¿Por qué el huracán Sally avanza lentamente y provoca lluvias extremas?

Si bien la tormenta se intensificó rápidamente, ha ido avanzando de forma paulatina. Los científicos predicen que esto será cada vez más común a medida que aumenta el cambio climático en nuestro planeta.

Por Sarah Gibbens
Publicado 17 sep 2020, 11:17 GMT-3
El lunes por la mañana, un satélite de la NOAA identificó cinco sistemas de tormentas en ...

El lunes por la mañana, un satélite de la NOAA identificó cinco sistemas de tormentas en el Atlántico y uno en el océano Pacífico. Desde 1971, es la primera vez que cinco tormentas tropicales se presentan al mismo tiempo en el océano Atlántico.

Cortesía de Noaa

El 16 de septiembre por la mañana, el huracán Sally azotó la costa del Golfo desde Mississippi hasta el Panhandle de Florida; se presentó como tormenta de categoría 2. Si bien avanza a paso de hombre, a unos 4,8 km por hora, se han pronosticado lluvias catastróficas de más de 50 centímetros.

El mes pasado, el huracán Laura arrasó con el suroeste de Louisiana y Texas, avanzando hacia la costa a 24 km/h como tormenta de categoría 4, y una vez sobre la tierra, perdió fuerza rápidamente.

En los últimos tres días, Sally provocó vientos increíbles, la tormenta "se intensificó rápidamente", primero el lunes y luego, desde el martes hasta el miércoles por la mañana. Laura también se acrecentó muy rápido, paso de tormenta tropical a huracán de categoría 3 en 24 horas, pero fue avanzando muy rápidamente.

Estas tormentas se desarrollaron de manera completamente diferente, pero ¿por qué? ¿Por qué algunos huracanes se precipitan hacia la costa con una velocidad caótica, mientras que otros se estancan en un área y provocan inundaciones enormes? ¿Podría deberse al cambio climático?

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¿Por qué algunos huracanes son tan lentos y provocan tanta lluvia?

Según Brian McNold, meteorólogo de la Universidad de Miami, en diferentes partes de la atmósfera hay corrientes de viento que determinan hacia dónde se dirigen las tormentas y cuánto tardan en llegar. Muchos factores pueden determinar la dirección de la corriente, desde sistemas de alta o baja presión en la atmósfera hasta flujos de aire rápidos denominados corrientes en chorro. Dependiendo de los vientos cercanos, el huracán podría quedar en medio de una corriente débil o fuerte.

"Los huracanes se mueven como guijarros en un arroyo", explica Philip Klotzbach, científico atmosférico de la Universidad Estatal de Colorado.

La cantidad de lluvia que puede descargar un huracán en un área determinada depende de la rapidez con que se mueva, comenta McNoldy. Y agrega que es simplemente una cuestión de suerte si queda atrapado en una corriente de aire que lo arrastra a 8 km/h o 30 km/h.

Si al huracán Sally lo impulsaran vientos más fuertes, se movería más rápido, y la lluvia no sería problema grave, explica McNoldy.

A modo de comparación, hace poco, el huracán Paulette también se intensificó y se presentó como tormenta de categoría 2 en el norte del Océano Atlántico, y registró un desplazamiento de 56 km/h antes de disiparse. “A Paulette la arrastraban vientos muy fuertes”, cuenta McNoldy. "La única diferencia yace en el área en que se encuentran las tormentas en la atmósfera".

La investigación actual indica que el cambio climático provocará que las tormentas se muevan más lentamente y las temperaturas más altas les permitirán transportar más agua. Un artículo publicado en 2018 demostró que los huracanes en todo el mundo se estaban desplazando, en promedio, un 10 por ciento más lento que antes de 1950. Las temperaturas más cálidas también hacen que los huracanes sean más lluviosos. El aire cálido puede contener más vapor de agua, y las tremendas lluvias como las que produjo el huracán Harvey en Houston, Texas, se han vinculado al cambio climático.

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    “Cuando hablamos de cambio climático, la explicación más sencilla es que una atmósfera más cálida contiene más vapor de agua. Tan solo pensemos en las fuertes lluvias en general”, dice Klotzbach refiriéndose al aumento de las precipitaciones en algunas regiones.

    El motivo que explica el desplazamiento más lento de las tormentas sigue siendo un área de debate, pero la teoría científica predominante es que, a medida que los polos se calientan, la diferencia de temperatura entre los polos y los trópicos va disminuyendo y debilita la corriente en chorro. En general, el viento se produce por las diferencias de temperatura en un lugar determinado, y las corrientes en chorro pueden disminuir a medida que los polos se calientan. Pero Klotzbach sostiene que es necesario reunir más pruebas para demostrar que esto sea así.

    ¿Por qué algunas tormentas se intensifican tan rápidamente?

    “En general, la mayoría de los huracanes suelen cobrar fuerza en algún momento”, señala Klotzbach.

    El huracán Wilma, que azotó Florida en 2005, es el ejemplo más extremo de ese acrecentamiento de fuerza. La velocidad de los vientos cambió de 120 km/h a 300 km/h en tan solo un día.

    Por lo general, un huracán puede intensificarse como consecuencia de tres factores: la temperatura del océano, la humedad y la cizalladura del viento, es decir, la diferencia en la velocidad o dirección del viento entre dos puntos en la atmósfera (para que pueda formarse y mantenerse un huracán es necesario que exista una baja cizalladura).

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    Los meteorólogos pensaron que el huracán Marco, que comenzó a finales de agosto, podría intensificarse, pero finalmente se desmoronó por la cizalladura del viento.

    McNoldy explica que los huracanes se mueven como motores sobre el agua de la siguiente manera: los vientos empujan el agua hacia el centro de la tormenta, luego el aire se eleva y forma remolinos para rellenar la baja presión sobre el ojo, y finalmente el aire restante fluye por la parte superior.

    El agua de mar en el Caribe y el Golfo de México siempre es cálida y, suele ser el área donde los huracanes se intensifican.

    Sin embargo, McNoldy aclara que "incluso cuando participan todos los factores, algunas tormentas no se intensifican rápidamente". Y agrega que las tormentas más ordenadas tienden a ganar fuerza de forma repentina, mientras que las "tormentas grandes y desordenadas" tienen más probabilidades de desmoronarse.

    Además de la velocidad de un huracán y su potencial de descarga pluvial, el cambio climático también puede estar contribuyendo a que la tormenta se intensifique rápidamente.

    Las tormentas cada vez se están intensificando más rápido y teniendo un mayor impacto, cuenta Klotzbach. “En parte, eso permite que podamos observar las tormentas mucho mejor que en el pasado. Pero aunque podamos tener ese registro, estamos en presencia de tormentas que se intensifican más rápidamente".

    ¿Clima azaroso o mala suerte?

    Actualmente, algunas partes de Mississippi, Alabama y Florida se encuentran en estado de emergencia por las inundaciones repentinas, y casi medio millón de personas ya se han quedado sin electricidad.

    Esta temporada de huracanes se presenta tal como los meteorólogos lo predijeron en mayo. Hay dos huracanes y una tormenta tropical moviéndose hacia el oeste por el Atlántico, y detrás de Sally. ¿Al igual que Sally, provocarán enormes cantidades de lluvia? ¿O, como Laura, causarán mucha menos lluvia, pero destruirán la Costa del Golfo?

    Las variaciones climáticas naturales como el evento meteorológico La Niña de este año y quizás, también, el cambio climático podría determinar esa suerte. Los científicos habían predicho los efectos de las emisiones de efecto invernadero en los huracanes (más lluvias, tormentas más lentas, mayor intensidad), y Sally cumple con todas ellas, pero Klotzbach y McNoldy advierten que no debe tomarse un solo evento meteorológico como ejemplo de la crisis climática.

    "Una de las cosas que más me fastidian es que haya una tormenta y alguien diga que se vincula con el cambio climático", cuenta Klotzbach. “Porque entonces cuando no ocurre, ¿eso significa que no hay cambio climático? No necesariamente".

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