La llamativa forma de protesta que desató los comienzos del activismo LGBTQ+ en Estados Unidos

Conocidas como "zaps" o "zapping", estas acciones estaban diseñadas para alterar el status quo y lograr apoyo sobre los derechos de la comunidad homosexual. Estas tácticas teatrales incluyeron desde disfraces de pato hasta lanzamiento de pasteles.

Por Erin Blakemore
Publicado 11 jun 2021, 12:36 GMT-3, Actualizado 11 jun 2021, 14:05 GMT-3

La cantante y activista en contra de la comunidad gay Anita Bryant se cubre la cara luego de que le hayan lanzado un pastel durante una conferencia de prensa en Des Moines, Iowa, en octubre de 1977. Los activistas buscaron avergonzar a Bryant por liderar una campaña contra sus derechos. Este hecho se convertiría luego en uno de los más infames "zaps".

Fotografía de Fotografía via Bettmann / Getty Images

Charles Silverstein era estudiante de psicología cuando asistió a un taller en una convención de terapia conductual en octubre de 1972. El tema era terapia de aversión, una forma de terapia de conversión pseudocientífica en la que se exponía a los hombres gais a choques eléctricos y otros estímulos para "curar" su atracción sexual hacia otros hombres.

Pero Silverstein no estaba allí para aprender. Estaba allí para detener el taller. Cuando el principal psicólogo subió al estrado, Silverstein se apresuró hacia el frente de la sala y se presentó como activista gay.

"Vamos a interrumpir tu presentación", le dijo al orador. "Te damos 10 minutos para hablar y luego nos hacemos cargo nosotros". Cumplió su promesa y provocó un caos en la sala a medida que los furiosos protestantes y participantes comenzaron a debatir la cuestión.

El orador había sido "zapped". Inicialmente liderado por activistas de la liberación gay a principios de la década de 1970, el zapping combinaba las protestas con representaciones artísticas.

La táctica era engañosamente simple. Involucraba una acción repentina, ruidosa y breve. Si interrumpía un negocio o un evento, mejor. Diseñadas para incitar la cobertura de los medios y alterar el status quo, las zaps eran teatrales, escandalosas e imposibles de ignorar. Organizados con poca anticipación, los zaps eran una forma de enfrentar la discriminación directamente y recordarle al público la existencia del movimiento LGBTQ+ y la posibilidad de estar orgulloso de una identidad marginalizada.

El caso de Silverstein fue efectivo; un participante lo invitó luego a dar una presentación para psicólogos influyentes. El activismo de Silverstein ayudó a impulsar la futura remoción de la homosexualidad como un trastorno médico.

“En esa época, luchábamos por nuestras vidas”, señala Silverstein y recuerda el zap en una entrevista oral sobre historia en Rutgers University. Aunque el auge del zapping fue breve, ayudó a impulsar una creciente ola de apoyo por la igualdad LGBTQ+. Los activistas le daban crédito con un ascenso en sus jerarquías.

El "zapping" dejó su huella

Durante gran parte de su historia, la discriminación y las leyes antigais eran comunes en Estados Unidos. La homosexualidad estaba clasificada como un trastorno mental y, antes de 1961, todos los estados penalizaban la sodomía. Las leyes se utilizaban para justificar rastrear los bares y parques públicos que se suponían tenían gais, y las personas LGBTQ+ corrían el riesgo de ser humilladas públicamente, perder sus trabajos o hasta ser procesadas penalmente por su homosexualidad.

Algunos grupos de gais y lesbianas que surgieron durante las décadas de 1950 y 1960 protestaron públicamente contra la discriminación a los grupos LGBTQ+. Pero aunque hubo algunos disturbios y confrontaciones durante el periodo, las protestas eran, en general, demostraciones educadas como el “Annual Reminder" (Recordatorio anual), un evento que se realizaba todos los años y en el que los protestantes en trajes se manifestaban tranquilamente en el monumento Independence Hall (Hall de la Independencia) en Filadelfia con el fin de mostrar a los hombres gais como miembros ordenados y económicamente activos de una sociedad.

Luego llegaron los disturbios de Stonewall el 28 de junio de 1969. La revuelta, que se desató luego de que un policía allanara un bar gay en la Ciudad de Nueva York, desató la furia de la comunidad LGBTQ+. Sus frustraciones sobre las detenciones policíacas y el estigma social desencadenaron el movimiento de liberación gay. Los grupos se unieron en todo el país y, uno de ellos, la Gay Activists Alliance, GAA (Alianza de Activistas gais), protestó de una manera simple, pero extremadamente visible: zapping

Un mes después de los disturbios de Stonewall, el activista Marty Robinson le habló a una multitud de, aproximadamente, 200 personas en la primera manifestación masiva por los derechos gais en la Ciudad de Nueva York el 27 de julio de 1969. Apodado "Sr. Zap", Robinson también lideró los primeros zaps del movimiento.

Fotografía de Fred W. McDarrah, Getty Images

Los primeros zaps de la organización, atribuidos al miembro de la GAA (Gay Activists Alliance, Alianza de Activistas Gay) Marty Robinson, que fue conocido luego como "Sr. Zap", estaban dirigidos al alcalde de ese entonces de la Ciudad de Nueva York, John Lindsay. Frustrados porque el alcalde se había negado a reunirse con ellos y había evitado comentar sobre la liberación gay, el grupo decidió tomar medidas. Interrumpió sin descanso sus discursos, desde la noche inaugural del Metropolitan Opera hasta intervenir un programa de televisión, entrevistas en vivo y llenaba los lugares donde él aparecía con panfletos.

“Decidimos que cada vez que apareciera en público o cada vez que pudiéramos llegar a él, le haríamos la vida tan personalmente desagradable como pudiéramos y le recordaríamos el por qué”, rememoró el miembro de GAA Arthur Evans en 2004. Finalmente, Lindsay los recibió, pero los zaps continuaron hasta que anunció que apoyaba un proyecto de ley que prohibía la discriminación contra las personas LGBTQ+ en Nueva York en 1971.

Para ese entonces, los activistas se habían dado cuenta de lo poderosos que podían ser sus zaps. Por ejemplo, en 1971, la GAA y las Daughters of Bilitis (Hijas de Bilitis), un grupo de lesbianas, apuntó contra Fidelifacts, una empresa con sede en Nueva York que realizaba verificaciones de antecedentes, y fue acusada de investigar y apuntar contra los empleados LGBTQ+.

El presidente de la empresa había declarado que su regla general para identificar gays era que "si parecía pato, caminaba como pato, se relacionaba solo con patos y graznaba como pato, probablemente era un pato". Una vez, los activistas se vistieron completamente de patos, marcharon frente al edificio con patos de hule a los que hacían chirriar y entregaron folletos. Otros no dejaron de llamar a las líneas telefónicas de la empresa durante un día entero y reclamaron: "¡Cesen con sus servicios ofensivos ya!".

Un legado electrizante

Aunque los medios solían catalogar a las protestas como tontas, alcanzaron su objetivo y la causa tuvo la atención que necesitaba. Los zaps más efectivos involucraban avergonzar a figuras públicas por injusticias específicas.

Uno de los más memorables se llevó a cabo durante una transmisión de CBS Evening News en diciembre de 1973. Frente a una audiencia en vivo de 60 millones de televidentes, Mark Allan Segal, miembro de un pequeño grupo denominado Gay Raiders (Invasores gais) y reconocido participante de zaps, se puso frente a cámara y levantó una pancarta que decía: "Los gais protestan contra el prejuicio de la CBS". Estaba protestando contra la representación que la principal cadena hacía de las personas LGBTQ+ y la forma en que su cobertura ignoraba cosas como los desfiles del orgullo gay y la legislación igualitaria.

Funcionó: la cadena no solo comenzó a cubrir cuestiones LGBTQ+, sino que también Cronkite se hizo amigo de Segal y comenzó a informar sobre las luchas y los éxitos del movimiento.

Otro reconocido zap se llevó a cabo en 1977, cuando el activista Tom Higgings le lanzó a la cantante y activista en contra de los gais Anita Bryant un pastel de fresas en la cara durante una conferencia de prensa en Des Moines, Iowa. Bryant respondió arrodillándose para rezar y pidiéndole a Dios que ayudara a Higgings con su “desviación”; Higgins, satisfecho con su accionar, le dijo a un corresponsal de Gay Community News (Noticias de la Comunidad Gay) que: “No hay nada más humillante que te arrojen un pastel en la cara".

Estos primeros protestantes por la liberación gay no solo querían llegar a sus opresores directos. Los zaps tenían en mente a otra audiencia también: las personas LGBTQ+ que todavía no se habían unido a la causa. El politólogo Matthew D. Hindman observa que, entre 1969 y 1973, los grupos como la GAA inspiraron la formación de casi 800 grupos de gais y lesbianas; para finales de la década de 1970, eran más de 2.000.

No obstante, para ese entonces, los zaps habían prácticamente desaparecido porque los líderes del movimiento que se enfrentaban a la crítica pública y a las luchas internas por las tácticas de LGBTQ+ militantes, comenzaron a luchar por los derechos LGBTQ a escala nacional a través de las organizaciones como National Gay Task Force (Grupo de trabajo nacional gay), que hoy tiene el nombre de National LGBTQ Task Force (Grupo de trabajo nacional LGBTQ+).

Sin embargo, su legado perduró y la táctica revivió a finales de la década de 1980, cuando los participantes en la AIDS Coalition to Unleash Power, ACT UP (Coalición SIDA para desatar el poder) comenzaron una serie de demostraciones potencialmente perturbadoras que recurrieron a las tácticas zap. Las sentadas, las protestas en las que las personas se acostaban como si estuvieran muertas, y una protesta estridente en la que más de 4.500 personas interrumpieron una misa católica en St. Patrick’s Cathedral (Catedral de San Patricio) se asemejaban a los zaps que los habían precedido. 

El tiempo y la epidemia de VIH/SIDA devastó las jerarquías del movimiento de liberación gay. Hoy en día, el orgullo LGBTQ+ se ha vuelto corriente dominante y la homosexualidad ha sido despenalizada en Estados Unidos. Pero todavía hay batallas que pelear y el activismo LGBTQ persiste con un arsenal más amplio de técnicas de protesta, entre ellas campañas en redes sociales. Estos logros pueden atribuírseles, en parte, a las rudimentarias técnicas de aquellos primeros activistas.

"Es impertinente, arrogante, decidido, obstinado, ¡lo lograremos!". Robinson le dijo al autor Kay Tobin en 1972 que "Nada sucede hasta que haces que suceda".

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