Descubren restos fósiles de un pterosaurio antártico entre los escombros del incendio del Museo Nacional de Brasil

Un hueso ennegrecido es uno de los primeros fósiles del Museo Nacional de Brasil que se describió científicamente desde que un incendio trágico devastó sus colecciones el año pasado.

Por John Pickrell
Publicado 28 oct 2019, 10:00 GMT-3
Un pterosaurio azdárquido toma vuelo en Romainia en una ilustración. Los fósiles recuperados del Museo Nacional ...
Un pterosaurio azdárquido toma vuelo en Romainia en una ilustración. Los fósiles recuperados del Museo Nacional de Brasil dañado por el fuego muestran que los reptiles voladores de este mismo grupo también volaron sobre la Antártida a finales del Cretácico.
Fotografía de Ilustración por Mark Witton

Cuando un infierno arrasó el antiguo palacio que albergó el Museo Nacional de Brasil en el 2018, dañó millones de artefactos valiosos, incluidos muchos fósiles de importancia mundial. Pero ahora, un hueso de 70 millones de años recuperado de los escombros está ofreciendo a los científicos una rayo de esperanza.

Junto con un segundo hueso que estaba en un edificio no afectado por el fuego, este fósil representa la primera evidencia de que los pterosaurios gobernaron los cielos sobre la Antártida cuando la edad de los dinosaurios llegó a su fin.

"Es fabuloso escuchar que al menos parte de la colección de pterosaurios no solo se está recuperando, sino que está en buenas condiciones y con suficientes registros, que puede continuar informando a la ciencia", dice Mark Witton, un experto en pterosaurios de la Universidad de Portsmouth en el Reino Unido que no participó en la investigación.

Fósiles, ecos de un pasado antiguo
Descubre las dos categorías principales de fósiles, cómo ocurre la fosilización y cómo éstos pueden ayudar a crear una imagen de la historia del planeta.

Recogido de la isla Vega en la Península Antártica, el fósil rescatado pertenecía a un pterosaurio azdárquido o pteranodontiano, dos variedades que fueron comunes durante el período Cretácico tardío. Pero mientras que la Antártida era mucho más cálida y estaba cubierta de exuberantes bosques de coníferas que aparentemente eran el hábitat ideal de los pterosaurios, la evidencia de estos aviadores reptiles en la masa continental del sur ha sido difícil de rastrear. Los huesos del pterosaurio tienen paredes increíblemente delgadas y están llenos de bolsas de aire que los hacen reconocibles al instante, pero que también son muy delicados y es poco probable que resistan la prueba del tiempo como fósiles.

Con los huesos recuperados en la mano, los paleontólogos finalmente han presentado un caso convincente de que esos pterosaurios impresionantemente grandes alguna vez volaron sobre la región: se cree que el hueso que sobrevivió al incendio del museo proviene de una criatura con una envergadura de 4,9 metros.

"Hay muchos fósiles importantes y otros artículos recuperados del palacio, pero el hueso ennegrecido es el primero de cualquier tipo que se estudie después del incendio", dice el paleontólogo y director del Museu Nacional, Alexander Kellner, quien reveló el descubrimiento a fines de la semana pasada en la reunión de la Sociedad de Paleontología de Vertebrados en Brisbane, Australia.

"Cualquier historia sobre fósiles o especímenes que sobrevivieron es genial", comenta Liz Martin-Silverstone, quien trabaja en pterosaurios en la Universidad de Bristol en el Reino Unido. "No contrarresta la inmensa tristeza y devastación de todo lo que se perdió, pero en al menos sabemos que algunas cosas sobrevivieron".

De hielo y fuego

Hasta ahora, la única evidencia de pterosaurios conocida de la Antártida era el pequeño hueso de la parte superior del brazo de una criatura del tamaño de un cuervo que se encontró en la década de 1990. Ese hueso mostró que los pterosaurios habían estado presentes en lo que ahora son las Montañas Transantárticas hace unos 190 millones de años, a principios del Jurásico.

Los nuevos descubrimientos se encuentran entre cientos de fósiles diversos recuperados por un equipo brasileño que visitó la Península Antártica en cuatro expediciones entre el 2006 y el 2019. Esta región del continente, que se extiende hacia Sudamérica, es la única parte de la Antártida que la marina brasileña puede tenerlos a salvo, dice Kellner. Incluso entonces, cada expedición implica muchas semanas de caza infructuosa de fósiles en condiciones muy difíciles.

"La Antártida es uno de esos lugares donde el clima cambia abruptamente", dice Kellner. "Puedes tener este día realmente hermoso, y en menos de una hora, puede convertirse en una gran pesadilla donde puedes estar encerrado durante una semana o más en la carpa".

El equipo descubrió sus primeros restos de pterosaurios allí en la isla James Ross en el 2016, desenterrando dos partes de un hueso del ala de un pterosaurio que probablemente tenía una envergadura de 3 a 4 metros. Luego encontraron el fósil de la isla Vega, de un pterosaurio aún más grande, en el 2017. Ambos grupos de fósiles datan de 70 a 80 millones de años, a fines del Cretácico.

Después de las expediciones, los fósiles fueron llevados a las colecciones del Museo Nacional de Río de Janeiro. Afortunadamente, al menos la mitad del espécimen de la isla James Ross estaba en un laboratorio separado en el 2018 y escapó del incendio, mientras que la ubicación de la otra mitad aún no se ha determinado.

"Los hallazgos son particularmente significativos, ya que se ha descrito muy poco material de la Antártida, principalmente debido a que está cubierto en gran parte de hielo y nieve", dice Adele Pentland, paleontólogo de la Universidad de Swinburne en Melbourne, quien recientemente describió un pterosaurio cretáceo tardío de Australia.

Rayo de esperanza

Australia todavía estaba conectada a la Antártida en ese entonces, como el último vestigio restante del supercontinente meridional de Gondwana. Los fósiles recientemente descritos aumentan un registro muy irregular de los pterosaurios de ambas regiones, lo que nos ayuda a comprender cuándo y por qué los pterosaurios se extinguieron, dice Witton.

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    No está claro si los pterosaurios ya estaban disminuyendo en el Cretácico tardío y simplemente fueron aniquilados por el impacto del asteroide Chicxulub hace 66 millones de años, o si "eran un grupo saludable y relativamente exitoso hasta el final", dice. Estos nuevos registros de la Antártida indican que los pterosaurios estuvieron presentes en todo el planeta en los últimos días del Cretáceo, un signo a favor de este último caso.

    "Estamos viendo muchos indicios de que los pterosaurios estaban en mejor forma a medida que se acercaban a la extinción final del Mesozoico de lo que se había dado cuenta anteriormente", dice Witton.

    Con los últimos hallazgos descritos, los investigadores esperan obtener fondos para las expediciones en curso a la Antártida para encontrar más fósiles de pterosaurios que darán vida al capítulo final de su historia.

    "Ahora que sabemos que están allí", dice Kellner, "es solo cuestión de tiempo hasta que salgan a la luz más especímenes".

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