Querida Huygens: cuando aterrizaste en una luna extraterrestre, cambiaste mi vida

Hace catorce años la sonda realizó el aterrizaje más lejano en otro mundo, cambiando para siempre el trabajo de una científica.

Por Sarah Hörst
Publicado 23 ene 2019, 14:55 GMT-2
Una ilustración muestra el lugar de aterrizaje de la sonda Huygens en Titán, la luna más ...
Una ilustración muestra el lugar de aterrizaje de la sonda Huygens en Titán, la luna más grande de Saturno. El 14 de enero de 2005, Huygens completó el aterrizaje más lejano en otro mundo jamás intentado.
Fotografía de Ilustración por ESA/C. Carreau
Esta redacción es un artículo de nuestro especial "Querida Nave Espacial" donde invitamos a los escritores, científicos y entusiastas astronómicos a compartir por qué se sintieron personalmente conectados con los exploradores robóticos espaciales. 

Querida Huygens,

Te debo una disculpa a ti y a los tuyos. Aunque por aquel entonces estaba trabajando en el Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA en los datos de tu compañera orbitadora Cassini, no recuerdo dónde estaba cuando vi tus primeras imágenes de Titán.

A decir verdad, presté muy poca atención a tu aterrizaje. Recuerdo claramente el día, el 14 de enero de 2005, pero no por tus logros. En ese momento, estaba lidiando con un problema de salud que resultaría en una cirugía unas semanas más tarde y mientras estaba atrapado en el típico tráfico de Los Ángeles cuando salía de una consulta médica, descubrí que básicamente había desaprobado el examen de acceso a estudios de posgrado (GRE) de física, disminuyendo mis esperanzas de graduarme y convertirme en una científica. Lloré mucho ese día. Ninguna de mis lágrimas fue de la alegría de la exploración espacial.

Afortunadamente, mi pierna resultó ilesa, pese a una cicatriz gigante de casi ocho centímetros y logré entrar en los programas de posgrado a los que realmente quería asistir. Desde entonces, tu hermosa información y yo hemos pasado mucho tiempo juntas.

Tu descenso a través de la atmósfera de Titán marcó el comienzo de lo que se convertiría en uno de los viajes de exploración más espectaculares de la historia de la humanidad. Tu mejor amiga y compañera de toda la vida, la nave espacial Cassini, descubrió que el sistema de Saturno era más interesante que nuestros sueños más salvajes. Pero mientras que tu tiempo para explorar Titán fue breve: 219 minutos, hiciste algo que Cassini nunca pudo hacer. Tocaste la superficie de un mundo nuevo por primera vez. Nos dijiste cosas sobre Titán que solo podríamos saber yendo allí.

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    El 15 de octubre de 1997, un Titán IVB/Centaur llevó el orbitador Cassini y a su conectada sonda Huygens a Saturno. Más de siete años después, Huygens realizó el aterrizaje más distante que se haya intentado, tocando la superficie de la luna Titán de Saturno.
    Fotografía de NASA, JPL, Ksc

    Gracias a ti y a Cassini, hemos mirado a través del borroso manto que cubre Titán, revelando un paisaje extraño con montañas de hielo y ríos que corren con hidrocarburos líquidos. El metano cae como lluvia allí.

    Para comprender cómo funciona este mundo extraño, es esencial comprender cómo se filtra la luz solar a través de la espesa atmósfera de Titán. ¿Cómo determina la luz solar la temperatura a diferentes altitudes sobre la superficie de Titán? ¿Qué tipos de luz solar están disponibles para proporcionar energía química, o incluso para alimentar la vida de Titán, si es que existe?

    Mis primeros meses en la escuela de posgrado los pasé tratando de entender los datos tomados por tu generador de imágenes en descenso/radiómetro espectral, que fue creado para responder estas preguntas. A medida que descendías a través de la atmósfera de Titán, mirabas hacia arriba, hacia abajo y hacia el sol para descubrir exactamente qué hacía la luz solar allí. Como ocurre con muchos de los primeros proyectos en la escuela de posgrado, el tiempo que pasé trabajando en los datos resultantes no sirvió para mucho. Pero sí tuve un profundo respeto por las personas que te construyeron.

    No fue hasta el 2016, aproximadamente una década después, que recurrí a tus datos para un proyecto que había querido hacer durante años: un nuevo análisis de las mediciones realizadas por tu cromatógrafo de gases /espectrómetro de masas, lo más cercano que tenés a una nariz. A medida que descendías hacia la superficie, ingeriste pequeños fragmentos de la atmósfera de Titán en el camino y los enviaste a este instrumento para analizar. Estos datos son increíblemente preciosos, ya que no podemos medir la composición precisa de una atmósfera usando sólo un telescopio.

    Como alguien que estudia la atmósfera, todavía utilizo tus datos todos los días. Las medidas de temperatura y la composición cerca de la superficie que realizaste son extremadamente difíciles o imposibles de realizar de forma remota, por lo que continuaremos basándonos en ellas hasta que tengamos otra misión. Las mediciones de tu composición nos ayudan a descubrir por qué Titán incluso tiene una atmósfera. Gracias a tu cámara, sabemos que las partículas de neblina de Titán son agregados fractales, que ahora hemos incluido en casi todos los modelos atmosféricos para esta extraordinaria luna.

    Y, por supuesto, capturaste imágenes asombrosas de los canales que atravesaban la superficie y las primeras piedras redondeadas que habíamos visto en cualquier otro lugar del sistema solar, además de la Tierra.

    En tus datos, hay mucha información sobre el pasado, presente y futuro de Titán. Usando herramientas que no estaban disponibles cuando aterrizaste, es posible que algún día podamos descubrir aún más secretos escondidos en tus colecciones. (Titán puede, por ejemplo, albergar la química correcta para la vida basada en vinilo).

    Sigo queriendo contarte todo lo que hemos aprendido desde la última vez que supimos de tí, pero luego recuerdo que ya lo sabes, porque estás ahí. Espero que sepas tantas cosas que desearías poder contarnos, respuestas a preguntas que ni siquiera pensamos en hacer cuando te construimos. Muchas de tus compañeras ya se han ido. Nosotros también las extrañamos.

    A menudo pienso en ti sentado en la superficie, tus objetivos de misión cumplidos y tu gran trabajo terminado. Me pregunto si ha llovido sobre ti. ¿Están tus lentes de la cámara cubiertos de neblina? Si es así, ¿cuánto? ¿Qué tan fuerte sopla el viento y con qué frecuencia? De vez en cuando me pregunto si has tenido visitas. A veces me siento mal de que estés tan fría,  atrapada y sola. Me imagino que desearías tener ruedas, alas o rotores para poder ver lo que está sobre el horizonte.

    Entiendo la frustración de querer desesperadamente aventurarse en algún lugar que parece estar fuera de tu alcance. Tú y yo fuimos hechos para estudiar Titán, creo: almas gemelas separadas por mil millones de kilómetros.

    Lamento que mientras trabajabas duro en la atmósfera de Titán, yo estaba tan preocupado por la vida cotidiana que me perdí un momento que es muy importante para mí ahora. Todo eso podría haber esperado, pero sólo aterrizaste en Titán una vez. Estoy tratando de compensarte a tí y a tu gente cuidando tus datos y descubriendo lo que estabas tratando de decirnos. Estoy agradecida por poder ayudar a entrenar a la próxima generación de científicos e ingenieros planetarios y trabajar para enviarles un nuevo amigo robot espacial. Algunas personas pueden pensar que es una forma extraña de disculparse y de decir gracias, pero esta es la mejor manera que conozco.

    Si me lo permitieran, te enviaría una manta y un paraguas, tal vez un poco de chocolate caliente y algunos buenos libros para leer. Espero que algún día te encuentres con otro robot espacial.

    Te quiere, siempre,

    Sarah

    Sarah Hörst es profesora asistente en el departamento de ciencias planetarias y la Tierra en Johns Hopkins University. Ella es experta en la química atmosférica de Titán.

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