La subvariante BA.2 de ómicron está generando una nueva ola de COVID-19

Las infecciones por BA.2 no son tan leves como se pensaba e incluso hay versiones más nuevas de ómicron que están circulando y propagándose rápidamente. Lo que se sabe hasta ahora.

Por Sanjay Mishra
Publicado 28 abr 2022, 08:51 GMT-3
Un miembro del personal médico de la ciudad de Nueva York realiza una prueba en uno ...

Un miembro del personal médico de la ciudad de Nueva York realiza una prueba en uno de los centros de testeo de COVID-19 en Brooklyn el 18 de abril de 2022. El número de infecciones de la ciudad de Nueva York ha aumentado en los últimos 45 días, en gran parte debido a dos subvariantes de la altamente transmisible cepa BA.2 de ómicron.

Fotografía de Spencer Platt, Getty Images

Tras un breve estancamiento de dos meses, los casos de COVID-19 están aumentando nuevamente en los Estados Unidos, propulsados por la subvariante BA.2 de ómicron y sus descendientes más transmisibles. El repunte tiene a los expertos preocupados, ya que sucede en un contexto en el que cada vez más personas se están despojando de sus mascarillas y regresando a las actividades previas a la pandemia.

Entre el 1° y el 24 de abril, los nuevos casos de COVID-19 han aumentado en un 75%, principalmente debido a la BA.2; esta subvariante ahora representa casi el 75% de los casos de COVID-19 en los Estados Unidos.

Si bien las hospitalizaciones todavía se encuentran en sus niveles más bajos desde el inicio de la pandemia, también presentan una tendencia al alza a nivel nacional. Y los casos de COVID-19 entre los residentes y el personal de hogares de ancianos están aumentando nuevamente después de haber caído por aproximadamente tres meses.

“La actual transmisión de la BA.2 probablemente esté relacionada tanto con el aumento de la transmisibilidad del virus como con la reducción de las restricciones pandémicas”, explica Dan Barouch, inmunólogo de la Escuela de Medicina de Harvard, quién dirige el Centro de Virología e Investigación de Vacunas del Centro Médico Beth Israel Deaconess, en Boston, Estados Unidos. “Claramente, ambos factores están contribuyendo al aumento actual”.

Al mismo tiempo, las tasas nacionales de vacunación se han estancado. Solo el 45.6% de la población de los Estados Unidos ha recibido una dosis de refuerzo y en al menos 10 estados, principalmente en el sur, más de un tercio de la población sigue sin haberse vacunado. Esto es especialmente problemático porque los primeros datos sugieren que la BA.2 puede causar una enfermedad más grave que la forma original de ómicron.

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    La primera ola de ómicron llegó cuando muchas personas en los Estados Unidos ya estaban vacunadas, por lo que parecía causar una enfermedad menos grave y obtuvo la reputación de ser leve, comenta Ben Cowling, epidemiólogo de la Universidad de Hong Kong. Pero esa condición de “leve” sólo tiene sentido en relación a la enfermedad grave que había causado la variante delta previamente dominante.

    Melinda Maldonado, estratega de comunicaciones de la ciudad de Toronto, Canadá, fue vacunada tres veces cuando contrajo una infección posvacunación en diciembre de 2021, durante el pico de la ola de ómicron en ese país. Estuvo postrada durante semanas y tres meses después todavía sigue sintiendo una fatiga debilitante, además de niebla cerebral y desorientación cognitiva.

    “Cuando la gente dice 'leve', quiere decir que no te estás muriendo, o sea, que no vas a terminar en la unidad de cuidados intensivos”, dice Maldonado. “Para mí, esto no fue leve”.

    Actualmente, va creciendo la evidencia que sostiene que la subvariante BA.2 es aún más infecciosa que la primera forma de ómicron, que produce más partículas de virus tras la infección y genera casos de COVID-19 de larga duración.

    ¿Por qué la BA.2 causaría una enfermedad más grave?

    La forma anterior de ómicron, llamada BA.1, era más contagiosa que las variantes previas, pero causaba menos daño pulmonar que la delta, porque esta permanecía principalmente en las vías respiratorias superiores, explica Guowei Wei, matemático y biólogo molecular de la Universidad Estatal de Michigan, Estados Unidos, cuyo modelo de inteligencia artificial había predicho que la ómicron sería altamente infecciosa.

    Aun así, la tanda de vacunas disponible protegía de la BA.1, que en la mayoría de los casos causaba una enfermedad menos grave que las variantes anteriores en los vacunados y en aquellos que tenían cierta inmunidad por una infección previa.

    Los estudios han demostrado que el riesgo general de consecuencias graves de una infección por ómicron fue menor de lo que fue por delta. Pero el riesgo de hospitalización entre los niños menores de 10 años no difirió significativamente entre ómicron y delta, y las infecciones por ómicron llevaron a un aumento en los ingresos hospitalarios de niños muy pequeños.

    Otro estudio mostró que, en niños, ómicron causó tres veces más hospitalizaciones por infecciones respiratorias en comparación con las variantes precedentes.

    Ahora parece que la BA.2 podría ser aún más preocupante. En el Reino Unido, el número de casos que se está registrando durante el actual aumento de la BA.2 es mucho menor que el evidenciado durante la ola de ómicron a fines de diciembre de 2021, pero el número de hospitalizaciones es casi igual.

    Un estudio que aún no ha sido revisado por otros expertos explicaría por qué la BA.2 podría ser más grave. Un equipo dirigido por Kei Sato, virólogo de la Universidad de Tokio, en Japón, creó una versión sintética de la BA.2 en el laboratorio y descubrió que esta crece más rápido en las células que recubren el conducto nasal y tiene una mayor propensión a atacar los pulmones. Este virus parecido a la BA.2 también causó una enfermedad más severa en los hámsteres que su contraparte, la BA.1.

    La investigación sugiere que las mutaciones en la proteína de la espícula de la BA.2 (la parte del virus que se une a las células) le permiten esquivar a los anticuerpos de una infección previa por BA.1.

    Otro estudio realizado por Cowling y su equipo, que aún no ha sido revisado por otros expertos, muestra que en Hong Kong la gravedad de una infección por BA.2 es tan mala como lo fue con la variante original de SARS-CoV-2 en personas no vacunadas de cualquier edad.

    “En Hong Kong, y ahora mismo en Shanghái, no creo que [BA.2] sea tan suave como tal vez la gente había pensado”, advierte Cowling.

    ¿Siguen funcionando las vacunas contra la BA.2?

    Los datos disponibles muestran que las vacunas actualmente aprobadas prevendrán la infección grave y la hospitalización por COVID-19, más en los casos de BA.2 que de BA.1.

    Tanto Dinamarca como Sudáfrica tienen actualmente altos niveles de inmunidad en sus poblaciones, producto de la vacunación y la infección, respectivamente. Pero los datos de ambos países han demostrado que no hay mucha diferencia en la gravedad entre las infecciones por BA.2 y BA.1. La reinfección con diferentes subtipos de ómicron es posible, aunque en Dinamarca, cuya población está altamente vacunada, fue rara y afectó principalmente a individuos más jóvenes no vacunados.

    Las dosis de refuerzo también están mostrando ser muy prometedoras para proteger a las personas de todas las formas de ómicron.

    Varios estudios han demostrado que una tercera dosis de una vacuna, o una infección posvacunación, puede reavivar la memoria del sistema inmunológico para producir anticuerpos que funcionen bien contra todas las variantes, inclusive la  ómicron.

    Barouch, de Harvard, dirigió un estudio que muestra que una tercera dosis de la vacuna es esencial para producir niveles suficientes de anticuerpos contra la BA.2, al igual que lo requerido para una protección completa contra la BA.1.

    Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) ahora recomiendan una cuarta dosis de la vacuna para personas de 50 años o más, cuatro meses después de la tercera dosis; y una dosis adicional para aquellos con sistemas inmunitarios comprometidos, como los pacientes con cáncer.

    En un estudio aún no revisado por otros expertos, una cuarta dosis redujo sustancialmente la infección posvacunación entre los trabajadores del sistema de salud con alto riesgo de exposición, incluso en el pico de la primera ola de ómicron. Además, las dosis de refuerzo reducen sustancialmente las posibilidades que tiene una persona de transmitir el virus.

    Por el contrario, el estudio de Hong Kong reveló que las consecuencias pueden ser graves entre las personas no vacunadas infectadas con cualquiera de las variantes de ómicron, inclusive la BA.2.

    Más variantes en el horizonte

    A medida que el SARS-CoV-2 continúa propagándose y mutando a nivel mundial, facilitado por el relajamiento de las medidas de contención, se siguen formando nuevas combinaciones de variantes; la recientemente descubierta subvariante XE es un híbrido de la BA.1 y la BA.2 que está comenzando a propagarse; los casos de la XE son relativamente raros, pero han crecido lo suficiente como para que la Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido estime que es aproximadamente un 10% más contagiosa que la BA.2.

    Mientras tanto, una nueva descendiente de la BA.2 llamada BA.2.12.1 se está propagando aún más rápidamente, causando el 20% de todos los casos en los Estados Unidos a menos de un mes de su descubrimiento a principios de marzo. Estimaciones anteriores muestran que la BA.2.12.1 se propaga más rápido que las cepas anteriores y podría ser mejor en esquivar los anticuerpos del sistema inmunológico.

    “En realidad, hay muchas versiones nuevas de ómicron, no solo dos. Y en algunos casos, parecen estar superando incluso a la BA.2”, asegura Barouch.

    Todo esto significa que Estados Unidos “necesita recargar su programa de vacunación” para evitar un probable aumento en el otoño y el invierno, advierte Saad Omer, epidemiólogo que dirige el Instituto de Yale para la Salud Global en Connecticut.

    Además de las vacunas, se ha demostrado que las mascarillas son efectivas para limitar el riesgo del COVID-19, tanto al reducir la propagación de materiales virales de una persona infectada como disminuir las posibilidades de contraer una infección.

    En realidad, el objetivo debería ser evitar la infección, según enfatizan los expertos: los efectos secundarios de la COVID-19, incluyendo la variedad de síntomas colectivamente conocidos como COVID de larga duración, pueden ser debilitantes.

    “Pensé que si contraía COVID, se sentiría como una especie de resfrío, porque esa es la narrativa dominante”, dice Maldonado. “Quisiera que la gente considere el riesgo que implica que el abandono del uso de las mascarillas a medida que se van abriendo actividades y lugares, porque nunca sabes si el próximo podrías ser tú”.

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