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Página del fotógrafo
Martin Oeggerli
Una imagen de un microscopio electrónico de barrido de Escherichia coli, las varillas amarillas agrupadas sobre un sustrato púrpura.
En la edición de enero de 2020, National Geographic exploró los billones de microbios que viven en nuestro cuerpo. Esta imagen de increíble textura muestra una colonia microbiana en los labios de una mujer. Las personas que se besan de forma frecuente, tendrían comunidades de bacterias similares en sus microbiomas orales.
Lavanda (Lavandula spp.): Los globos (en amarillo), repartidos por los pelos espinosos de las hojas de lavanda, albergan compuestos que generan el aroma y el sabor que aporta la lavanda a comidas y bebidas. Como ocurre con el romero, los pelos de la lavanda protegen las hojas del brillo del sol y ralentizan la evaporación del agua.
Azafrán (Crocus sativus): Unos 150 compuestos del estigma de la flor del Crocus sativus aportan al azafrán su sabor punzante y su fragancia a heno. Es probable que estos compuestos, como el safranal, evolucionaran para atraer a los polinizadores. Hacen falta 210 000 estigmas como este para conseguir casi medio kilo de azafrán.
Salvia (Salvia officinalis): Los pelos de la hoja han evolucionado para acostumbrarse al clima cálido y seco donde vive la salvia. Las glándulas de las hojas (globos amarillos, algunos en rosa) contienen sustancias químicas que la ayudan a defenderse de los herbívoros. Si arrancas una hoja de salvia, olerás la fragancia que liberan los globitos de sustancias químicas.
Romero (Rosmarinus officinalis): El sabor pinoso del romero procede de las sustancias químicas creadas y almacenadas en dos estructuras: globos (en amarillo) y hongos diminutos (en violeta y blanco). La sensación ligeramente peluda del romero en la lengua se debe a los "pelos" que ayudan a la planta a resistir a la sequía.
Albahaca (Ocimum basilicum): Cada variedad de albahaca posee un conjunto único de aromas químicos que le aportan su sabor. La albahaca, autóctona de zonas húmedas, no necesita los "pelos" para protegerse del calor y la sequía que otras hierbas aromáticas sí necesitan, por eso sus hojas apenas tienen pelos. Las pequeñas estructuras redondeadas son las glándulas que contienen las sustancias químicas que dan a la albahaca su sabor y su aroma.
Azafrán (Crocus sativus): Unos 150 compuestos del estigma de la flor del Crocus sativus aportan al azafrán su sabor punzante y su fragancia a heno. Es probable que estos compuestos, como el safranal, evolucionaran para atraer a los polinizadores. Hacen falta 210.000 estigmas como este para conseguir casi medio kilo de azafrán.