha realizado un riguroso monitoreo del volcán, y a mediados de mayo de 2017 se detectó el mayor movimiento: aproximadamente 4 centímetros de uno de los flancos se hundieron en el mar. Esta actividad coincidió con el movimiento de una falla local a lo largo de ocho días.

    El equipo afirma que el magma que sube, claramente, interviene en el proceso, pues otras aceleraciones en el terreno coinciden con inequívocas incorporaciones de material fundido. Pero el hecho de que dichas deformaciones también existan lejos de la cumbre dominada por magma sugiere que la gravedad es la estrella del espectáculo, una idea compartida por otros grupos de investigación.

    En abril, el equipo de Murray realizó un informe sobre su trabajo, para el cual había instalado cientos de kits de GPS en el terreno para evaluar el movimiento del Etna. Los datos indicaron que, entre 2001 y 2012, el Etna se movió hacia el mar Jónico en dirección sureste a una velocidad de 0,6 pulgadas (cerca de 14 milímetros) por año. Estos investigadores también sospechan que la gravedad es la fuerza que actúa sobre el Etna y lo desplaza.

    La gravedad te derribará

    El estudio de abril indicó que el volcán entero se movía; el estudio reciente solo se concentró en el flanco sureste. De cualquier modo, si consideramos los dos estudios sobre el movimiento del Etna, "parece que hay consenso en que el mecanismo dominante es el deslizamiento gravitacional", afirma Urlaub.

    Las interpretaciones del nuevo estudio son bastante razonables, explica Behncke, aunque según cree, la situación es compleja, y es probable que los efectos de las tensiones gravitacionales y los movimientos magmáticos varíen con el tiempo. Ambos factores están conectados: los movimientos del flanco producidos por efectos gravitacionales abren paso a las incorporaciones magmáticas.

    "Es muy difícil hacer afirmaciones definitivas, a menos que los métodos utilizados por los autores se apliquen durante un período mucho más largo, y abarquen una área más amplia", afirma.

    También hay que investigar si el movimiento del flanco sureste podría ocasionar un derrumbe catastrófico. Los datos de Urlaub indican que es posible, aunque señala que aún no existe suficiente información para afirmarlo con certeza. Los geólogos necesitan los datos de monitoreo de décadas para poder diferenciar entre un deslizamiento normal y uno rápido.

    Actualmente no hay señales de un inminente derrumbamiento en las laderas del Etna, pero la falta de datos sobre cualquier incidente similar significa que no hay manera de saber cuándo podría ocurrir un derrumbamiento total del flanco. No es de extrañar, entonces, que el Etna sea uno de los volcanes más vigilados de la tierra.

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