¿Quién descubrió la Antártida?

En 1820, dos expediciones rivales partieron en búsqueda del continente, pero solo una llegó primero.

Por Erin Blakemore
Publicado 30 jun 2020, 16:17 GMT-3
Un miembro de la expedición Terra Nova de Robert Falcon Scott al Polo Sur sobre un ...

Un miembro de la expedición Terra Nova de Robert Falcon Scott al Polo Sur sobre un iceberg desgastado por el agua cerca del monte Erebus, en la Antártida. Tras el descubrimiento del continente en 1820, los exploradores tardaron casi 100 años en llegar al polo.

Fotografía de Herbert G. Ponting, Nat Geo Image Collection

El continente helado sigue siendo motivo de gran exploración científica y un destino de aventura y peligro. ¿Pero quién descubrió la Antártida realmente? Eso depende de cómo definamos “descubrir”. El primer avistamiento decisivo podría atribuirse a una expedición rusa que tuvo lugar el 27 de enero de 1820, o a una expedición británica llevada a cabo tres días después.

El capitán James Cook, un explorador de la Royal Navy (Marina Real británica), dedicó tres años a la búsqueda del continente antártico, pero nunca logró el objetivo. En un momento, estuvo a solo 130 km de la costa.
Fotografía de De Agostini, Getty

A principios del siglo XIX, el objetivo de los exploradores había sido el enorme continente meridional que denominaron Terra Australis Incognita (“tierra desconocida del sur”). Se pensaba que esta enorme superficie de tierra "compensaría" la tierra en el hemisferio norte. Pero los primeros intentos fueron un fracaso. En un segundo viaje, el capitán James Cook realizó una expedición en búsqueda del continente desde el año 1772 a 1775. Cook y sus hombres llegaron hasta el Círculo Antártico, pero, al no encontrar el continente, el explorador finalmente canceló la misión.

Sin embargo, Cook estaba convencido de que había más por descubrir. "Estoy seguro de que hay más tierra cerca del Polo, y de allí proviene la mayor parte del hielo que se extiende sobre este vasto océano austral", escribió cuando finalizó la expedición, pero "es muy grande el riesgo que uno corre al explorar la costa de estos mares desconocidos y helados, y me atrevo a decir que ningún hombre llegará más lejos que yo, y que nunca nadie descubrirá las tierras que puedan estar al sur". Resultó que, en un momento dado de su viaje, Cook había estado a solo 130 km de la costa del continente. 

Los viajes de Cook estimularon a otros exploradores, pero ninguno tuvo éxito y se llegó a la conclusión de que era imposible encontrar la "tierra desconocida del sur". Más tarde, se reanudó la búsqueda como consecuencia de rivalidades internacionales y los beneficios potenciales de las pieles de foca cazadas en aguas heladas. La competencia global por el territorio y el dominio económico llevó hacia la Antártida a exploradores de Rusia, Inglaterra y los Estados Unidos.

En 1819, Rusia le encomendó a Fabian von Bellingshausen un viaje que superara el de Cook. El 27 de enero de 1820, este divisó el hielo sólido que probablemente fuera la plataforma de hielo fijada a la tierra antártica que ahora conocemos como Tierra de la Reina Maud. Pero Von Bellingshausen no estaba solo: tres días después, el capitán de la Marina británica Edward Bransfield avistó la punta de la península Antártica.

El historiador David Day escribe que, aunque von Bellingshausen fue técnicamente el primero que vio el continente desconocido, su logro quedó ocultó durante décadas debido a un error en la traducción de su diario que hizo que los historiadores supusieran que no había visto tierra. Los estadounidenses no se quedaron muy atrás: John Davis, cazador de focas y explorador, fue la primera persona que puso pie sobre la tierra antártica en 1821.

El desafío de llegar a la Antártida desencadenó la competencia por alcanzar el Polo Sur. El primero en llegar fue el explorador noruego Roald Amundsen el 14 de diciembre de 1911. Un mes más tarde, llegó Robert Falcon Scott, quien regresó con un saldo espantoso; todos los miembros del equipo de Scott fallecieron, y al día de hoy, la expedición se sigue considerando un fracaso. Así y todo, el historiador Edward J. Larson comenta que, cuando Amundsen habló con la Royal Geographic Society en una ceremonia en honor a su logro, los asistentes no lo aclamaron a él sino a sus perros. Está claro que la Antártida es un territorio gélido, pero ha encendido la pasión tanto de los exploradores como de sus partidarios.

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