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Página del fotógrafo
Tamara Merino
Vista aérea de una montaña de ropa usada en el desierto, última morada de los últimos modelos de moda rápida y barata. Gran parte de la ropa de este montón está hecha de materiales sintéticos que no se biodegradan.
Génesis, de 27 años, sin hogar, hurga entre montones de ropa, mantas y otros artículos que pueda usar o vender. Los mejores hallazgos son de marcas conocidas y con las etiquetas puestas.
A Manuela Medina, de 70 años, se le atribuye el inicio del comercio de ropa usada en Alto Hospicio, una ciudad de 130 000 habitantes, hace casi dos décadas, tras comprar un fardo de ropa usada. Hoy vive en una casa de madera y cajas cerca de la creciente acumulación de ropa tirada.
Los restos de unos pantalones quemados en uno de los incendios se han esparcido por el suelo del desierto.
Como si los montones de ropa que se acumulan no fueran suficientemente malos, de vez en cuando se los prende fuego lo que da lugar a nubes negras de humo tóxico.
Dos niños examinan una falda de volados a la venta en La Quebradilla. Es uno de los mercados al aire libre más grandes de Chile y mantiene un intenso comercio de ropa usada a lo largo de una franja de 800 metros con más de 7000 puestos.
Vista aérea de unos barcos pesqueros fondeados cerca del puerto libre de Iquique, en la costa norte de Chile. El puerto, establecido en 1975 para impulsar la economía local, es hoy en día uno de los mayores puertos libres de Sudamérica.
Manuela Medina, de 70 años, y su hijo Alexis Carreo, de 49, buscan entre una montaña de ropa usada en el desierto de Atacama artículos para su negocio de ropa.
Juan Rosales Mora, de 72 años, es el encargado de recoger la mezcla de ropa reciclada que ha sido triturada por máquinas industriales en la fábrica Ecocitex de Santiago de Chile. Esta mezcla, llamada vellón textil, se convierte luego en hilo de colores específicos, sin utilizar agua ni tintes.
Transito Chicahual Pichihuinca (74) organiza el hilo después de convertirlo en una tela similar al algodón de azúcar y cortarlo en tiras, creando la primera versión débil del hilo. Luego, las tiras se procesan a través de otra máquina que las convierte en hilo fuerte y acabado.